sábado, 29 de junio de 2013

SILLA, CAMINO Y MONTAÑA DE LA (ARTENARA)

Topónimo con el que se conoce una montaña prácticamente rodeada por el casco urbano de Artenara y el antiguo camino que llevaba a la Cilla, término que se corrompió por el ancestral seseo canario.

La voz cilla, tanto el significado dado por el antiguo diccionario de la Lengua Castellana (Madrid, 1783), como la segunda acepción del actual DRAE, son coincidentes en el significado de «Casa o cámara donde se recogían los granos». 

La primera acepción de este último, «Renta diezmal», nos aproxima el aprovechamiento y titularidad que esta voz tuvo desde los primeros siglos de la Conquista, voz muy usual en Castilla y que etimológicamente venía del latín "cella" con significado de "despensa".
Entrada de acceso al mirador (canario.dk)

Incorporada la isla a la Corona de Castilla, entre las rentas eclesiásticas el llamado diezmo era el que obligaba a toda la población, consistente teóricamente en un diez por ciento «... de todos y cada uno de los ingresos obtenidos, fuese cual fuese la naturaleza del trabajo empleado. (...) En el obispado de Canaria, los productos grabados por esta razón eran: los cereales (trigo, cebada y centeno), los ganaderos (cabras, cerdos, corderos, caballos, vacas y asnos), sus derivados (queso, lana, tocinetas, cueros), el azúcar, los "menudos" (miel, cera, parrales y huertas) y la orchilla » (AZNAR VALLEJO, E.: La Integración de las Islas Canarias en la Corona de Castilla 1478-1520, Madrid, 1983). En el azúcar quedó gravada la mitad de la producción por los grandes gastos de elaboración y refino en los ingenios, aún cuando motivó muchos pleitos.


El cobro del diezmo se hacía por partidos, aproximadamente los "beneficios" de cada parroquia y ermitas dependientes, encargándose de ello los miembros del cabildo catedralicio, percibiendo entre un 3 y 4 por ciento.

Como el pago del diezmo de los cereales y azúcar se podía hacer en especies, es decir en el producto obtenido, éstos eran depositados y almacenados en la Cilla. Este es el caso de la Cilla de Artenara.
El mirador en 1965 (Günter Kunkel - Fedac)

La figura de "arrendadores" del diezmo que ejercían los eclesiásticos,  al percibir su valor en especies terminaron por convertirlos en auténticos comerciantes, hasta tal extremo que por el acaparamiento especulativo en época de escasez que producía desabastecimiento, se prohibió en 1525 a los canónigos ir a otras islas, pues aficionados al comercio abandonaban el culto.


« La mayoría de las rentas de los diezmos eran distribuidas en dinero -salvo el azúcar de La Palma y diversas partidas de grano destinadas al abastecimiento de las casas de los prebendados- al venderse los productos proporcionando, sobre todo los cereales, importantes ganancias. Los cereales -en especial el trigo-, el vino y el azúcar -ésta última fundamental en el Quinientos- fueron los bienes de mayor rentabilidad en el momento de su venta para la Mesa Capitular, a los que se añadieron desde mediados del Seiscientos el maíz o millo y la papa.


El fructífero trasvase de cereales y ganados desde las islas con excedentes -Fuerteventura, Lanzarote- hacia las de demanda -Tenerife, La Palma- posibilitó unas cuantiosas ganancias y convertir al Cabildo Catedral en la institución con mejor infraestructura comercial de la región, siendo él mismo el máximo comerciante de ella. Ratificaba su posición las múltiples transacciones periódicas realizadas con comerciantes locales y foráneos, su amplio número de servidores en este ramo de la recaudación -hacedores, tazmieros, contadores-, el importante aparato de gestión o la red de almacenamiento de productos como los cereales -cillas-, que indican como la institución transcendió sus meros aspectos religiosos y socio políticos para erigirse en centro preeminente de redistribución de capitales » (QUINTANA ANDRÉS, P.: "El cabildo catedral de Canarias: una elite socioeconómica e ideológica de ámbito regional", Revista de Historia Moderna,  nº 26, 2008).
Galería de acceso al mirador (Victor Dominguez Farias's)

En el caso de la cilla de Artenara, había otra en Tejeda así como en otras parroquias de la isla, se habilitó una cueva para el depósito del grano cuya ubicación es coincidente con la entrada al conocido Mirador de la Silla que construyó el Cabildo en los años 60 del pasado siglo XX. 

