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viernes, 5 de agosto de 2016

ÁMBAR, MONTAÑA, MORRO, PLAYA Y PUNTA DEL (ALDEA DE SAN NICOLÁS, ARTENARA Y TELDE)

El topónimo lo encontramos asociado a una Playa en la Aldea de San Nicolás y otra en Telde, además de una Punta y una Montaña en este último municipio. La Playa del Ámbar en la costa del poniente isleño se encuentra al sur de la Playa de Tasarte, entre la Punta del Agujero y El Pasillo junto a la Punta de la Baja del Gigante. Y la Playa, Punta y Montaña del Ámbar en la costa del naciente de la isla, se encuentran muy cercanos entre sí en el litoral norte de la Península de Gando.

Playa del Ámbar de La Aldea (senderistasgrancanaria-blogspot)
También encontramos el topónimo del Morro del Ámbar, en Artenara muy cerca de la Aldea de San Nicolás, tierra adentro conformando la vertiente norte del Barranco de los Juncos conocido como Barranco de La Aldea, en el cauce de desagüe de la Presa del Caidero de la Niña. Por tanto muy distante de la situación en la que encontramos la aldeana Playa del Ámbar, debido ello al distinto origen del topónimo.

Morro del Ámbar de Artenara (Google Earth)
Los topónimos que encontramos junto al litoral, tanto en La Aldea como en Telde, tienen su origen en el “ámbar gris” que fueron encontrados en las playas como masas excretadas o expulsadas por los cachalotes, y por tanto de origen animal.

El topónimo del Morro del Ámbar, por su situación en el interior de la isla, entendemos deba tener su origen toponímico al ámbar de origen vegetal, pues es resina vegetal fosilizada de coníferas, en mayor cantidad, entre el triásico y el paleoceno (300-65 millones de años aproximadamente). Este tipo de ámbar, como tales fósiles, son muy apreciados por los investigadores que las consideran “cápsulas del tiempo”, pues a través de ellos por contener restos orgánicos atrapados en su interior, puede determinarse la atmósfera, insectos y pequeños vertebrados, hojas y ramas de aquel tiempo.

Detalle de ámbar vegetal con insecto y aire en el interior (mineralescanarios.blogspot-com)
Volvamos a los topónimos relacionados con el “ámbar gris”, pues tiene una importancia notable en la historia de las islas. Conocer como el cachalote da origen a este apreciadísimo ámbar, cuando hablamos del mamífero más enorme de las profundidades del mar, el mayor dentado entre los animales, el cetáceo con el cerebro más grande de todos, como su propio nombre científico reconoce Physeter macrocephalus, puede llegar a sorprendernos.

Conocido es que algunas ostras, en concreto la  familia Pteriidae, un molusco bivalvo de blandas carnes, cuando alguna partícula extraña penetra en su interior, genera alrededor de la misma nácar como fórmula de protección, de forma esférica, simétrica y con un resplandeciente lustre; son las mejores perlas consideradas auténticas gemas o piedras preciosas. De su “bello fruto” el calificativo de “madre perla”.

Cachalote en Canarias (especiesamenazadascanarias.blogspot-com)
El mayor cetáceo, tan arrogante y fuerte de apariencia exterior que lo es, como gran depredador, el tamaño de sus capturas es proporcional a su tamaño y a sus enormes cantidades de alimentos que requiere para su subsistencia y la de sus crías. Su dieta incluye el calamar gigante y el calamar colosal, que captura en el el entorno de los 3.000 metros de profundidad. Pero esta gran voracidad por esa gran fortaleza exterior, convierte su intestino en su mayor debilidad, pues tiene que digerir todo aquello que captura, bueno o malo. La sabiduría de la naturaleza, buscó su remedio, y así también los cachalotes producen el “ámbar gris” como método de defensa frente los componentes de los alimentos ingeridos que puedan dañar su intestino. 

Tal como hace la “madre perla”, cuando a su intestino llegan determinados elementos o compuestos formando parte de su alimentación que son dañinos a su organismo, crea una masa blanda, pegajosa, blanquecina y con un intenso olor fecal, que tiene la función algo así como los protectores intestinales que los humanos tomamos. Esta masa adquiere consistencia y cumple con su misión de protección del intestino, y llegado un momento, el cachalote la expulsa la exterior para ser depositada por las olas en las playas. Con el paso del tiempo y su exposición al ambiente exterior, la convierte en una materia amorfa, voluminosa y su composición orgánica adquiere un enorme cualidad de retención de los olores a medida que cambia de color.

Cachalotes en Canarias (especiesamenazadascanarias.blogspot-com)
Y porqué se encuentran en las islas.
«Prácticamente extinguidos a causa de la industria ballenera, los cachalotes se están hoy recuperando. Gracias a las iniciativas conservacionistas, las Azores son uno de los mejores lugares del mundo para su avistamiento. Esta imagen única muestra un grupo de hembras y sus crías durmiendo en posición vertical en el océano. Las crías acompañan a sus madres durante más diez años. Los cachalotes adultos son mamíferos que baten récords, se sumergen hasta 3.000 metros de profundidad en busca de los calamares y pulpos más grandes, y emiten sonidos considerados entre los más fuertes que una criatura animal puede producir.

Asimismo, los cachalotes son los mamíferos que menos duermen. La observación de ballenas ha adquirido una gran popularidad en todo el mundo. Hoy es una actividad más lucrativa que la caza de ballenas y crea puestos de trabajo en muchos países» (National Geographic España, 04-oct-2012).

Cachalotes descansando cerca de Islas Azores (wildwonders08)
Pero su recuperación en nuestro entorno geográfico, lo es porque seis siglos atrás, allá cuando nuestra prehistoria se funde con nuestra historia, cuando con mayor seguridad su número era inmensamente superior, ya era conocido y apreciado el “ámbar gris”. Era un artículo del comercio imperial en África desde el año 1000 a. de C. Los chinos conocían el “ámbar gris” al que llamaban “el perfume de la baba del dragón”, desde la fantasía que provenía de dragones de mar dormidos en las rocas y babeando en el océano.

