Topónimo aborigen con el que se conoce el municipio situado al nordeste a 9,5 kilómetros de la capital
provincial e insular, en una altitud media de 130 metros sobre el nivel del mar, y de 102,43 kilómetros cuadrados de superficie que representa el 6,6% del total de la isla.
Panorámica (Víctor Sanz) |
En la época prehispánica era capital de uno de los dos reinos en que se encontraba dividida la isla, u aún se conservan vestigios de la muralla de piedra que en algunos puntos marcaba los límites del reino. Este primer centro urbano cuya fundación se debió a los misioneros mallorquines en la Baja Edad Media, fue el pionero de los de raíces hispánicas erigidos en la isla.
Era la segunda agrupación poblacional agrícola en importancia y se encontraba en una fértil vega, que tenía su zona habitacional en el complejo Cendro y Tara, con poblados costeros y de enlaces con las cumbres en la zona de medianías.
Gobernada por un faycanato, se extendía entre los barrancos de Guiniguada y de Aguatona, en una zona de recursos medios que explotaba la comarca naciente de la isla, especialmente en el sector meridional de Los Lomos o Montaña de Las Palmas y en el sector septentrional de la plataforma costera del este, con una agricultura extensiva y de regadío, así como pastoreo, entre palmerales y matorrales.
Detalle de rincón (rosagrancan-blogspot) |
En 1351 el Papa Clemente VI crea el Obispado de Telde a solicitud de los primeros pobladores europeos de las islas. Posteriormente en 1386 frailes carmelitas y agustinos se asientan en el lugar hasta que en torno a 1391 se cuenta que fueron despeñados por la Sima de Jinámar por los aborígenes, en respuesta a las tropelías y abusos que cometían los soldados.
En la antigüedad su jurisdicción abarcaba el actual territorio de Valsequillo y de los beneficiados por los repartimientos sobre 1483 en la vega del lugar, con fértiles tierras y abundantes aguas que darían lugar a las datas de heredamientos, destaca Alonso Rodríguez de Palenzuela que construyó tres ingenios que más tarde serían adquiridos por Gonzalo de Jaraquemada, Cristóbal García del Castillo, cuyo ingenio llegó a ser el más importante de la isla, y el portugués Alonso de Matos, que ya se había instalado.
Panorámica de 1895 (Fedac) |
Sus tempranos alcaldes Alonso de Zorita, Cristóbal García del Castillo y Alonso de Matos ocuparon su cargo entre 1498 y 1512, que vivirán la consolidación del grupo de grandes propietarios que buscan el prestigio de la villa como como alternativa de poder a la Ciudad del Real de Las Palmas.
Así describe el lugar Leonardo Torriani a finales del siglo XVI: «… Su campiña y las orillas del río son muy ricas en azúcar, vino, trigo, cebada, y en los demás tesoros de la tierra. La ciudad está habitada por gente noble que, aficionándose a la tranquilidad huye de las disensiones y los litigios del Real de Las Palmas…».
Patio biblioteca municipal (rosagrancan-blogspot) |
La industria azucarera es la que da gran auge a la ciudad y su riqueza propicia se levanten bellas mansiones y se adquieren obras de arte importantes.
El embrión originario se sitúa en torno al primitivo templo de San Juan Bautista y de la Plaza Mayor, y en su perímetro se ubicaron los principales edificios civiles y religiosos de la villa.
Sus nuevos «nobles» construyen sus iglesias: Alonso Rodríguez de Palenzuela, la de San Gregorio; Cristóbal García del Castillo, la de San Juan; y Hernando García de Moguer, la de San José de Las Longueras.
Procesión en San Juan (1890 Ojeda Pérez L - Fedac) |
Sus nuevos «nobles» construyen sus iglesias: Alonso Rodríguez de Palenzuela, la de San Gregorio; Cristóbal García del Castillo, la de San Juan; y Hernando García de Moguer, la de San José de Las Longueras.
Al pequeño caserío apiñado en torno al primitivo templo de san Juan y al hospital e iglesia de san Pedro, llegaron aparceros, arrendatarios, artesanos, mercaderes, etc.
Se instalaron allí también el clero y las autoridades civiles y militares. La ciudad primitiva, con prisa de crecimiento, fue estirando los brazos en sus calles y callejuelas desde la Plaza Mayor, no con rígidos trazados a cordel, sino un poco al azar, con desenvolvimiento espontáneo y ostensiblemente irreflexivo, avanzando por los sembrados, construyendo cada uno su casa, según le acomodaba, en las inmediaciones de sus propiedades.
Se instalaron allí también el clero y las autoridades civiles y militares. La ciudad primitiva, con prisa de crecimiento, fue estirando los brazos en sus calles y callejuelas desde la Plaza Mayor, no con rígidos trazados a cordel, sino un poco al azar, con desenvolvimiento espontáneo y ostensiblemente irreflexivo, avanzando por los sembrados, construyendo cada uno su casa, según le acomodaba, en las inmediaciones de sus propiedades.
El barrio de San Gregorio, llamado entonces Llanos de Jaraquemada, que también surgirá a lo largo del siglo XVI, se denominará Berbería al convertirse en zona de residencia de los berberiscos.
Mercado de San Gregorio en 1900 (Da Luz Perestrello J - Fedac) |
La calle Real sobre el antiguo camino Real fue una de las de mayor actividad. El portugués Alonso de Matos vendió tres casas a Antón Pérez Cabeza «… dentro del sitio y solar del ingenio...» que salían a la calle Real, en una de las cuales vivía él.
Al barrio de San Juan le siguió el de Santa María, nacido al abrigo de la pequeña ermita de Santa María de la Antigua, más conocida por San Francisco desde que en 1612 fuera cedida a los franciscanos que la reedificaron y crearon el convento. Desde sus inicios, a principios del s. XVI, y hasta la fecha, tanto el trazado del barrio como la mayor parte de sus construcciones han permanecido inalteradas.
San Francisco en 1900 (Da Luz Perestrello J - Fedac) |
Sostienen algunas fuentes que la consolidación del grupo de grandes propietarios en Telde pone de manifiesto que a pesar de que en la segunda mitad del siglo XVI la economía azucarera en las islas entró en crisis debido, entre otras razones, a la competencia del azúcar de las Américas, sin embargo este tipo de propietarios sigue vinculado a dicho producto, aunque en un proceso paulatino de sustitución por el de la viña o de combinación de ambos productos.
La antigua calle Real (latinallena-blogspot) |
Los puertos teldenses adquirieron un gran desarrollo, hasta tal punto que Pedro Agustín del Castillo cuenta que «… el lugar fue rico y de mucho comercio en tiempo de azúcar, siendo la concurrencia de embarcaciones tal, que llegaron a ser en los puertos inmediatos a Telde de más de dieciséis de todas las naciones del Norte, España e Italia…».
La villa se convirtió en ciudad y con el paso de los siglos, en cuna y escenario de una actividad económica nada desdeñable, una inquietud social y cultural notable y un incremento poblacional que la situó pronto como municipio destacado en el contexto de la isla.
Municipio de Telde (IDE Gran Canaria) |
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