Para ello llevó a cabo la perforación horizontal de un túnel de sesenta metros en el subsuelo de la montaña para conectar la entrada con el solapón que existía al otro lado de la misma sobre Las Moradas, después de la permuta y adquisición realizada por el ayuntamiento:  

«...así en 1961 se le construye a doña Corina Bertrana una casa a cambio de los terrenos que cedió en la Montaña de La Silla y se compran terrenos a don Félix Romero para la construcción del acceso al mirador turístico» (LUJÁN HENRÍQUEZ, J.A.: Aspectos históricos de Artenara, Las Palmas de GC,1994).
  

En la última década del siglo XX el negocio de restauración instalado  en el mirador es abandonado, hasta que en el año 2007 el Cabildo dentro del programa de dinamización turística de la zona acomete una nueva reforma  en sus 218 metros cuadrados, hasta que tres años después vuelva a abrirse el mirador construido en el antiguo solapón que cuelga sobre las Cuevas de Las Moradas en la gran rampa del Barranco Grande.

Localización (IDE Gran Canaria)
 

miércoles, 26 de junio de 2013

SIBERIA (VEGA DE SAN MATEO)



Topónimo con el que se conoce un territorio rústico y pequeño caserío al sur de Las Lagunetas y al norte de Cueva Grande y los Llanos Ana López, que tiene al naciente el Lomo de Mataasnos y al poniente el Risco de Ramírez. 
Vista (S.Szczecinski)
Fue un lugar muy importante en la antigüedad, prácticamente en uno de los colectores del barranco de la Mina que llevaba el agua a la Ciudad; su localización al norte del Pozo de las Nieves lo sitúa en el trayecto que los asnos transitaban para llevar en los serones la nieve a las neveras de la Catedral.

En la actualidad son tierras de cultivos de papas y hortalizas, con viejos bancales, encontrándose en el lugar la pequeña Presa de La Siberia, se inició su construcción en 1932 de 54 metros lineales de obra, con una capacidad aproximada de 175 mil metros cúbicos, cuyo vaso ha sido tratado en los últimos años por su permeabilidad.

La Presa de La Siberia propiedad de la Heredad de Las Palmas y Dragonal, Bucio y Briviesca, (al igual que la cercana Presa de Antona, localizada en el ámbito de Las Gañanías) se terminó de construir en el año 1936, y está emplazada en el barranquillo homónimo, tributario por la margen izquierda del Barranco de Cueva Grande, y ubicada a  una altitud de 1.320 metros sobre el nivel del mar, accediéndose a ella a través de una pista empedrada que parte desde la carretera Cueva Grande a Ayacata, la GC-600 (presasengrancanaria-com).
Presa (Impercan)
La más antigua referencia documentada del lugar corresponde a la descripción del territorio en la data solicitada por el pertiguero Andrés de Medina y Francisco Ramírez el 15 de marzo de 1537, cuando piden:

«... çinquenta fanegadas de tierras de sequero para senbrar en la Syerra frontero de tierras de Cristobal Ramirez de Llerena y el barranco arriba a dar al puerto de Tejeda y el corral Viejo de las vacas y el camino que va a la myna de Tejeda por debaxo de los Riscos a dar al portezete y el camino que va a dar al barranco de la mina linderos tierras de Juan de Çiberio regidor por abaxo ...» (RONQUILLO, M. Y AZNAR VALLEJO, E.: Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1998).

Los nombres y cargos de solicitantes y vecinos parecen situarnos en la lucha de "bandos" que hubieron en ese siglo XVI. Conviene aclarar primeramente que la condición de "pertiguero", como bien dice el DRAE es «Ministro secular en las iglesias catedrales, que asistía acompañando a los que ofician en el altar, coro, púlpito y otros ministerios, llevando en la mano una pértiga o vara larga guarnecida de plata», cargo que no hemos de menospreciar por ser seglar pues ya conocemos que «Los cargos de pertiguero, sacristán, notario, contador, alguacil y mayordomo, tanto del obispo como de la iglesia, también se relacionan con el mundo eclesiástico» (LOBO CABRERA, M. Y RIVERO SUAREZ, B.:  "Los primeros pobladores de Las Palmas de Gran Canaria", Anuario de Estudios Atlánticos, nº 37,1991), con todo el poder que el mundo eclesiástico tenía entonces.
Panorámica (Google earth)
Tenemos identificado a uno de los vecinos, el poderoso regidor Juan de Siberio cuyo antropónimo da nombre al lugar. Uno de los solicitantes es Andrés de Medina, del que se tienen noticias que es pertiguero de los señores deán y cabildo, quien vive en la calle Acequia de la Ciudad (FAJARDO SPÍNOLA, F.: "Las Palmas en 1524: hechicería y sexualidad", Anuario Estudios Atlánticos, 1985).