También fue utilizado por los egipcios como incienso. Difícil de conservar por su propia composición, se conoce que tanto en Oriente Medio como en Roma fue utilizado para la fabricación de perfumes y en las recetas de la farmacopea. En Asia se empleó como especia en la cocina. Los esclavos negros creían en sus propiedades afrodisíacas. Su nombre proviene del árabe clásico “Ánbar”. El comercio árabe en el siglo X lo situaba en el nivel de cotización del oro, y constituía la más preciada ofrenda que llevaban en la peregrinación a la Meca, la única de su vida.

Ámbar-gris (idoiaminguez-com)
El encuentro de la historia de las islas con el “ámbar gris” penetra en los tiempos de su prehistoria perdida del siglo XV, y se tienen algunas noticias con alusiones al tema. En todo caso, para aproximarnos al interés económico que el ámbar despertó, conozcamos primero de una apropiación que se denunció en noviembre de 1594 en la isla de Lanzarote:

«Mas, entre todas estas famosas donaciones enriqueñas, ninguna quizá debería ser tan memorable, por sus circunstancias, como la que hizo de la vega de Taíche a favor de un tal Gutiérrez, su vasallo. Este hombre había tenido la suerte de hallar en una de las playas de la ribera de Lanzarote una gran pella de ámbar gris que, según la común opinión de aquellos tiempos, se llamó una ballena de ámbar; y como el marqués, que se creía señor absoluto de mar y tierra, se la usurpase violentamente, tuvo modo Gutiérrez de pasar a Madrid, en donde, manifestando el agravio que se le hacía, obtuvo despacho para que el marqués le satisfaciese todo el valor del ámbar. Hízosele este pagamento con la referida vega de Taíche, parte de la dehesa de Ye y del cortijo de Inaguadén con otros territorios. Tanto aprecio se hacía entonces de aquella droga que hoy no se puede oler » (VIERA Y CLAVIJO, 1950, p. 288).

Detalle ampliado de la Playa del Ámbar en Telde (historiadeojosdegarza-blogspot)
Hay que hacer mención a la nota el pie (1) que incluye esta edición de la obra citada dirigida por el Dr. Elias Serra Ràfols que dice:
«Una de las condiciones con que los habitantes de Lanzarote habían prestado juramento de vasallaje al marqués don Agustín de Herrera el primero fue que les quedarían libres las riberas del mar, para que cualquiera pudiese recoger el ámbar, con calidad de presentársele, para que si quisiese, le pagase a tanto por onza».

Y si bien era importante ilustrarnos con este litigio para probar el muy antiguo interés económico que había detrás del “ámbar gris”, hemos de comentar también que ya en 1567, el ámbar ya acaparaba muchos intereses y así cuando la Corona concedió el título de Conde de Lanzarote a Agustín de Herrera y Roxas,  hubo de compensarse los derechos anteriores que tenía concedidos Gonzalo de Saavedra sobre la isla, causa por la que se le otorgaba a éste «… los derechos anexos al dozavo perteneciente a Gonzalo de Saavedra, con todas las rentas, quintos, orchillas, pastos, ámbar, conchas y jurisdicción …» (IBÍDEM, p. 350), pues desde las conquista de la Isla se conoció de su existencia en las costas conejeras.

Playa del Ámbar de La Aldea
(senderistasgrancanaria-blogspot)
Su presencia en las playas de las islas ya era conocida en el siglo XV, e incluso lo refiere el papa Eugenio IV por bula apostólica calendada en 12 de enero de 1435:
«por la que se sabe que el celoso obispo don Fernando Calvetes había convertido en la Gomera y en Gran Canaria a muchos de sus naturales […] dispuso que los vecinos de la diócesis rubicense pagasen diezmos y primicias conforme a las de Sevilla y de Cádiz, pero como nuestras islas producían entonces algunos frutos especiales, tales como orchilla, ámbar que se recogía en las playas, alpister, sangre de drago, conchas marinas, etc.» (DARIAS PADRÓN, RODRÍGUEZ MOURE et BENÍTEZ INGLOTT, 1957, p. 62)

Después de estos viajes de conquista de las islas de Señorío, también se encontró este “tesoro” arrojado por el mar en Fuerteventura, como ya se decía «Y por toda la orilla del mar se halla ámbar de excelente calidad, y algunas veces en gran cantidad» (TORRIANI, 1959, p. 71). Esta riqueza natural quedó de nuevo acreditada y encontrada en las siguientes islas de Señorío según se conquistaban, El Hierro y La Gomera, donde «se cogían en sus playas largas porciones de ámbar».

Y así fue conociéndose el ámbar gris por todas las islas, porque todas están en el Atlántico que nos describe el ingeniero cremonés a finales del siglo XVI:

« Además de una infinita cantidad de peces grandes y pequeños, también hay grandísimas ballenas, de las cuales procede el ámbar. Porque, como casi todas ellas mueren entre ciertos peñascos de tierra firme, en estas islas sólo se halla el ámbar en las playas de Lanzarote, Fuerteventura y Canaria, en pedazos pequeños, de color negro o pardo. En otros tiempos se hallaban pedazos tan grandes, que uno solo, vendido en España al precio de dos escudos la onza, valió treinta mil escudos; y se comprende que, de haberse vendido al precio de doce escudos la onza, como hoy día se vende comúnmente en estas islas, hubiera valido bastante más.

El fondo del mar en algunas partes es arenoso, como entre la ciudad principal de Canaria y su puerto, o entre Lanzarote y la Graciosa. En lo demás, se supone que es limpio, y lleno de árboles que dan la goma de ámbar, y de otras clases de plantas, que dan las habas marinas; cuyas dos cosas constituyen el alimento de las ballenas» (TORRIANI, 1959, p. 259).

Ámbar-gris, mediana maduración (asturnatur-com)
Fue una mercancía tan preciada que dio lugar a multitud de transacciones mercantiles, exportación, pago de rescates de esclavos capturados en la berbería, e incluso regalos en agradecimiento a las gestiones encomendadas: 

«De San Cristóbal de la Laguna (el documento dice San Cristóbal de Tenerife), 27 de marzo de 1590; Juan de Vega vende a Argote de Molina, conde de Lanzarote, una pella de ámbar en 1.500 ducados, recibiendo 1.500 reales de contado, y el resto, en letras […] Las Palmas, 17 de diciembre de 1590; pleito seguido para el cobro de la letra; se dicta mandamiento embargando los 1.500 reales que tenía Juan de Vega, como señal de la venta de la pella de ámbar, quien se opone al embargo alegando que esos reales son suyos por incumplimiento del contrato por parte de Argote, y que además, éste tenía en el puerto de Santa Cruz casas y créditos a su favor» (PALMA CHAGUACEDA, 1973, p. 47).   

