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viernes, 16 de septiembre de 2016

MEDIALUNA, LA (ALDEA DE SAN NICOLÁS, AGAETE, SAN BARTOLOMÉ DE TIRAJANA Y SANTA BRÍGIDA)

La riqueza toponímica de Gran Canaria nos permite encontrar en ella algunos geotopónimos que dicen de los accidentes geológicos del relieve que reciben su nombre y se describen por las voces de nuestro léxico.


Vista de La Media Luna de La Aldea (José M. Quesada Medina - Infonortedigital-com)
Y entre los geotopónimos, aquellos que llamamos morfológicos porque nos describen la forma caprichosa que la naturaleza ha dado a elevaciones o depresiones, como es el caso que aquí tratamos de La Medialuna y que encontramos en cuatro municipios, creados por los lugareños emulando de manera poética aquello que cantaron Federico García Lorca y Miguel de Unamuno, en ambos casos para el mundo infantil, pues es en ese de mundo de niñas y niñas donde somos capaces de imaginar y soñar con las formas del territorio.
 
Comentamos con más detenimiento el lugar de la Aldea de San Nicolás, pues lo encontramos en el territorio virgen de Guguy o Guyguy, aunque se conozca con la "i" latina y diéresis Güigüi, con el que cada cual guste elegir como ya hemos contado en su entrada particular a este blog Macizo y Playas de Gugui o Güigüi, porque en este entorno donde lo localizamos en su estado puro, pues el temido impacto antrópico, de los humanos, ha sido el mínimo y lo encontramos además acompañado de otros muchos topónimos que nos permiten hablar de la toponimia, del nombres de los lugares, en su máximo esplendor.

Ortofoto (Google Earth)
Es conocido de Güigüi, utilizando la expresión más castellanizada, por la gran dificultad de su relieve se ha preservado prácticamente en su estado primario, siendo en sí mismo un relicto de especies exclusivas de nuestra diversidad, propiciado también por encontrarse situado en donde los conquistadores castellanos llamaban “la parte de atrás de la isla”, por los fuertes escarpes y las escasas tierras para el aprovechamiento en cultivos, además de corresponder siglos después de la conquista de la isla a las tierras que como a modo de dehesas comunales fueron aprovechadas por los aborígenes para el pastoreo, aquellos pocos que tardaron en perder obligatoriamente sus señas de identidad etnográficas.

« … durante siglos, algunos cultivaban cereales y frutos en lo que, según cuentan las crónicas, era un vergel con distintos nacientes de agua y caminos serpenteantes que comunicaban unas playas con las otras […] en los valles de Güi-Güi Chico y Güi-Güi Grande, en 1785 se contabilizan uno y cuatro vecinos respectivamente, en viviendas dispersas, aunque en el verano, con la recogida de las sementeras y las frutas, entraban unas ocho familias de La Aldea. El censo parroquial de 1820 recoge un total de ocho familias con 25 miembros» (SUÁREZ MORENO, 1990).

Vista (José M. M Quesada Medina - Infonorte)
Sólo a partir de la desamortización de las tierras de realengo, ya a finales del siglo XIX, algunos se sintieron atraídos por su adquisición, pero desde los primeros años en que se tomó conciencia del gran valor del medio natural que el territorio representaba, se fueron sucediendo las iniciativas de registro de los bienes Propios del ayuntamiento de La Aldea, y la subasta por parte del Estado, con deslindes no practicados, y expedientes de dominio iniciados por particulares que colisionaban con los bienes Propios del municipio, todo parecía indicar que volvía a iniciarse un pleito histórico por la posesión de estas tierras.

Cuando se presuponía por la opinión pública que en buena parte de ellas ─dos tercios de los treinta millones de metros cuadrados─, podrían realizarse iniciativas que hicieran peligrar su preservación, desencadenó la expropiación forzosa de estas tierras y derechos, aprobada por el Consejo del Gobierno de Canarias el 19 de diciembre de 1989, que el 10 de enero del siguiente año pasaba a información pública. Había sido declarado Parque Natural en 1987 y Reserva Natural Especial en 1994. Se cerraba así toda posibilidad de litigiar entre particulares y el ayuntamiento.

Vista (Turcón)
Es precisamente este acto el que nos dice de sus últimos poseedores, entre los que habría que recoger al inversor suizo Helmut Rahms (Pellerine Ltd.) que en 1988 por 240.000 euros adquirió esa buena porción del territorio a la sociedad filial de la Caja Insular de Ahorros, Promociones Turísticas Canarias que antes vendería parte a su matriz, que habían sido o colindaban con otros muchos propietarios herederos como Juan Armas, Francisco Bethencourt Armas, Nicolasa Díaz, Manuel León, Antonio Marrero, María Medina León, Asunción Medina Rodríguez, Juan Francisco Medina Saavedra, Cristóbal Quintana, María del Pino Quintana Suárez, Juan Quintana, Teodora Quintana Suárez, José Ramos Navarro, etc.

