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viernes, 2 de diciembre de 2016

VIÑÁTIGO/S, EL (V. DE SAN MATEO, AGAETE, VALLESECO Y MOYA)

Topónimo que localizamos en la Vega de San Mateo, al sur de La Lechucilla y Los Roquetes, entre Camaretas al poniente y con la jurisdicción de Valsequillo, donde se localizan los Llanos de los Suárezde los González  y de los Rivero, y, el Llano de la Casilla.

En Agaete, lo encontramos al sur de Los Cabucos, en las fuertes vertientes que dan hacia poniente al Andén de los Trigueros y que se encuentran entre la carretera Fagagesto-Juncalillo (GC-070) y de la Carretera de los Pérez, lugar entre las cuencas del Barranco de Los Cabucos y del Barranco de la Montaña. Y en Valleseco, al naciente del Lomo de la Palma, muy cerca de los límites de Valleseco con Teror, al naciente en La Gambuesa del alto de la Cuesta del Muelle. Había un topónimo ya desaparecido en Teror, en el Heredamiento del Chorrillo. Curiosamente el acceso al lugar es llamado Camino de Viñático, usando la variante del término.

Igual variante localizamos en Moya, donde el lugar de Viñático lo encontramos al naciente de La Josefa, muy cerca de la carretera de Moya- Fontanales (GC-075), al sur de Carretería y al norte de Estebanejo, en los altos de las vertientes de poniente del Barranco de Azuaje.

Viñátigo (lostilos.villademoya.es)
Todos los topónimos vivos y los muchos otros desaparecidos guardan estrecha relación con el viñátigo (Persea indica) es una «especie característica de los bosques de laurisilva. Es endémica de los archipiélagos macaronésicos, estando presente en todas las islas de las Azores, en Madeira y Canarias. Se trata de un árbol de hasta 20 m, que se puede diferenciar por sus hojas lanceoladas, de color verde claro pero que se vuelven rojizas al envejecer, sin glándulas. Los frutos son elipsoides, de unos 2 cm y adquieren un color negro-azulado al madurar» (FLORADECANARIAS-COM).

En los primeros tiempos se consideró por su parecido que era una variedad del Laurel (Laurus novocanariensis), de la misma familia de las Lauraceae, y quizás influenciado por las vagas noticias del Laurel de Indias (Ficus microcarpa), de la familia de las Moraceae, de donde se inventarió como ‘índica’.


Lugar de Viñátigos en V. San Mateo (santisanrod)
Pero este endemismo era muy abundante en las islas en el tiempo de la conquista, ocupando los suelos preferentemente húmedos, en las umbrías y márgenes de barrancos, pero su explotación maderera por su calidad y la propia roturación de las tierras húmedas, prácticamente han contribuido a su práctica desaparición en Gran Canaria quedando pequeños relictos.

Del topónimo de la Vega de San Mateo junto al Barranco de La Lechuzilla, encontramos su mención en los repartimientos, en la descripción de las tierras que pedía Alexio de Belandia, el 21 de agosto de 1549, solicitante que dio origen al topónimo de Biliandria situado al suroeste de Viñátigos, refiriéndonos de otros topónimos próximos que han llegado a nuestros días.

Lugar de Viñásticos V. de San Mateo (Google Earth)
«… suplico me hagan merçed de un pedaço de tierras que es en el termino del Gamonal en la hoyada desde el portezuelo asomante a las camaretas y a la cañada de los viñaticos y por aquella misma hazera sobre la mano derecha del barranco a dar a una tierra albariza blanca que va a dar al camino de Tirahana e de la otra banda del linda contra el Risco de Tintiniguada e a dar abaxo a la montaña Bermeja e donde esta un pino en que podra aver çient fanegadas de tierras y mas» (RONQUILLO RUBIO et AZNAR VALLEJO, 1998, p. 484).

En la prehistoria de las islas el viñátigo, que no es voz aborigen como a continuación se dice, tuvo muchas utilidades para los aborígenes, tanto en la fabricación del ‘banot’ como arma, por su gran fortaleza.

Lugar de Viñátigos Vega de San Mateo (caminosdecanarias.blogspot-com)
«Madera empleada en la confección del ‘banot’. El fragmento incrustado en la vertebra parece proceder del viñátigo/viñático, “elemento fundamental de la antigua laurisilva canaria... Puede alcanzar alturas de 15 a 20 metros, y su madera, muy dura, de color rojo pardo, fue muy apreciada” (Ceballos y Ortuño, op. cit., pp. 94 y 345. Max Steffen señala que en otros tiempos fue objeto de exportación con el nombre de caoba de Canarias, y que la voz vinátigo, nombre vulgar de la Persea indica L., es un portuguesismo. También lo admite Pérez Vidal: la forma portuguesa es vinhático. En el diccionario de E. Pinheiro [n. 50] se cita como árbol de las Azores, nombre que también se da a la madera. Para Ceballos y Ortuño se trata de un árbol “francamente exigente en cuanto a humedad: se localiza siempre en umbrías o fondos de barrancos” (op. y Loc. cit.).

