Entre el barranco Real de Telde y su tributario el barranco de Tecén, el accidente más característico es esta montaña, cuya cumbre pasa de los quinientos metros de altitud y constituía una atalaya natural desde la que se podía contemplar todo el antiguo territorio de Telde, incluyendo el antiguo pago de Valsequillo. Su nombre se debe a la antigua existencia de palmeras, llamadas también «palmas» como es sabido.
Cantera (Fedac) |
El topónimo está documentado desde el siglo XVII, cuando Pedro Sánchez Cruz en escritura de 4 de febrero de 1697 dice poseer dos fanegas y nueve celemines de una «Suerte de tierra para centeno en la Montaña de Las Palmas».
En la primera mitad del siglo XX se harían famosas la canteras de esta montaña para la extracción de los llamados cantos dorados o amarillos, bloques macizos de picón (lapillis) que durante centenares de siglos la sedimentación natural compactó, canteras que se localizaron en distintos lugares de la isla.
Fueron muy utilizados para la sillería en la construcción de muros y estanques, pero en esta última época se emplearon con el fuerte empuje de la construcción de los primeros pequeños edificios de viviendas multifamiliares en Las Palmas de GC y Telde.
La aparición con posterioridad de los bloques huecos prefabricados de hormigón y picón, también de brosa recogida y lavada en los cauces de los barrancos, supuso el abandono de estas canteras que dejaron a la vista la perpendicular herida abierta en el relieve por la extracción de los cantos dorados.
Otra cantera (Fedac) |
La aparición con posterioridad de los bloques huecos prefabricados de hormigón y picón, también de brosa recogida y lavada en los cauces de los barrancos, supuso el abandono de estas canteras que dejaron a la vista la perpendicular herida abierta en el relieve por la extracción de los cantos dorados.
Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)
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