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viernes, 21 de octubre de 2016

JUEGO DE LA BOLA (MOGÁN Y TEJEDA)

Días atrás un anónimo lector del blog preguntaba a cerca del topónimo ‘Juego de Pelota’ en Mogán que me era desconocido, al margen de la sorpresa pues no había considerado la posibilidad de consolidación de un topónimo debido a un juego tradicional.

La curiosidad me llevó a indagar en el buscador del visor del IDE Gran Canaria, y siendo negativa la consulta, opté desde la primera acepción que nos aparta el DRAE del término ‘pelota’ «1. f. Bola de materia elástica que le permite botar, y que se usa en diversos juegos y deportes», al considerar que podría deberse la típica trasmisión de topónimos incorrectos de los últimos tiempos, asociando costumbrismos antiguos a las tendencias más actuales por su notoriedad, y así elevé una nueva consulta al buscador introduciendo el término ‘Juego de la Bola” más tradicional por el significado dado, y así obtuve dos topónimos que responden a dicha definición “Juego de la Bola”, localizados en Tejeda y Mogán.
 
Vegetación en los lomos de Puerto Rico (marianydani.blogspot-com)
Desde un principio había desechado toda posibilidad que tratara del juego de la Pelota Vasca, desde el conocimiento de que a la isla arribaron en los primeros tiempos de su historia muchos conquistadores y colonos de aquellas tierras pero no tuvo arraigo, y ello me reafirmó en el término ‘Bola’, pues entendía que podía tener relación con el tradicional juego de la ‘Bola Canaria”, algo similar al de la Petanca en su desarrollo, pero distinto porque en la canaria las bolas que se lanzan son de madera y en la petanca estas son de metal.

Pero mi sorpresa fue en aumento, cuando al localizar ambos topónimos en territorios rústicos, muy lejos de asentamientos de población, causándome cierta perplejidad pues en todos los juegos mencionados se hacía necesario disponer de un campo de juego, al menos, un suelo raso preparado de alguna manera para competir los jugadores, y no parecían por tanto reunir tales condiciones estos dos lugares, y menos aún, por la ausencia de asentamientos de personas que vivieran en sus proximidades, dado que la notoriedad de un topónimo lleva aparejado la percepción por la memoria colectiva de los lugareños.
 
El lugar de Mogán en el Lomo de los Pinitos Nuevos (Google Earth)
En el interés de conocer si concurrían tales circunstancias en otras islas, repetí la búsqueda del topónimo Juego de las Bolas, a sabiendas de que el juego de la “Bola Canaria” fue más conocido en tiempos pasados en La Palma, Lanzarote y Tenerife. La consulta en el buscador del IDE Canarias, incluyendo todas las islas, inventarió los siguientes lugares que he clasificado por isla según esté en suelo urbano (U) o suelo rústico (R), distinción que me puede aproximar a conocer que en los urbanos pueda deberse a la existencia de un campo de juego todavía en uso, por la semejanza de la Bola Canaria con la Petanca, si bien en el segundo las bolas son metálicas y en el primero de madera, y los neófitos los confunden. El resultado fue el siguiente:

·     La Gomera: Agulo (U) y Puntallana (R).
·     La Palma: Garafía (R), Puntagorda (R), San Andrés y Sauces (U).
·     Lanzarote: Teguise (R).
·     Tenerife: La Orotava (R), Buenavista del Norte (R) y Guía de Isora (R).
Por consiguiente, todos son en suelo rústico, con excepción de los casos de Agulo (Gomera) y San Andrés y Sauces (La Palmas), llamando la atención que el localizado en el municipio de Teguise (Lanzarote) el topónimo lo recibe una Punta y una Ensenada en la orilla del mar.

Conocida la clasificación del suelo donde se encuentra la gran mayoría de los topónimos, en suelo rústico, dentro de ambientes rurales, parece difícil entender como pudo tener origen un topónimo así.

Buscando respuesta a tal interrogante, como sabíamos de la antigua existencia de algunas variantes distintas de juegos de bolas y raquetas o algo similar para impulsarlas, es oportuno reproducir en su integridad la más documentada bibliografía sobre los juegos tradicionales canarios (NAVARRO ADELANTADO et HERNÁNDEZ ÁLVAREZ, 2014), que nos da cuenta de tres distintos que son el pelotamano, la bola canaria y la pina.