Banot: Fotografía y lámina (Museo Arqueológico de Tenerife)
[n. 50] EDUARDO PINHEIRO: Diccionário da Lingua Portuguesa, Porto, s. a. “Bajo la voz vinhatico se dice que es un árbol de las Azores; madera de ese árbol. Pero se trata de la misma especie presente en la laurisilva canaria y en general en la flora macaronésica”» (DIEGO CUSCOY, 1986, p. 776).

[op. cit. La obra arriba citada por el autor es L. CEBALLO y F. ORTUÑO: Vegetación y flora forestal de las Canarias Occidentales, Instituto Forestal de Investigaciones y Experiencias, Madrid, 1931, 465 pp. (El Sabinar, pp 97-98)].

Pero nuestros aborígenes no sólo aprovechaban del viñátigo la dureza de su madera, sus hojas las utilizaban para hacer tintes naturales de color rojo para los textiles de junco.

«Consultados estos textos y las referencias que nos ofrecen los textos antiguos, podemos resumir que los antiguos pobladores de las islas elaboraban tintes con materias primas de origen vegetal, aprovechando las hojas, frutas y bayas, cortezas, raíces y la savia, de sobre todo especies de árboles de la laurisilva, del drago y el pino canario, y de plantas silvestres entre las que se encuentran identificadas los tajinastes (echium), y la hierba pastel.

Hojas y frutos del viñátigo (floradecanarias-com)
Para confirmar las posibilidades tintóreas apuntadas por estos últimos autores tanto para los soportes de origen vegetal como los de origen animal se realizaron pruebas con algunas de las materias primas de origen vegetal citadas, concretamente con: hojas de viñátigo (persea indica), frutos y corteza de acebiño (ilex canariensis), frutos y corteza de faya (myrica faya), corteza de pino (pinus canariensis), raíces de varias de las especies de tajinastes (echium) y hojas de hierba pastel (isatis tinctoria).

Como soporte para confirmar la adherencia y tinción se utilizaron franjas de tejido de junco preparadas para esta composición. […] Las tonalidades que obtuvimos con todos estos materiales varían desde amarillos (faya e hierba pastel), naranjas (faya, viñátigo), rojos (pino, viñátigo), carmines (faya y tajinastes), violetas (faya y tajinastes), tonalidades terrosas (acebiño), verde claro (acebiño e hierba pastel), y, verdes oscuros y azules (hierba pastel)» (HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 1997, p. 28).

Y como buenos pastores, conocían también de lo venenosa que estas hojas podrían ser para su ganado, conocimientos que quedaron en la cultura pastoril de La Palma, no dudando fuera conocida en las restantes islas donde los aborígenes fueron apreciados y contratados para el pastoreo tras la Conquista.

«… en La Palma, en concreto en la Cumbre Nueva, donde los pastores talaban o cortaban las ramas bajas de los viñátigos (Persea indica), árbol de hojas venenosas, cuyo consumo por el ganado en grandes cantidades, incluso podría ocasionar su muerte … » (NARANJO RODRÍGUEZ, 2006, p. 43).

Ejemplares de viñátigos en Tenerife (lavegadesanmateo-com)
Conquistada la isla, además de conocerse que la corteza fue utilizada como antiséptica de la piel, el viñátigo y otras maderas de la laurisilva ─que se localizaba en el norte de Gran Canaria por su típica mayor humedad propiciada por los vientos Alisios─ eran reservadas por las autoridades para la construcción del interior de las naves, por el elevado interés estratégico de la industria naval en su condición de islas.

«Muchas partes de los barcos, en concreto las del exterior se hacían de madera de pino canario y la del interior de madera de las variedades de la laurisilva. Entre ellas destacaba el viñátigo y el barbusano, no sólo apreciados por su altura, sino también por la calidad de su madera y su resistencia a la podredumbre del agua» (LOBO CABRERA, SANTANA PÉREZ, et RODRÍGUEZ PADILLA, 2007, p. 106)

El particular hábitat de la laurisilva que ocupaba las zonas húmedas de la isla, y la propia prioridad que se dio para el destino del viñátigo a la industria naval, no impidió que se comerciara con ella para otros usos como se aprecia de la cita del Contrato de 1592-marzo-13, protocolo de Alonso Fernández Saavedra, legajo 802, f. 89 r.:

«Antonio Álvarez, aserrador, vecino de Canaria, se obliga a entregar a Bartolomé Pabón, 4 docenas de tablas de viñátigo y 1 docena de tablones de la misma madera y de palmo y medio de ancho y 12 pies de cumplido, y el tablado ha de ser de 12 pies de cumplido y 2 palmos de ancho, y los tablones de 2 dedos de frente, y por razón de aserrar y cortar y entregar en la Montaña de Doramas, donde las puedan sacar y cargar caballos, por razón de 20 reales por docena de tablas y tablones y tijeras de viñátigo. A cuenta recibe 30 reales. Bartolomé Pabón se obliga a la vez a hacer a Antón Álvarez una rueda de atahona con su dentadura, aspas y carrete por precio de 10 ducados, de palo blanco» (IBÍDEM, p. 258).

El viñátigo y sus frutos (floradecanarias-com)
Debió haber sido grande la tala del viñátigo que ya a comienzos del siglo XIX, se tenía que importar de La Palma su preciada madera que era utilizada para el tallado de imágenes religiosas combinada con el pinsapo, e incluso la reutilización de su madera en el desguace de los barco, de cuyas huellas en el arte tenemos unas singulares referencias documentales de la utilizada por el escultor José Luján Pérez para la elaboración las imágenes del ‘Apostolado’ que adorna el interior del cimborio de la Catedral de Las Palmas, conforme al encargo que le realizara el Cabildo Catedralicio, y que demoró en confeccionar por el agobio que padecía cumpliendo con encargos que le hacían distintas parroquias e iglesias.

«…en su casa, había puesto el Cabildo madera de viñátigo y pinzapo, de la que sin temor á engañarnos, hubo de gastar una buena, parte, cuando se le pidió cuenta de ella » (TEJERA Y DE QUESADA, 1914, p. 81).

Se trata del ‘Apostolado’ cuya pequeña historia empezó cuando el Cabildo consideró eran los adornos que remataran el cimborio, y el 16 de julio de 1798 da poderes al canónigo Zumbado para que contrate con Luján el precio de las estatuas, condicionando que las cabezas, manos y pies sean de madera menos corruptible y los vestidos de lona y los cuerpos de pinsapo del norte.


«El día 24 de dicho mes el Cabildo determinó que fueran dieciséis las imágenes (sic), a saber, los doce Apóstoles y los evangelistas San Marcos y San Lucas. Fue así como Luján se hizo cargo del ‘Apostolado’ y en septiembre de aquel año propone al Cabildo la compra de siete piezas de lona de 44 varas cada una en la tienda de don Francisco Aguilar, y la madera de viñátigo necesaria para las cabezas, manos y pies de las estatuas. (Cabildo, 25 de septiembre de 1798) [Sorprende la aclaración del autor de (sic), ‘copia textual del original’, en cuanto al número de 16 imágenes, pues en su p. 232 da cuenta que se encargaron a Luján 2 ángeles para el “sancta sanctorum de esta catedral”, si bien cuando se pagan se dice “los dos ángeles para el cimborio”].

El Cabildo contestó que se comprara la madera de los barcos varados que estaban en venta, y que si no bastaba con dicha madera, se le avisara al hacedor de La Palma para que enviara el viñátigo necesario. (Cabildo, viernes 28 de septiembre de 1798)» (CAZORLA LEÓN, 1992, p. 230).

Es más explícita la redacción contenida en el documento del Cabildo, viernes 28 de septiembre de 1798:

«Vista la minuta de la madera de viñátigo que hace juicio el escultor don Jose Pérez para cabezas, manos y pies de las estatuas del cimborio y en atención a que hay madera de barcos que se han varado para expenderlas, se acordó se reconozcan y de haberlas aparentes para dicho fin se compre de ellas la porción que sea necesaria y, de no ser suficientes las cuchas, se escriba al hacedor de La Palma remita de la madera de viñátigo el número de piezas en la conformidad que conste de la minuta» (IBÍDEM, p. 233).

Pero como ya se ha dicho arriba, Luján Pérez se encontraba agobiado con la imaginaría de parroquias e iglesias de las islas, y fue ganando algún tiempo, durante el que compró dieciséis varas de lona que fueron pagadas el 13 de marzo de 1800, y volvió a ganar más tiempo, haciéndose rogar, hasta que el Cabildo Catedralicio le requirió y el 21 de marzo de 1801, un año después, Luján comunica la madera que necesita.

