Actualización
25-mar-2016
Según
la tradición popular, recibe este nombre por haberse encontrado en el lugar
algunos gánigos, la alfarería más característica de los aborígenes
grancanarios. En la antigüedad, la botija era un recipiente de barro cocido
en forma de cono invertido de vara y media de altura y media vara de diámetro
en su mayor anchura. Ahora, según el DRAE, la botija es una «vasija de barro mediana,
redonda y de cuello corto y estrecho». Cualquiera de ambas puede asemejarse a lo que
se entiende por un "gánigo" aborigen, salvando su
específico diseño.
Yacimiento de Botija (Patrimonio Gran Canaria) |
Jarra o jarrón encontrada
en el túmulo del Agujero
(Museo Canario)
|
En concreto el llano se
corresponde con el emplazamiento de un poblado aborigen, bastante bien
conservado en el arranque de sus muros, a la orilla del mar y en las
inmediaciones del Puerto de Sardina y del Juncal. Se trata de un eslabón de la cadena de
asentamientos ribereños que se inician en el sector de La Guancha-El Agujero y acaban en el sitio real de Guayedra. Posiblemente el topónimo surgiera por el antiguo
descubrimiento en este lugar de gánigos de
barro.
Olla encontrada en Gáldar (Museo Canario) |
La primera es una “Jarra o jarrón”, encontrada en el Túmulo del Agujero y fue recibida
en el Museo en marzo de 1934, registro de inventario nº 319, de dimensiones 21,1
cm. de altura un diámetro máximo de 19,3 cm., es descrita como «Forma compuesta (tendencia ovoide más
hiperbólica) con aplicaciones de dos asas en vertical con pitorros. Presenta
como técnicas de acabado y decorativas: alisado tosco para el interior y
bruñido para el exterior. Destaca la pintura roja que cubre casi toda la
superficie exterior de la pieza y el labio, y que deja en reserva las asas,
líneas verticales, círculos y triángulos para ser rellenados con posterioridad
con pintura negra. Ésta se emplea también para realizar pequeñas líneas
paralelas que bordean la boca y los triángulos invertidos superiores que acogen
triángulos en su interior.», para su uso como Recipiente funerario de
función imprecisa. Destaca la tosquedad del acabado de la superficie interior
frente a la calidad de la exterior.
La segunda es una “Olla”, no especifica el lugar de Gáldar donde se encontró y fue recibida en el Museo con anterioridad a 1938, registro de inventario nº 328, de dimensiones 16,8 cm. de altura un diámetro máximo de 25,2 cm., es descrita como «Forma compuesta (tendencia ovoide más tendencia hiperbólica) con aplicaciones de dos asas en vertical. Presenta como técnicas de acabado: alisado para el interior y alisado tosco para el exterior. Destaca la fragilidad de su base, sometida a la exposición del fuego», para su uso como Recipiente doméstico destinado a la preparación de alimentos mediante la aplicación de calor.
Pero también se inventaría en el MUSEO CANARIO, una “tinaja” encontrada en Mogán en marzo de 1886, en una expedición en la que participaron Gregorio Chil y Naranjo, y, Víctor Grau-Bassas y Mas. La “tinaja”, registro de inventario nº 413, de dimensiones 48,8 cm. de altura un diámetro máximo de 35,8 cm., por tamaño y diseño mucho más próxima a un antigua “botija” que era utilizada para el transporte por mar de vinagre, aceite, manteca y otros.
Es descrita como «Forma compuesta (tendencia ovoide más tendencia hiperbólica) con
aplicaciones de cinco asas en vertical. Presenta como técnicas de acabado:
alisado para el interior y exterior. La degradación de la superficie interior
de la pieza limita calibrar el tipo de alisado», para su
uso como Recipiente
doméstico destinado al almacenaje de alimentos. El asa aplicada en el arranque
del cuerpo, y alineada con una de las cuatro asas localizadas en el cuerpo,
permitiría la inclinación de la pieza una vez fuera elevada y fijada, por
ejemplo, mediante cuerdas torcidas.
Tinaja encontrada en Mogán (Museo Canario) |
Pero también se inventaría en el MUSEO CANARIO, una “tinaja” encontrada en Mogán en marzo de 1886, en una expedición en la que participaron Gregorio Chil y Naranjo, y, Víctor Grau-Bassas y Mas. La “tinaja”, registro de inventario nº 413, de dimensiones 48,8 cm. de altura un diámetro máximo de 35,8 cm., por tamaño y diseño mucho más próxima a un antigua “botija” que era utilizada para el transporte por mar de vinagre, aceite, manteca y otros.
Cuevas (Patrinet) |
Panorámica (fotosaereasdecanarias-com) |
El
yacimiento de los Llanos de Botija está integrado por diversas
construcciones de piedra seca, tanto de planta cuadrangular como cruciforme,
cuyos muros aún conservan una parte significativa de su altura originaria. Se
han identificado en este lugar un mínimo de cuatro construcciones de carácter
doméstico y otra a la que se le ha asignado, por comparación tipológica, la
funcionalidad de tagoror o lugar de reunión.
Vista de 1978 (Jaime O'Shanahan - MDC) |
Horno de cal (Fedac) |
Con criterios más técnicos, la Carta Arqueológica destaca en el lugar estructuras
arquitecturales de piedra seca, de una longitud de 10,12 m., ancho de 9,35; la
pared de 1,20 a 3 m. de anchura, con una altura de 0,40 a 1,20 m. Señalar
también las observaciones que se realizan, por lo de interés que puedan
acercarnos al origen del topónimo: «Restos
de casas, de amplias dimensiones, con un cuerpo cruciforme y otro cuadrangular anexo.
Un solo acceso, orientado al Norte. En los alrededores, vestigios tumulares y
de cistas funerarias» (MARTIN
DE GUZMÁN, C.: Las culturas prehistóricas
de Gran Canaria, Madrid, 1984).
Existen otros topónimos similares y próximos entre sí, como Lomo de Botija y Solana de Botija, situados muy cerca de Cueva Blanca y Las Breñas, en Valsequillo, que pudieran tener su mismo origen, más aún cuando muy cerca hay un lugar llamado Los Palomares, topónimo muy al uso de los conquistadores para identificar los poblamientos aborígenes en casas-cueva. No obstante, puede guardar relación con el lugar de procedencia de sus primeros ocupantes, razones por las cuales lo desarrollamos en entrada distinta a este Blog. También está el Morro de Botija en Mogán, muy cerca de la Presa de Soria.
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