«Pelotamano
El juego de pelotamano es una de las ramas del viejo jeu de paume [traducido del francés, raqueta] que se ha conservado en la isla de Lanzarote hasta la actualidad. Lo más llamativo de esta circunstancia es que la pelotamano ha logrado mantener las antiguas formas de los juegos de pelota.
La llegada de la pelotamano a nuestras islas pudo deberse a la influencia normanda del primer momento de la conquista de las islas por Jean de Bethencourt, en 1402. En la Crónica bethencouriana se cuenta cómo a Bethencourt le acompañaron en su segundo viaje 80 hombres de guerra, de los cuales 23 llevaron a sus mujeres. Precisamente, Gadifer, el capitán que contrata Bethencourt para la conquista, fue un buen jugador de pelota, pues se le cita, en 1372, como ganador de una partida de jeu de paume al duque de Borgoña, a quien le ganó 31 francos de la época. No obstante, este juego también era parte de la cultura castellana, lo cual permitió su asentamiento.
El primer dato del juego en Canarias lo encontramos en Teguise (Lanzarote) en una escritura de 1616, donde se menciona la venta de unas casas que están junto a un juego de pelota. También se presume que la calle Pelota, del antiguo barrio de Las Palmas, debe su nombre a haberse jugado en ella, apareciendo ya citada esta denominación en el plano de Agustín del Castillo, en 1686. Se ha conocido la práctica de este juego, además de en Lanzarote y Gran Canaria, en Fuerteventura, La Palma y Tenerife, si bien en esta última isla de manera muy localizada.
Ilustración de Juan Hernández (Agenda Cultural 2007 A.C. Chuchango)
El juego de pelotamano consiste en devolver la pelota, golpeándola con la mano, antes de su segundo bote, que proviene del otro campo, o en su caso, pararla (atajarla) con la mano o con el pie, para que no siga su curso. Se intenta ganar terreno al otro equipo, marcando con una raya el lugar donde salió la pelota o pudo ser parada. El espacio de juego es alargado, limitado solamente por los laterales. En el fondo del saque existen dos piedras denominadas cabo de bote, una sobre cada línea lateral que describirá una línea imaginaria. Las dimensiones del espacio son de 60-70 pasos de largo, por 8-9 de ancho.
El campo de juego se divide en dos partes que separan a los dos equipos por medio de una raya denominada raya de falta; por tanto, limita el campo de saque del campo del resto. En el campo de saque se ubica el bote, que es un artefacto diseñado para efectuar el saque. La forma de puntuación es a faltas o puntos (15, 30, 40...) y a rayas, contabilizándose hasta un máximo de dos. La raya se marca con el dedo en la tierra junto a la raya de falta. Cuando se consiguen todos los puntos de un juego se contabiliza un chico. El conjunto de cinco chicos constituye un pajero. El número más habitual de jugadores es de cinco contra cinco, aunque también pueden jugar cuatro o seis por bando.
Bola canaria
La bola canaria es una manifestación más del grupo de juegos de la familia de la bocha [DRAE: Juego entre dos o más personas, que consiste en intentar que las bolas que cada uno lanza por turnos se acerquen más que las de los otros a un bochín lanzado a cierta distancia al principio de cada juego]. Nos encontramos ante uno de los juegos documentados más antiguos, del que ya se tiene constancia en el antiguo Egipto.
Ilustración de Juan Hernández (Agenda Cultural 2007 A.C. Chuchango)
Este juego se difundió desde la Península, pero no hay certeza acerca del momento de su entrada en Canarias. Probablemente, este juego tenga, como el juego de pelotamano, ya una raíz francesa y prácticamente a la par también castellana. Para reafirmar la primera hipótesis, diremos que en las Islas son los conejeros, o lanzaroteños, los jugadores más afamados y considerados tradicionalmente de más calidad. Respecto a la segunda hipótesis, diremos que el juego de bolas era una de las manifestaciones lúdicas más populares en la España peninsular del siglo XV.
Lanzarote representa el punto de mayor tradición del juego de la bola. Los antiguos jugadores atribuyen el origen del juego a esta isla, manteniendo que el juego siempre se difundió a otras islas de la mano de conejeros. Se practica, y se ha practicado este juego en Tenerife, Fuerteventura, pero posiblemente se jugase también en otras islas. Las mejores bolas se consideraban las de madera de palo blanco, que se utilizaba también para los dientes de molino, y que eran encargadas en La Palma.
El juego consiste en lanzar una bola desde el rayo, o marca de partida, con el objetivo de aproximarse lo más posible a una bolita, o boliche, con el mayor número de bolas disponibles del propio equipo. Los jugadores actúan a turno, decidiendo qué componente del equipo debe lanzar. La partida es a 12, siendo habitual jugar más de una. El número de bolas es de 12, repartiéndose, en el caso de tres para tres jugadores, dos bolas cada uno. Las bolas de un equipo se diferenciaban de las de otro por la presencia, o no, de una raya; también, en otros casos, de una tacha o pequeño clavo. El sistema de juego es denominado tres las dos mejores, o lo que es lo mismo: gana el equipo que primero llega a dos victorias.
Sin embargo, a pesar de que no cambia de manera sustantiva el juego, la principal diferencia con el juego de bolas reside en la calidad o material con que está hecha la bola. En Lanzarote se defiende la madera, en contra de la bola de pasta, que está también muy difundida. Los viejos jugadores defienden la bola de madera porque obliga a un juego más difícil, en el que es más costoso embochar, al ser la bola más ligera y con algo de menor volumen.
Pina
La pina es una de las ramas de otros juegos constituidos por los actividades de palo o bastón. Sus antecedentes se encuentran en el juego de la crosse [traducido del francés, culata], del que ya existen evidencias en miniaturas francesas del siglo XIV y más remotamente en la antigua Grecia.
La entrada del juego de la pina en Canarias tuvo que deberse a la difusión del juego de la chueca, que era una manifestación lúdica común en la España peninsular ya en el siglo XV. Rodrigo Caro recoge una mención de Diego de Guadix, en 1593:
«Chueca llaman en algunas partes d'España a cierto troçuelo pedacillo de madera (menos redondo que la bola) con que antiguamente jugaron los árabes en España y juegan oy en día los labradores en Castilla».
Las primeras referencias que se conocen de la pina en Canarias son un poco tardías y corresponden al siglo XIX. Fernández Castañeyra menciona el juego de la pina asociado a la fiesta en 1884:
«En la plaza, los días de fiesta, luchas y juegos de pelota y pina».
Ilustración de Juan Hernández (Agenda Cultural 2007 A.C. Chuchango)
La práctica de la pina, hoy desaparecida, se conoce, además de en Fuerteventura, en Tenerife, La Palma y en El Hierro, aunque se presume que su práctica pudo abarcar a todo el Archipiélago. Bethencourt Alfonso (1912) dedica un pequeño relato a la pina en Tenerife:
«Un número indeterminado de mozos armados de cayados o estacas, se dividen en dos bandos con fuerzas iguales, para situarse en un llano en dos filas paralelas ocupando en extensión lineal un centenar de varas más o menos. Lucha cada bando porque llegue a estacazos la pina o séase una bola de madera, el uno al extremo izquierdo del recorrido señalado y el otro extremo derecho para ganar la partida».
La referencia a la pina de Diego Cuscoy en su obra Folklore infantil (1943) muestra el paso de un juego de adultos a un juego de jóvenes.
Hasta donde conocemos, la pina fue un juego de labradores, cuya esencia consistía en llevar la pina, o pelota de madera, a golpes de palo hasta el fondo del campo contrario, mientras el otro equipo lo impedía y lo intentaba, a su vez, respecto al otro campo; los choques eran constantes y era un juego reservado a los hombres; el inicio y continuación del juego tras cada tanto se hacía desde el centro del terreno, que en el caso de El Paso (La Palma) tenía un pequeño agujero (aturridero); se limitaban los laterales pero desconocemos su trazado, sí en cambio los fondos que eran con líneas; la terminación del juego dependía del momento del día, de la luz... La fabricación de la pelota se realizaba con un trozo de pino, o de raíz de brezo, que se trataba de redondear para el juego; los palos eran ligeros, de unos 50 cms. de longitud, con cierta curvatura en su extremidad opuesta al agarre; el material podía ser de madera de almendrero o de pino».
Tras la lectura de lo escrito de los tres juegos, y concretando en los dos topónimos de Gran Canaria ambos en suelo rústico y en un entorno totalmente natural, sin apariencias de impacto antrópico, producido por el hombre, destacamos la gran posibilidad que los topónimos se deban a este juego de la pina, pues como ya se ha dicho, era un juego de labradores, cuyo campo de juego no requiere que esté preparado, ni tan siquiera que sea raso en términos totales, porque la pelota se realizaba con un trozo de pino, o de raíz de brezo, que se trataba de redondear para el juego, de donde no era una esfera perfecta y no rodaba con tanta facilidad, pues lo importante era el impulso por los golpes dados con los palos de madera de almendrero o de pino.

