Topónimo que todo grancanario sabe que identifica esa pequeña península en el nordeste de la isla redonda, que posiblemente millones de años atrás estuvo separada de ella, formando una pequeña "isleta", y que posiblemente hace siglos cuando llegaron los mallorquines y después los castellanos, cuando eran altas las mareas, las olas acariciaban las arenas del istmo como pretendiendo esconderlo.
Porque en los primeros tiempos eran muchas las pequeñas isletas de la bahía que acompañaban en su soledad a la mayor isla redonda y con el paso de los siglos cuando llegaron los conquistadores castellanos eran ya «... dos isletas separadas de muy poca capacidad ...».
Y de ellas surgió primero el topónimo de Las Isletas, hasta que el hombre se las fué apropiando y construyendo en ellas fortificaciones, pequeños varaderos, mesones, y con su intervención se fueron fundiendo entre sí, para conformar una pequeña península que abrigará la mejor bahía al sur del Atlántico.
Fué así como los castellanos construyeron el Castillo de La Luz y el Castillo de Santa Catalina bañados por el mar, pero antes que ellos, ahí estaban los aborígenes canarios.
No era una agrupación de litoral, más bien de montaña como medio de protección frente los que arribaban para su captura como esclavos. Son diversos los vestigios que ayudan a conocer el poblamiento aborigen en este lugar, especialmente la Cueva de los Canarios localizada en la Montaña del Confital.
Es un conjunto arqueológico formado por dos grandes cuevas artificiales de habitación y otras cavidades menores destinadas a silos, excavadas en dos niveles sobre una gran arcada natural, posiblemente un antiguo cráter; todas ellas están orientadas hacia el oeste, que las protege de las inclemencias temporales.
El conjunto de cuevas organizaba su distribución mediante andenes y veriles, algunos de ellos escalonados, de los cuales solo quedan huellas. Varias de estas cavidades presentan una serie de pequeños círculos excavados o cazoletas tanto en el suelo como en las paredes, a los que se atribuye una finalidad doméstica o de antiguos soportes de divisiones internas.
También se distinguen pequeñas estancias a modo de alacenas. Se dice que en estas cuevas encontró el conquistador Pedro de Vera imágenes religiosas atribuidas a los mallorquines que arribaron en el siglo XIV, y que pudieron proceder de la primera ermita de Santa Catalina que fue destruida por los aborígenes.
No muy lejos de la Cueva de los Canarios, se encuentra la cantera de la Montaña Quemada, de la que está documentado extraían la piedra para realizar molinos aborígenes, muelas de molino de mano que eran fundamentales en el proceso de molienda del cereal.
La desaparecida Necrópolis de la Isleta estaba situada en La Puntilla, más concretamente en las calles Mari Sánchez y Prudencio Morales, en un malpaís de escorias volcánicas. Se tienen noticias de centenares de túmulos de enterramiento, donde los cuerpos no estarían momificados sino envueltos en una tela grosera.
La vida de los aborígenes que habitaron en estos parajes debió de girar en torno a la pesca. Tambien muy cerca de la Cueva de Los Canarios habían concheros en la carretera de acceso a Las Coloradas que han desaparecido, vestigio del que se desprende que parte de su dieta estaba relacionada con el mar que les roedaba.
Los vestigios encontrados acreditan que los aborígenes canarios eligieron su emplazamiento tanto por las condiciones del lugar, aprovechando las posibilidades que les permitía la costa para encontrar su sustento, tanto en la pesca como en el marisqueo; además dominaban estratégicamente las amenazas que podrían llegarle por el mar y por tierra, pues estaban situados en montañas que dominaban el horizonte para distinguir la llegada de embarcaciones, al tiempo que controlaban el istmo de arenas.
Sobre la importancia del puerto o ensenada natural de Las Isletas en la conquista, destacan las múltiples referencias históricas que recoge Abreu y Galindo. El miércoles 12 de agosto de 1461, Diego de Herrera tomó posesión de la isla, en el puerto de Las Isletas, estando presentes los dos Guanartemes de Telde y de Gáldar. El 24 de junio de 1477 el capitán Juan Rejón toma puerto en el de Las Isletas para en el mismo día fundar el Real de Las Palmas.
Porque en los primeros tiempos eran muchas las pequeñas isletas de la bahía que acompañaban en su soledad a la mayor isla redonda y con el paso de los siglos cuando llegaron los conquistadores castellanos eran ya «... dos isletas separadas de muy poca capacidad ...».