«Miércoles 3 de dexembre (1631). En este cabildo se acordó que, atento lo mucho que el señor canónigo Juan Manuel Suárez, canónigo de la santa yglessia de Seuilla, a echo en las cossas que esta santa yglessia, le encomienda así de fábrica como de cabildo que se le invíe vn regalo en correspondençia de su solicitud, y auiéndose botado se acordó que se le ynvíen çinco onzas de ámbar y las compre y envíe el señor mayordomo de fábrica de dinero de la misma fábrica y se le escriua el desseo que el cabildo tiene de seruirle» (TORRE, 1997, p. 537).

Costas de Tasarte contiguas a la Playa del Ámbar (senderistasgrancanaria-blogspot)
Como muestra más de su valor como bien preciado, no olvida mencionar el ámbar el ilustre poeta del siglo XVI Bartolomé Cairasco de Figueroa, y así declama y canta el amor a su tierra Gran Canaria (ALONSO, 1952, p. 371):

Yace del Mar Atlántico en el gremio
de las seis amadriades la Reina,
del árbol coronada más nubífero,
y en torno della, entre peñascos, peina
el cabello y la barba, el que sin premio
la regala con ámbar odorífero,
el aire salutífero,
la regalada pluvia,
las flores blanca y rubia
azul, morada, verde, roja y pálida. …

En 1799 el incansable investigador e historiador José de Viera y Clavijo incluía en su Historia Natural la siguiente descripción.

ÁMBAR GRIS.—Sustancia ligera, opaca, grasienta, de color de ceniza, sembrada de manchitas blancas, inflamable, olorosa y medicinal, que el mar suele arrojar a las orillas de algunos países privilegiados y que ha sido uno de los presentes que la naturaleza ha hecho a nuestras islas Canarias en los primeros siglos de su conquista y población. Entre las condiciones con que los vecinos de las cuatro islas menores, prestaban a sus señores el vasallaje, era una que habían de poder recoger el “ámbar” sólo con calidad de que el señor sería preferido en la compra, pagándolo tanto por onza.

[…] También consta de nuestras memorias históricas, que en el año de 1545, encalló en las costas de Gáldar de Canaria una ballena de 35 pies de largo, la cual tenía un pan de cuatro arrobas de ámbar dentro del buche, sobre cuya pertenencia se siguió un pleito en la Real Audiencia. De aquí es que aunque entre los naturalistas, ha sido siempre un gran problema, cual sea el verdadero origen y la naturaleza del “ámbar-gris”, atribuyéndolo unos a los excrementos de ciertas aves que se sustentan de aromas, otros a gomas de algunos árboles; otros a un betún mineral; otros a panales de abejas digeridas por el sol, y alterados por el espíritu salino de los mares, etc.; parece que nuestros paisanos prefirieron la opinión de no ser sino excremento de las ballenas; y por eso para significar una pella de ámbar, no decían sino una ballena de ámbar.

Una escondida Playa del Ámbar en La Aldea, con difíciles accesos (senderistasgrancanaria-blogspot)
En la parte del norte de la isla Graciosa cercana a Lanzarote, hay una pequeña playa que llaman la playa del ámbar a causa de que en ella se solía hallar; y atendiendo el viajero Jorge Glas a la circunstancia de que este ámbar tenía ordinariamente la figura de pera con pezón, se inclinó en su relación de estas islas a la opinión de que cuajaba debajo de aquellas rocas, y que las olas agitadas de las tormentas las arrastraban a la orilla, lo cierto es que han cesado ya semejantes apariciones, y que casi no oímos hablar de ballenas de ámbar en nuestras Canarias; sin embargo parece constante qué el ámbar-gris es producción de un enorme pez cetáceo, llamado “cachalote”; éste en su vientre tiene una bolsa, donde se forman unas bolas, que nadan en un líquido amarillo y fragrante. Algunas de ellas han solido pesar hasta veinte libras, y cuando las arroja a modo de excremento, el mar las bate y las agita como es consiguiente» (VIERA Y CLAVIJO, 1866, Tomo primero, p. 64).

Siglos después ya nos acercábamos más al conocimiento del origen del “ámbar gris”; lo tenemos documentado a finales del siglo XIX, cuando el autor describe los aprovechamientos de la pesca en las islas y dice:
« Hasta poco después de la conquista del país existía y se daba caza al lobo marino, especie de foca, el cual ha desaparecido del Archipiélago, o al menos no se le ve (*)»;

reseñando su llamada a pie de página
«(*) En tiempos pasados solía aparecer en las riberas de estas islas el ámbar gris, cálculo biliario del cachalote phiseter macrocephalus, llamado el tigre del Océano por sus feroces instintos. Llegó á recogerse en tal abundancia esta droga que por ella se pagaba diezmo» (MANRIQUE Y SAAVEDRA, 1873, p. 81).

Mapas de zonas de campañas de estudio santuario de cachalotes
 (WWF - Sociedad para el Estudio de los Cetáceos en el Archipiélago Canario, SECAC)
Con relación al topónimo aldeano de Playa del Ámbar, por situarse el lugar junto al Mar de las Calmas, en el llamado estrecho entre las islas de Tenerife y Gran Canaria donde se hacen muchos avistamientos, puede estimarse que las noticias que contaban que en 1545 se encontró en las costas de Gáldar una ballena que tenía 35 pies, pudiera estar referidas a esta Playa del Ámbar, en virtud del tamaño de la jurisdicción de Gáldar en la antigüedad. Las noticias de las crónicas históricas referidas por Viera y Clavijo, las pudo tomar de alguna de las siguientes fuentes, que a su vez la tomaron de otras desconocidas anteriores:

«Demas de los frutos qe. tengo dicho, hay otro de mas precio y es qe. se halla por la costa de la mar muchas veces ámbar muy fina, qe. según se ha visto es congelo qe. se hace en el vientre de la ballena de unas habas de la mar qe. comen, y esto no pudiéndolo dijerir mueren dello, y así se ha hallado en el ámbar pedazuelos de habas. En el año de 1545 salió en la costa de Gáldar una ballena de mas de 35 pies de largo muerta de opilada, y abierta se sacó della un pan de ámbar qe. tenía mas de cuatro arrobas y muy fino, tan duro, qe. fue menester partirlo con una hacha, y otras veces se han hallado, po. no tan bueno ni en tanta cantidad como este que despide la ballena de suyo, las mas veces negro y blanco» (SEDEÑO, 1936, p. 8).