Esta definición del juego dista mucho de la que incorporó PANCHO GUERRA (1977) Léxico de Gran Canaria (p. 231), que dice: «PINA.- Juego infantil. Un taco y una "pala" (como en los "bolos")», posiblemente tomó la información dada por Diego Cuscoy de 1943, ‘de un juego de adultos que pasó a jóvenes’. Ya se ha visto que se trata un juego viril, de hombre curtidos en la labranza o análoga, de fuerza e ímpetu, con golpes y choques constantes entre los que compiten.
Ortofoto del lugar en Tejeda (Google Earth)
Tenemos otra referencia bibliográfica en la Agenda Cultural 2007, de la ASOCIACIÓN SOCIO-CULTURAL CHUCHANGO, y en relación con el juego de la pina nos enriquece más de su dureza:

«…los jugadores portan un palo o “pina” que se hace de granadillo (Hipericum Canariense L.), de mocán u otros, buscando su dureza y que tuviera la “pina forma de bulbo, a manera de maza, en uno de sus extremos.
El grupo que tenía en su poder la bola, trataba de darle lo más fuete posible con el palo y los que estaban en la otra parte trataban de atajarla con sus palos o sus cuerpos, ganando el que lograba rebasar al otro grupo.
Precisamente por la consistencia de la bola, la potencia con que se le pegaba y la velocidad que adquiere, el juego se considera muy peligroso y sólo es practicado por personas adultas».
Ya recogían tales energías en el juego los primeros diccionarios de la lengua castellana (COVARRUVIAS OROZCO, 1674), cuando recogían:

«PINA […] Cerca de los labradores quando juegan a la chueca en el exido son como puerta para salir y entrar por entre las dos pinas» (IBÍDEM, p. 589).
 y como no, también recoge:

«CHUECA, es una bolita pequeña, con que los labradores suelen jugar en los exidos, el juego que llaman de la chueca, poniéndose tantos a tantos; y tienen sus metas o piñas, y guardan q los contrarios no les pasen la checa por ellas, y sobre esto se dan muy buenas caydas y golpes. Dixose chueca de choque, que es el sonido que haze el golpe» (IBÍDEM, p. 295 vta.).
Barranco de los Jaboneros en Mogán
(marianydani.blogspot-com)
Intentamos ahora describir el territorio en que nos encontramos a los dos topónimos de Gran Canaria, sin que podamos deducir de los oficios y perfiles de los posibles jugadores practicantes en estos lugares bastante apartados, y ello desde la premisa que el topónimo se simplificó, probablemente por cierto rechazo social por su dureza, y de la ‘pina’ de los entendidos, de alguna manera acabó en la ‘bola’ del común, probablemente por la mayor notoriedad que tuvo el juego de la Bola Canaria que terminó por federarse en unión de la petanca.

