martes, 29 de mayo de 2012

FERNANDO DE MASPALOMAS, SAN (SAN BARTOLOMÉ DE TIRAJANA)

Topónimo que corresponde al lugar donde se inició un pequeño asentamiento de colonos, que cinco siglos después se ha transformado en una gran población donde residen buena parte de las personas vinculadas al sector turístico del Sur de la isla. Recibe su nombre por la advocación a la imagen de San Fernando "el Chico" de la antigua ermita del Condado.

Los primeros turistas (1960 Fedac)
En los primeros años siguientes a la Conquista, estas tierras fueron de realengo y también zonas roturadas ilegalmente, lo que en aquella época era calificado como «usurpación».

Así se cuenta en el reconocimiento de «baldíos de Tiragana» (Maspalomas, Sardina, y Aldea Blanca) hecho en 1655 por el Visitador Luis Henríquez y en 1680 por la Real Audiencia, aunque acabaron siendo legalizadas, bien por concesión real de datas o bien por sentencia de la Real Audiencia, mediante el establecimiento de un canon a favor de los Propios. Sin embargo, en la práctica, muchos de estos censos impuestos no llegan a cobrarse por el Cabildo General de la isla.
Cultivos con majanos y acequias (Fedac)
En los baldíos del Sur, el Visitador encontró usurpadas las tierras de Maspalomas, que las cultivaban los hermanos Baltasar y Juan Pérez de Villanueva. Este hecho tiene su origen en una data concedida por el Cabildo en 1624 al Capitán y Regidor Simón Lorenzo de Acosta, incluyendo en ella el término de Maspalomas y Llano del Ajulagal con el agua que de dichas tierras se pudiese aprovechar.

En 1630, el Capitán Lorenzo vende estas tierras a los hermanos Pérez de Villanueva en 500 reales de plata y, aunque entraron en su posesión, por auto de 29 de julio de 1635, el Visitador Henríquez declara nula la data del Cabildo al tiempo que les prohíbe el uso de dichas tierras por considerarlas como públicas y realengas.

El Licenciado Pérez Villanueva acude al rey Carlos II, quien por Real Cédula expedida en San Lorenzo el 14 de octubre de 1680 se sirvió confirmar la data hecha por el Cabildo en 1624, otorgándole despacho en forma «… para que las tengáis por propias vuestras y para usar de ellas y del agua que os tocare desde su nacimiento con toda seguridad…». Presentada esta en la Audiencia, por auto de 15 de febrero de 1681, se mandó dar posesión a Villanueva de las tierras de Maspalomas. 

Cuarto de aperos (Fedac)
El día 27 del mismo mes y año, el Licenciado Pérez de Villanueva vende parte de las tierras concedidas al Capitán Gotardo Calimano, vecino de la Ciudad, estando unas cultivadas y otras montuosas y de arrifes, con las casas y cuevas existentes debajo de los linderos de la data y la mitad de los estanques que estaban hechos. Según la fuente consultada, esta compraventa era simulada o no terminó de ejecutarse.

Las tierras de la data sin duda no estaban roturadas, ya que Villanueva hace constar que, de no ser por el dinero recibido de Calimano, no habría podido proceder a su desmonte y fábrica por ser casi todas ellas montuosas y no servir sino para ganado. Entre fines del siglo XVII y principios del XVIII, el Licenciado Pérez Villanueva se ve envuelto en un nuevo pleito y por ello recurre otra vez al Rey quien resuelve nuevamente a su favor.

Antiguo poblado (Fedac)
En su testamento, Mateo Pérez Villanueva deja estas tierras a sus sobrinos Isabel Suárez y Juan Pérez de Villanueva, pero por su codicilo de 22 de abril de 1711, manda que, de la parte del segundo, se den doce fanegas a sus sobrinos Pedro y Catalina Pérez, y a Mateo de Quevedo.

