Se trata de uno de los yacimientos arqueológicos más singulares de la isla, situado en la Caldera de Bandama consiste en un grupo de habitaciones y granero colectivo ubicados en la ladera interior de la misma. Su rasgo más significativo es la existencia de grabados rupestres.
Nuevamente volvemos a ver en este topónimo la costumbre de los castellanos en los tiempos de la conquista de dar nombre a un lugar con la expresión «de los canarios» para reconocer la autoría de estas cuevas construidas en la roca, al igual que hacían con las acequias y los caminos que tenían el mismo origen.
Pared donde se encuentran las cuevas (Patrimonio Gran Canaria) |
Las cuevas están integramente excavadas en la roca, con una única entrada por un pequeño agujero que da un nivel inferior, teniendo en el superior los silos. Es el patrón común de cuevas horadadas en la la roca con distribución por niveles de los usos, y a la reducida entrada para facilitar que fuera cerrada con una piedra lisa o laja, protegiendo así el acceso al lugar donde guardaban y almacenaban sus alimentos.
Este sistema de protección con cierres con lajas se repite en este caso también para las cavidades de los silos, con tamaños distintos, conservándose en muchos de ellos el acondicionamiento en sus entradas para ser cerrados con una piedra.
Cuevas (Patrimonio Gran Canaria) |
En lugares distintos de la pared Norte de la Caldera, se encuentran otras cuevas también horadas en la roca, acondicionadas como viviendas, algunas de ellas algo afectadas por los desprendimientos de sus paredes.
Lo hace hace particular e importante este yacimiento, es como decía antes, la presencia de grabados rupestres en el solapón que protege a todo el conjunto de cuevas, consistentes en líneas verticales de inscripciones que se asemejan al alfabeto líbico-berever, semejantes a las encontradas en el barranco de Balos.
Localización (Espacios Naturales Gran Canaria) |
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