Si bien la práctica del primero, la pina, requería un espacio de terreno raso de unos 300 metros según algunas fuentes, la bola canaria requería de un terreno de juego de juego más acabado y preparado, muchos de ellos cerrados por muretes, de un rectángulo de un mínimo de 18 y un máximo de 25 metros de largo, y de un mínimo de 3,5 y máximo de 6 metros de anchura, siendo sus mayores atributos la precisión y habilidad en el lanzamiento de las bolas con el ‘arrime’ o el ‘boche’ al boliche.


En el municipio de Mogán localizamos el topónimo al norte de Puerto Rico, más allá de Motor Grande, en la cabecera del Lomo de los Pinitos Nuevos, entre el Barranco del Jabonero al naciente y la Cañada de las Veredas al poniente que se juntan para formar el Barranco de Puerto Rico, donde en la actualidad la vegetación dominante es la típica de cardonales y tabaibales. Además del topónimo del lomo haciendo alusión a ‘Pinitos Nuevos”, inmediatamente al norte encontramos el Llano de Cortadores, alusiones claras a los antiguos oficios para la tala de árboles y leña para los distintos aprovechamientos, donde pudo ser considerable la presencia de los mismos por estos lares.

Y en el de Tejeda, lo encontramos al sur de la Presa del Caidero de la Niña, entre las Casas de Pino Gordo  al poniente y Vigaroy al naciente, y, al norte del Roque de las Mujeres, dominando una vegetación entre coladas basálticas encontrando un diseminado de palmeras, pinos, sabinas, sauces, almácigos, peralillos y brezos, en un tapizado suelo, como florístico importante en el que un gran número de especies vegetales de gran interés por su rareza y singularidad se ven amenazadas por la invasora y agresiva rabodegato (Pennisetum setaceum), y sin olvidar la omnipresente tabaiba. Distintas fuentes sostienen que siglos atrás las antes dichas especies de gran porte que poblaban estos lugares fueron objeto del aprovechamiento como madera o leña. También concurrió aquí en mayor abundancia que en la actualidad la actividad del pastoreo.
 
Casas de Pino Gordo (Rafael Peñate Navarro)
En ambos lugares pudiera ser que los practicantes de la pina fueran hombres vinculados al aprovechamiento de la madera siglos atrás, e incluso dedicados al pastoreo, o a al cultivo de cereales, quienes entretenían así sus pocos tiempos de ocio tras una larga jornada de trabajo, en aquellas juntas que convocaban de forma colectiva como buenos vecinos, pero todo ello hemos de entenderlo desde las conjeturas a que llegamos por las distintas premisas expuestas.

Las ocasiones para la práctica de la pina pudieron ser frecuentes, pues el entretenimiento y distracción era merecido después de una junta, como bien dice el refrán castellano “No sabe lo que es descanso quien no sabe lo que es trabajo”, si bien entenderíamos que a este caso habría que aplicarle al término del viril juego, aquel otro gallego que dice “Tras do traballo vén o descanso, máis tamén vén o cansazo” (Tras el trabajo viene el descanso, pero también viene el cansancio), mientras la junta de mujeres se dedicaban a “hilar, coser, majar lino” como se cuenta de las costumbres campesinas:

Vigaroy (Dizean)
«El día señalado para la trilla se convidan a los amigos y deudos, y cada uno viene con su yunta, el zagal y el gañán. Desde las primeras horas de la mañana se tumba la parga, que consiste en tender las gavillas en la era. Luego de terminada esa operación, se da a los trabajadores una copa [de] aguardiente y ½ hd. de pan. A las nueve entran las yuntas a trillar, arrastrando un trillo cada una y dirigidas por el zagal. Cada dos horas se voltea y sacude con horquetas la paja, a fin de que el grano vaya al fondo y la espiga sin romper a la superficie, operación que llaman dar la vuelta. A las doce se da a los trabajadores gofio escaldado con puchero y sopa de fideos, y una hora de descanso de yuntas, y a las cuatro o cinco está terminada la trilla. Se sueltan las vacas y todos los trilladores como puchero y gofio amasado, pan y queso» (GRAU-BASSAS, 1980, p. 52).
«En las faenas propias del país se prestan mutua ayuda, por cuyo motivo hay creadas las juntas que son la reunión de varios vecinos con un fin dado. Hay juntas de cavar o sorribar, de arar, trillar, plantar, descamisar, sacar trigo, y de hilar, coser, majar lino, etc. Estas juntas son una especie de fiesta o alegre reunión en donde se trabaja, y el amo o dueño del trabajo da de comer» (IBÍDEM, p. 77).
Localización en Mogán (IDE Gran Canaria)
Localización en Tejeda (IDE Gran Canaria)



viernes, 23 de septiembre de 2016

PRIETO, RISCO (V. SAN MATEO, ALDEA DE SAN NICOLÁS, MOGÁN, S. BARTOLOMÉ DE T. Y TEJEDA)

Probablemente el más conocido por tener un pequeño asentamiento de población lo sea el situado en la Vega de San Mateo, que en todo caso es el más representativo por su altitud y relieve. Este topónimo está situado en un territorio de pendientes riscos formado por las vertientes de naciente del Barranco de La Mina (1.025 msnm.), como lo es el propio Risco Prieto (1.400 msnm.), que tiene al poniente el Risco de la Mesa (1.500 msnm), formado por las escorrentías de los pinares de las Mesas de Galaz (1.550 msnm.) y de Las Mesas (1.630 msnm.), y al naciente el Risco de Bijango y el Risco de Casalla (ambos a 1.250 msnm.).