Como decíamos al principio, nuestro mayor interés es conocer de la toponimia, de esa toponimia virgen nacida de la percepción o aprovechamiento de los pocos lugareños que transitaban este paraje singular.

De La Medialuna, la descripción dada por el registro dice «Desde ese trozo de erial, en su mayor parte de riscos, con una pequeñísima parte de labradío, una cueva y algunos nacientes de agua, en Güygüy Grande, donde llaman Medialuna, con cabida total de ciento veintitrés hectáreas y ochenta cuatro áreas, que lindan al sur con terrenos [de particulares]; al naciente, aguas vertientes que separan terrenos del Estado; poniente con el mar; y norte, aguas vertientes del Lomo de la Degollada del Espigón, tomando el Lomo recto al mar».

Vista de las disyunciones (Adrián Negrín)
Más paradisíaca es la descripción del paisaje dada por un experto senderista en su ruta: «Una vez cogida la bifurcación solo nos queda para llegar a la Degollada del Espigón, abandonar el andén a los dos kilómetros aproximadamente de la bifurcación para superar el último barranco, ya que por desprendimientos es bastante complicado seguir por el andén, de todas maneras, no hay perdida, se ve claramente.

Las disyunciones columnares nos acompañan por casi todo el andén, la naturaleza nos deleita con unas esculturas fascinantes sin parangón. Las disyunciones columnares se producen debido al proceso de enfriamiento de las coladas, a menudo las coladas de lava masivas de cierta potencia se fracturan en columnas verticales de sección subhexagonal al enfriarse lentamente.

Detalle de las disyunciones (José M. Quesada Medina - Infonortedigital)

Tras pasar la Degollada del Espigón, Güigüi Chico deja de verse definitivamente, a cambio observamos prácticamente al completo el Barranco de Güigüi Grande, así como la senda muy bien marcada que nos baja hasta las fincas de La Medialuna. Como finalización del tramo marcaremos justo cuando llegamos, una vez pasada las casas, al fondo de barranco de la Cañada de las Vacas. Desde la Degollada del Espigón, la aridez de zona y lo abrupto del territorio consiguen que el palmeral de La Medialuna se manifiesta como un esplendoroso oasis.

Al llegar al barranco continuamos, siguiendo lo pisado, a nuestra derecha para llegar a los bancales, los vamos bajando fijándonos en la ladera derecha del barranco para localizar nuevamente el sendero, que sin bajar al fondo del barranco (donde se aprecia un frondoso cañaveral) va a media ladera para llegar a la bifurcación donde cogeremos el sendero de la ruta corta a los 1.130 metros aproximadamente de dejar las casas de La Medialuna» (QUESADA MEDINA, 2011).

Vista (Adrián Negrín)
También encontramos una descripción paisajística de gran calidad con imágenes fijas en el canal YouTube, donde su autor Adrián Negrín nos deleita con la belleza singular La Medialuna en Güigüi.

El topónimo lo crearon los lugareños por ese capricho erosivo de posibles efluvios volcánicos más antiguos en forma de media luna. Pero muy cerca de este topónimo, encontramos en los registros de la propiedad otros topónimos muy sugestivos como Agujerada, Andén del Tanque Viejo, Barranco Orilla del Tabaibal, Barranquillo de La Sabina, Caidero Carrizo, Cañada de Juan Jorge, Cañada de las Vacas, Cerro de Arriba, Cueva Agujereada, Cueva del Tostador, Degollada del Espigón, Degolladita de los Riquillos, Estanque del Arenal, Estanque del Llano, Estanque de la Aljulaguilla, Estanque de la Huerta, Estanque de Los Mastrantos, Hera La Montañeta, Hoya de Agua de Sabina, Llano de la Mar, Lomito Hurtado, Lomo de la Corcovada, Lomo de la Degollada de la Cruz, Lomo de Los Juncos, Los Canalizos Chicos, Los Juncos, Montaña de Canizo, Montaña Guagarzal [actual Horgazales], Morrete del Abanico, Morrete de Las Laderas, Morrete de Las Lajillas, Peñón Bermejo, Tanque de Los Juncos, Valle Hermosa, Veril de la Alandarilla, Zamora, y un sinfín de topónimos en estado puro, que han llegado hasta nuestros días en su propia virginidad, tal como es el territorio. Destaca la escasez de antro-topónimos. Es precisamente esta escasa presencia de topónimos referidos a personas la que también avala el mínimo impacto ambiental.
 
La toponimia en su estado puro (IDE Gran Canaria)
Al margen de riqueza de la flora y fauna del lugar, algunas secuencias de la vida de sus moradores nos cuentan de la abundancia de los pequeños cultivos que disponían vivir, de buena agua y de sus fatigas o anécdotas.

