Actualización: 2013/05/03
Topónimo con el que se conoce el morro en los límites
del territorio de Tirma con Tifaracás, muy cerca de la Hoya de las Carboneras, al sur de los Lomos de la Pimienta, al norte de la Hoya de Carreño, al naciente de los
andenes del Corral Blanco y de los Riscos de Cueva Nueva por donde discurre el antiguo camino real interior de El Risco a la Aldea de San Nicolás,
conocido en los últimos siglos por los lugareños como la "Ruta del Cartero",
y al poniente del Lomo Gordo y de El Galgar del Saucillo.Vista del morro (Patrinet) |
Más allá de los septentrionales Lomos de la Pimienta donde se concentran muchos túmulos funerarios
aborígenes, al igual que en La Violanta,
nos adentramos en los grandes asentamientos de la Montaña de Tirma, y una interminable nómina de topónimos como Las Chocillas, Los Corraletes, lomo de las Casillas
Canarias, Paso del Canario, Lomo de las Casas, etc. que nos van
describiendo el principal santuario de los aborígenes canarios. Y en todos
ellos aparecen los mojones formados por grandes bloques hincados y calzados con
piedras más pequeñas en su base, rodeados por una serie de piedras
semienterradas que forman círculos concéntricos.
Desconocemos si algunos testimonios de la crónica de Fray José de Sosa (DE SOSA, J.: Topografía de la isla afortunada Gran Canaria, cabeza del partido de toda la provincia comprensiva de las siete islas llamadas vulgarmente afortunadas, Sta. Cruz de Tenerife, 1849), fueron inspiradas por su propia condición religiosa, dado que es conocido que en la antigüedad los conventos gozaban de inmunidad y fueron lugar de refugio para los perseguidos por la justicia ordinaria.
Ortofoto (Google earth) |
Lo
cierto es que en su crónica al hablar de Tirma
dice: «Si tenian falta de agua para sus
panes, la pedian á Dios por medio de personas virtuosas, y de buena vida; las
cuales salían de sus casas en que estaban recogidas y guardaban pureza y
castidad, á unos lugares altos diputados para estas peticiones.
Estos eran dos riscos inacesibles, uno llamado Tirma, y otro Magro, que tienen en torno cada uno dos leguas poco mas o menos, y conjinsen con el mar, á un lejos uno del otro; estos eran lugares santificados y asi el malhechor que se acogia á é llos, no lo podían sacar, si él no salia de su voluntad propia. Guardabanle su inmunidad, y reverenciabanlos como á iglesias santas; y como solemos jurar por la casa santa de Dios juraban ellos diciendo: Asitis Tirma. Asidir Magro. este era su mayor juramento».
Estos eran dos riscos inacesibles, uno llamado Tirma, y otro Magro, que tienen en torno cada uno dos leguas poco mas o menos, y conjinsen con el mar, á un lejos uno del otro; estos eran lugares santificados y asi el malhechor que se acogia á é llos, no lo podían sacar, si él no salia de su voluntad propia. Guardabanle su inmunidad, y reverenciabanlos como á iglesias santas; y como solemos jurar por la casa santa de Dios juraban ellos diciendo: Asitis Tirma. Asidir Magro. este era su mayor juramento».
Es por esta condición de "inmunidad" que se
otorgaba dentro del territorio sagrado de Tirma, por la que los aborígenes se
preocuparon por marcar la divisoria del santuario «Y tenían estos montes en sus
sercados de paredones los quales hasta oi día en partes se ven para que se
supiese desde donde comensaba su
inmunidad"». Es en este lugar donde encontramos un gran mojón, del
que se dice en la ficha arqueológica de PATRINET que marca el inicio del
territorio del santuario, por lo que no es casual que el topónimo aluda al
Morro del Fraile, pues como se ha dicho, el interior conventual también
otorgaba "inmunidad" al perseguido.
Es
por ello que esta última fuente considere que «el interés de estos mojones o
linderos es enorme dado que nos permiten delimitar con precisión los límites
originales de este espacio sagrado, donde los perseguidos de la justicia podían
refugiarse tal y como refieren las crónicas. Estos linderos podía ser piedras
hincadas, torretas e incluso grandes túmulos tal y como hemos encontrado en
Tirma».
Túmulos funerarios y huellas de la pala mecánica (Patrinet) |
En
el mismo morro en unos trabajos que se realizaban para reparar la pista de Tifaracás
se descubrieron también tres túmulos adosados de una sola cista, en una
superficie de unos cuarenta y dos metros cuadrados, con planta de tendencia
circular, construidos con grandes piedras hincadas formando el círculo exterior
y en el interior lajas y piedras más pequeñas.
Dos de los túmulos parecen
intactos, y el tercero fue destruido accidentalmente por la pala mecánica que
recogía tierra y piedras.
Localización (Espacios
Naturales de Gran Canaria)
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