Panorámica (Michele Curcio)
Se trata por tanto de un territorio de tierras rojas en sus cotas más altas, muy erosionado por las propias escorrentías de aguas de lluvias, en el que históricamente se han producido aluviones y desprendimientos que en ocasiones han cerrado la carretera de Acceso a Cueva Corcho (GC-230) desde la carretera San Mateo-Tejeda (GC-015), y donde las escasas tierras de cultivo lo son de forma obligada en terrazas o bancales.

En el lugar encontramos un pequeño Caserío llevando el topónimo, al que se accede por un camino vecinal descendiente y sin salida, aproximadamente en el punto kilométrico 1’3 de la carretera antes mencionada, que serpentea para acceder a las viviendas construidas todas mirando al naciente y donde en el primer cuarto del pasado siglo se registraban 29 habitantes.

Detalle fotográfico del Caserío (Michele Curcio)
Nos encontramos por tanto en una zona de transición de las medianías a las Cumbres centrales de la isla, identificado por el cromo-topónimo  de “Prieto” dado al Risco por el color del sustrato, tal como recoge el DRAE «4. adj. Dicho de un color: Muy oscuro y que casi no se distingue del negro. 5. adj. De color prieto», topónimo que encontramos también en la Aldea de San Nicolás, Mogán, San Bartolomé de Tirajana y Tejeda, asociado en ocasiones a algún accidente del relieve, y otros desaparecidos o que tan sólo identificaban alguna finca o cortijo.

Ortofoto del territorio de la Vega de San Mateo (Google Earth)
En la Aldea de San Nicolás localizamos el lugar cerca de la Castañeta, al naciente de la conocida Cruz del Siglo, a 175 msnm., al sur del Peñón Rajado y al noroeste de Los Cercadillos y el Peñón del Sajorín.

En Mogán el topónimo lo encontramos, precedido del genérico geo-topónimo típico del suroeste grancanario, como Puntón de Risco Prieto, a 520 msnm., en el Lomito de las Veredas al norte y el Lomo del Culatón, teniendo a su naciente la Montañeta Picuda y más allá el cauce del Barranco de Veneguera, quedando a su poniente el Puntón del Cuervo, topónimos todos que nos dicen de la particular orografía del territorio moganero.

Detalle de Risco Prieto de la V. de San Mateo (Google Earth)
El topónimo tirajanero de San Bartolomé, lo encontramos entre los cauces del Barranco de la Negra, al naciente, y el Barranco de Arguineguín al poniente, situándose el Risco Prieto a 590 msnm. y proyectando su denominación sobre el Llano de Risco Prieto que se extiende al sur del mismo, dejando a su norte el Alto de las Aulagas y más hacia el noroeste la Cruz del Lance, ubicándose en un territorio entre degolladas, al naciente la Degollada de los Alcaravanes y al poniente la Degollada de los Roques, muy próximo a una rica zona patrimonial arqueológica que han devengado en topónimos: el Almogaren Chico y el Almogaren Grande en la Cañada de las Yeguas.

Por último, en Tejeda localizamos el topónimo a 1.259 msnm., cerca del Lomo de las Moradas, al noroeste de la Hoya del Escobonal que se encuentra al norte de la Cruz de Timagada, y al sur del Morro del Cuervo, en el territorio de tierras altas que rodea la carretera Tejeda-San Bartolomé de Tirajana (GC-060), entre los dos últimos lugares citados.

Vista de Risco Prieto (Michele Curcio)
Ya hemos recogido también en nuestra entrada a Roque Prieto (Sta. Mª de Guía) de la información aportada por el centenario profesor de la toponimia canaria referida al cromo-topónimo negro:

«Una variante de este color es PRIETO, que en muchos sitios de Canarias corresponde casi a negro, pues se trata de un color oscuro que es fácil confundir con el citado. Es voz considerada como un arcaísmo americano o portuguesismo derivado de preto, aunque además es palabra castellana que corresponde a un apellido, relativamente abundante; en Cuba a los negros se les llama prietos y sabemos la gran influencia que tuvieron los retornados de dicha isla, a la que tantos emigrantes canarios acudieron» (AFONSO PÉREZ, 1996, p. 190).

Jopillo canario (CSuárez)
En este lugar de transición en 1989 se localizaban ejemplares de una glomerata singular (Dactylis cf. Smithii) en peligro de extinción, de las conocidas vulgarmente como jopillo canario, distinto del jopillo de cumbre que se localiza en las altitudes del Teide.

«Especie conflictiva que presenta una alta variabilidad morfológica. Pertenece al complejo polimórfico de D. glomerata L del Mediterráneo, y en Canarias muestra distintas formas en función de la insularidad y los ecohábitats. Es bastante rara en todas las Islas Canarias, a exepción de La Palma y Tenerife. En esta última isla y en las vertientes medias del Norte, puede llegar a ser frecuente. En Gran Canaria solo era conocida en dos localidades de las cumbres de la isla, pero hemos podido observar esta especie creciendo en diversos enclaves de la zona montaña y media: Vega de San Mateo: Hoya del Gamonal 1600 m.s.m.. Risco Prieto 1300 m.s.m., Ariñez 1400 m.s.m.;…» (MARRERO RODRÍGUEZ, 1989, p. 87).