«Nono Moreno del Pino:  … hay una casa en un lomito… que llaman el lomo de la “corcová”,… es un lomo ancho y en el bajo hicieron una casa y hay tuneras alrededor de la casa y al medio de las tuneras, el olor de los duraznos…  “sin regarse”, al medio de las tuneras,… que cosa rica… el olor del durazno en el duraznero.

En la Medialuna, en la finca de Miguel, tenían de toda fruta… Cogía ajos, cogía papas, cogía cebollas… la comida de la casa la tenía garantizada, y después vendía mucho de la cosecha… lo sacaba con las bestias para La Aldea.

En los años que yo estuve allí siempre tenía una yunta de vacas, y todos los años vendía una yunta de novillos (… lo que nos cuenta sucede entre 1962 y 1974)» (MELIÁN QUINTANA et alli, 2015, p. 130).

Cuartos de aperos (Adrián Negrín)
«Francisco Ramírez Almeida: Tenía 9 años cuando fuimos a la cueva de la Medialuna, con unas cabras de media. Y estuve allí cerca de 4 años. A mi madre la dio fiebre y tuvimos que traerla para abajo… (La Aldea) …y nos vinimos para acá.

[…] Desde la Medialuna subíamos a la Degollada de Piletas… al lado de la Montaña de los Hogarzos. Algunas veces desde por la tarde me venía (para La Aldea)… me sentaba allí pero no bajaba hasta que empezaba a oscurecer,… si no mi padre me templaba.

Para bajar eran unas “vereas”… pero uno bricaba como un cabrito… había un paso malísimo… pero lo demás era… y … con los regatones se veían los “gujeros” en el risco… (…) …tirando el garrote en el mismo sitio… eso… ahí siempre había gente… hoy no hay a donde pasar.

[…] Estábamos allí en el lomito, donde se juntaban “tos”, se juntaban alli por la noche y el viejo mío se le antojó que fuera “soltáo” allá arriba al Leñabuenal al cordero… y yo le dije que tenía miedo, que aquella hora no “diba”. Y me hizo ir.

Pero cuando yo llego allá arriba, allí había una vieja donde estaba la Medialuna, había una vieja que se llamaba Juana Carmen, dice que había muerto. Y entonces allí había unas cadenillas y unas palmeras y donde están unos tunos acabándose,… unos tunos amarillos… y donde yo estaba… pasó un cosa… un sombraje, sería una rata, un erizo, y después yo me puse allí, me dio un “mieo”, me tiró “pal” suelo, me puse en el lomitillo y me eché una piedra encima y digo” “que salga lo que vaya a salir coño que no le tengo “mieo””, y a mi… si no es el “mieo” que tenía… salió una cosa con un pañuelo blanco allí… y yo partí a correr por el chorrito “pa’riba”, me destrocé las patas… bajé por ahí… el llano de Zacarías “pa bajo”… sofocando… y cuando llegue abajo… mi padre… y dice Antonio… “el chiquillo se asustó”… la sangre se te levanta… Como el miedo es libre cogíamos todo lo que queríamos. (Francisco estuvo en Guguy en la década de los 40 del pasado siglo XX)» (IBÍDEM, p. 137).    

Vista (Adrián Negrín)
Como ya se ha dicho al principio, de formación distinta a la depresión con el que se conoce en La Aldea, pues son todas elevaciones del territorio, encontramos también el topónimo en Agaete, al naciente de Tirma y formando parte del Andén de los Alemanes; en San Bartolomé de Tirajana, al norte de San Fernando, formando parte del Morro del Cañizo, entre el Barranco de Fataga a poniente y el Barranquillo del Cañizo al naciente; y en Santa Brígida, al naciente del Caserío La Humbría, en La Angostura, formando parte de los escarpes de naciente del cauce del Barranco Guiniguada, después de la unión de los Barrancos de Santa Brígida y Barranco de Alonso, al poniente del camino de Los Silos y antes de la junta con el Barranco del Colegio.

Sin duda, el topónimo aldeano es quizás el más representativo de las formas, y posiblemente el lugar más apropiado para los momentos oníricos, apartado del mundanal ruido, en un oasis de palmeras de la tierra, entre acebuches, almácigos, bejeques, brezos, cabezones, canutillos, cardones, cardonescas, cerrajas y cerrajones, cornicales, corazoncillos, escobones, juagarzos, leña santa, magarzas, pajoneras, peralillos, rosalillos, sabinas, salvias, siemprevivas, tabaibas, tajinastes, toldas y verodes,  entre aromas de inciensos, cedros y pinos; unos a ras del suelo otros más esbeltos, todos componen la flora más auténtica de la isla.