«Luján manifiesta el 21 de marzo de 1801 que la madera que necesitaba para sus estatuas era: “Veinte tozas de viñátigo de tres varas de largo y cuarta y media de ancho, dieciséis palos de vara y cuarto de cumplido y una cuarta de grueso en cuadro por ser cada estatua de dos varas y medio de alto” (Libro Obra de la Iglesia 2).»

Apostolado del cimborio de la Catedral de Las Palmas (norlando.blogspot-com)
«Luján empezó el Apostolado en 1804. Y como no había madera suficiente para las estatuas y los canceles de la iglesia, fue enviado a Tenerife el carpintero Cabral (Antonio), para que, siguiendo las normas de Luján, comprara la madera más a propósito y la lona. (Cabildo, jueves 24 de mayo de 1804). Y Luján, mientras hacía su Apostolado, mudó de parecer en lo referente a los vestidos. En vez de hacerlos de lona, le parece mejor tallarlos en madera. Razón por la cual se pone en venta la lona comprada […] Las imágenes comenzaron a ser entregadas, en la segunda mitad de 1806, a los pintores para poderlas colocar en el cimborio.

En el libro Obra de la Iglesia 2 se nos dice:
“Sábado 9 de agosto de 1806: se pagan al maestro pintor Cayetano González por pintar uno de los doce apóstoles 20 pesos”.

“Sábado 16 de agosto de 1806: se pagan al maestro pintor Portugués la pintura de dos apóstoles 40 pesos. (Libro Obra de la Iglesia 2).

“Por 1.500 reales que según recibo de 22 de diciembre de 1808 pagó al maestro pintor Joseph Yanes por su trabajo en los cinco Santos que se colocaron en el cimborio a razón de 20 pesos cada uno”. (Cuentas Mayordomia Fábrica, 1789-1813, fol. 163).

La colocación del Apostolado en el cimborio tuvo lugar en septiembre de 1810» (IBÍDEM, p. 231-232).

Localizaciones históricas (Jardín Botánico Viera y Clavijo)
De las localizaciones históricas del viñátigo inventariadas por el Jardín Botánico Viera y Clavijo, la comparación de las conocidas hasta los años 30 del pasado siglo, con las inventariadas en el siglo actual distan mucho entre sí, y ello después de conocer de las utilidades que se le daban en nuestra prehistoria, las siguientes de nuestra historia, particularmente del primer siglo después de la Conquista, y las residuales siguientes.

Se anota su localización preferente en Los Tilos, de donde encontramos una ficha más descriptiva del viñátigo, con algunas curiosidades relativas a la paloma, a sus parentescos, y aunque pudiera ser reiterativo en parte con lo recogido al principio, resulta obligado para insistir en que se alcen las voces en defensa de su supervivencia cual arma de guerra que fue en el ‘banot’ aborigen:

Paloma Turqué (seo-org)
«Después del til es el árbol de mayor talla de la laurisilva canaria, pudiendo alcanzar los 30 m. de altura. Tronco recto y robusto con corteza gris oscura y fisurada. Hojas oblongo lanceoladas de hasta 20 cm. de longitud, algo coriáceas; cuando envejecen toman un color anaranjado y permanecen sin caer durante un tiempo. Las flores blanquecinas se agrupan en los extremos de las ramas. El fruto es una baya de unos 2 cm. de largo, de color negruzco y brillante cuando maduran, no comestible. Solo la paloma turqué y rabiche son capaces de digerirlos sin notar efectos secundarios. Florece entre marzo y agosto.

Elemento propio del bosque de laurisilva, es exigente en cuanto a humedad por lo que generalmente habita en los lugares más umbríos (fondos de barrancos, vaguadas y hoyas). Su madera de color rojo pardo es muy apreciada. Es pariente del aguacate, además de endémica de la Región Macaronésica (Azores, Madeira y Canarias). En Canarias faltan en Lanzarote y Fuerteventura. Ha sido elegido como símbolo vegetal de la isla de La Gomera» (LOSTILOS.VILLADEMOYA-ES).


Localización en la Vega de San Mateo (IDE Gran Canaria)
Localización en Agaete (IDE Gran Canaria)
Localización en Valleseco (IDE Gran Canaria)
Localización en Moya (IDE Gran Canaria)

viernes, 18 de noviembre de 2016

CODESO, MOTAÑA (VALSEQUILLO Y V. DE SAN MATEO)

Topónimo que localizamos en un lugar equidistante entre Tenteniguada, a su naciente, y Cueva Grande, a su poniente, adoptado por una de las elevaciones del territorio que alcanza en su vértice alcanzando los 1.545,8 msnm. de altitud, que señala el deslinde jurisdiccional entre los municipios de Valsequillo y la Vega de San Mateo.
 