Andenes de acceso a la Playa del Ámbar de La Aldea, abajo a la derecha (senderistasgrancanaria-blogspot)
«Ademas de los frutos que tengo dichos se cogen en esta isla, hay otro de mayor precio y estimación, y es que se halla muchas veces en las costas del mar, ámbar muy fino, que según hay esperiencia es resina o humor de algunos árboles los cuales dan unas habas que arroja el mar. Este suelen las ballenas comer, sin otro que con sus inquietudes sale a las playas. Del que como la ballena se suele hallar también; como sucedió el año de 1545 que salió en las costas de Galdar una ballena de 35 pies de largo muerta de opilada, y abierta se sacó del vientre un pan de ámbar, que tenia mas de cuatro arrobas del muy fino, y tan duro que fué menester partirlo con una hacha. De esta ballena se sacó cantidad de aceyte. Otras veces se halla, pero no en tanta cantidad ni tan bueno como esto. El que despide la ballena, de suyo las mas veces es negro, y otras veces pardo y blanco; aunque en muchas ocasiones se ha hallado en las riveras y costas muchos pedazos de muy grande valor, estimación y aprecio. (SOSA, 1943, p. 47).

La obra de Antonio Sedeño se data en 1640 y la de José de Sosa 1678, por tanto coetáneas, quienes las pudieron tomar de otros, entre ellos la perdida de Juan Mateo de Castro de la fábrica parroquial de Arucas, quien a su vez la copió de otros.

Playa del Ámbar de La Aldea (senderistasgrancanaria-blogspot)
El acceso a la aldeana Playa del Ámbar es por senderos y andenes serpenteantes, como caleta escondida por los macizos rocosos erguidos sobre las puntas que penetran en el Mar de las Calmas. Formada de pequeños callaos y de una fina arena gris-negra volcánica, construida por la naturaleza en una pequeña ensenada de los escarpes de un farallón costero, abrigada por las puntas.

De los tres topónimos teldenses, la Punta del Ámbar como extremidad septentrional más penetrante en el mar del brazo de tierra que une la Península de Gando, junto a ella la elevación de la Montaña del Ámbar, que da el abrigo a la Playa del Ámbar formada por arena rubia por los siglos como ensenada curva en la mayor estrechez del brazo de tierra firme hasta llegar a la Puntilla del Palo. Todo el conjunto pertenece al territorio bajo la jurisdicción del Ministerio de Defensa.

Vista aérea de la Playa del Ámbar en la Península de Gando en Telde (@KarlosAlipio)
En 1737 ya aparece documentado el antiguo topónimo y de sus pocas recomendables condiciones para el cultivo, por el «patronato de escuela de Telde, fundado por el Capitán Diego López Montañés, natural de Telde y vecino de Nueva Veracruz (Méjico). Dicho Capitán envió desde Indias 1.300 pesos fuertes para invertir en
"tierras y aguas de vaxo los tres heredamiontes de la ciudad de Telde, menos las tierras de Silva, el Ámbar y Melenara, que estas no siruen",

y sobre ellas se debía fundar renta perpetua para que tuviese efecto la fundación de
"escuela de niños hasta escriuir y contar, juntamente clase de estudios con la perfeccion de toda la gramática en la dicha ciudad de Telde" (SUÁREZ GRIMÓN, 1987, p. 750).

Vista aérea de la Playa, Montaña y Punta del Ámbar en Telde (@KarlosAlipio)
Dos siglos después encontramos una poética descripción del lugar, en palabras de un observador paisajista que nos dejó melodías inolvidables que forman parte insustituible del tesoro de la música popular canaria:

«Agando, en el Sur; el mar. Por el falso espejuelo del agua, al norte de la península que por aquí cierra la bahía, está la playa del Ámbar Gris. A cosa de un kilómetro, mar adentro, un peñasco levanta su desolación. Escarpado, zahareño, nacido por cimas y quiebras de enormes tabaibas y cerrajales silvestres» (ÁLAMO, 1959, p. 65).

El “ámbar gris”, no es exclusivo de las islas atlánticas, pues se encuentra en las costas bañadas por los océanos que visitan los cachalotes en su larguísimo peregrinar, con preferencia en las costas de África oriental o en países de América Central. Su color va cambiando a medida que va madurando en el tiempo, y el más preciado, caro y escaso es el que logra la maduración completa, cuando va pasando de una tonalidad amarillenta-dorada a una casi blanca.

Ámbar-gris, alta maduración (asturnatur-com)
Es utilizado en perfumería como un fijador de olores y en la descripción de las notas de perfumes. Presenta un olor salado, su principal atributo es su capacidad para “componer” un olor, es decir, juntar sus notas en una sola, integrándolas, mientras que funciona también como un excelente fijador, adhiriéndose a telas y permitiendo que los perfumes duren más. Algunos investigadores afirman que la bacteria “Spirillum physeteris rectilínea” es la responsable del olor agradable.

Noticia del rodaje
(La Falange 18-dic-1954 - Jable)
No hemos de olvidar que fue un cachalote el que inspiró la obra “Moby Dick”, del escritor Herman Melville, que narra cuando el 20 de noviembre de 1820, la tripulación de veinte hombres del barco ballenero “Essex”, avistó un cachalote de veintiséis metros de longitud, de unas ochenta toneladas de peso, el más grande que habían visto hasta esa fecha, con una descomunal cabeza, y con el que vivieron un auténtico infierno.

