Actualización: 2013/08/28
La localización de estos lugares es como sigue: el primero, es el camino que arranca en Las Pellas, pasa por La Cruz y
continúa por La Caldera, pagos todos de Firgas; y el segundo, en la
margen del barranco de Arucas, entre el Lomo de San Pedro y el Lomo
Jurgón, discurre paralelamente a distinto nivel a la prolongación del anterior.
Para conocer del origen del topónimo y la historia de estos lugares, hay que remitirse a la crónica de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas:
|
Pico Osorio, origen del aluvión (hachePH) |
«… Ello fue el enorme temporal de lluvias, rayos y truenos que acaeció en la noche del 5 de Enero de 1766 (temporal de Reyes). Este formidable fenómeno ha quedado por siempre grabado con caracteres en la historia isleña por su enorme violencia y por los destrozos que causó. En Arucas fueron destruidas fincas, y arrasadas las acequias.
|
Localización Camino Las Arenas (Google earth) |
La pequeña población de entonces se congregó en la iglesia parroquial, temiendo ser arrastrada por las aguas, y allí pasó la noche en oración. Las aguas, en su gran erosión de tal noche, abrieron un profundo vallecito en el arranque del Barranco de Arucas, en el Pico de Osorios, trayendo los materiales arrancados a la Vega de esta población. Como en dicho Pico de Osorios cayeron varios rayos, la gente decía, y aún dice, la iletrada que “el Pico se derritió” (¡como si sus materiales hubiesen entrado en fusión!)...».
Grandes daños causaron los materiales del Pico de Osorio o Vergara, que conformaron lo que se conoce como Camino de la Arena y Cuesta de la Arena en referencia al aluvión de tierras volcánicas que hubo producto del temporal, dado que en la antigüedad el "picón volcánico" era conocido como "arenas" y de ahí la multitud de topónimos.
|
Localización Cuesta La Arena (Google earth) |
Para el último lugar, cumpliendo el ripio de que no hay mal que por bien no venga, las consecuencias fueron favorables, ya que además del aporte de tierras al entonces humedal de la Vega de Arucas, se aligeró el manantial de las fuentes de el Hierro y el Norado, aguas de las que, gracias al altruismo de la familia Gourié, de Alfonso en 1865 y de sus hijos Francisco y Rosario en 1902, se hizo una donación a la entonces villa de Arucas para el abastecimiento de los vecinos, con la construcción de una fuente pública junto a los conocidos hoy como Jardines de Gourié, llamada Fuente del Pilar, ubicada en el muro este de la casa en la calle Barranquillo.
|
Cantonera en las proximidades del lugar de la Fuente El Hierro (Patrinet) |
Pero el llamado "altruismo" de las crónicas de la familia Gourié, lo fue de alguna manera por su propio interés, dado que en el acuerdo con el Ayuntamiento se establecía que la misma correría con todos los gastos de la tubería hasta Arucas y se reservaba la familia las aguas sobrantes de la única fuente pública, la antes mencionada, a sabiendas que los vecinos tomaban en "cacharros" el agua un vez al día y lo demás iba a su estanque particular para el riego de sus extensas tierras en las inmediaciones.
En la actualidad sigue existiendo un antiguo topónimo «El Rayo» en el Pico de Osorio, que hace alusión a este evento y que es mencionado en documentos del s. XVIII, concretamente en el testamento de 9 de febrero de 1782 de Lorenzo Lugo Viña, canónigo, que dice tener 5 fanegas de una «suerte de tierra labradía en el Rayo, junto al cortijo de Osorio».
|
Localización ( Espacios Naturales Gran Canaria) |
|
Separata del libro |
Sobre este histórico acontecimiento trata la Parte Segunda titulada "1766, el año que cambió el paisaje" de mi libro Silencios rotos. El desflorillado de la historia aruquense (www.arucas.org, ed. digital, 2012), que nos aproxima al paisaje previo y a las secuencias vividas por la población que se refugió en oración durante tres días en la ermita del Señor san Juan ante la intensidad de la temperie:
«Las rogativas, pidiendo compasión y misericordia, se acentuaban en la misma medida que se dudaba salir con vida de este temporal. La proximidad en la caída de los rayos, el resplandor y los estrepitosos truenos, y las muy malas noticias que traían los que allí llegaban a refugiarse acrecentaban más aún los temores. Se referían a riadas, aludes de piedra, y a la gran cantidad de agua que iba barranco abajo».
Disponible también en la Memoria Digital de Canarias de la ULPGC en el siguiente enlace: MDC Silencios rotos : el desflorillado de la historia aruquense
No hay comentarios:
Publicar un comentario