Vista de la montaña (caminosdecanarias.blogspot-com)

De fácil identificación por ser su sustrato de picón volcánico rojizo o crema, por lo que figuraba en la Cartoteca hasta 1977 con la denominación de Montaña de las Arenas, topónimo que tan sólo se mantiene para la Degollada de las Arenas situada en su vertiente sur. 

No conocemos si tal cambio en el topónimo se debió a la abundante presencia de codeso de monte (Adenocarpus foliolosus) en esta montaña, endemismo que no es de reciente presencia, muy al contrario, de muchos siglos pues es sabido que el codesal comparte su hábitat natural con los pinares en todas las islas, y así ya había sido acreditado por Webb y Berthelot en 1842, hábitat también reconocido siglos atrás en los repartimientos, como lo fue en el solicitado por Gonçalo de Quintana el 19 de diciembre de 1543, cuando dice «y el espygon arriba asta los codeço del Pynal. » (RONQUILLO RUBIO et AZNAR VALLEJO, 1998, p. 158).
 
Cartoteca 1962 (IDE Gran Canaria)
Pudiera ser que el cambio de topónimo se debiera a esa tendencia academicista para enmendar de alguna manera el término de ‘arenas’ para denominar  al lapilli o pequeñas piedras de materiales piroclásticos (de ‘piro’ = fundido, quemado, etc. y ‘clastos’ = fragmentado)  expulsados por el volcán durante las consideradas recientes erupciones volcánicas en la isla (posteriores al Pleistoceno medio), conocidas en los últimos siglos como ‘picón’, y ello para no confundir con las cenizas y arenas volcánicas, elementos muy finos, inferiores a 2 mm. de diámetro, poco abundantes en las erupciones canarias.
 
Cartoteca 1977 (IDE Gran Canaria)
Desde esta hipótesis, pudo considerarse oportuno inventariarla como Montaña Codeso por ser la especie dominante del escobonal-codesal, y sin que ello advere de su existencia masiva. Aun así, muchos lugareños y senderistas, e incluso estudios técnicos oficiales, siguen conociéndola como Montaña de las Arenas, encontrándose dentro de la delimitación protegida del Paisaje de la Cumbre.

Hasta muy avanzado el siglo XIX, cuando desde Las Palmas se quería llegar a las Tirajanas, se realizaba un trayecto en coches de tracción animal por el camino Real hasta San Mateo, y a partir de aquí se iniciaba el trayecto caballar o mular por el sendero que discurría por el Lomo de las Pitas, la actual carretera San Mateo-Telde (GC-041) y se continuaba hacia Cueva Grande, Los Manantiales, Montaña de las Arenas para enlazar con el camino Real que viene de la Cruz de Saucillo para atravesando la Cumbre, llegar por el Paso de La Plata a la Degollada de la Cruz Grande.
 
Degollada de las Arenas (caminosdecanarias.blogspot-com)
En la actualidad los senderistas atajan utilizando la carretera de Acceso a La Lechucilla (GC-414) y continuar por viejos caminos de pastores junto al cauce del Barranco de la Lechucilla y así llegar a la montaña, en un entorno de abundancia de retamas, codesos y escobones, que constituyen el paisaje de la ganadería tradicional de pastoreo y viejos corrales.

De esta ruta que fue realizada a finales del siglo XIX por Agustín Millares Torres, acompañado de su hijo Agustín Millares Cubas, nos dejó una semblanza escrita del territorio y los usos encontrados en su entorno.

Panorámica desde la Cañada de Siete Fuentes de Roque de La Retama y Montaña Codeso (Mario Rodríguez B.)
« A nuestra izquierda el Saucillo alzaba orgulloso sus 1830 metros sobre el nivel del mar, como la aguja de una colosal pirámide cuya base fuera el basáltico asiento de la isla. Despues de un alto de diez minutos, empleado en beber una agua helada y cristalina, y deleitarnos con tan variado panorama, abandonamos el caserío de Cuevas-Grandes, y despidiéndonos de los castaños y nogales para encontrar tan sólo desde allí helechos y retamas, dimos principio á la ascension de la montaña de las Arenas, donde tiene su nacimiento el Giniguada, montaña compuesta de una aglomeracion de volcánicos despojos, y cruzada de infinitas sendas, que tan pronto se dibujan como se borran sobre su inmovedizo suelo.

Detalle del sustrato (caminosdecanarias.blogspot-com)
En una de las mil revueltas que dá el camino para hacer menos penoso su declive, nos cruzarnos con los carboneros y sus bestias, raquíticos asnos alimentados con los cardos que encuentran al paso, habiendo advertido, que al vernos aquellos fieros enemigos del pinar, (hablo de los carboneros, no de los burros) procuraban ocultar la cara, si cara puede llamarse una negra figura, mezcla de tierra y carbon, creyendo tal vez que fuéramos a delatar su fraudulenta mercancía.