Y de la celebrada obra, al cine. Pues fue en la Playa de Las Canteras donde se filmó en diciembre de 1954 la secuencia final de la película homónima dirigida por John Huston y protagonizada por Gregory Peck, la mayor producción cinematográfica realizada en las islas hasta aquel tiempo que desplazó a la Isla especialistas del séptimo arte estadounidense. Y en los astilleros de La Luz se construyó la maqueta de la gran ballena blanca.

Valgan nuestros topónimos, la celebrada obra y su película para conocer cómo y porqué durante muchos años, se cazaron cachalotes buscando el ámbar en su interior. Ahora tenemos la fortuna que la legislación ha cambiado, que en distintos lugares su captura es una ilegalidad, que la sociedad lucha por su conservación, y sólo unos escasos pocos soñadores siguen rastreando mares y playas para hacerse ricos en un sólo día.


Localización en La Aldea (IDE Gran Canaria)
Localización en Telde (IDE Gran Canaria)
Localización en Artenara (IDE Gran Canaria)

viernes, 22 de julio de 2016

ÁGUEDA, MONTAÑA (TELDE)

Hasta muy avanzado el siglo XVIII era conocida como Montaña de Santa Águeda, como lo acreditan documentos y la cartografía militar. El topónimo de Montaña de Santa Águeda aparece en el Mapa y Estado de la Isla de Gran Canaria, que fue realizado por el capitán de Infantería Sancho Figueroa de la Cerda en 1776, para el Plan Político del que había sido nombrado Marqués de Tabalosos, título concedido el año anterior por Carlos III a Eugenio Fernández de Alvarado y Perales, Teniente General de los Reales Ejércitos, Mariscal de Campo, Comandante General de las Islas Canarias, Presidente de la Real Audiencia (GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, 1995).

Después nos aparece en un pleito de 1782:

«Los rematadores de Agüimes se negaron a dar parte de estos frutos de los pastores del señorío que alimentaban sus ganados en Pozo Izquierdo, Sardina, Juan Grande, Aldea Blanca, Maspalomas, Charquillos, Montaña de Santa Agueda, Ganados de Suárez y el Cortijo de Gando» (CAZORLA LEÓN, 1984, p. 64).

Vista de la montaña (Google Earth)
Como ha ocurrido con muchos topónimos, en este caso la corrupción ha supuesto la pérdida del adjetivo, cuestión que ha dificultado de alguna manera conocer del mismo al estimarse que era un antro-topónimo y no un hagio-topónimo como es lo correcto, por acercarnos a la historia o advocación a los santos en la isla.

Del nombre de esta montaña el antiguo cronista de Telde dice «Montaña de Águeda.- Tierras así llamadas por haber pertenecido a Águeda María de las Llagas que vivió en el siglo XVIII en aquel lugar» (HERNÁNDEZ BENÍTEZ, 1958, pág. p. 330). La indefinición del año del s. XVIII no permite determinar si es anterior al pleito antes citado, y sorprende que en él se la mencione como Montaña de Santa Águeda, utilizando para otro lugar el nexo de posesión, como es el caso de “Ganados de Suárez”.

Aunque no podamos rebatir dicha información sin documentar por el autor en su información de distintos topónimos, parece no responder a las costumbres de aquellos tiempos en la consolidación de los antropónimos que terminan por ser el origen toponímico con el paso al menos de un siglo, difícilmente en los tiempos coetáneos en los que también se celebró el pleito.

Del apellido se conoce de: Juan Rodríguez Llagas, mozo coro de la Catedral (1723); Thomas Rodríguez Llagas por préstamo del Cabildo Catedralicio (1724); Juan Rodríguez Llagas, cosechero de uva en Tenerife (1757); Francisco Llagas Llanos, colector que aparece firmando un libro de defunciones en Las Palmas (1766); Juan Rodríguez Llagas, portero del Tribunal Inquisición (1779); Francisco Llagas Frías tiple coro (1794); Francisco Llagas Reverón y Mena, que  casó en Granadilla con Mª Rosario Casanova y García del Castillo (1793), fusilado en Venezuela (1814); Mª Rosario Llagas Vázquez, hija del Sargento Llagas, alcaide del Castillo de la Luz y mayordomo de la ermita (1887); y de dos frailes que lo toman con el hábito.

Hay general coincidencia en que a mediados del siglo XIV, con la arribada de los frailes mallorquines que como misioneros pensaban evangelizar estas desconocidas islas, llegó la advocación a santa Águeda, santa Catalina Mártir y san Nicolás de Tolentino, y se refieren algunas noticias de la buena acogida que inicialmente tuvo entre el grupo étnico indígena o aborigen, según se quiera, que terminaría en el fracaso de la misión con la muerte de los frailes, consecuencia de las reacciones de los aborígenes a las violentas capturas y apresamientos que realizaban mallorquines y corsos dedicados a la piratería, tomados ambos como iguales.

Las expediciones mallorquinas y catalanas del siglo XIV a Gran Canaria tocaron tierra en el Perchel de Arguineguín, concretamente en la Bahía del Pajar, donde existe una antigua ermita en la que se venera a santa Águeda según ya hemos tratado en su entrada a este Blog Bahía de Santa Águeda, como lo manifiestan las distintas crónicas históricas.

«Tuvieron los Mallorquines en esta ysla de Canaria algunos puertos que savernos de su comercio a las ysletas una fuerte cassa de piedra sola mui fuerte, que su pared tenia de ancho y de grandes piedras siete palmos largos y segun los simientos una quadra mui ancha y larga onde oi esta una Hermita de Santa Cathalina Martir a la parte del sur en el Ganeguin una cueba onde se decia missa que oian los xristianos que comerciaban, llamada Santa Agueda, como la Iglesia maior de Sicilia, que assi es llamada a la parte de poniente a unas poblaciones de Canarios llamada Tirma, y otras de la Aldea de San Nicolas de Tolentino onde se decia missa mui serca del mar, una Hermitica mui pequeña la mitad cueba y la otra mitad de piedra …» (ARIAS MARÍN DE CUBAS, 1986, p. 58-59).

