Actualización: 2014/05/15
Topónimo con el que se conoce el asentamiento poblacional al norte del casco urbano de Arucas, situado en la falda meridional de la Montaña de Arucas, en medio del antiguo Tabaibal aruquense. La calle principal de dicho sector lleva su nombre.
Según la Real Academia, cerero/a es la persona que labra o vende la cera. Dada la antigüedad del lugar, en la periferia de la población donde comenzaba lo que era llamado el Tabaibal, aún cuando se especuló si pudiera corresponder a un patronímico por la corrupción del apellido Cirera, cuya única referencia documental es tardía en el siglo XX vinculado a un capellán del Colegio del Sagrado Corazón.
Rincón (Google earth) |
La primera referencia que tenemos
de una mujer con la profesión de cerera
es de Francisca Rodríguez, que es denominada "la siriera" referente al siglo XVII, apareciendo otros nombres
de varones vinculados a esta actividad: Matías Rodríguez en 1666, Antonio
González en 1668 y Luis Rodríguez en 1684 (SUÁREZ GRIMÓN, V.J.: La propiedad pública, vinculada y
eclesiástica en Gran Canaria, en la crisis del antiguo régimen, Las Palmas
de GC, 1987).
Con posterioridad se localiza nuevamente a Lucas Rodríguez "oficial de cerero" actuando como comprador en una venta para regularizar las ocupaciones ilegales de tierras, en la escritura de fecha 10 de abril de1697 donde el Cabildo General le vende una casa que le dieron en dote al casar con Estefanía Macías, y se obliga a pagar 3 reales de vellón.
La calle (Google earth) |
Otras fuentes sitúan en el siglo
XVIII a Mariquita La Cerera que
continuó con el oficio del padre, aunque pudiera tratarse de la misma mujer por
el genérico tradicional de este diminutivo femenino. Lo que no ofrece ninguna duda es que de la estancia en el lugar de alguna de estas profesionales surgió el topónimo, que en la actualidad se recuerda dando nombre a la principal calle del lugar.
En la antigüedad la cera procedente de las colmenas o abejeras, incluidas las salvajes, estuvieron muy protegidas en las Ordenanzas de 1531 hasta el extremo que se sancionaba económicamente a los que castraran las colmenas, y se protegían los territorios para que no se establecieran otras nuevas sin el permiso del que las tuviera con anterioridad.
Panal (atodavela-wordpress) |
El valor de la cera era alto pues
se destinaba a la fabricación de candelas o velas, También se fabricaban con el
cebo animal, pero eran más apreciadas las de cera por su mejor aroma. Ya lo
dice Francisco Morales Padrón en su introducción a las Ordenanzas de 1531: «Debía ser importante esta ocupación ya que
se le dedica una media docena de ordenanzas. Como en el título sevillano se
comienza por señalar que la cera y sebo que se usen sean buenos y que el pabilo
que empleen sea de lino y no grueso. Al parecer en sus engaños los cereros solían
poner sebo dentro y cera por fuera, o diversas capas de ambos productos,
malogrando la vela.
Esto se prohíbe y se le dice al candelero que debería labrar la cera según las pragmáticas del reino. La cera amarilla podía ser vendida a 55 maravedís la libra y la blanca a 60, quedando impedidos de vender los cirios y velas a ojo. Se llegaba a fijar hasta cuántas velas o candelas debían de salir de cada libra de sebo: ocho más o menos; pero se les permitía que pudieran sacar hasta 12 ó 16. Cualquier persona podía llevarle al candelero sebo o cera para que le hiciera velas; en tal caso el artesano le cobraba 6 maravedís por cada libra labrada, además de quedarse con la quinta parte de la cera o sebo que se le entregara».
En el siglo XVII se sabe que el presbítero Juan Mateo de Castro tiene posesiones en el Charco del Colmenar dentro de sus capellanías. Dicha zona se sitúa en el lugar conocido en la actualidad como Barreto, antiguo topónimo que guarda relación con los aprovechamientos de las colmenas para la obención de miel y cera.
Antiguo vehículo de reparto de la fábrica de La Cerera (Fedac) |
Es obligado destacar que los sectores urbanos de La Cerera y Barranquillo fueron ambos el lugar de asentamiento de los artesanos en el casco aruquense, que adquirió tamaño poblacional significativo a partir del siglo XIX y continuarían su actividad hasta la primera mitad del siglo XX.
La antigua presencia de los antiguos cereros sería compartida por muchos oficios artesanales de los que algunos llegaron a fechas más recientes, como latoneros, herreros, turroneros, etc. que de alguna forma facilitó la instalación en el lugar de La Cerera de una industria de derivados del cacao y pastas alimenticias de renombre que demandaba los cualificados trabajadores que en el lugar eran residentes.
Primeras excavaciones (Patrimonio Gran Canaria) |
Pero antes, en la época prehistórica, antes de la conquista de la isla por los castellanos, este viejo lugar del Tabaibal fue de sumo interés para el asentamiento de su población aborigen: «Atendiendo a su ubicación, debió poseer, por un lado una buena visibilidad sobre la laguna existente en el valle de Arucas, y, por otro, un control territorial o por lo menos visual de los espacios geográficos que hoy en día ocupa la ciudad de Arucas, terrenos que presentaban una buenas condiciones para el desarrollo de una agricultura extensiva», tal como recoge el amplio informe de intervención en el Yacimiento Arqueológico de la Cerera (Patrimonio Gran Canaria) aparecido en la edificación de la sede de la Asociación de Vecinos.
Este yacimiento de La Cerera ha sido excavado en dos campañas diferentes. La primera en el año 1995 y la segunda en el 2004, donde se documentan hallazgos de materiales, y del trabajo de campo realizado en el lugar se conoce de abundantes hallazgos en las proximidades, entre los que destaca un fragmento de un posible ídolo de cerámica decorado mediante pintura. Con posterioridad se han realizado las obras necesarias para la apertura de un centro de interpretación.
El primitivo yacimiento (Patrinet) |
De las investigaciones realizadas se
identifican dos zonas: «En primer lugar, Zona A, una cueva cuya estructura no
parece haber sufrido modificaciones durante el proceso de ocupación, y cuyas dimensiones
en la actualidad son de 10 m. de frente, por 6 m. de fondo y unos 4 m. de
altura en la entrada, que evidentemente, va descendiendo hacia el interior,
colmatándose en torno a los 6 m. de profundidad. No obstante, las dimensiones
de la cavidad debieron ser mayores, puesto que una gran parte de su cornisa de
entrada, fue cortada durante el proceso de roturación y preparación de la zona exterior
para el cultivo, por tanto, estimamos que las dimensiones debieron ser
aproximadamente del doble en lo que respecta a su profundidad, si bien el ancho
y la altura no debieron variar demasiado.
Esta oquedad natural de conglomerados volcánicos va a presentar una sola sala con una potencia estratigráfica en torno a los 2,50 m. de profundidad, lo que nos permite afirmar que se trataría de uno de los yacimientos en cueva de la isla de Gran Canaria que presenta mayor potencia estratigráfica y que además algunos de los depósitos sedimentarios se encontraban “intactos” o por lo menos sin alteración reciente considerable.
El yacimiento en la actualidad, centro de interpretación (Guerra JC La Provincia) |
Este asentamiento prehistórico se entiende formaba parte de uno mayor lineal diseminado desde la Hoya de la Campana hasta la Hoya de San Juan, en la falda de la montaña de Arucas y en la banda septentrional del barranco de Arucas, en el que se incluiría el localizado en la Capellanía Grande pendiente de intervención.
Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)
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