El nombre de estos asentamientos hace alusión a una
máquina hidráulica llamada "batán" compuesta de
gruesos mazos de madera, movidos por un eje, para golpear, desengrasar y
enfurtir los paños, y, por extensión, hace también referencia al edificio en el
que se encuentran estos artefactos.
Dibujo de un batán (DiariodeNavarra) |
Los
molinos bataneros tenían unas características semejantes a las de los molinos
de granos y sus brazos se movían por la fuerza del agua. Servían para abatanar
la tela de lana o hacer su trama más densa. Eran edificios de dos plantas,
cubiertos por azotea plana o tejado a una o dos aguas.
Molino del Batán o del Pambaso en Las Palmas GC (Patrinet) |
En el piso inferior se encontraban el aspa y la zona del agua, con un engranaje
adecuado que transmitía la fuerza motriz al piso superior, donde se encontraba
el batán, conformado por dos brazos o mazas, elaborados en madera, cuyos
acompasados y alternativos movimientos caían sobre una mesa batanera en cuya zona central
existía una cavidad donde se depositaba la tela que se iba a abatanar.
Puente del Batán o de San Juan (Patrinet) |
Cuando se quería que los paños tuvieran una mayor
resistencia o un mayor grosor, al salir del telar se los llevaba a los batanes,
donde se sometían a todo un proceso. Se colocaban en el interior del recipiente
o ”imina” bien doblados en zigzag, en
una cantidad determinada de metros o varas, según se decía, y allí se remojaban
durante todo el tiempo que duraba el golpeteo o abatanado. A lo largo de la
operación se hacían algunas paradas para cambiar de posición los paños y que el
desarrollo resultase uniforme. Los canales de agua hacían mover los mazos.
Una vez secados los paños, los que estaban destinados
a mantas pasaban por la cardadora para sacar el pelo con la llamada percha de
cardos. Esta operación se llamaba perchar.
Aunque fue frecuente en la sociedad insular de los siglos XVI al XX, la
importación de los textiles desde finales del s. XIX acabó paulatinamente con
esta actividad, de tal forma que sus senos y asientos constituyen hoy, en el
caso de Santa Brígida, materiales de gran interés para la arqueología
industrial.
Localización en Sta. Brígida (Espacios Naturales Gran Canaria) |
La mención de ambos lugares está bien documentada en
el siglo XVIII. En la Villa de Santa Brígida aparece entre los bienes
vinculados de las hermanas María, Juana y Francisca Cabrejas Bethencourt,
citados en su testamento de 18 de mayo de 1769, cuando incluye una «Hacienda
de 14 fanegas labradía y “arrifes” con viña, árboles, casa, bodega y lagar con
un día y una noche de agua del Heredamiento de Satautejo en la Hoya del Batán».
Y el lugar en la Capital insular es mencionado en el
testamento de Francisco Manrique Amoreto de 31 de marzo de 1748, que incluye
entre sus bienes el «Molino harinero de máquina movida por agua, cubo y
casa para el molinero denominado “El Batán”, en el Barranquillo de San Roque»,
cuando el mismo ya se había transformado en sus usos.
Localización en Las Palmas GC (Espacios Naturales Gran Canaria) |
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