Estos carboneros, y otros que no lo son, constituyen hoy la filoxera del pinar, terrible plaga que concluirá por dejarnos sin un árbol de tan rara especie. Despues que la récua se alejó, prosiguió nuestra cabalgata prolongándose á la fila indiana por la senda en espiral de la montañeta, avanzando las pobres bestias casi en linea vertical, mientras nosotros buscábamos un nuevo punto de apoyo en las guedejas de sus inclinados cuellos.

La otra variante del sustrato (caminosdecanarias.blogspot-com)
Cada cuarto de hora preguntaba yo, participando del cansancio de mi yegua, si estábamos cerca de la meseta central; á lo que contestaba mi arriero invariablemente: ¡Aquí encimita, señor! » (MILLARES TORRES, 1882, p. 298).

Nos deleita el historiador con el relato de su viaje y de su pensamiento conservacionista ya en aquellos tiempos, identificando a los carboneros como “fieros enemigos del pinar” por la práctica ilegal de la quema ilegal; también nos dice del sustrato volcánico de la Montaña y de los pequeños senderos debidos al tránsito de las ovejas.
 
Codeso (atlasruraldegrancanaria.com)
El codeso (Adenocarpus foliolosus) «es un endemismo canario del cual se diferencian dos variedades: variedad foliolosus, en todas las islas citadas y la variedad villosus Webb et Berth en Gran Canaria y La Palma. Se diferencia de las otras especies del género porque las flores poseen un cáliz sin glándulas y el pétalo estandarte es seríceo. Los foliolos son lanceolados u obovados, con un corto peciolo de 1-3 mm, y las legumbres son escasamente glandulares. Se conoce como "codeso de monte"» (floradecanarias.com).

La flor "mariposada" de Viera y Clavijo
(floradecanarias-com)
El Jardín Botánico Viera y Clavijo recoge que la «Descripción se diferencia de la variedad tipo en que las hojuelas son estrechas y villosísimas por todos lados. Folíolos involutos, villosos. Fruto liso. (DO). Remite sus datos a la primera publicación de Webb y Berthelot, p. 33, [20 enero 1842-antes 10 octubre 1850] [livr.62]». 

Nos describe nuestro más ilustre investigador de siglos atrás con singular belleza poética sus percepciones del codeso:

«Estas ramas están todas vestidas espesamente de hojas muy menuditas, que van alternando de tres en tres, y tienen la figura de hierro de lanza, un poco doblada de alto abajo, de color de un verde oscuro velloso. Las flores amarillas, mariposadas, se presentan en el remate de las varas, formando vistosos ramilletes, y consta cada una de un cáliz de los labios velludos, el superior de dos dientes, y el inferior de tres; una corola de cuatro pétalos, de los cuales el llamado estandarte, es oval, erguido y plegado por los lados; las dos alas obtusas, y la barqueta con punta levantada, donde se hallan diez estambres reunidos; y un ovario peloso, cuyo fruto es una vaina comprimida, llena de las simientes. Florece en mayo» (VIERA Y CLAVIJO, 1866, Tomo I, p. 218).

Las referencias de la localización histórica de la variedad son las siguientes:
  
Localización histórica (Jardín Botánico Viera y Clavijo)
Ortofoto de Montaña Codeso (Google Earth)
Relacionando al codeso con la información oral sobre el aprovechamiento que del mismo se hacía, en el entorno geográfico insular, tenemos documentada la siguiente que nos aportan de distintos lugares de la isla muchos datos de interés etnográfico (GIL GONZÁLEZ, 2011, p. 227):

«[…] se plantaban muchas orillas de escobones, escobesos, pa’ las vacas - las ramas - y las cabras…» (San Mateo-1);

«[…] los escobesos también pa’ las vacas, pa’ las vacas, pa’ las ovejas no […] se cogen ahora a principios de invierno, cuando ellos revientan es cuando ellos se cogen…» (Caideros-4);

«[…] hay otra clase de rama que es rama escobeso, ésa es pa’ vacas…»  (Bascamao-3);

Codeso y pinar (atlasruraldegrancanaria-com)
«[...] pa’ las vacas sí es una rama muy buena» (Fontanales-2);

«Los escobones no [los plantabamos], pero los escobesos sí, era comía... buena comía pa’ las vacas...»  (Fontanales-3);

«Sí, eso también salía en la tierra, pero también se arranca y se planta en otro sitio… el cobeso  también es buena comía pa’ las vacas. Bueno, y las uvejas también se lo comía y las cabras» (Valsendero-1);

«Sí se plantaron, escobesos...» (Teror-1);

«Mi padre plantaba escobones, escobesos, le gustaba mucho [...] los traía chicos de arriba y los plantaba aquí... pa’ tenerlo ahí en un ribanzo [ribazo] [...] La rama escobeso es lo mejor que hay pa’ los animales, pa’ vacas y pa’ too» (La Umbría-1). 