Detalle de las islas en el Atlas de Abraham Cresques
Si bien de santa Catalina y san Nicolás se tenía la certeza de la advocación en el levante de la Península Ibérica, todas las referencias más notorias de la antigüedad a santa Águeda conducían a Castilla, en concreto a Burgos y a la iglesia de Santa Gadea o Santa Águeda, donde refiere la romanza medieval que fue en el año 1072 cuando Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador obligó  al rey Alfonso VI de León le hiciera el juramento de que no había participado en el asesinato de su hermano rey Sancho II de Castilla, en el cerco de Zamora.

Pero las crónicas ya decían de los mallorquines y de los catalanes, y más determinante iban a ser los estudios realizados sobre la tabla que representa a dicha santa del lugar de El Pajar:

«En el estado actual de los estudios iconográficos no hay en el archipiélago imagen alguna con clara paternidad mallorquina. Para algunos autores se consideran afines a este estilo la imagen de Ntra. Sra. de las Nieves en la Palma o la tabla de Santa Águeda en Arguineguín» (LAVANDERA LÓPEZ, 1988, p. 770).

Del interés náutico de mallorquines y catalanes por alcanzar las costas atlánticas de África y las islas en el trayecto en el siglo XIV es muy conocido, así como del acompañamiento que le hacían los frailes mallorquines que auspiciados por el Papa se enrolaban para realizas sus labores misioneras.

«Cuando el papa Clemente VI, el instaurador del fracasado reino de la Fortuna, conoció por boca de sus propulsores tan prometedor panorama no vaciló en erigir en las islas del Atlántico una diócesis misional por medio de la bula Coelestis rex regum (1351). La nueva diócesis quedó a partir de esa fecha bajo la dependencia directa de la santa sede, preocupándose de manera particular por su auge los pontífices Inocencio VI y Urbano V. El lugar escogido para residencia de la catedral -una humilde cueva, seguramente- fue la ciudad indígena de Telde, en la isla de Gran Canaria. La diócesis perviviría por espacio de medio siglo, acabando por extinguirse en un ambiente adverso. Se conocen hasta cuatro obispos de Telde: Bernardo Font (1351), Bartolomé (1361), Bonanato Tarí (1369) y Jaime Olzina (1392)» (RUMEU DE ARMAS, 1998, p. 586).
 
Detalle de las islas en Atlas catalán de 1375 (LunaBruna Bf)
Debe entenderse la naturaleza del obispado creado, pues no obligaba al desplazamiento de un obispo a la isla, y los intereses políticos se unían a los religiosos y a los comerciales.

«Carecemos de fuentes documentales para afirmar, o negar, si el obispo de Telde realizó algún viaje a las Islas Canarias, donde radicaba su obispado. Descartar apriorísticamente la posibilidad de acudir a su campo de misión no es razonable. Como iban los mercaderes de la corona aragonesa, podía ir el mismo obispo, aunque no se pudiera pensar en un viaje grato, fácil, ni sencillo. Tiempo no le faltó en más de diecinueve años de episcopado, sobre todo en los de 1392-1399, cuando pudo andar por Mallorca, y el viaje marítimo estaba justificado sin que pesaran excesivamente las distancias. En cambio, dadas las actividades que a lo largo de doce años ejerció en Zaragoza, no se ve cómo ni cuándo podría desplazarse desde el interior de la península a los puertos de la corona de Aragón, y desde allí a las factorías o colonias aragonesas de las Afortunadas […] Los reyes aragoneses en el siglo XIV montaron un obispado, oficialmente, jurídicamente residencial en las islas Canarias, aunque no las habían ocupado ni conquistado. » (FERNÁNDEZ SERRANO, 1973, pp. 254-255).

Pero poco o nada se cuenta de la relación de santa Águeda con Mallorca, salvo lo que pudiera señalarse del último obispo Jaime Olzina, mallorquín, que tiene cierto paralelismo en su carrera eclesiástica con la del valenciano elevado a los altares Vicente Ferrer, que de alguna manera pudo estrechar entre ellos alguna relación que llevara a compartir su fervor por la santa cuya devoción extendió el valenciano por todo el levante español.

«San Vicente Ferrer tomó el hábito a los dieciocho años el día de santa Agueda, 5 de febrero de 1368, pero advierte el historiador Diago que ya había estudiado, siendo seglar, tanto la Gramática como la Lógica, aunque se le impuso un nuevo curso de Lógica, de Filosofía, para adaptarse a los estudios y estudiantes de la orden» (IBÍDEM, p. 240).

«Jaime Olzina, tras sus estudios filosóficos en Barcelona, retorna a su Mallorca nativa para ejercer el magisterio de esa Filosofía entre los jóvenes dominicos de su convento. Lo mismo que le sucedería cinco años más tarde a fray Vicente Ferrer, que, finalizados los estudios de Lógica en Barcelona, fue destinado antes de penetrar en los estudios teológicos al convento de Lérida con la misión de lector, o profesor de Lógica, de Filosofía» (IBÍDEM, 1973, p. 241).

Si bien no se conoce ningún documento que lo acredite, pudo ser que el último Obispo de Telde cuando encomendó la misión evangelizadora a los frailes franciscanos mallorquines, pudo también interesar de ellos que se trasmitiera el fervor por santa Águeda. Y de ahí la presencia de la tabla en la ermita de El Pajar en Arguineguín. Llegado a este punto, habría que señalar que todas las crónicas históricas hablan de la presencia de los frailes franciscanos en Telde, como sede del obispado, y todo indica que se ha perdido en los siglos el lugar o cuevas donde instalaron su “eremitorio”, etimológicamente según el DRAE «Del latín medieval eremitorium 'habitáculo del eremita', y este del latín tardío eremīta 'eremita' y el latín -torium '-torio'», expresión que tiene mayor amplitud que “casa de oración” pues es también el lugar donde habita.
Imagen de El Pajar-Arguineguín
(Afigliosacrocuore.blogspot-com)

«Durante el tercio medio del siglo XV, Telde volvió a ser el núcleo misional más importante dentro de la isla de Gran Canaria. Bajo el alto patrocinio del obispo de Rubicón Diego López de Illescas (1460-1468) y la colaboración efectiva de los franciscanos de la vicaría de Canarias se cimentó en la mencionada ciudad sureña un eremitorio (casa de oración) alrededor del año 1462.

