Topónimo con el que se conoce un pequeño caserío situado en la margen oriental del barranco de Gáldar que posiblemente deba su antiguo nombre a lo que describe la ficha arqueológica del yacimiento aborigen conformado por silos de tamaños diversos, conjunto de más de once cuevas excavadas en un
afloramiento y distribuidos
por las paredes de las cuevas y que presentan aún los rebajes en sus bocas para
la colocación de un cierre.
Vista del yacimiento (Patrinet) |
De difícil acceso en la actualidad se estima que alguna
de ellas tienen unas dimensiones superan los cinco metros de anchura y longitud,
que pueden encuadrarse en una tipología más propia de contextos domésticos.
En las laderas inferiores podemos observar la presencia de diversos materiales arqueológicos que han sido arrastrados hacia las zonas bajas. El estado de conservación del conjunto es relativamente malo puesto que han sido trasformadas para su reutilización en corrales, gallineros e incluso como escombreras, por lo que la fragilidad de este enclave es muy alta.
En las laderas inferiores podemos observar la presencia de diversos materiales arqueológicos que han sido arrastrados hacia las zonas bajas. El estado de conservación del conjunto es relativamente malo puesto que han sido trasformadas para su reutilización en corrales, gallineros e incluso como escombreras, por lo que la fragilidad de este enclave es muy alta.
Los silos llamados "nido cuervo" (Patrinet) |
El conjunto arqueológico reviste un interés especial
para el estudio de las formaciones sociales aborígenes asentadas en el municipio
dada la escasez de estructuras de almacenamiento, dándose la curiosidad de no utilizar el término toponímico utilizado en otros lugares de llamar a los silos aborígenes "guirreras", si bien esta expresión es más moderna y este topónimo es mencionado en escrituras públicas de principios del siglo XVIII en ventas de tierras públicas por el Cabildo General.
En la antigüedad, el cuervo era considerado muy dañino para el ganado y los cultivos, motivo por el cual las Ordenanzas del Concejo de 1531 promovían su matanza:
«Otrosy se hordena y manda por el mucho daño que los cuervos hazen en esta ysla ansy en los cabrytos e sementeras e frutas como en otras muchas cosas que cada un vecino e morador de aquy adelante excepto pobres e viudas que no tienen hazienda en el campo sean obligados de traer en cada un año ante la justicia e regimiento de esta cibdad los pies de seys cuervos que los maten o otra por ellos los pies de los quales ansy traydos la justicia e regimiento los mande quemar en su presencia so pena que el vesino que dexare de faser lo suso dicho cayga en pena de seyscientos maravedís y más de matar a su costa los dichos cuervos».
«Otrosy se hordena y manda por el mucho daño que los cuervos hazen en esta ysla ansy en los cabrytos e sementeras e frutas como en otras muchas cosas que cada un vecino e morador de aquy adelante excepto pobres e viudas que no tienen hazienda en el campo sean obligados de traer en cada un año ante la justicia e regimiento de esta cibdad los pies de seys cuervos que los maten o otra por ellos los pies de los quales ansy traydos la justicia e regimiento los mande quemar en su presencia so pena que el vesino que dexare de faser lo suso dicho cayga en pena de seyscientos maravedís y más de matar a su costa los dichos cuervos».
Alpendre y pajero (Fedac) |
Como antes decíamos, el lugar es mencionado documentalmente y aparece en los linderos de una escritura del 11 de enero de 1702, por la que el Cabildo vende al Alférez de Gáldar Diego de Quintana Betancort describiéndolas como «… tres sitios de ochenta pies de f. y 40 de f. cada uno. Linda por un lado sitio de Juan Quesada, otro Camino que va a los Llanos, otro lado suerte de la Burrera y por el otro Camino que baja a la Montañeta que mira al Nido de Cuervo. Cargo: 6 reales…».
Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)
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