También tenías otras utilidades para la cestería, y así se recoge en nuestra recurrida Historia Natural «Sus varas son excelentes para canastillas y cestos (VIERA Y CLAVIJO, 1866, Tomo I, p. 218). Nos concreta este aprovechamiento debido a su fortaleza y resistencia un autor mucho más moderno (MORENO MEDINA, 1997, p. 148):

Detalle del sustrato volcánico de Montaña Codeso (caminosdecanarias.blogspot-com)
«Cestón: gran cesta que se hacía con varas de mimbres o madera de codeso, de figura cuadrangular, de constitución muy fuerte, y que si destinaba a contener tierras y cascajo para ser arrastrado por yuntas sobre una corsa.
 
Serones: eran de dos clases: unos de palma, destinados a llevar frutos, tierra, abonos, etcétera, sobre caballerías; otros de palo, que se fabricaban con tablillas delgadas de madera de codeso, a la manera de una cesta. Eran muy fuertes y de larga duración. Se utilizaban para transportar sobre una bestia frutos de todas clases y objetos frágiles». 
 
Localización (IDE Gran Canaria)

viernes, 23 de septiembre de 2016

PRIETO, RISCO (V. SAN MATEO, ALDEA DE SAN NICOLÁS, MOGÁN, S. BARTOLOMÉ DE T. Y TEJEDA)

Probablemente el más conocido por tener un pequeño asentamiento de población lo sea el situado en la Vega de San Mateo, que en todo caso es el más representativo por su altitud y relieve. Este topónimo está situado en un territorio de pendientes riscos formado por las vertientes de naciente del Barranco de La Mina (1.025 msnm.), como lo es el propio Risco Prieto (1.400 msnm.), que tiene al poniente el Risco de la Mesa (1.500 msnm), formado por las escorrentías de los pinares de las Mesas de Galaz (1.550 msnm.) y de Las Mesas (1.630 msnm.), y al naciente el Risco de Bijango y el Risco de Casalla (ambos a 1.250 msnm.).

Panorámica (Michele Curcio)
Se trata por tanto de un territorio de tierras rojas en sus cotas más altas, muy erosionado por las propias escorrentías de aguas de lluvias, en el que históricamente se han producido aluviones y desprendimientos que en ocasiones han cerrado la carretera de Acceso a Cueva Corcho (GC-230) desde la carretera San Mateo-Tejeda (GC-015), y donde las escasas tierras de cultivo lo son de forma obligada en terrazas o bancales.

En el lugar encontramos un pequeño Caserío llevando el topónimo, al que se accede por un camino vecinal descendiente y sin salida, aproximadamente en el punto kilométrico 1’3 de la carretera antes mencionada, que serpentea para acceder a las viviendas construidas todas mirando al naciente y donde en el primer cuarto del pasado siglo se registraban 29 habitantes.

Detalle fotográfico del Caserío (Michele Curcio)
Nos encontramos por tanto en una zona de transición de las medianías a las Cumbres centrales de la isla, identificado por el cromo-topónimo  de “Prieto” dado al Risco por el color del sustrato, tal como recoge el DRAE «4. adj. Dicho de un color: Muy oscuro y que casi no se distingue del negro. 5. adj. De color prieto», topónimo que encontramos también en la Aldea de San Nicolás, Mogán, San Bartolomé de Tirajana y Tejeda, asociado en ocasiones a algún accidente del relieve, y otros desaparecidos o que tan sólo identificaban alguna finca o cortijo.

Ortofoto del territorio de la Vega de San Mateo (Google Earth)
En la Aldea de San Nicolás localizamos el lugar cerca de la Castañeta, al naciente de la conocida Cruz del Siglo, a 175 msnm., al sur del Peñón Rajado y al noroeste de Los Cercadillos y el Peñón del Sajorín.

En Mogán el topónimo lo encontramos, precedido del genérico geo-topónimo típico del suroeste grancanario, como Puntón de Risco Prieto, a 520 msnm., en el Lomito de las Veredas al norte y el Lomo del Culatón, teniendo a su naciente la Montañeta Picuda y más allá el cauce del Barranco de Veneguera, quedando a su poniente el Puntón del Cuervo, topónimos todos que nos dicen de la particular orografía del territorio moganero.

