domingo, 20 de mayo de 2012

CUMBRE, LA (VARIOS MUNICIPIOS)

Este topónimo de Cumbre, Cumbres o Cumbre Central de la isla  se conoce popularmente el amplio territorio que en la antigüedad era conocido como La Sierra, un amplio espacio aproximadamente en la cota de los mil quinientos metros de altitud perteneciente a distintos municipios.

En este territorio se incluyen muchos nombres de lugares que según la descripción realizada por Agustín Naranjo Cigala del Departamento de Arte, Ciudad y Territorio de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, reúnen muchas excelencias paisajísticas, ambientales y antropológicas.
Panorámica (Bienmesabe-org)

Presenta una densidad de población relativamente baja en el contexto insular. Sin embargo, esta área ha sido tradicionalmente explotada desde los asentamientos vecinos de San Bartolomé de Tirajana, Ayacata, La Culata de Tejeda, La Culata de Tirajana, Cueva Grande, Camaretas, Hoya del Gamonal, El Rincón, Risco Blanco, Juncal y Toscón de Tejeda, y, otros pueblos y barrios de menor entidad poblacional.


Panorámica (lospasosquedejamosatras-blogspot)
Estos núcleos registraron un notable incremento del número de sus habitantes entre 1900 y 1960, triplicándose sus efectivos; pero a partir de 1960, coincidiendo con el boom turístico, se produce un paulatino despoblamiento. La vocación tradicional de este territorio ha sido el pastoreo de carácter ovino, especialmente a partir del primer tercio del siglo XIX cuando ya la isla se encuentra prácticamente deforestada. 

Hasta la mitad del siglo XX, según algunos autores fue la zona más rica en pastos de toda la isla. En ella se integran reservas, parques, monumentos y paisajes naturales protegidos como Inagua, Los Marteles, Tamadaba, Nublo, Montañón Negro, Riscos de Tirajana, Roque Nublo y el que lleva este mismo nombre, Las Cumbres.

Cortijo de Las Mesas (Fedac)
Los topónimos que aquí se encuentran tienen una clara motivación semántica en cuanto a los antiguos aprovechamientos que el hombre les daba: Corral de Los Juncos, Cortijo de Pargana, Cortijo de Los Hornos, Cortijo del Nublo, Cortijo de Huertas, Cañada de los Gaspares, etc. Nuevos centros de esparcimiento son los Llanos de la Pez y las Mesas de Ana López. Aulas de la naturaleza son el Llano del Garañón y el Cortijo de Huertas.


El ámbito geológico y geomorfológico lo componen básicamente materiales del tipo «Roque Nublo», de la misma naturaleza y antigüedad que el propio monolito del que reciben su nombre. Generalmente presentan formas de mesetas o plataformas cortadas por fuertes escarpes o planchas aglomeráticas que llamamos mesas, Juncal y Toscón de Tejeda o el propio Tablón del Nublo, a veces resaltadas por roques como El Fraile y La Rana, los más singulares en torno al Roque Nublo.

Los roques (tevatelleva-com)

Este tipo de materiales del ciclo Roque Nublo genera los relieves locales más enérgicos, donde es muy frecuente la caída de grandes bloques ciclópeos, llamados por los lugareños «piedros», en las vertientes de los pagos de Ayacata, Timagada y Guardaya, y la formación de imponentes escarpes en los bordes de las coladas ignimbríticas, generadas por colapsos de las columnas eruptivas en las erupciones, calderas de Tirajana y de Tejeda.

Junto a estos procesos erosivos de mayor envergadura, también se producen otros más superficiales que originan la característica desagregación de la capa exterior de estos materiales.

Materiales "Roque Nublo" ( Fernanda Mazza)
Otro tipo de relieves caracterizados por algunas manifestaciones volcánicas que generan rupturas puntuales en la topografía de la zona, son edificios piroclásticos y freatomagmáticos aislados, como Morro de la Salvia de 1.806 metros, La Calderilla de 1.750 metros, Morro de la Caldera de 1.696 metros, etc., relativamente bien conservados. 

Predominan las áreas con pendientes comprendidas entre el 30 y 50 por ciento, que contrastan con los sectores llanos, como Llanos de la Pez y Pargana, Llano del Garañón, Mesa de Las Vacas, Llano de Sardina, etc.; y con los grandes escarpes que conforman las cabeceras funcionales de los principales barrancos de la isla, de Tejeda, Guiniguada, de Tirajana, de Ayacata, del Chorrillo, de Guayadeque, de Telde, etc.


La Calderilla (medianias-org)
La vegetación está representada fisionómicamente por la extensión del pinar de repoblación (Pinus canariensis) y del matorral de leguminosas, donde la retama amarilla (Teline microphylla) es la especie dominante. Es preciso resaltar que esta homogeneidad es solo aparente, ya que la vegetación está claramente influida por las condiciones orográficas, climáticas y de explotación zooantrópica secular, que se materializa en su estructura, composición florística y distribución actual.

Hay que destacar la gran densidad de endemismos vegetales canarios y grancanarios, y la presencia de especies muy vulnerables, como los cardos de cumbre (Carlina texedae), o peligrosamente amenazadas de extinción, como la flor de mayo leñosa (Pericallis hadrosoma).

Retama amarilla o de cumbre (Floradecanarias-com)
En cuanto a la fauna, hay que hacer mención de los distintos grupos de invertebrados presentes en esta área, que apenas han sido estudiados. La fauna vertebrada está representada por las aves. Destacan en la zona los picapinos (Dendrocopos major ssp. thanneri), vencejos (Apus unicolor unicolor) y algunas rapaces como la aguililla (Buteo buteo insularum), los cernícalos (Falco tinnunculus) y los cuervos (Corvus coraxtingitanus).

También aparecen algunos paseriformes como el herrerillo (Parus caeruleus) entre otros. Los reptiles se hallan representados por el lagarto endémico de la isla (Gallotia simonyistehlini), la lisa de Gran Canaria (Chalcides sexlineatus) y el perenquén (Tarentola boettgeri). Entre los mamíferos, cabe destacar la presencia más que probable de quirópteros y musarañas, además de los conejos y ratones de campo.

Picapinos (Ecca)

Estas son las particularidades más destacadas de un territorio de enorme valor paisajístico, en el que encontramos una gran biodiversidad y muchos valores etnográficos que las distintas generaciones han ido dejando a lo largo de los siglos.

Sin lugar a dudas, hace más de cinco siglos antes de la Conquista, tanto este paisaje como el del resto de la isla, las medianías y las tierras bajas, era más exuberante y grandioso por el respeto que los aborígenes tenían con la naturaleza de la que obtenían los alimentos para su subsistencia manteniendo así su equilibrio y el ciclo de la vida, era la mejor señal de sostenebilidad, la misma que ahora la sociedad moderna trata de marcarse como obligada tarea por la responsabilidad intergeneracional que tenemos.

IDEE Instituto Geográfico Nacional

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