Vista (Adrían Negrín)
Ante una orquesta sinfónica, por el trinar de los canarios del monte, o las no menos melodiosas alpispas, bisbitas o herrerillos. Y el arrullo de las tórtolas. Donde lagartos gigantes, lisas y perenquenes están atentos a cernícalos, cuervos y halcones berberiscos para no verse sorprendidos mientras calientan su sangre o repiten la misma atención sobre su menú de escarabajos, saltamontes y grillos. Allí donde las migratorias pardelas, petreles, chorlitejos, vencejos y zarapitos danzan sobre las olas o bailan en la orilla. Allí donde el mirlo nos canta avisándonos que el sol se va o viene, o cuando en la noche los búhos velan nuestro sueño para que los roedores no nos inquieten.

Sueños de ilusión e imaginación. Como declamaba Miguel Unamuno: «La media luna es una cuna, va a luna nueva; y al niño de la media luna, ¿quién me lo lleva?». Lugar para soñar y para encontrar respuestas a la vida que está por fuera de esta maravillosa “cuna” natural.

Localización en La Aldea de San Nicolás (IDE Gran Canaria)
Localización en Agaete (IDE Gran Canaria)
Localización en San Bartolomé de Tirajana (IDE Gran Canaria)
Localización en Santa Brìgida (IDE Gran Canaria)

viernes, 5 de febrero de 2016

COELLO, MONTE (STA. BRÍGIDA)

El topónimo lo localizamos geográficamente en la margen norte de las carreteras De Casa del Gallo a Cruce Bandama (GC-111) y Glorieta Bandama – Tejeda  (GC-015), entre la Montaña de la Caldereta al norte y las rampas del barranco de Dios al sur, y, entre la zona urbana de la Cruz del Inglés al este y las rampas del barranco del Colegio al oeste.

Distintos historiadores consideran que el origen del topónimo se corresponde con los predios que fueron del corregidor Juan Coello de Portugal. «Juan Coello de Portugal en un primer período que abarcó desde 1672 a 1676, ejerciendo en 1677 de capitán general interino por haber viajado a la metrópoli el titular de entonces Juan de Balboa Mogrobejo y luego continuó en segundo período desde 1678 a 1680» (PLATERO FERNÁNDEZ, C.: “Del Ayuntamiento - corregimiento de Las Palmas”, Revista Aguayro, nº 213, 1995, pp. 034-039).
 
Inmediaciones Hotel Escuela (UDLP)
Debe reseñarse como mérito de su gestión la construcción en su tiempo del puente en la Ciudad sobre el Guiniguada. «El puente de piedra que las unía era el que en 1673 había levantado el corregidor y capitán a guerra don Juan Coello de Portugal» (SÁNCHEZ FALCÓN, E.: "Evolución demográfica de Las Palmas", Anuario de Estudios Atlánticos, nº 10, 1964), un puente de piedra de cantería azul que sustituyó a uno de madera que se llevó el barranco, pero este también fue destruido por las grandes crecidas del agua del barranco y sería reconstruido por  el Obispo Verdugo.

Está documentado que los primeros repartos legales de tierras  realengas en la isla, fueron «… los realizados por la Real Audiencia en la Montaña de Doramas entre 1805 y 1807, según la R. O. de 1787; los que tienen lugar en el Monte Lentiscal ente 1806 y 1818 y lo mismo se puede decir respecto a la venta de dichas tierras para amortizar la deuda pública cuyas escrituras de venta se otorgan a comienzos de la década de 1830» (SUÁREZ GRIMÓN, V.J.: La propiedad pública, vinculada y eclesiástica en Gran Canaria, en la crisis del antiguo régimen, Las Palmas de GC, 1987).

Con anterioridad fue la ocupación clandestina de estas tierras del Monte Lentiscal; la tolerancia en la usurpación y destrucción de los montes permitida por el Cabildo General, en ocasiones realizaba datas sin tener facultad, se favoreció la mayor usurpación de tierras a partir de las haciendas de los propios usurpadores, cuyos protagonistas pertenecían a la  aristocracia adscrita al gobierno de la isla.

«Lo que caracteriza esta usurpación es la impunidad con que se produce pues, aunque a fines del XVIII el Corregidor sigue autos de oficio contra "las usurpaciones de terrenos causadas en el monte Lentiscal de ella, (de la isla) por las personas que alindan con otros propios suios", se les permite seguir en la posesión de lo roturado mediante el pago de un canon a favor de los propios» (o. cit.).
 
Ortofoto (IDE Gran Canaria)
Las pocas datas de gran tamaño concedidas por Real Cédula en el gran Lentiscal que llegaba hasta Marzagán, lo fueron en el último cuarto del s. XVIII para saldar créditos contra la Hacienda Pública, por investigación de diezmos novales y por servicio en Milicias sin sueldo, Administración Real de Correos y Temporalidades. Correspondieron en el mismo orden a Esteban Llarena, Marqués de Acialcasar y Torrehermosa (300 fanegadas),  Bartolomé Hernández Zumbado, Abogado Reales Consejos  (200 f) y a Fulgencio Arturo Brito, Tte. Capitán (200 f). Muchas solicitudes fueron denegadas y no concedidas.