Al mismo tiempo, deja el Charco, después de su muerte, a Francisco Amoreto Manrique por la gran amistad que a él le unía. Isabel Suárez vende sus dos partes el 27 de mayo de 1716 a Fernando Vélez de Valdivieso, escribano de Cámara de la Real Audiencia, en 7333 reales corrientes, y este, a su vez, las vende a Francisco Amoreto el 22 de noviembre de 1717, juntamente con veinte días de agua, casa y usufructo del Charco.

Es así como las primitivas tierras «usurpadas» en Maspalomas y legalizadas por la data de 1680 acabarán formando parte en el siglo XVIII de una de las fortunas más importantes de la isla: la Casa de Amoreto, que pasaría a ser el Condado de la Vega Grande de N.ª S.ª de Guadalupe.

Ermita del Condado (maspalomasahora-com)
En el testamento del Licenciado Mateo Pérez de 21 de octubre de 1710, se incluye entre sus bienes «… un cortijo que se llama Maspaloma que e avido y tenido por zedula real de Su Magestad, que serán doscientas fanegas, todas las mas llanas, con el charco que se llama Maspaloma, debajo de los linderos que contiene la dicha real zedula que presente en la Real Audiencia, en virtud de la qual me mandaron dar posesión con el agua de Maspaloma que tiene su origen en Fataga…».

San Fernando "El Chico"
Según la fuente consultada (SUÁREZ GRIMÓN, V.: La propiedad pública, vinculada y eclesiástica en Gran Canaria, en la crisis del antiguo régimen, Las Palmas de GC, 1987), entre los bienes que se contienen en la memoria testamentaria se incluyen dos casas terreras, otra a medio hacer y otra para ermita, que no se llegó a terminar. Con posterioridad se ampliaron las posesiones.

En la desamortización de las tierras de baldíos y realengos que mantenían esa condición desde la Conquista, las mil veinticinco fanegas de la «Suerte de tierra en Los Llanos de Maspalomas» salieron a remate el 26 de junio de 1873 y fueron vendidas el 18 de mayo de 1875 a Fernando del Castillo Westerling, conde de la Vega Grande, por el precio de 6400 reales de vellón.

El lugar, hasta ese momento bastante despoblado, inicia la historia anterior a la primera mitad del siglo XX de este importante núcleo de población, antes de la promoción turística de sus playas, ligada a la Casa Condal del mismo nombre, más conocida popularmente como La Casa de doña Candelaria, una de las herederas del Condado de la Vega Grande.

La casa aunque solo se usaba ocasionalmente con motivo de la visita del Conde a Maspalomas, estaba ubicada estratégicamente y en sus alrededores se construyeron otros edificios y se desarrolló el primer poblamiento a lo largo del Camino del Conde, donde se encontraban las casas de los medianeros, jornaleros, labradores, obreros, etc., que, con la llegada del turismo y la especulación del terreno, fueron desapareciendo.

Edificio Mercurio en construcción (1971 Franco López, J -Fedac)
La casa, al igual que la ermita, se estima que es un edificio del siglo XVIII que sufre diferentes intervenciones hasta el siglo XX. En 1985 fue declarada Bien de Interés Cultural. La casa principal del condado en Maspalomas disponía de otros edificios anexos y otros lugares de interés etnográfico. Esta ermita responde a las características de una capilla familiar de estilo franciscano que forma parte de la casa señorial. Desde el siglo XVIII hasta el siglo XX, sirvió como lugar de oración para los trabajadores del cortijo de Maspalomas y para los dueños del mismo en sus visitas al lugar. En su interior se encuentran las imágenes de San Isidro Labrador y San Fernando el Chico, que da nombre a la ermita y al pueblo.

En 1961, el conde Alejandro del Castillo convocó el Concurso Internacional Maspalomas Costa Canaria, que significaría el comienzo de la promoción como destino turístico de Maspalomas y la consolidación del pueblo de San Fernando como lugar de residencia de los trabajadores del sector turístico. Con su gran crecimiento absorbió los caseríos y casas dispersas, como el Lomo, Buenavista o La Corte, llamada así por la presencia de la familia Reyes, algunos de cuyos nombres aún perduran en zonas urbanas del lugar.

Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)

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