Detalle floración del Jopillo canario (CSuárez)
Con relación a los otros topónimos próximos antes citados, nos es desconocido el origen de la Cañada y Risco de Bijango, si bien pudiera tratarse de un fito-topónimo de alguna planta así conocida en la antigüedad, sin despreciar que pueda ser una corrupción de:

«BALANGO (Avena Fatua, Lin.)- Planta gramínea que los botánicos llaman “avena loca”. Criase en los campos de nuestras islas entre los granos cultivados. Su tallo o caña, se levanta muchas veces hasta la altura de dos varas, la cual es nudosa, guarnecida de hojas estrechas y cumplidas, lisas por lo común….» (VIERA Y CLAVIJO, 1866, Tomo primero, p. 105).

El Risco Casalla lo recibe de los repartimientos de tierras dados a Pedro de Caçalla el 17 de junio de 1547 (RONQUILLO RUBIO et AZNAR VALLEJO, 1998, p. 381) y el antropónimo de las Mesas de Galaz, relacionado con la Hoya de Galaz, cuya fuente es mencionada en los repartimientos a favor Françisco Ramirez el 19 de febrero de 1543, del regidor Zoilo Ramírez el 14 de septiembre de 1547, y también en la otras solicitadas por Pedro Caçalla el 9 de septiembre (¿?) de 1553 (IBÍDEM, pp. 132, 409 y 565). 

Localización en V. de San Mateo (IDE Gran Canaria)
Localización en Aldea de San Nicolás (IDE Gran Canaria)
Localización en Mogán (IDE Gran Canaria)
Localización en San Bartolomé de Tirajana (IDE Gran Canaria)
Localización en Tejeda (IDE Gran Canaria)

viernes, 13 de mayo de 2016

GUSANO, BARRANCO, BARRANQUILLO, CAÑADA, LLANOS, LOMO, MONTAÑA Y PUENTE DE/L (MOYA, STA Mª DE GUIA, MOGÁN Y S. BARTOLOMÉ DE T.)

Aparecen un interminable número de topónimos que obedecen a la geología del territorio, cuyos accidentes orográficos reciben singulares "canarismos" que identifican elevaciones, depresiones o neutrales llanos en todas sus variantes, además de cavidades de todo tipo.

El Gusano Guía-Moya (Adela Gavares)
Y como parte integrante de los geo-topónimos, nos encontramos los morfológicos, que nos dicen de la forma, tamaño, aspecto o semejanza con algún elemento o materia muerta, pero en contados casos -por no decir ninguno- que hagan referencia a un ser vivo, como es el caso del “gusano”.

El serpenteante Barranco Gusano
Guía-Moya (IDE Gran Canaria)
Y en los tres lugares que encontramos el topónimo “gusano” en nuestra isla redonda, lo es asociado y dado a un barranco, barranquillo o cañada, y por extensión a los derivados próximos a los mismos. Es así precisamente, porque sólo el agua puede llegar a generar un cauce que vaya serpenteando suavemente el relieve que encuentra a su paso aguas abajo, para salvar la resistencia de los suelos más duros, para al final llegar al barranco principal al que tributan sus aguas. Y así surge el topónimo de “gusano”, desde la visión humana del suave contoneo de su cauce, prescindiendo de llamarlo “meandro” porque son palabras mayores para cauces mayores, para cauces de ríos de los que no tenemos en las islas por su tamaño.

Sencillamente, porque esos pequeños cauces en su descenso se asemejan a un pequeño ser vivo que conocemos por “gusano”, en las tres acepciones que nos aporta el DRAE «1. m. Nombre común que se aplica a animales metazoos, invertebrados, de vida libre o parásitos, de cuerpo blando, segmentado o no y ápodo. 2. m. Nombre de las larvas de cuerpo blando, alargado y cilíndrico de muchos insectos y de las orugas de los lepidópteros. 3. m. lombriz».

En ninguno de los casos nuestro topónimo está asociado a la 4ª acepción del DRAE «despectivo. Persona vil y despreciable», porque este es dado a los seres humanos que se arrastran por el fango de su vida, mientras que el “gusano” de nuestros topónimos, no se arrastra, se desliza suavemente aguas abajo para dar vida a la tierra que encuentra a su paso.

Probablemente su forma fue apreciada cuando se pintaron las primeras telas con las cartas del lugar, o quizás más simple, cuando la panorámica era contemplada desde una montaña, detalles que hombres y mujeres del campesinado fueron capaces de percibir mientras pastaban sus rebaños. Porque ellos nunca tuvieron prisas, y como su tiempo no era para medirlo, pues era para vivirlo intensamente cada día, contemplaban la naturaleza que les rodeaba reparando en todos sus pequeños detalles.

MOYA y STA. Mª DE GUÍA

Ya lo decían Juan Rodriguez de Orihuela y Cristobal de Orihuela cuando el 20 de marzo de 1544 pidieron las datas de esta tierra «… donde dizen el barranco del Pinal las quales tierras son de sequero montuosas de helechares e otro monte, en que puede aver dozientas fanegadas poco mas o menos que alyndan por la parte de abaxo con la montaña e por arriba con el pinal de Galdar, el dicho valle arriba aguas vertientes de una parte e otra todo lo que pudiere aprovechar en el dicho barranco con mas unas cuevas que estan en el dicho barranco abaxo e otras dos arriba en un lomillo, e dándonos las dichas tierras para que las embremos …» (RONQUILLO, M. Y AZNAR VALLEJO, E.: Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1998).

