Topónimo aborigen. Se trata en realidad de dos caseríos, de Arriba y de Abajo, situados en el Morro Verdugado, en una desviación del naciente del antiguo «camino de herradura» que, partiendo de El Hormiguero, conducía hasta El Palmital y al Bosque de Doramas. La construcción de este camino etá documentada desde mediados del siglo XVI:
“Obligación que Juan Rodríguez, cortador, v.°, hace a Hernando de Padilla,
v.°, de hacerle un camino, y a Damián de Azuaje también, para que puedan ir con
sus recuas de sus ingenios a Fagalayraga y a las Tres Palmas, con estas
condiciones:
1ª. Comenzará a hacer el camino desde el Barranquillo Salado hasta el Calejondo,
sobre el cercado de armas; rozará las zarzas y abrirá el camino hasta el
Barranco de Moya.
2ª. Lo hará lo más llano que pueda, de manera que venga en dos o tres vueltas
hasta pasar el acequia sobre la choza, y hacer en la acequia una portezuela de
piedras y madera.
3ª. Desde la portezuela abrirá un camino que está empezado, el cual alargará
hasta dar a ir a un palmito, y de allí dará una vuelta hasta venir a dar a unas
peñas donde está la tosca bermeja y de allí volver con el camino hasta subir
hasta Fagalayraga a los caños nuevos de Pedro Acedo.
4ª. Lo hará ancho con sus paredes bien hechas donde conveniere. Por su
trabajo le pagarán Padilla y Azuaje 30 doblas, Azuaje 15 y Padilla 15, de las
cuales confiesa haber recibido 20; 5 de ellas se las ha de pagar Padilla cuando
tenga hecha la mitad del camino. Comenzará a hacerlo a fines de este mes
[agosto de 1552], y lo terminará en el mes de noviembre...”
Fairalaga Baja (Patrinet) |
Antes de la Conquista los asentamientos en todo este territorio son notables, y los vestigios son abundantes. Existen algunos yacimientos arqueológicos en el lugar: en el de Arriba, hay nueve solapones naturales funerarios, con restos de muro de cierre, donde han aparecido restos óseos humanos, como fémures y tibias. En el de Abajo, hay un área de grandes dimensiones formada por solapones, cuevas naturales de índole funeraria, y muros de cerramiento. Se han recogido restos óseos muy fragmentados y de malacofauna (de moluscos).
En el Morro Verdugado existe también un conjunto de grandes dimensiones compuesto por cuevas funerarias, estructuras de piedra diversa, estructuras tubulares, solapones y restos óseos en importante cantidad, así como restos de cerámica y fauna.
Farailaga Alta (Patrinet) |
En el extremo sur del mismo Morro se encuentra otro conjunto, en el lugar conocido como El Ojito y La Lapa, compuesto por varios solapones y una zona donde se aprecia material cerámico aborigen en superficie. Tres de ellos mantienen restos humanos. Es un conjunto de notable interés científico.
Por último, en el Lomo Vergara, que junto con el Morro Verdugado conforma el vaso de la presa de Los Verdugos, se encuentra una cueva artificial orientada al naciente y con una planta ovalada. Asociada a ella hay una escalera excavada en la roca igualmente orientada al naciente y algunas cazoletas de desiguales dimensiones.
Lomo Vergara (Patrinet) |
Hay que tener en cuenta que toda esta zona está en lomos y morros entre las cuencas de los barrancos de Moya y los barranquillos de Calabozo y de Valerón que desaguan por San Felipe, siendo este último el que da nombre a los famosos silos del Cenobio de Valerón, sobre el que se sitúa también el «sabor» de El Gallego.
Se llega a la conclusión de que es una zona muy rica en yacimientos arqueológicos vinculados unos a otros por proximidad, a los que habría que unir las cuevas de diferentes dimensiones situadas en El Peñonal del Palmital Bajo, a muy poca distancia, en la que existen grabados, unos longitudinales en la entrada norte y otros históricos. Lamentablemente, muchos de estos yacimientos se encuentran en mal estado, con vertidos incontrolados de basuras y escombros, y carecen de protección. Solo se mantienen estables los de difícil acceso.
Caserío (Fedac) |
Uno de los terratenientes de Guía en el s. XVIII, el Alférez Amador Espino Peloz, en escritura testamentaria de 16 de julio de 1701, decía ser propietario de cuatro fanegas de una «Suerte de tierra denominada “Lomo de Vergara”».
En el siglo XIX, con las experiencias y los capitales adquiridos por las continuas idas y venidas de los indianos, emigrantes canarios llegados de Cuba, se intentó implantar en Canarias un nuevo sistema productivo, introduciendo el denominado modelo cubano, que tenía como eje los cultivos de la caña de azúcar y del tabaco. En estos lugares, dada la bondad de sus tierras, se plantó tabaco. Ahí están, como testigo, las ruinas del secadero de tabaco construido en este caserío.
Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria) |
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