Vista aérea (JR Guedes) |
Y de ellas surgió primero el topónimo de Las Isletas, hasta que el hombre se las fué apropiando y construyendo en ellas fortificaciones, pequeños varaderos, mesones, y con su intervención se fueron fundiendo entre sí, para conformar una pequeña península que abrigará la mejor bahía al sur del Atlántico.
Fué así como los castellanos construyeron el Castillo de La Luz y el Castillo de Santa Catalina bañados por el mar, pero antes que ellos, ahí estaban los aborígenes canarios.
Detalle de La Isleta (fotosaereasdecanarias-com) |
Es un conjunto arqueológico formado por dos grandes cuevas artificiales de habitación y otras cavidades menores destinadas a silos, excavadas en dos niveles sobre una gran arcada natural, posiblemente un antiguo cráter; todas ellas están orientadas hacia el oeste, que las protege de las inclemencias temporales.
Cuevas de Los Canarios (rosagrancan-blogspot) |
El conjunto de cuevas organizaba su distribución mediante andenes y veriles, algunos de ellos escalonados, de los cuales solo quedan huellas. Varias de estas cavidades presentan una serie de pequeños círculos excavados o cazoletas tanto en el suelo como en las paredes, a los que se atribuye una finalidad doméstica o de antiguos soportes de divisiones internas.
También se distinguen pequeñas estancias a modo de alacenas. Se dice que en estas cuevas encontró el conquistador Pedro de Vera imágenes religiosas atribuidas a los mallorquines que arribaron en el siglo XIV, y que pudieron proceder de la primera ermita de Santa Catalina que fue destruida por los aborígenes.
Cantera Montaña Quemada (Patrinet) |
Cementerio aborigen en primer plano (Da Luz Perestrello 1900 Fedac) |
La desaparecida Necrópolis de la Isleta estaba situada en La Puntilla, más concretamente en las calles Mari Sánchez y Prudencio Morales, en un malpaís de escorias volcánicas. Se tienen noticias de centenares de túmulos de enterramiento, donde los cuerpos no estarían momificados sino envueltos en una tela grosera.
La vida de los aborígenes que habitaron en estos parajes debió de girar en torno a la pesca. Tambien muy cerca de la Cueva de Los Canarios habían concheros en la carretera de acceso a Las Coloradas que han desaparecido, vestigio del que se desprende que parte de su dieta estaba relacionada con el mar que les roedaba.
Vestigios de necrópolis (amaga-org) |
Sobre la importancia del puerto o ensenada natural de Las Isletas en la conquista, destacan las múltiples referencias históricas que recoge Abreu y Galindo. El miércoles 12 de agosto de 1461, Diego de Herrera tomó posesión de la isla, en el puerto de Las Isletas, estando presentes los dos Guanartemes de Telde y de Gáldar. El 24 de junio de 1477 el capitán Juan Rejón toma puerto en el de Las Isletas para en el mismo día fundar el Real de Las Palmas.
Fué también aquí donde Juan Rejón venció al portugués Francisco de Almeida, que atacaba la isla con diecisiete carabelas; y aquí era también donde sus soldados cogían la orchilla para traficar con el mercader sevillano de origen flamenco Manuel Fernández Trotín.
A él arribó la armada, el 17 de mayo de 1479, con la que venían el obispo Juan de Frías y el nombrado alcalde de la isla Esteban Pérez de Cabito. El 18 de agosto de 1480, arribaba Pedro de Vera, gobernador y capitán general de la conquista; y el año siguiente arribaron dos compañías de jinetes y una de ballesteros de la Hermandad de Andalucía, que llegaron como refuerzos para la conquista de la isla.
Resulta interesante que la primera estructura defensiva en la isla se construyera precisamente en Las Isletas, justo delante del refugio natural para navíos que suponía la bahía de Las Isletas. La defensa de este enclave era estratégica, ya que el Castillo de La Luz defendía una de las mejores puertas de entrada a la isla y el acceso a la Ciudad.
El territorio era tierra de realengo desde la Conquista, y a finales del s. XVIII, Dámaso Hermosilla Manrique, autor de la Descripción topográfica y militar de la isla de Gran Canaria, solicita una data para establecer una población en la Isleta de doscientos a quinientos vecinos, señalando a cada uno el correspondiente número de fanegas para su cultivo.