La edificación del eremitorio se pudo acometer después de una laboriosa negociación con los indígenas llevada a cabo entrega de niños rehenes cristianos como garantía de paz y amistad. El obispo Illescas procedió a consagrar la nueva iglesia, que quedó abierta al culto. En la valiosa infomación de Esteban Pérez de Cabitos (1477), Martín de la Torre da fe del singular suceso: “Este testigo vido en Telde al obispo de Canaria don Diego López, e que estovo ende con él dentro en Telde, e que oyo ende missa …”. Fernando Alfonso es tanto o más expresivo, aunque no declare de manera inconcusa que Telde sea el escenario concreto del recuerdo: “Conosció este testigo en las dichas islas al dicho obispo e sacerdote de ellas ..., e que vido bautizar en ellas a algunos canarios, e que este testigo fue padrino dellos; e aun que fizo bautizar unos quatro cativos canarios, suyos desde testigo …”.

No se puede precisar el lapso de tiempo en que el eremitorio de Telde se mantuvo en pie. Sobran los indicios, sin embargo, para establecer que más adelante fue destruido por los indígenas, al quedar rotas las amistosas relaciones con la torre de Gando» (RUMEU DE ARMAS, 1998, pp. 592-593).

Perdido todo vestigio de estas cuevas que pudieran haber sido el “eremitorio” de los frailes franciscanos en el s. XIV, en una recopilación de apuntes de investigación etnográfica sobre cuevas y refugios de pastores (RODRÍGUEZ BETANCOR, 2014), hemos comprobado entre los diecisiete lugares reutilizados con posterioridad inventariados en Telde, y encontramos el siguiente anotación 14. Morros de las Cuevas de Calasio, haciendo referencia a una singular cueva de grandes dimensiones horadada en la toba del Lomo, reutilizada por pastores. Las arqueológicas son evaluadas como cuevas naturales.

Se sitúa el conjunto a unos 640 metros de la falda septentrional de Montaña Águeda, en la banda meridional de la Cañada de las Haciendas, que aguas abajo toma el nombre de Barranco de Silva corriendo hasta el mar para desaguar junto a la Punta de Risco Caído, a 1.070 metros al norte de Tufia, y a 4.900 metros de la Torre de Gando,  después de discurrir junto a muchos vestigios aborígenes de notable interés.
 
Cueva de pastor en el Lomo (La Vinca EeA)
Es precisamente en las Cuevas del Calacio, tal como el topónimo está inventariado por el Instituto Geográfico Nacional, donde se inicia el territorio del Bien de Interés Cultural “Barranco de Silva” (Decreto 262/1993, de 24 de septiembre, Gobierno de Canarias), que describe los siguientes asentamientos:

«-Cuevas de Calasio: grupo de ocho cuevas artificiales excavadas en la toba y comunicadas entre sí, asociadas a la necrópolis tumular en escorias volcánicas, situada cercana al cauce del barranco.

-Cueva de las Huesas: conjunto de cuevas excavadas en la toba, de las cuales destaca una de grandes dimensiones con cuatro huecos y una pequeña cueva adosada. Para llegar hasta ésta se accede a través de unos pasos labrados en la toba.

-Lomo Melosal, Rosiana: grupo de cuevas artificiales excavadas en la toba, reutilizadas en tiempos históricos a las que se asocian una serie de cazoletas labradas también en la toba.

-Cueva grabada de Silva-Jerez: cueva artificial excavada en la toba semicircular con grabados, tanto en su interior –con motivo de vulvas- como en su exterior.

-Cuevas de Jerez: conjunto de cuevas artificiales distribuidas en tres niveles, en una de ellas se observan bajo relieves en forma de posibles grabados alfabéticos líbicos.

-Almogarén de Jerez I: conjunto de canales y cazoletas asociadas a cuevas artificiales excavadas en una explanada anterior a las mismas.

-Almogarén de Jerez II: grabados alfabéticos excavados en la toba y asociados a unos canales que se relacionan con el Almogarén del Jerez I».

Se observará que describe un importante asentamiento de la población aborigen, en el que encontramos los Almogarén donde efectuaban ritos religiosos, y dominando todo él, en la banda meridional del cauce se encuentra la Montaña Águeda que alcanza la mayor altura de 564 msnm., cuestión que es  importante destacar.

La montaña dominando todo el entorno (Google Earth)
De las crónicas históricas coincidentes, conocemos de la armada de 1344, y fijamos nuestro interés  en las relaciones que los mallorquines mantuvieron con los aborígenes:

«Se cree que los mallorquines que vinieron con la armada de don Luis de la Cerda llevaban consigo muchos útiles para construir y que, al desembarcar sin sospecha en la playa de Almenara, frente a la ciudad de Telde, fueron capturados por la muchedumbre de isleños que acudieron a la orilla, para oponerse a la entrada.

[…] Los mallorquines cautivos hallaron en los canarios humanidad y buena voluntad; y se entendieron con ellos tan prudentemente, que vivieron junto con ellos casi como si fuesen naturales, y más que unos amigos de fuera. Tuvieron de ellos tierras y ganado y mujeres, con las que se casaron y tuvieron hijos. Ellos fabricaron la iglesia de Santa Catalina Mártir, entre la ciudad y el puerto, la cual era cuidada por frailes franciscanos que vinieron a predicar el Evangelio; y hicieron estatuas de madera a la Virgen y a Santa Catalina y a San Nicolás, pero tan mal hechas, que molesta el que se deban contemplar, debajo de formas tan torpes, bellezas más que divinas. También adoctrinaron a los canarios en todas sus cosas, tanto de gobierno como en ritos y ceremonias que ellos hacían a Dios. Ello no obstante, no se sabe que algún canario se haya bautizado; se cree, al contrario, que fue establecido por los canarios que cada uno vivise en su ley, y que no consintieron que propagasen el Evangelio.

Pero con el tiempo, aumentando la generación de los mallorquines, de modo que les parecía poder enfrentarse con los isleños, empezaron a predicar el Evangelio y a querer cambiar las cosas de éstos; y ellos (como todavía no había llegado el tiempo establecido por Dios para su conversión), en cierta hora del día, (así como los sicilianos habían hecho con los franceses), tomaron las armas y mataron a todos los mallorquines y a los que habían nacido de ellos. Los frailes franciscanos fueron precipitados desde la altura de un monte, por lo cual todos juntos gozan hoy, triunfadores, en el cielo, la palma del martirio» (TORRIANI, 1959, pp. 117-119). 

