Topónimo que tiene su origen en la propiedad de alguien así apedillado o natural de Galicia, conforme con el patrón que se sigue con los antro-topónimos. Aquí lo recibe una montaña, una loma y un pequeño caserío.
La importancia de este lugar tuvo que ser significativa, pues se encuentra en la divisoria por la que discurría un Camino Real que unía la Ciudad con el centro de la isla, con singulares alternativas en el lugar de El Faro para comunicarse al naciente con la Vega de Abajo de Santa Brígida, a través de Pino Santo y Los Silos, o al poniente con Teror, gran centro cerealero en la antigüedad, tras atravesar el valle de Los Arbejales.
Presa (Fedac) |
A partir de este lugar se podría llegar a la antigua Sierra por Ariñez, donde el escribano mayor del Cabildo tenía tierras y aguas, o tal vez acceder a la gran rampa de poniente del entonces caudaloso barranco de la Mina, por donde bajaba el agua de la Cuenca de Tejeda, o al próximo Lomo Carbonero.
Hay una clara mención en las Ordenanzas del Cabildo General de 1531,
cuando al referirse a la guarda de ganado describe el Camino Real del
centro de la isla dice, partiendo de la Vega de Santa Brígida «...a dar a unas cuevas de ganado de la de Juan de Sanlúcar e de ay el lomo abaxo a dar a los sylos al Lentiscal y de ay el camino que va a dar al yngenio del
licenciado de la Coba y de ay derecho al camyno que ba desta cibdad al puerto
de las Galgas e de ay el dicho camyno arriba a la madera hasta las
tierras del calafatee de ay a dar entre las tierras del Gallego a las de Juan Andúxar ...».
Cantonera (Fedac) |
Menciona al final del tramo de un largo camino que desde las tierras de Andújar en el lugar más al Nordeste del Cortijo de San Gregorio, ya cerca de Tamaraceite, llega hasta este lugar de las tierras del Gallego, atravesando los pinos donde obtienen la pez para calafatear los barcos y el gran laurelar cuya leña fue utilizada en la construcción del fuerte de San Pedro Mártir en la Ciudad, como lo acredita el protocolo de Alonso de Balboa de 15 de octubre de 1575:
«Pedro de León, canónigo, dice que por cuanto la justicia y regimiento de laq isla le vendieron ciertas cantidades de cargas de leña en el Monte del Laurelar para la molienda del barranco de la ciudad y por cierto precio, que por ella pagó para la fábrica del Fuerte de San Pedro Mártir y para otras necesidades que el concejo tuvo, y de resto de la leña le queda debiendo 1.400 cargas, las cuales por acuerdo del Cabildo le fueron señaladas para que la cortase en el Monte de Francisco Méndez, regidor y parece que estándose cortando la dicha leña se encendió cierto fuego en el monte y quemó la mayor parte de la leña que se había cortado, y el recurrió al Cabildo para que se señalase donde acabar de cortar las 1.400cargas de leña ...» (LOBO CABRERA, M. Y OTROS: Los usos de la madera: recursos forestales en Gran Canaria durante el siglo XVI, Las Palmas de GC, 2007).
Es uno de los tantos testimonios de como se aprovechaban las licencias dadas para el corte de leña para las necesidades de la cosa pública, al objeto de prender fuego para mercadear con el carbón o para poder roturar las tierras ya desprotegidas por carecer de laurelar.
Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria) |
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