Vista (Rafael Peñate Navarro)
Pero eran muchos los colonos pobladores interesados en estas tierras, y cinco días después ya contradecía la petición Cristobal Gomez de Fexenal quien dijo «… se sembro parte dellas e cogio en ellas e hizo un sylo en ellas e demás desto por que son pastos comunes e las dexo de tornar a sembrar».  Después las contradijo Pedro de Baeça que alegaba «… las dichas tierras por ser como son pastos comunes e en esta vanda de Galdar ya no ay otra cosa para pastos por repartir sino esto …».

Y cuando fueron pregonadas el 30 de marzo de aquel año, fue Françisco Jaimez quien también las contradijo manifestando que «… las dichas tierras por ser de pastos comunes [roto] e rehadero de sus ganados ….», conquistador que llevó como testigos otros de su condición como Gonçalo de Aguilar, Arriete de Betancor, Luys de Herrera y Antonio Cherino.  El primero de ellos, Gonçalo de Aguilar, al enterarse de las tierras que pregonaban, también las contradijo. Y la noticia corrió, como corren los barrancos en invierno, y después apareció para lo mismo Fernando de Quintana, en nombre propio y el de sus hermanos, hijos y herederos de Juan de Sorya, todos aquellos que en la iglesia del Señor Santiago tenían reservados asientos en los primeros bancos, asegurando que «… dichas tierras e cuevas por que son suyas e las cuevas a syete años que las tiene e posee e mora en ellas e tiene puertas que el  fecho con su çerradura e llave e en  las tierras sembro e cogio e hizo un sylo e las desmonto …».

Cuevas (Fedac)
Al final, el poder local se imponía poniéndose de acuerdo entre ellos, para que el Cabildo General concediera a los Orihuela que habían pedido doscientas fanegadas, unas datas algo trucadas «… dieron a cada uno de los dichos Juan Rodriguez de Orihuela e Cristobal de Orihuela setenta e cinco fanegadas de tierras que son entranbos a dos çientos e çinquenta fanegadas adonde las pidieron …», eso sí condicionadas para que respetaran –al menos, en apariencias- el interés general,  el derecho al pastoreo común y el omnímodo poder de los caballeros de la villa de Gáldar, sentenciando «…syn perjuicio de terçero e con las condiciones de las tierras de sequero e syn perjuicio de la montaña e con que no pene ni corra los ganados e syn perjuicio de la data de Hernando de Quintana e que las aproveche conforme a las hordenanças …».

El Barranco Gusano tiene su nacimiento en la Hoya de los Helechos, entre el septentrional Lomo de Galeote y la meridional Cuesta de los Pinos [de Gáldar], en el lado de poniente de la Caldera de los Pinos. Aguas abajo al llegar a Los Culatones, al naciente de los Riscos Blancos, recibe el antiguo nombre de Barranco del Pinar, conformando ambos la frontera jurisdiccional entre los municipios de Sta. Mª de Guía y Moya que acaba junto a la Caldera de los Pinos.

El Barranco Gusano tiene un cauce descendente “serpenteante” que da origen a nombre teóricamente pastoril, y que se proyecta en homónimos en otros lugares próximos como Cortijo, Lomo, Montaña y Puente de Gusano.

De la propia descripción dada en los repartimientos antes dichos, son los pastos, las ovejas, su leche y el queso la gran esencia de su importancia, notoriedad y belleza. Es sabido que el queso de oveja se caracteriza por ser bastante graso, de olor y sabor intenso y entre más curado esté, más picante resulta al paladar.

«Los ganados del norte de la Isla comen muy variado; y en sus desplazamientos con los pastores, el rebaño va cambiando desde las medianías, a las costas del norte y del oeste de la Isla en invierno a las cumbres en verano, siempre en busca de los mejores pastos en cada época del año. El animal transmite a su leche la calidad de esa variedad en la alimentación, y con ella hacen las mujeres el queso de pasta bien prensada, que suele curarse en cañizos que cuelgan a la sombra, con una temperatura fresca y constante» (FEDAC).

Era de Riscos Blancos (Fedac)
No olvidemos que el queso es uno de los productos locales que más se consume en el Archipiélago, superando el consumo de otras Autonomías, que es parte de nuestra cultura culinaria, con un sobresaliente protagonismo tanto en los “pizcos” como en el “conduto”, donde acompañar al gofio escaldado con unos trocitos de queso es una costumbre histórica.

Las grandes obras maestras de nuestras tradiciones se deben a "especial destreza y paciencia" que tiene la mujer canaria por excelencia campesina, y como muestras de ella la loza canaria, los calados y la confección de quesos en todas sus variedades. Y un buen ejemplo lo tenemos en las queserías del Cortijo del Gusano, con sus protagonistas Juan Mendoza Mendoza y María Ascensión Díaz Delgado, auténticos artesanos del pastoreo y del queso de oveja.

Las manos de la entonces niña María Ascensión las ponía sobre la cuajada que hacía su madre “para que no se enfriase” y a los once añitos ya hacía ella solita sus primeros quesos en Fontanales, como lo ha seguido haciendo toda su vida, los últimos treinta y siete con la leche de las ovejas que su marido ordeñaba a mano en el Cortijo, y los ha venido haciendo curados o semicurados, después de heredar y engrandecer el arte que su madre le trasmitió. Ella hace a mano la cuajada, toda ella, y como bien dice, sólo en la última “pinta” pone encima la prensa, así cuatro o cinco quesos cada día, de seis o siete kilos, y después al cañizo, para darle vueltas cada día. Duro y paciente labor. En el año 2016 ha tenido el reconocimiento de todos sus vecinos en la Fiesta del Queso de Guía.