Además de esta crónica coincidente con la de Abreu (ABREU GALINDO, 1977), nuevas investigaciones amplían el tamaño de las relaciones

«En el caso de los mallorquines, el grupo establecido permanentemente entre los canarios pudo convivir con los grupos de la costa. ¿La separación entre ambos se veía reforzada por la permanencia de los laicos en el interior y de los frailes en la costa? Torriani señala que la iglesia de Santa Catalina era regida por los franciscanos y dicho lugar no parece apto para la instalación de colonos, pero otros datos impiden dar valor general a esta prueba. Los frailes arrojados a la sima de Jinámar no debían proceder de un lugar muy distante y no parece lógico que la sede de un obispado misional careciese de clero regular» (AZNAR VALLEJO et TEJERA GASPAR, 1992, p. 35).

La inexistente mención a la advocación a santa Águeda por los franciscanos arribados a Telde en las crónicas, ha de entenderse como omisión involuntaria, dado que las derrotas marinas que primaban en aquellos tiempos establecen dos bahías en la ruta Este-Sur que se ofrecían a los mallorquines:

«Entre Punta de Taozo (27º, 45' N. y 15º, 40' W.) y Morro Colchas la costa da paso a dos bahías. La de Santa Águeda al W. y la de Melenara al E. pudiéndose fondear en ambas por estar resguardadas de los vientos. Estos son los desembarcaderos de Arguineguín, frecuentados tempranamente por los europeos en cuyas inmediaciones se localizan abundantes vestigios de estructuras habitacionales aborígenes» (MARTÍNEZ DE GUZMÁN, 1982, p. 115).

La Montaña en rojo, asentamientos aborígenes en azul y arriba al norte,
 la Sima donde se cuenta fueron arrojados los misioneros
En los tiempos actuales, con modernas embarcaciones, puede sorprender del contexto de dos bahías para fondear, pero hemos de circunscribirnos al s. XIV y siguiente, como lo acredita otra crónica histórica con enmiendas a la traducción anterior:

«Llegaron a Gran Canaria cerca de Telde, pero no se atrevieron a fondear, pues soplaba un fuerte viento y estaba anocheciendo, siguieron avanzando otras veinticinco millas hasta una ciudad llamada  Arguineguín, en la que atracaron y estuvieron fondeados once días» (AZNAR et alii, 2007, p. 222).

No es aventurado considerar que la situación geográfica de Montaña Águeda, en un punto intermedio, dominando con su altura todo el asentamiento aborigen del Barranco de Silva, sin olvidar que en su panorámica hacia el sur puede observar los asentamientos en el Barranco del Draguillo y el también próximo del Barranco de Guayadeque, es una atalaya singular, y, tratándose de un apagado volcán, representar como icono aquello que la leyenda cuenta de su lugar de nacimiento, la siciliana ciudad de Catania de la que es patrona la santa.

Prólogo de Legenda Aurea
Atribuida al hagiógrafo dominico italiano Jacobus de Voragine, después obispo de Génova, en la obra Legenda aurea iniciada en 1250 (VORÁGINE, 1996), cuenta que detuvo la lava milagrosamente en la erupción del volcán Etna, ocurrida un año después del martirio de santa Águeda (c.250), en respuesta a las rogatorias que sus conciudadanos hicieron a la santa. Se da la curiosidad añadida que las voces Catania y Canaria contienen iguales vocales y fonemas próximos.

Tratándose de una obra que alcanzó un gran prestigio, narrando historias de santos con la intención de propiciar la religiosidad popular en el mundo medieval, fue conocida y seguida por todos los estamentos religiosos, entre los que podemos incluir sin duda a nuestros franciscanos mallorquines quienes en sus misiones intentaban emular a sus santos. No es de extrañar que fueran ellos los que dieran a esta elevación el nombre de Montaña de Santa Águeda, que en algunas cartas así fue recogido para que llegara así hasta el s. XVIII.

Tampoco ha de extrañarnos la mistificación de la vida de los santos que se hacía en la antigüedad, y bástenos como testimonio del “colorido” que hacía de santa Águeda un ilustre canario, Bartolomé Cairasco de Figueroa en su Templo Militante, tal como se interpretó de su edición de 1603 (ALONSO, 1952, pp. 382-383):

«Y ahora la metáfora junto a la sensación cromática. El tirano que no ha logrado los requeridos amores de Águeda manda cortar su pecho:

“Así después que la braveza insana
de aquel cruel con ánimo maligno
mandó cortar de dos la una manzana
al delicado pecho alabastrino,
nuestra amazona, ilustre soberana,
tiraba desde el suelo al Rey divino
flechas de amor envueltas en suspiros
haciendo asi más acertados tiros.
Y en tanto que la purpura reciente
del blanco pecho matizaba el suelo,
saliendo como el agua de la fuente
por la herida del rosado velo
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .”

Flores, colores, olores se suman a las piedras preciosas:

“Iba la virginal ninfa vestida
de rica tela plateada y verde,
de azucenas de aljófar recamada;
el dorado cabello recogido
en una redecilla verde y blanca,
poblada de claveles y jazmines
con cintas de diamantes y esmeraldas.

Era su bello adorno al modo y talle
que lo suelen usar las bellas ninfas
de tela de oro y verde, recamado,
de finas esmeraldas, y el cabello,
que los rayos del sol oscuro vuelve.
Al regalado céfiro esparcido,
con una cinta verde, toda llena
de perlas y rubíes por corona,
por joya al pecho en otra blanca cinta,
un áncora llevaba de esmeralda,
de flores que un olor daban del cielo”»


Después de su lectura, trasladándonos siete siglos atrás, no es impensable que aquellos atrevidos misioneros franciscanos venidos de Mallorca, representaran con esta montaña el icono del fatal desenlace en su muerte y la milagrosa leyenda en la erupción del Etna como pecho sangrante.

Localización (IDE Gran Canaria)