Ya en el s. XIX, el Cabildo decide recaudar recursos sorteando tierras en el Lentiscal, las primeras en la Ladera de la Guirra y Plaza Perdida, y años después se continúa con por Hoya del Batán, Montaña de los Lirios, el Rebentón, Lomo del Medio, Montaña de los Negros, Llano del Barranquito de Dios, Montaña de las Arenas, Lomo y Hoya Obscura, Lomo y Hoya del Alcalde, Raso de la Atalaya, Lomo de San Pedro, Barranquillo de los Corrales, Plaza Perdida, Mocanal y Llano Cruz del Inglés, parajes en la jurisdicción de la Ciudad y de la Villa de Sta. Brígida, repartos a los que concurren vecinos de ambos municipios.

Como puede desprenderse, además de la data al Marqués de Acialcasar que se dio en el “corazón” del Lentiscal, todos estos parajes están fuera del perímetro de lo que sería Monte Coello, salvo las doce suertes de la Hoya de la Capa realizadas "para que pudiese resultar la venta en beneficio de labradores pobres", de donde podría concluirse que lo era porque esas tierras de Monte Coello ya tenían poseedores, y no decimos propietarios por desconocer cómo fueron poseídas.

Esos repartos del primer cuarto del s. XIX suponían la práctica desaparición del Monte Lentiscal «Un ejemplo del deterioro del monte lo constituye el Lentiscal y por ello en las peticiones de datas hechas en el s. XIX se habla, de "el extinguido monte Lentiscal"» (o. cit.).
Lagar Finca del Monte (Fedac)
Se hace muy difícil por la total urbanización del lugar, identificar orográficamente el pequeño cerro o monte que corresponde al topónimo, en gran parte en la jurisdicción del municipio de la Villa de Santa Brígida y una pequeña superficie del municipio de Las Palmas de GC. Intentamos hacer la descripción del perímetro urbano a que corresponde en la actualidad, considerando que con la mención de la calle se incluyen las viviendas a ambos lados de la misma, y también por su elevación a partir de la cota de los 410 metros sobre el nivel del mar, llegando a la máxima de los 470.

La superficie correspondiente a la jurisdicción capitalina, no es llamada oficialmente Monte Coello, si bien orográficamente su suelo es parte del cerro o monte. Es conocida como Cruz del Inglés y la calle ascendente es llamada Goya, y al traspasar el límite municipal pasa a llamarse Real de Coello, ya en el municipio de Santa Brígida.
 
Perímetro topográfico (IDE Gran Canaria)
Su límite al naciente coincidía con el suelo bajo la jurisdicción del municipio capitalino, iniciándose en la Cruz del Inglés, desde la calle Miguel Ángel hasta la frontera administrativa con  la Villa de Santa Brígida, que lo es en una línea paralela a la calle Rosales en el Monte Coello bajo la jurisdicción Capitalina, que se quebraría hacia el Este al llegar a la calle Real de Coello, hasta llegar a la antigua carretera del centro De Casa del Gallo a Cruce Bandama (GC-111).

Su Norte vendría señalado por el suelo urbano a ambas márgenes de la calle La Cuesta, continuando por la calle Antonio Julio Bautista Redondo, en su extremo más septentrional, y continuar por las calles Néstor Álamo, Inocencia Acosta Padilla, las imaginarias líneas del suelo urbano hasta llegar a las calles Monte Coello, Roque Nublo El Bebedero y Pablo León El Bebedero, límites de poniente que conectan con la antigua carretera del centro Glorieta Bandama – Tejeda  (GC-015), que conforma el límite meridional de su perímetro.
 
Panorámica septentrional (Detalle fotog. Yeray Santana)
Más allá de su perímetro al norte, queda la depresión del antiguo lugar y topónimo de Hoya de la Capa y la nueva urbanización de Los Lentiscos en la ladera del Monte, en cotas que bajan a los 398 y 375 metros s.n.m. La actual calle Real de Coello se corresponde con el trazado del antiguo Camino Real del Centro, de ahí que conserve la calle en su denominación tal atributo.


Todo este territorio era parte del histórico Monte Lentiscal, de donde hasta finales del s. XIX el lugar era conocido como El Monte, y así lo recoge  Pascual Madoz en su Diccionario Geográfico Nacional de 1849.

«BRIJIDA DE LA VEGA (STA.): 1. con ayuntamiento de la provincia audiencia territorial y capitanía general de Canarias, en la isla y diócesis de la Gran Canaria, partido judicial de las Palmas. SITUACIÓN al Este de la isla en medio de una deliciosa vega, libre á la influencia de todos los vientos, con cielo alegre, despejada atmósfera y CLIMA saludable; se compone de los pagos denominados el Monte; la Atalaya, las Cuebas, las Goteras, Satautejo, la Angostura, los Silos …».

