Topónimo con el que se conoce el lugar donde se ubica el cruce de las carretera de Arucas y de Teror, que tuvo su origen en la existencia de una cruz en recuerdo de un pastor que murió de forma violenta en dicho lugar, sin que se tengan más noticias sobre el suceso y la identidad del pastor, pues el hecho se transmitió oralmente de generación en generación.
Vista (Google earth) |
Hay una antigua referencia a este lugar en las Ordenanzas del Consejo de 1531 donde se dice:
«Otrosí que ansimismo se señala por dehesa los lomos Tamaraçayte. de Tamaraçayte segund que está amojonado por mandado de la cibdad que es desde postrer lomo de la Cruz desde el cantón del dicho lomo junto al camino real e desde allí hasta el cabo del dicho lomo e de allí por el camino abaxo hasta el camino que dizen de Tamaraçayte y alderredor del dicho barranco hasta las casas del lugarejo de Tamaraçayte y de ay por el camino real arriba que viene hazia la cibdad la qual dicha dehesa se señala para todos los ganados ecebto cabras ni ovejas e puercos que no an de entrar en la dicha dehesa e porque junto desta dicha dehesa están unas tierras en el lomo postrero do cabe las tierras que diien de Suerobaçe que estas dichas tierras no se an de sembrar syno quando se sembraren todos los dichos lomos como está acordado por la cibdad porque si se sembrasen sería en mucho daño de los ganados que andoviesen en la dehesa pero que cercando las dichas tierras con buenas cercas como los ganados no entrasen en ellas que las pueda sembrar a riesgo del que las sembrare sin llevar pena ni daño ni correr los ganados y esta dehesa de Tamaraçayte se a de, guardar hasta en fin de abril desde principio de octubre » (MORALES PADRÓN, F.: Ordenanzas del Consejo de Gran Canaria. 1531, Sevilla, 1974).
«Otrosí que ansimismo se señala por dehesa los lomos Tamaraçayte. de Tamaraçayte segund que está amojonado por mandado de la cibdad que es desde postrer lomo de la Cruz desde el cantón del dicho lomo junto al camino real e desde allí hasta el cabo del dicho lomo e de allí por el camino abaxo hasta el camino que dizen de Tamaraçayte y alderredor del dicho barranco hasta las casas del lugarejo de Tamaraçayte y de ay por el camino real arriba que viene hazia la cibdad la qual dicha dehesa se señala para todos los ganados ecebto cabras ni ovejas e puercos que no an de entrar en la dicha dehesa e porque junto desta dicha dehesa están unas tierras en el lomo postrero do cabe las tierras que diien de Suerobaçe que estas dichas tierras no se an de sembrar syno quando se sembraren todos los dichos lomos como está acordado por la cibdad porque si se sembrasen sería en mucho daño de los ganados que andoviesen en la dehesa pero que cercando las dichas tierras con buenas cercas como los ganados no entrasen en ellas que las pueda sembrar a riesgo del que las sembrare sin llevar pena ni daño ni correr los ganados y esta dehesa de Tamaraçayte se a de, guardar hasta en fin de abril desde principio de octubre » (MORALES PADRÓN, F.: Ordenanzas del Consejo de Gran Canaria. 1531, Sevilla, 1974).
Fotografía del pintor Tomás Gómez Bosch (Fedac) |
Hay que aclarar que la dehesa, como era la de Tamaraceite, era un terreno limítrofe al ejido dedicado al pasto de caballos y ganado de labor de los pobladores y a reses destinadas a las carnicerías.
Quedaban convertidas en cotos, donde entraría el ganado permitido en épocas concretas. Cada año la Ciudad elegía una especie vigilantes que examinaban las dehesas, procuraban que los mojones estuvieran alzados, del aprovechamiento de los cañaverales y de las aguas. A dicho fin se elegían doce personas «buenas y honradas», vecinos de la Ciudad, que por parejas debían cada dos meses visitar las dehesas y comprobar su estado y la eficacia de los guardas.
Veinte años después tenemos otra referencia documental en la solicitud de data que hace Juan de Villanueva el 16 de diciembre de 1551, cuando dice: «... çinquenta hanegadas de tierras en Tamaraçeyte desde la cruz grande que esta sobre las cabezas de Tamaraçeyte e como dize el camino un barranquillo abaxo seco que e aguas vertientes de una parte e otra del dicho barranquillo a dar en el barranco grande do dizen Tamaraçayte que va desde el propio barranco al pozo de Guadarteme ...» (RONQUILLO, M. Y AZNAR VALLEJO, E.: Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1998).
Parece describir el que después será conocido como barranquillo de Jacomar, y más recientemente como barranco del Pumpeo, cuando tributa sus aguas al barranco de Tamaraceite tras superar Las Majadillas.
Quedaban convertidas en cotos, donde entraría el ganado permitido en épocas concretas. Cada año la Ciudad elegía una especie vigilantes que examinaban las dehesas, procuraban que los mojones estuvieran alzados, del aprovechamiento de los cañaverales y de las aguas. A dicho fin se elegían doce personas «buenas y honradas», vecinos de la Ciudad, que por parejas debían cada dos meses visitar las dehesas y comprobar su estado y la eficacia de los guardas.
Veinte años después tenemos otra referencia documental en la solicitud de data que hace Juan de Villanueva el 16 de diciembre de 1551, cuando dice: «... çinquenta hanegadas de tierras en Tamaraçeyte desde la cruz grande que esta sobre las cabezas de Tamaraçeyte e como dize el camino un barranquillo abaxo seco que e aguas vertientes de una parte e otra del dicho barranquillo a dar en el barranco grande do dizen Tamaraçayte que va desde el propio barranco al pozo de Guadarteme ...» (RONQUILLO, M. Y AZNAR VALLEJO, E.: Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1998).
Detalle del lugar en 1950 (unpaseoportamaraceite.blogspot.com) |
Parece describir el que después será conocido como barranquillo de Jacomar, y más recientemente como barranco del Pumpeo, cuando tributa sus aguas al barranco de Tamaraceite tras superar Las Majadillas.
Aunque no se conocen referencias escritas del suceso aquí acontecido, si parece claro que el lugar del lomo de la Cruz sobre el que se asentó el camino real y después la carretera hacia Arucas, tiene al norte el barranquillo de Jacomar, está en el entorno de la antigua dehesa de Tamaraceite, ubicándolo al lado del camino real que va a la Ciudad y el lugarejo de Tamaraceite que no es otro que el después llamado Lugarejo de San Lorenzo por donde discurría el camino real hacia Teror.
Todo ello unido a la condición de "ovejero", parece inferirse que el asunto que dio lugar al topónimo está vinculado al aprovechamiento de la dehesa y los enfrentamientos que siglos atrás se dieron entre ganaderos y agricultores que usurpaban las tierras para su puesta en cultivo.
Todo ello unido a la condición de "ovejero", parece inferirse que el asunto que dio lugar al topónimo está vinculado al aprovechamiento de la dehesa y los enfrentamientos que siglos atrás se dieron entre ganaderos y agricultores que usurpaban las tierras para su puesta en cultivo.
Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)
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