Otro de los solicitantes se apellida Ramírez, de nombre Francisco, apellido que coincide con uno de los propietarios vecinos, de nombre Cristóbal. En esos tiempos, en el mundo eclesiástico destaca la figura del todo poderoso deán, canónigo, chantre, maestrescuela Zoilo Ramírez de la Nuez. Podríamos por tanto presuponer un "bando" formado por los eclesiásticos comandados por el dean, y otro por el hombre fuerte del regimiento, el regidor Juan de Siberio, disputándose el reparto de las buenas tierras.



Fueron muchas las luchas de "bandos" «... que enfrenta a la Inquisición con el gobernador y el teniente, y que divide a los regidores y demás "fuerzas vivas" de la ciudad., la vida privada, y particularmente las relaciones sexuales, es objeto de vigilancia recíproca, intentando descubrir las debilidades del adversario ...» (FAJARDO SPÍNOLA, F.: "Las Palmas en 1524: hechicería y sexualidad", Anuario Estudios Atlánticos, 1985).

Panorámica (Google earth)
Sobre esas luchas inquisitoriales donde salen a relucir las debilidades de cada cual por parte del opositor, nos cuenta la misma fuente algunos detalles de algunas concubinas que fueron denunciadas como hechiceras ante el gobernador Diego de Herrera, fueran juzgadas por el inquisidor Juan de Moya, y las reacciones que generaron:

«... Pero la respuesta más violenta se dio cuando el chantre prendió a las mancebas de personajes importantes de la ciudad, como fue a Ana Fernández, amiga del regidor Juan de Siverio, y a Antona Ramirez, concubina del canónigo Juan de Troya. Siverio "estuvo buscando gente armada, con lanzas y a caballo" para intentar resistir que el inquisidor hiciera justicia a su manceba, acusada de hechicerías.

En el prendimiento de Antona Ramírez "hubo cierto alboroto y cuchilladas", y se llevaron preso a Hernando de Troya, hijo del canónigo y tesorero de la Cruzada Juan de Troya, "que venía cabalgando un caballo con sus armas", pretendiendo impedirlo. Y, una vez presa Ana Fernández, habiéndola sentenciado el inquisidor a destierro y estando pronta para salir a cumplirlo, los amigos influyentes de Siverio, y especialmente el teniente de gobernador, Francisco de Castañeda, hicieron todo !o posible por estorbarlo: Juan Díaz, procurador de causas, hizo que le prestaba diez doblas a la Fernández, para después reclamar ante Castañeda su pago, pidiendo que no la dejase embarcar mientras no las restituyese; el propio Castañeda ordenó traer preso al maestre del navío que se la había de llevar; y retuvo a Rodrigo de Paz, alguacil del Santo Oficio que estaba para embarcarse para La Palma, hasta que éste le aseguró que a él no le habían encargado llevársela ...».

Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)

martes, 18 de junio de 2013

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viernes, 14 de junio de 2013

SALVAGO (LAS PALMAS DE GC)



Topónimo con el que se conoce un espacio rústico septentrional del Campus de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, entre la margen naciente del cauce del barranco de Guiniguada y el barrio de Tafira Baja, al sur de La Capellanía y de la urbanización Zurbarán.

Pocos son los lugares pueden guardar en su devenir histórico las particularidades que caracterizaron la sociedad del Antiguo Régimen. El topónimo que alude al antropónimo Salvago, además de mostrarnos unos pocos vestigios arqueológicos que  acreditan su prehistoria, nos acerca a una de esas familias genovesas que como inmigrantes llegaron a las islas después de un periplo de estancias en la península Ibérica.
Vista (Antonio Naranjo Ojeda)

Durante siglos los genoveses además de las hostilidades que mantuvieron con los venecianos, compitieron con éstos como comerciantes y prestamistas, financiando incluso a las caprichosas Coronas europeas en sus "guerras de tronos", sus conquistas territoriales y sus aventuradas Cruzadas contra el hereje. Ambas actividades de negocio les permitía acumular oro y piedras preciosas, al tiempor que daban esplendor a su República. Tiempos en que los títulos nobiliarios eran comprados por el mejor postor, y cuando la mujer más instruida era la madonna o cortesana que ejercía la profesión más antigua de la humanidad.