La actividad pastoril en la isla, no llegó con los conquistadores y colonos pobladores en el siglo XV, pues está documentado que los aborígenes la practicaban para su sustento y no se conoce si elaboraban quesos. Sí parece que con los primeros llegó el ganado ovino, pero los cruces históricos han tenido por resultado que la oveja canaria sea el premio a la buena selección que los pastores han realizado desde épocas remotas, con una excepcional adaptación a los ecosistemas de la isla, con sus particulares y cíclicas trashumancias, enriqueciendo la leche en olores y aromas exclusivos, como la tierra misma.

Vista (Rafael Peñate Navarro)
«... y tenía mucha leche y manteca de gofio, que es harina de sebada tostada, la qual ellos molían en unos molinitos de mano, y esta harina masaban con agua o cosina o leche, como lo amasaban oy dia todos los de las islas, y este era su pan …» (CRÓNICA MATRITENSE. Redacción Ortiz, 1526).

«... y aunque más usavan de lo asado y algunas bezes la freyan en camelas con manteca; a este guisado lo llamaban Camarona, demás desto comían mucho gofio, que hasían de harina de sebada tostada y la amasaban con leche y con el caldo de la olla, y otros la amasaban con agua y sal como oy lo hasen muchos de las yslas y lo comen, que éste era su pan cotidiano …» (CRÓNICA OVETENSE. Redacción Cardona, 1639).

«... su mantenimiento cebada tostada molida y amasada, su harina llamada gofio, con leche, caldo, miel silvestre agua y sal, carne medio asada y cruda, sancochada si era gruesa, para aprovechar la gordura o cebo, también mariscos, frutas silvestres, mocanes que es vaga negra, mayores que mirto, azofaifas, madroños colorados con muchas semillitas o granilla, y hanse de comer muy maduras, estando verdes imitan a el alcaparrón, y otras raices, como turmas, jongos, ñames, higos ásperos que no hay en España, son blancos por fuera y ásperos como cuero de casón, colorados por dentro y dulces cuando hay maduros, y guardando en sartas de juncos y apillados como panes majados y echos pellas  ...» CRÓNICA ESCUDERO. Redacción Cardona, 1639).

Localización en Moya-Guía (IDE Gran Canaria)

MOGÁN

La Cañada (Google Earth)
Muy cerca del caserío de Veneguera, al sur del Laderón de los Azulejos, encontramos la serpenteante Cañada de Gusano que desciende entre la Hoya del Corral y la Casa de la Cogolla hasta los Llanos homónimos, ya muy cerca del territorio protegido de La Cogolla de Veneguera, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por formar parte de nuestro Patrimonio Arqueológico.

Goro (Fedac)
Describe el decreto de aprobación del BIC  que «Se trata de un poblado aborigen formado por, al menos, siete casas de piedra seca, que se encuentran en parte muy alteradas, por lo que es difícil, en algunos casos, precisar la planta y morfología de las estructuras. Por lo general, éstas tienen planta exterior de tendencia circular e interior cruciforme o cuadrangular, con dependencias anexas. Se distribuyen en el sentido ascendente de la ladera y en algunos casos se ha rebajado el terreno para adosar a él los muros de la construcción. Los muros de las estructuras se encuentran en su mayoría muy derruidos, de forma, que tanto al interior como al exterior las estructuras aparecen cubiertas de piedras procedentes de un desplome.

La Cogolla de Veneguera (Gobierno de Canarias)
En los alrededores e interior de algunas de estas casas se ha localizado diverso material arqueológico en superficie, consistentes en fragmentos de cerámica, diverso material lítico (un fragmento de molino circular, un fragmento de mortero naviforme y obsidiana) y material malacológico» (DECRETO 39/2006).

Localización en Mogán (IDE Gran Canaria)

SAN BARTOLOMÉ DE TIRAJANA

Lomo La Palma (Octamila)
Barranquillo del Gusano, mostrando en menor medida su serpenteante cauce por ser más pequeño, es un tributario de naciente del barranco de Arguineguín que nace en el Lomo de la Palma y discurre en dirección de poniente hasta desaguar en el barranco principal, cerca del Lomo de Huesa Bermeja.

Presa de Soria desde el Lomo La Palma (Octamila)
El alto Lomo de Palma, encuadrado en un paisaje de viejas rocas que la naturaleza ha cincelado a su capricho, está al sur de la Presa de Soria contemplándose desde el mismo una bella estampa de todo el vaso.

Lomo Huesa Bermeja (Ayuntamiento SBT)
Por la carretera que lleva a Cercados de Espino, entre los pagos de El Caidero y Chira, se localiza el Lomo de Huesa Bermeja, al que se accede por una pista de tierra. La tradición oral sitúa aquí la localización de un cementerio de los canarios, lo que queda confirmado por las evidencias arqueológicas. De esta forma, a pesar de ser un lugar ampliamente modificado por las actividades humanas, aún es posible observar la existencia de restos óseos y construcciones funerarias.

Localización en San Bartolomé de T. (IDE Gran Canaria)