Lagar de Luis de la Guardia (Fedac)
Puede que parte del territorio perteneciera a la jurisdicción del desaparecido Ayuntamiento de San Lorenzo, dado que el mismo autor recoge con esta denominación como único pago así llamado el siguiente «MONTE: pago dependiente de la jurisdicción de San Lorenzo, en la isla de la Gran Canaria, provincia de Canarias, partido judicial de las Palmas».

Tal duda no hemos podido despejarla por no disponer del deslinde de los tres municipios (Villa de Santa Brígida, San Lorenzo y Las Palmas) que confluían hasta 1939, momento de la anexión  del segundo por el capitalino.

En los primeros años del s. XX se contaban en el lugar hasta tres lagares para la obtención de vinos, los conocidos como de José de la Coba, Luis de la Guardia, y la Finca del Monte.

Lagar y bodega de José de la Coba (Fedac)
El topónimo de Monte Coello comienza a adquirir notoriedad pública a finales del s. XIX y principios del XX, al iniciarse la construcción de viviendas residenciales y de “veraneo” en el lugar, comenzando a ser relevante en cuanto al asentamiento poblacional de forma estable en “chalets” a partir del segundo cuarto del s. XX.

Entendemos empieza a conocerse como tal a partir de los protocolos notariales de compra-ventas al producirse la parcelación para la construcción por particulares, y se adquiere conocimiento de que dichas tierras pertenecieron al corregidor Juan Coello de Portugal.

Iglesia de san José y san Juan Evangelista (Google Earth)
Tal notoriedad nos la aporta el periódico “Diario de Las Palmas” del 28 de diciembre de 1928, cuando publica un ruego de los estantes en el lugar y de otros asentamientos próximos solicitando de la estafeta de Correos de Santa Brígida distribuya la correspondencia directamente a los destinatarios.

«Los vecinos de Monte Coello y Cruz del Inglés, termino municipal de Santa Brígida, se lamentan de que para recibir su correspondencia tengan que ir personalmente a recogerla a la Estafeta de dicho pueblo, pues parece que los carteros que hacen el reparto por aquéllas inmediaciones y por lugares, aún más lejos, no pueden efectuarlo en aquéllos sitios por estar fuera del distrito que les está señalado, sin que previamente se les ordene.

Los espacios ajardinados de las viviendas en Monte Coello
En Monte Coello y Cruz del Inglés existe hoy una verdadera población formada por numerosos chalets y en ese sitio se encuentra también el Hotel Santa Brígida, que en esta época se llena de extranjeros, muchos de ellos delicados de salud, algunos inválidos, que vienen a reponerse en este clima; y lo mismo aquéllos vecinos que estos extranjeros han de ir a la estafeta, "personalmente", a preguntar si hay alguna carta para ellos, para que en este caso se les entregue.

Nos piden que hagamos llegar al señor Administrador do Correos el ruego, que hacemos nuestro, de que dé las órdenes del caso para que los carteros hagan el reparto en el expresado lugar. Como nos consta el interés y celo que en el mejoramiento del servicio pone siempre el señor del Río Falcón, administrador de nuestra principal de Correos, no dudamos que habrá de atender el citado ruego, que a más de ser justo responde a una verdadera necesidad, aunque creemos que sería más conveniente el solicitar de la superioridad el establecimiento de una estafeta para todo el vecindario de Tafira y parte del Monte Lentiscal».



Unos años después, el arquitecto Miguel Martín Fernández de la Torre, muy destacado en la construcción en Monte Coello quiso reproducir un esquema similar de casas unifamiliares para el barrio de Tafira Alta, aunque el resultado serían fincas individuales aisladas y más diseminadas. Sin embargo, alberga un conjunto de gran valor, como la Colonia Quevedo, proyectada en 1931 en Monte Coello, dando al Camino Viejo. Se trata de “chalets” pareados del Grupo Tomás Quevedo y distintos chalés de la familia Quevedo.

Algunas fuentes consideran que el diseño “racionalista” por el que destacó el estudio del arquitecto Miguel Martín, tuvo la notable influencia ejercida por el arquitecto alemán Oppel, contratado por el estudio. «Aquel difícil verano de entreguerras, un arquitecto alemán, de nombre Richard Ernst Oppel, viaja a Canarias. Se trata de un hombre de 43 años de edad, formado en la Universidad Técnica de Dresde, la de mayor prestigio del país. En sus maletas, junto a los documentos que acreditan su capacitación profesional, porta gran cantidad de carboncillos y gastados lápices de colores. Aquel material de dibujo habría de jugar un papel fundamental en la historia de la arquitectura moderna en Canarias.