Salinas de El Confital (Fedac) |
Hermosilla expone su proyecto a Pedro Rodríguez de Campomanes, Ministro de Hacienda,justificándolo en la escasa utilidad de La Isleta reducida a «una corta porción de horchilla, distintas cargas de cardones y tabaibas para las panaderas, uno o dos hatos de cabras y una pequeña porción de sal recogida en los riscos inmediatos al mar» (SUÁREZ GRIMÓN, V.J.: La propiedad pública, vinculada y
eclesiástica en Gran Canaria, en la crisis del antiguo régimen, Las Palmas
de GC, 1987).
Cardonal-tabaibal (conocelaisleta-wordpress) |
Todo el proyecto obligaba a disponer de agua, y para la construcción de maretas y estanques, Hermosilla pide los 80.000 pesos de la Vacante del Obispo Servera, destinando el sobrante a la compra de yuntas y herramientas para repartir las suertes. Esos fondos estaban destinados al socorro de los pobres y por lo tanto debían emplearse en dotar hospitales, cunas de expósitos (niños sin padres conocidos), cárceles, fábrica de lazareto, casas de recogidas y socorro de mendigos.
La solicitud de Hermosilla fue contradicha por la Sociedad Económica de Amigos del País, que por aquel entonces tenía un gran poder mediático y político, y por el Cabildo; pero él, con el fin de demostrar la viabilidad de su proyecto, solicitó el 30 de octubre de 1786 la concesión por cinco años de una trozada de tierra en La Isleta para experimentar con cereales, viña, y arboleda.
La Isleta en 1880 (Ojeda Pérez L - Fedac) |
En 1790, tras los elevados gastos realizados, Hermosilla pide al Consejo la propiedad de las tierras que cultivaba, y que se le eximiera del pago del canon impuesto en 1786. Esta petición no es aceptada y la Audiencia el 10 de diciembre de 1801 acuerda que, puesto que el plazo de cinco años lo había disfrutado durante quince, sus herederos debían sacar todo lo que de su pertenencia tuviesen en La Isleta.
Cementerio aborigen (Olivia Stone 1885 - Fedac) |
Fracasada la tentativa de colonización agrícola, hasta diciembre de 1855 se hablaba de que su poblamiento se reducía a media docena de míseras chozas.
A partir de la terminación de la carretera de tierra de Las Palmas al Puerto en 1861, se incrementa el desarrollo poblacional del caserío, si bien ya se tienen noticias de unas cuantas casas: la de Señá Rosario, la de los Perpetuos, el Mesón, el Cuartel de Artilleros, la casa de la Virgen y la del Sargento Llagas, alcalde de mar, jefe de policía y la máxima autoridad de vigilancia de aquel lugar solitario, además de algunas chozas de pescadores.
En la desamortización de las tierras de baldíos y realengos La Isleta es dividida en dos trozos para su subasta: la del naciente de ochocientas cincuenta fanegas y seis celemines, y la del poniente de seiscientas treinta y cinco fanegas y siete celemines, sale a remate el 4 de abril de 1859 por el precio de 52.016 reales de vellón, adjudicándose en venta el 2 de agosto del mismo año al doctor Domingo J. Navarro, por cesión de Julián Bolges, a quien ya se la había cedido Miguel Martín Fernández, por la mejor oferta de 107.000 reales de vellón.
Tras distintas compraventas, en 1871 Pedro Bravo Joven se convierte en propietario de La Isleta con una cabida de mil cuatrocientas ochenta y seis fanegas.
Casas de La Isleta en 1885 (Ojeda Pérez L. - Fedac) |
Al terminarse la carretera de la Ciudad al Puerto y con el inicio de la construcción de este en 1883, se produjo una mayor demanda de mano de obra y servicios portuarios, por lo que, de una población de un centenar de habitantes se pasa a los once mil a comienzos del siglo XX.
En 1917 había veinte mil habitantes en el barrio, procedentes de la inmigración desde el interior de la isla, y de las islas de Lanzarote y Fuerteventura. Pese a esta presión demográfica, la zona no dispone de alcantarillados, cuyas obras se inician en 1920. Es por ello que, en los años treinta, se producen epidemias de difterias y viruela por la falta de recogida de basuras y la escasa higiene pública. A esto hay que añadir el alto grado de analfabetismo de la población.
Obras de alcantarillado (Teodoro Maisch - Fedac) |
Casas y castillo en 1900 ( Da Luz Perestrello, J - Fedac) |
Su condición de barrio obrero en la primera mitad del s. XX, muy convulsa por las dos guerras mundiales y la Civil Española que afectaron al tráfico portuario, hizo muy difícil la subsistencia para su población por la falta de medios y servicios de todo tipo.