El patrimonio familiar pasaba al elegido, y los demás descendientes emigraban a otros países para iniciar su carrera en el arte que los más antiguos aprendieron de los fenicios: comerciar y prestar. Así arribaron a Canarias apellidos que castellanizados con conocidos como Salvago, Sopranis, Arnao, Ossorio, Spínola, Azuaje, etc., que después de comerciar y prestar por Valencia y Sevilla, aquí recalaron para crear su particular "fundago" cuando se consolidó la conquista de la Isla.

Aunque ya venían realizando negocios con las islas, se tienen noticias de la presencia de los Salvago primero en La Gomera y después en Tenerife.

En el primer cuarto del siglo XVI el propietario de ingenios azucareros en Arucas Juan Mansel, ya había negociado el matrimonio de su rica hija heredera de trece años Sofía de Santa Gadea con el noble y rico genovés Jácome Salvago, a quien deja plantado al encontrar un mejor partido con Pedro Cerón y Ponce de León, hijo del que fuera Gobernador de la isla Martín Hernández Cerón, descendiente del infante Don Juan Manuel y nieto del rey Fernando, que luego fundarán el Mayorazgo de Arucas (PÉREZ HIDALGO, H.: Silencios rotos. El desflorillado de la historia aruquense, ed. digital, 2012). 

Vegetación del lugar (Antonio Naranjo Ojeda)
Probablemente Juan Mansel conoció que la riqueza de Jácome Salvago era realmente de sus ancestros residentes en Génova, y  su nobleza, uno de esos tantos pergaminos que se compran en los palacios. Como se dice, era simplemente dueño de lo que traía puesto. La otra oferta era de riqueza "contante y sonante", como la suya propia. El genovés incluso acudió a la curia romana en favor del mantenimiento del compromiso, pero no prosperó.


Aparecen en esos tiempos otras referencias a los mismos: «...Con fecha de 19 de diciembre de 1521, este Juan Bautista, genovés,  hermano o primo de un brumoso Antón Salvago y de una Isabel Salvago que casó con un Sebastián Guriete, que por entonces era en Gran Canaria el apellido de una familia de negros, posiblemente moriscos, o Gutierrez  si es que está incorrectamente transcrito, aparece como vecino de Gran Canaria, todavía mercader, en una escritura de débitos por vino traído de las islas de Madeira» (PLATERO FERNÁNDEZ, C.: "Los Salvago y su ermita", Boletín Millares Carlo, nº 16, 1997).


Las costumbres de entonces era de "contratos" de matrimonio, preferentemente con vínculos sanguíneos para acrecentar los bienes vinculados, o con relaciones comerciales y patrias con familias genovesas, o con familias estantes distinguidas para agregar bienes. La valentía de Isabel Salvago para casarse con un negro o morisco "liberto", le iba a costar muy caro a su "pureza de sangre": testar la mitad de sus bienes a la Iglesia.

El canónigo Antonio Salvago, que tendrá como heredero un hijo bastardo, declaraba en torno a 1520 que el Cabildo concedió una data a Bastián Gurete y a su mujer Isabel Salvago de cincuenta fanegas en el lomo de Tenteniguada. Estos nombraron herederos de dichas tierras la mitad a la Iglesia de Santa Brígida y la otra mitad al canónigo (RONQUILLO, M. Y AZNAR VALLEJO, E.: Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1998).

Vista del camino de Salvago (Antonio Naranjo Ojeda)

Cuando los Salvago disponen de bienes que son vinculados, son heredados por el descendiente elegido, que tradicionalmente ejerce la profesión en las Milicias y obtiene la dignidad de "regidor" para participar en el Consejo General, donde está el Regimiento que gobierna la isla. Los otros descendientes adquieren en los Seminarios cultura y acabarán como curas, que emigrarán a las Américas. Así sucede en distintas generaciones.


Antonio de Salvago Arnao y Spínola, hijo bastardo del canónigo Anton Salvago, fue capitán de Artillería, regidor perpetuo de Canarias hasta 1597, se casó con Simona de Algiroffo y Ossorio bautizada en 1577. Siguió el linaje Juan Bautista de Salvago Ossorio, Regidor Perpetuo de Canaria, capitán de Infantería española y alcaide del Castillo de la Luz y de las Isletas, además de alcalde real de Telde entre 1653 y 1657.