Vivienda del ingeniero Hans Speth (arquiscopio-com)
El alemán, buscaba en las islas un nuevo comienzo. Oppel planificó su incursión profesional; primero visitaría Tenerife, donde se entrevistó con el arquitecto Eladio Laredo y Carranza, que reconstruía el hotel Taoro del Puerto de La Cruz; y más tarde Gran Canaria, donde visitó a Miguel Martín-Fernández de La Torre, en aquel momento, el arquitecto de mayor proyección del archipiélago, y al que había escrito previamente solicitándole un puesto en su estudio.

El gran arquitecto canario accedió. Las islas, por aquél entonces, comenzaban a vislumbrar el cambio de paradigma hacia la modernidad, y aquel ideal moderno, tenía su referente más destacado en la arquitectura funcionalista que se estaba gestando en Alemania. Este hecho, junto a la sólida trayectoria demostrada por Oppel, fue probablemente un factor decisivo en su admisión. Y así fue como el arquitecto Oppel, dada su procedencia extranjera, no podía firmar proyectos, se incorporó al equipo de Martín. Pronto Miguel le brindó su confianza y Richard le correspondió con trabajo y tesón.

En aquellos primeros meses, Oppel pasaba incontables horas frente al tablero de dibujo, en un digno edificio de la calle Bravo Murillo de Las Palmas, proyectado por el propio Martín, donde este último había instalado su estudio profesional y su vivienda. Uno de los primeros encargos que recibió el alemán, ya incorporado al estudio del arquitecto canario, fue una casa que atendería al programa de vivienda para el ingeniero Hans Speth y su familia.

El Dr. Speth, que por aquella época dirigía las obras del Puerto de La Luz y de Las Palmas, había trabado una fuerte amistad con Richard Oppel desde la llegada de éste a Gran Canaria. Les unía su condición de centroeuropeos ─Speth era holandés─ y una educación común, ya que ambos obtuvieron una férrea instrucción germánica, producto de la cual lucían una característica cicatriz en el rostro. Así pues, el ingeniero Speth, confió a su amigo el proyecto de su casa en Tafira. Ésta habría de levantarse sobre una parcela elevada, desde donde su futuro propietario pudiera seguir las obras del Puerto, que dirigía al frente de la Sociedad Metropolitana de Construcción. En septiembre de aquel año treinta y dos, Richard comenzó a trazar los primeros croquis de la futura casa (BEAUTELL, A.: “El mejor racionalismo hecho en Canarias”, arquiscopio-com, 22-01-2016). La casa se situaba en el término municipal de Las Palmas, en el Monte Coello orográfico bajo su jurisdicción, concretamente en la calle Rosales nº 4.
 
Antiguo Hotel Santa Brígida
En 1939 volvemos a tener noticias en la prensa local de Monte Coello, como consecuencia del expediente de subasta pública para la contratación del servicio de alumbrado eléctrico de esta localidad y de la barriada de "Coello", de donde sabemos que ya había adquirido tal condición urbana.
 
Pabellón entrada Hotel Sta. Brígida (MDC)
Proyecto Miguel Martín Hotel Sta. Brígida (MDC)
La edificación más sobresaliente de Monte Coello por su tamaño, es el actual Hotel Escuela de Santa Brígida, proyecto que corresponde también al mismo arquitecto quien lo realizó para la viuda de Quidney en 1940. Venía a sustituir al antiguo hotel de madera que se incendió en agosto de 1938 ocasionado por un cortocircuito. Fue la gran atracción turística de finales del s. XIX, donde se hospedaban los extranjeros que venían a la isla atraídos por las bondades de las aguas de sus balnearios y el especial clima del Monte.
 
Hotel Escuela Santa Brígida
En 1971, se inauguró  el Centro de Monte Coello, en la calle Goya, obra social que creó y subvencionó la extinguida Caja Insular de Ahorros. Fue concebido como un gran Centro de Orientación Psicopedagógica al "subnormal mental". Además de contar con un servicio médico complementario, tenía un servicio psicológico y pedagógico y un gran Centro de Educación Especial con capacidad para 285 niños "subnormales educables" en régimen escolar de seminternado. Pertenecía también a este complejo una Clínica-Hogar para "subnormales custodiables-profundos".

En la actualidad Monte Coello ha dejado de ser un lugar donde predominaban las viviendas unifamiliares ajardinadas o chalés utilizados como residencias “de verano”, convirtiéndose estos en residencias permanentes.

Localización (IDE Gran Canaria)

viernes, 15 de enero de 2016

GALEÓN, FINCA DEL (STA. BRÍGIDA)

Lugar situado al naciente de la nueva zona de ampliación urbana conocida por San Juanito, de la que se encuentra separada por la carretera De La Calzada a Santa Brígida por La Angostura (GC-320), conformando parte del antiguo palmeral de Satautejo, anterior a la conquista de la isla.
 