Detalle de Risco Prieto de la V. de San Mateo (Google Earth)
El topónimo tirajanero de San Bartolomé, lo encontramos entre los cauces del Barranco de la Negra, al naciente, y el Barranco de Arguineguín al poniente, situándose el Risco Prieto a 590 msnm. y proyectando su denominación sobre el Llano de Risco Prieto que se extiende al sur del mismo, dejando a su norte el Alto de las Aulagas y más hacia el noroeste la Cruz del Lance, ubicándose en un territorio entre degolladas, al naciente la Degollada de los Alcaravanes y al poniente la Degollada de los Roques, muy próximo a una rica zona patrimonial arqueológica que han devengado en topónimos: el Almogaren Chico y el Almogaren Grande en la Cañada de las Yeguas.

Por último, en Tejeda localizamos el topónimo a 1.259 msnm., cerca del Lomo de las Moradas, al noroeste de la Hoya del Escobonal que se encuentra al norte de la Cruz de Timagada, y al sur del Morro del Cuervo, en el territorio de tierras altas que rodea la carretera Tejeda-San Bartolomé de Tirajana (GC-060), entre los dos últimos lugares citados.

Vista de Risco Prieto (Michele Curcio)
Ya hemos recogido también en nuestra entrada a Roque Prieto (Sta. Mª de Guía) de la información aportada por el centenario profesor de la toponimia canaria referida al cromo-topónimo negro:

«Una variante de este color es PRIETO, que en muchos sitios de Canarias corresponde casi a negro, pues se trata de un color oscuro que es fácil confundir con el citado. Es voz considerada como un arcaísmo americano o portuguesismo derivado de preto, aunque además es palabra castellana que corresponde a un apellido, relativamente abundante; en Cuba a los negros se les llama prietos y sabemos la gran influencia que tuvieron los retornados de dicha isla, a la que tantos emigrantes canarios acudieron» (AFONSO PÉREZ, 1996, p. 190).

Jopillo canario (CSuárez)
En este lugar de transición en 1989 se localizaban ejemplares de una glomerata singular (Dactylis cf. Smithii) en peligro de extinción, de las conocidas vulgarmente como jopillo canario, distinto del jopillo de cumbre que se localiza en las altitudes del Teide.

«Especie conflictiva que presenta una alta variabilidad morfológica. Pertenece al complejo polimórfico de D. glomerata L del Mediterráneo, y en Canarias muestra distintas formas en función de la insularidad y los ecohábitats. Es bastante rara en todas las Islas Canarias, a exepción de La Palma y Tenerife. En esta última isla y en las vertientes medias del Norte, puede llegar a ser frecuente. En Gran Canaria solo era conocida en dos localidades de las cumbres de la isla, pero hemos podido observar esta especie creciendo en diversos enclaves de la zona montaña y media: Vega de San Mateo: Hoya del Gamonal 1600 m.s.m.. Risco Prieto 1300 m.s.m., Ariñez 1400 m.s.m.;…» (MARRERO RODRÍGUEZ, 1989, p. 87).

Detalle floración del Jopillo canario (CSuárez)
Con relación a los otros topónimos próximos antes citados, nos es desconocido el origen de la Cañada y Risco de Bijango, si bien pudiera tratarse de un fito-topónimo de alguna planta así conocida en la antigüedad, sin despreciar que pueda ser una corrupción de:

«BALANGO (Avena Fatua, Lin.)- Planta gramínea que los botánicos llaman “avena loca”. Criase en los campos de nuestras islas entre los granos cultivados. Su tallo o caña, se levanta muchas veces hasta la altura de dos varas, la cual es nudosa, guarnecida de hojas estrechas y cumplidas, lisas por lo común….» (VIERA Y CLAVIJO, 1866, Tomo primero, p. 105).

El Risco Casalla lo recibe de los repartimientos de tierras dados a Pedro de Caçalla el 17 de junio de 1547 (RONQUILLO RUBIO et AZNAR VALLEJO, 1998, p. 381) y el antropónimo de las Mesas de Galaz, relacionado con la Hoya de Galaz, cuya fuente es mencionada en los repartimientos a favor Françisco Ramirez el 19 de febrero de 1543, del regidor Zoilo Ramírez el 14 de septiembre de 1547, y también en la otras solicitadas por Pedro Caçalla el 9 de septiembre (¿?) de 1553 (IBÍDEM, pp. 132, 409 y 565). 

Localización en V. de San Mateo (IDE Gran Canaria)
Localización en Aldea de San Nicolás (IDE Gran Canaria)
Localización en Mogán (IDE Gran Canaria)
Localización en San Bartolomé de Tirajana (IDE Gran Canaria)
Localización en Tejeda (IDE Gran Canaria)