Actualización: 2013/03/02
Este pequeño caserío, en la margen izquierda de la carretera de acceso a Arucas desde la Autopista del Norte (GC-020), frente a Trasmontaña y muy cerca de la rotonda en el lugar de acceso a Montaña de Cardones (GC-301), después de pasar por El Lomito.
Este pequeño caserío, en la margen izquierda de la carretera de acceso a Arucas desde la Autopista del Norte (GC-020), frente a Trasmontaña y muy cerca de la rotonda en el lugar de acceso a Montaña de Cardones (GC-301), después de pasar por El Lomito.
Próximo a este lugar se encontraron vestigios aborígenes, concretamente un ídolo zoomorfo, que en opinión del desaparecido Comisario de Patrimonio Sebastián Jiménez
Sánchezcon representa un cabeza de perro, representando a la divinidad menor Gaviot, denominado "tibicena", diverso material lítico (morteros y recipientes), cerámica variada y sellos-pintaderas de múltiples formas. El catedrático de Arqueología de la ULL Antonio Tejera
Gaspar sostiene que podría tratarse en realidad de la
representación de un suido, tal vez de un cochino asilvestrado o guanil, más que
de un perro. Los «tibicenas», sostienen algunas fuentes, eran espíritus demoníacos con forma de perros lanudos que a veces los guanches relataban que salían del mar.
Los aborígenes también creían en seres maléficos y en fuerzas negativas que se manifestaban en este perro lanudo que atacaba a la gente o a sus animales, y que solía aparecer, de noche o de día, de improviso. Para evitar este temor y como adoración, les ofrecían dádivas de comida y miel en las grietas elevadas del suelo, donde vivían estos cánidos altivos. La creencia en los tibicenas estaba extendida entre los aborígenes de casi todas las islas, sobre todo en Tenerife y Gran Canaria.
Los aborígenes también creían en seres maléficos y en fuerzas negativas que se manifestaban en este perro lanudo que atacaba a la gente o a sus animales, y que solía aparecer, de noche o de día, de improviso. Para evitar este temor y como adoración, les ofrecían dádivas de comida y miel en las grietas elevadas del suelo, donde vivían estos cánidos altivos. La creencia en los tibicenas estaba extendida entre los aborígenes de casi todas las islas, sobre todo en Tenerife y Gran Canaria.
Ídolo encontrado en El Carril (Patrimonio Ayto Arucas) |
Posteriormente, el ingeniero cremonés Leonardo Torriani volvía a citar a los tibicenas, pero aportando más información al respecto «…Entre estos canarios hubo hombres valentísimos en la guerra. Uno de ellos se llamaba Atazaicate, que quiere decir “animoso” y de “gran corazón”; pero, por ser feo, las mujeres les decían Atabicenen, es decir, “salvaje” o “perro lanudo”; porque Tabicena en su lengua significa “perro”; de donde algunos han pensado que antiguamente entre estos canarios la isla se haya llamado Tebicena, que significaría lo mismo que Canaria…».
Según algunas fuentes sin documentar debe su nombre a
los rieles de las vagonetas dedicadas a las tareas agrícolas e
industriales en 1891, utilizadas por el importante ingenio azucarero
allí establecido que revitalizó la comarca que fue propiedad de la
familia Del Toro.
No obstante, el cronista Pablo P. Jesús Vélez-Quesada sostiene que en 1780 ya estaban arraigados los topónimos de El Carril y de El Hornillo, caseríos próximos entre sí en el camino real de herradura que conectaba el Camino Real de Gáldar con Arucas, como pudo apreciar en el testamento de Andrés Marrero.
Curiosa cantonera circular (Fedac) |
Esta última teoría está más documentada, pues aparece también el topónimo en otros protocolos: en el testamento de Juan González Travieso, Familiar del Sto. Oficio de la Inquisición, y de su mujer Ana Suárez Fleitas, que el 8 de abril de 1763 cuando constituyen un patronato vinculan un cercado labradío en el Carril de cinco fanegas; y otro de Ambrosia Déniz, viuda de Eugenio Hernández de ese mismo siglo.
Puede que sea por tanto un antro-topónimo, pues el apellido Carril figura en la obra Heráldica de los apellidos
canarios de Lino Chaparro D`Acosta. Se da la circunstancia que fueron familias de las islas quienes fundaron San Antonio de Texas, y entre la milicia secesionista de los colonos texanos que defendieron El Álamo contra el ejército Mexicano de Santa Ana en 1836, habían algunos con este apellido Carril.
Localización (Espacios Naturales Gran Canaria) |
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