Se casó con Isabel de Cassola Imperial, hija de Próspero de Cassola, tuvieron cuatro hijos: Antonio de Salvago Imperial, clérigo presbítero y racionero electo de la Catedral, cargo del que renunció falleciendo en Madrid en 1718; Benito Joaquín Salvago Imperial, regidor perpetuo y decano de la isla también alcaide del Castillo de la Luz y de las Isletas; y los presbíteros Jácome y Cristóbal de Salvago emigrados a México y allí fallecidos (PLATERO FERNÁNDEZ, C.: "Los Salvago y su ermita", Boletín Millares Carlo, nº 16, 1997).

 
Ladera del yacimiento arqueológico (Patrinet)

Ya en estos tiempos es cuando tenemos la primera pista cierta de este lugar de Salvago, donde encontramos un yacimiento arqueológico en la ladera y rampa del barranco de Guiniguada, que según la ficha inventario de PATRINET es una oquedad natural que forma un pequeño anfiteatro al cual cierra un muro perimetral de unos 15 metros de largo por unos 90 cm. de ancho, de doble hilada de piedra rellena con cascajo, característica de las construcciones prehistóricas, con una entrada semiderruída. Su morfología es de gambuesas o corral, reutilizado, que por su muro y la localización de industria lítica es de origen prehispánico.

La propiedad del topónimo la documenta el testamento de 23 de abril de 1727 fundando una Capellanía que creará un topónimo contiguo, realizado por Francisca Ortiz Salvago Ossorio, prima y mujer de Benito Joaquín Salvago Imperial, regidor perpetuo y decano de la isla, quien manifiesta tener la propiedad por herencia de la mitad de un cortijo de tierra labradía en Salvago (Tafira) con agua del Heredamiento de Los Chorros de Tafira, de una extensión de 21 fanegas, 2 celemines y 2 cuartillos (SUÁREZ GRIMÓN, V.J.: La propiedad pública, vinculada y eclesiástica en Gran Canaria, en la crisis del antiguo régimen, Las Palmas de GC, 1987). 
 
Yacimiento arqueológico (Patrinet)

Al testar establece una pensión de 260 misas rezadas anuales, de las cuales 12 se dirían en la ermita de la Asunción de Tafira en el cortijo de su marido los domingos y festivos, y nombra descendiente a Esteban Cabrejas Bethencourt y su mujer Agustina Botello Tello, sobrina de la otorgante.

La mencionada ermita en la entonces propiedad de los Salvago en Tafira Baja, fue construida por el presbítero Pedro Salvago -con dos hermanos de igual profesión- en el segundo tercio del siglo XVI, quemada por el almirante holandés Peter Van der Does en su ataque de 1599, y reconstruida nuevamente por los Salvago, que disponían también de abundantes tierras en Telde y Valsequillo.


Cuando Agustina Botello Tello, mujer del Capitán Esteban Cabrejas Bethencourt realiza su testamento el 27 de julio de 1750, dice ser propietaria de un Censo de 13.200 reales vellón de principal redimible, con rédito 396 reales, impuesto el 31 de enero de 1704 por Antonio Salvago Imperial, su tío abuelo, sobre tierras en Tafira. 
Ermita de los Salvago (S. Jiménez Sánchez - Falange 15-08-1946)

Cuando en aplicación de la ley de desamortización se practica la liquidación de la mencionada Capellanía de Francisca Ortiz Osorio, los bienes que se detallan son: trozo labradío y "arrifes" en Salvago y La Capellanía (Tafira), de 3 fanegadas, 3 celemines, y 4 cuartillos; trozo de ladera de 3 fanegadas,  2 celemines, y 3 cuartillos; trozo labradío y "arrifes" de 4 fanegadas y 2 celemines; Casas terreras; y Parte de agua del Heredamiento de Tafira.


Los bienes son adjudicados de la siguiente forma: una séptima parte a Rafaela Casabuena, otra séptima parte a Carmen Llarena Casabuena y el resto, cinco séptimas partes a la familia Lugo. Respectivamente, los nuevos propietarios venden por un total de 166.555 reales de vellón los bienes: el 29 de junio de 1877 a Rafael Massieu Falcón; el 4 de enero de 1879 a Francisco Hernández Suarez; y el 27 de marzo 1879 a Tomás A. Suarez de la Coba (SUÁREZ GRIMÓN, V.J.: La propiedad pública, vinculada y eclesiástica en Gran Canaria, en la crisis del antiguo régimen, Las Palmas de GC, 1987).


Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)