Desgraciadamente, aquel que más se preocupó por mejorar la situación del barrio, el médico y alcalde de la ciudad Bernardino Valle, tuvo que exiliarse con la Guerra Civil. A mediados del siglo XX existía en el barrio una fábrica de muñecas que daba trabajo a muchas mujeres del lugar.
Si se compara la situación actual con la que vivieron las generaciones de esa época, las mejoras han sido notables, pues actualmente cuenta con centro de salud, comisaría, escuelas, institutos, comercios, etc. Una infraestructura mejorable pero digna, si bien no iguala las condiciones del resto de la Ciudad.
Aún siendo Patrimonio del Estado, está calificada como Paisaje Protegido. Se incluye una porción de la península de superficie casi circular, que se conecta con la isla principal a través de la tómbola de arena del istmo de Guanarteme. El espacio está constituido por un conjunto de conos volcánicos dispuestos en dos alienaciones entre las que se encuentra un valle cubierto por un malpaís de lavas escoriáceas.
Destaca por tratarse de uno de los relieves más característicos de la isla, distribuido mediante un denso campo volcánico del Cuaternario que se forma en dos etapas. La primera etapa corresponde a los volcanes de las montañas Confital, Colorada y Faro. La segunda corresponde a las montañas Vigía, Esfinge (muy alterada debido a su continuado uso como cantera de picón) y cinco conos volcánicos menores.
Por encima de las instalaciones portuarias y en la zona oriental del barrio, se emplaza el polígono industrial El Sebadal donde tienen cabida empresas vinculadas a servicios portuarios, centros de distribución, medios de comunicación, almacenes, etc., conformando todo ello el área industrial más extensa de la Ciudad.
Desgraciadamente, aquel que más se preocupó por mejorar la situación del barrio, el médico y alcalde de la ciudad Bernardino Valle, tuvo que exiliarse con la Guerra Civil. A mediados del siglo XX existía en el barrio una fábrica de muñecas que daba trabajo a muchas mujeres del lugar.
Fábrica de muñecas (1960 Fedac) |
Si se compara la situación actual con la que vivieron las generaciones de esa época, las mejoras han sido notables, pues actualmente cuenta con centro de salud, comisaría, escuelas, institutos, comercios, etc. Una infraestructura mejorable pero digna, si bien no iguala las condiciones del resto de la Ciudad.
Aún siendo Patrimonio del Estado, está calificada como Paisaje Protegido. Se incluye una porción de la península de superficie casi circular, que se conecta con la isla principal a través de la tómbola de arena del istmo de Guanarteme. El espacio está constituido por un conjunto de conos volcánicos dispuestos en dos alienaciones entre las que se encuentra un valle cubierto por un malpaís de lavas escoriáceas.
Faro (guias-masmar-net) |
Destaca por tratarse de uno de los relieves más característicos de la isla, distribuido mediante un denso campo volcánico del Cuaternario que se forma en dos etapas. La primera etapa corresponde a los volcanes de las montañas Confital, Colorada y Faro. La segunda corresponde a las montañas Vigía, Esfinge (muy alterada debido a su continuado uso como cantera de picón) y cinco conos volcánicos menores.
Por encima de las instalaciones portuarias y en la zona oriental del barrio, se emplaza el polígono industrial El Sebadal donde tienen cabida empresas vinculadas a servicios portuarios, centros de distribución, medios de comunicación, almacenes, etc., conformando todo ello el área industrial más extensa de la Ciudad.
Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)
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Enhorabuena por el post... muy interesante... saludos
ResponderEliminarJonatan Ortega de ConoceLaIsleta
Gracias por el reconocimiento. He intentado conjugar resumidamente lo más importante de su prehistoria e historia, aún cuando La Isleta por todo lo que comporta permitiría muchas más líneas de las pocas aquí incluidas. Posiblemente si no existiera geográficamente La Isleta, o Las Isletas históricas, la historia de la propia isla hubiera cambiado en cuanto al asentamiento principal de la Ciudad y con ello todo hubiera sido distinto a lo que conocemos. Es una circunstancia en la que no se ha reparado, pero esa es la realidad. Dos ejemplos: sin La Isleta nunca hubieran existido las playas de Las Alcaravaneras y Las Canteras, y el propio Puerto de La Luz y de Las Isletas, y en consecuencia, los ingleses que sustentaron nuestra economía durante siglos no hubieran arribado aquí.
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