Vista (Ayto. Sta. Brígida)

El origen del topónimo guarda relación con las embarcaciones que en 1599 formaban la armada del corsario holandés  Pieter Van der Does, cuando atacó la isla y después de desembarcar sus tropas y tomar la amurallada Ciudad del Real de Las Palmas, persiguió a las tropas castellanas que retrocedieron por el barranco de Guiniguada hasta este lugar conocido como la Cruz del Inglés (Enlace con el topónimo) por la confusión que se dio de los holandeses tomados como ingleses, donde serían vencidos.
 
Casona s. XVII (Ayto. Sta. Brígida)
Según las crónicas, la casona situada en esta finca o hacienda, propiedad entonces del alcalde Andrés de la Nuez, se convirtió en la residencia del gobernador de la isla Alonso Alvarado, constituyendo su cuartel general del que emanaban las órdenes a las tropas castellanas para rechazar y vencer al holandés, que demandaba el pago del rescate por el Real de Las Palmas.
 
Ataque Van der Does 
Galeón holandés
(jadonceld.blogsport-com)
Tras la muerte del gobernador Alonso Alvarado en la defensa del Real de Las Palmas, es el también extremeño Antonio Pamochamoso su Teniente Gobernador quien asume el mando de las tropas castellanas, librando la última batalla que acaba con la derrota y retirada de las tropas holandesas. Por este hecho histórico que recogen las crónicas, el escudo heráldico de la Villa de Santa Brígida incluye la leyenda “Por España y por la fe vencimos al holandés”.

La defensa de la isla fue posible con el recurso de la hoy llamada “guerra de guerrillas”, de pequeños grupos que hostigaban permanente a la bien equipada tropa holandesa, en la que participaron castellanos y los canarios bautizados, que fue motivando la desmoralización de los holandeses más preparados para los enfrentamientos directos, que con este tipo de escaramuzas en las que pocas veces veían las caras de sus atacantes que lo hacían por sorpresa y amparándose en la densa vegetación del Monte Lentiscal (Enlace con el topónimo).
 
Casona (Marianne Perdomo)
Las numerosas bajas que tuvieron los holandeses y la propia desmoralización de la tropa, que ya no contaba por la distancia geográfica con el auxilio de los cañones de sus barcos que estaban anclados en la bahía de Las Isletas, motivaría su retirada hacia el Real de Las Palmas y antes de abandonar la isla por no haberse pagado el exigido rescate de guerra, incendiaron la ciudad, destruyeron muchas construcciones defensivas y realizaron el expolio de gran parte de sus archivos que llevaron a sus barcos que formaban la más poderosa escuadra que arribó a la isla.
 
Presa Sta. Brígida (Iván Cárdenes)
En su límite nordeste se emplaza la presa de Santa Brígida, cuyas obras se iniciaron en 1953, con capacidad para 236.710 metros cúbicos, unas 548 azadas, que nunca se llegó a terminar conforme al proyecto inicial. El embalse con un cerramiento curvado está ubicado en el cauce del barranco de Las Manzaneras, aguas abajo barranco del Colegio tributario del barranco Guiniguada.
 
Cerramiento Presa Sta. Brígida (Ayto. Sta. Brígida)
La Finca del Galeón se ha convertido en el llamado Parque Agrícola del Guiniguada, «… fruto de una de las actuaciones del ambicioso Proyecto Guiniguada, que proponía la conservación y rehabilitación de los valores culturales del paisaje con el objetivo de que el Barranco de Guiniguada fuese un gran parque habitado».
 
Panorámica (Ayuntamiento Sta. Brígida)
El “Proyecto Guiniguada” fue aprobado por la Unión Europea dentro de quinientos proyectos para la regeneración urbana y social, que participaba en su financiación hasta el 39%, complementando la misma el Gobierno de Canarias con el 25%, el Cabildo de Gran Canaria con el 21%, y los ayuntamientos de Las Palmas de GC y Santa Brígida, el 4 y 2%, más la colaboración privada con el 9% restante. En la redacción del proyecto participó de forma destacada el arquitecto José Miguel Alonso Fernández-Aceytuno.
 
Parque agrícola (Ayto. Sta. Brígida)
El Parque Agrícola del Guiniguada es un espacio de ocio y recreo, que permite a través de caminos y veredas acercarse al mundo agrícola y rural de la comarca, de gran interés agropecuario, con plantaciones de hortalizas, frutales, viñedos, etc., además de la contemplación de gallinas, pavos, conejos, cabras y ovejas, cochinos negros, burros y demás animales de granja, dentro del extenso palmeral.
 
Casa del Vino (Ayto. Sta. Brígida)

El Parque Agrícola es colindante con el Parque Municipal, donde se realizan cada año durante las fiestas patronales muestras de flores, plantas y pájaros, y donde encontramos la Casa del Vino. También colinda con el Mercadillo Municipal, que se ha distinguido por ofrecer productos ecológicos o biológicos obtenidos sin la utilización de productos químicos. Es todo un conjunto que ofrece múltiples posibilidades de interés para ser visitado.

Localización (IDE Gran Canaria)