miércoles, 6 de junio de 2012

GORO, EL (TELDE)

Topónimo que se localiza en un amplio territorio entre el barranco de Silva y el barranco del Draguillo, en la margen de poniente de la Autopista del Sur (GC-001) donde en la actualidad se ubica una urbanización industrial

El término goro  se incluye en el catálogo de términos guanches presentes en la toponimia de las islas (TRAPERO, M.: Estudios sobre el guanche, Madrid, 2007). Igualmente el Diccionario Básico de Canarismos (ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA, Sta. Cruz de Tenerife, 2010) incluye varias acepciones para el mismo: (1) Pocilga; (2) Pequeño corral, generalmente junto a otro mayor, para encerrar cabritos; (3) Cueva natural usada por los pastores como refugio; (4) Pequeña huerta o cercado hecho generalmente en terrenos peñascosos, para aprovechar pequeños espacios donde hay algo de tierra; (5) Especie de seto redondo para resguardar plantas de jardín o frutales; (6) Pared semicircular  de piedra seca que hacen los pastores en el campo para reguardarse del viento. Para todos los significados, la Academia reproduce las fuentes orales al uso que lo acreditan.
Goro de Cazadores (Fedac)

Queda suficientemente claro que el término aborigen goro eminentemente pastoril, es de las pocas palabras que se han incorporado a nuestro léxico, ampliando su semántica más allá de la acción de guardar el ganado, más próximo a la acción de sus sinónimos cuidar, vigilar, custodiar, velar, etc. Esta amplitud semántica ha permitido también el uso del diminutivo gorete.


Presumiblemente, antes de la intervención antrópica en este lugar, debieron existir aquí alineaciones, corrales o cercas de piedra seca del tiempo de los aborígenes canarios, donde sus descendientes siglos después, protegían el ganado y sus crías, e inclusive estos les servían de refugio a los propios pastores. Es así como la memoria colectiva creó este topónimo de "el goro". Como tierras de aprovechamiento comunal, eran baldíos propiedad del Cabildo General que fueron repartidos en 1787.

Al margen de la interpretación filológica del término "Goro", que se asocia como se ha dicho a corrales para usos pastoriles, pudiera ser que este significado nazca en los aprovechamientos posteriores de estas construcciones aborígenes ya en tiempos históricos posteriores a la Conquista. 

Hay que tener en cuenta además, que en los barrancos que enmarcan el territorio, Silva y El Draguillo, los vestigios arqueológicos son abundantes y sobresalientes, lo que acredita el antiguo aprovechamiento pastoril del territorio.


Llanos de El Goro (gobiernodecanarias-org)
Parece prudente profundizar en el aprovechamiento que pudieron tener estas construcciones en los tiempos prehistóricos, es decir la finalidad para la que fueron construidos por los aborígenes canarios. Son distintas las teorías que se sostienen, diferenciándolas de los corrales encontrados en lugares que conservan en el castellano topónimo "de La Santidad", cuyo sentido se explica en dicha entrada. El mejor resumen encontrado sobre el uso dado por los aborígenes a los "goros" es el siguiente:

«Una de las construcciones típicas de Gran Canaria, y que han sido localizadas al parecer en otras islas occidentales (Tenerife, Hierro y La Palma) fueron estudiadas desde el siglo pasado por el Dr. Verneau (1891).

Vemeau, a pesar de aceptar la opinión de Grau-Bassas en torno a la funcionalidad de los goros, como recintos relacionados con las prácticas mortuorias -debido en algunos casos a la proximidad de estas estructuras a la necrópolis llama la atención sobre el hecho de que, por ejemplo, en La Aldea y en Tirajana no se da, forzosamente, esta asociación. Verneau se inclina por ver en ellas casas de habitación que en su día tuvieron su cubierta, como puede deducirse de los fragmentos de madera y restos cerámicos que aparecen en estos yacimientos.



Vista aérea de 1985 (Fedac)
Además de Tirajana y La Aldea, estas construcciones, en tiempos de Verneau, existían en Mogán y en Arteara (necrópolis). Con sus palabras: "I1 me reste dire quelques mots de certaine construction qu'on designe ii la Grande Canarie sous le nom de goros et qui n'ont été signalées dans aucune autre ile (sic). Ce sont des enceintes de pierres seches, dont les materiaux sont ajusté avec un art remarquable; elles offrent, en outre, des formes extremement réguilieres pour la plupart fig. 4). Tous les murs en sont peu élevés (ils ne dépassent guerre 1 m. 50) et il n'en est aucun qui soit aujourd'hui surmonte d'un toit".

Grau (1889), en sus apuntes sobre La Aldea, hace referencia a centenares de estas construcciones: "Ya en el Barranco de la Aldea, junto a la desembocadura, el aspecto varía: allí aparecen las construcciones que he venido llamando Goros, pero de mayor tamaño (10 y 12 metros), en un número que yo estimo de 800 a 1.000, si bien estos goros más toscamente construidos por los estudiados hasta aquí. Ocupan una considerable extensión, que yo calculo en dos kilómetros cuadrados, a la margen derecha del barranco, desde su orilla hasta el pie de las montañas de Carrizo"».
(MARTIN DE GUZMÁN, C.: Las culturas prehistóricas de Gran Canaria, Madrid, 1984).

La existencia de goros relativamente bien conservados en la isla es abundante, con ausencia de cistas y otras construcciones funerarias en su interior, si bien las mismas pudieron ser demolidas para su aprovechamiento pastoril en la época histórica como ya se ha dicho. Tampoco despejan las dudas en cuanto a su finalidad la información facilitada por los arqueólogos que realizaron las últimas excavaciones de la necrópolis del lomo de los Caserones de la Aldea de San Nicolás:

«Además de las estructuras estrictamente sepulcrales, se reconocen otras construcciones que por el momento no han llegado a ser suficientemente esclarecidas. Entre todas destaca un recinto en forma de U, de grandes dimensiones, inmediata y abierto al grupo de cistas. Se trata de muros realizados con la misma técnica constructiva y materias primas que se emplean en la erección de los sepulcros. También se distingue una superficie empedrada con cantos rodados de medianas proporciones. 

Y finalmente, en la cota más baja se aprecia lo que parece una nueva alineación de piedras que bien podría corresponder a un nuevo anillo o cerco envolvente» (ALBERTO BARROSO, V. Y VELASCO VÁZQUEZ, J.:  "El espacio funerario de Lomo Caserones (La Aldea de San Nicolás, Gran Canaria). Nuevos datos para su comprensión arqueológica", Anuario del Instituto de Estudios Canarios, nº 52, 2008).




Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)

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