Pinar de Ojeda (caminosdecanarias-blogspot) |
En la isla
encontramos muchos topónimos que hacen referencia a "brujas", de los
cuales unos responden a la cultura aborigen más relacionados con la fuerza para
combatir, otros a creencias en leyendas sobre "luces mágicas" o sucesos
supuestamente paranormales, y otros más modernos como los que encontramos cerca
de Montaña Blanca (Arucas) y de Los Giles (Las Palmas de GC), lugares
que fueron rebautizados para señalar en los tiempos de los "silencios obligados" aquellos lugares vinculados a
falsos aquelarres donde se perdieron los cuerpos de desaparecidos durante la
Guerra Civil.
Si bien este lugar pudiera estar vinculado a los rituales aborígenes, en
algunos casos conocidos como lugares de Corrales
de la Santidad, del que ya hemos hablado en otras entradas del blog, me parece
oportuno dejar constancia que también arribaron a la isla desde los primeros
tiempos de la Conquista otras costumbres brujeriles, unas ciertas y otras
adjudicadas perseguidas por el Tribunal de la Inquisición, como dan cuenta los
documentos estudiados referidos al primer cuarto del siglo XVI (FAJARDO
SPÍNOLA, F.: "Las Palmas en 1524: hechicería y sexualidad", Anuario Estudios Atlánticos, 1985).
Ortofoto (Google earth) |
El perfil de los practicantes queda muy definido: «Los hombres suelen ser nombrados sólo por uno o dos testigos cada uno,
y casi siempre por haber transmitido algo que sabían (una oración, un conjuro,
...), por decir que había mujeres que hacían esto o aquello. Sólo un indio y un
morisco dicen que conocen y practican ellos mismos las artes mágicas. No hay
ningún negro ni aborigen. Hay un genovés que aporta creencias de su tierra. De
las mujeres denunciadas por hechicería, la mayor parte son castellanas, y luego
portuguesas; pero hay un número elevado (diecinueve) de moriscas cuyos nombres
se citan, y en una docena de denuncias hay referencias indeterminadas a moras o
moriscas, con lo que aquella cifra se elevaría, incluso teniendo en cuenta que
algunas de esas referencias trataran de las mismas mujeres ya mencionadas. Sólo
hay una negra. Y, de las aborígenes de las islas, tres palmesas, una canaria,
una gomera y una de El Hierro ».
Concretando la fuente su análisis dice «Está bastante extendida la idea de que "los moros e moras son muy
grandes hechiceros". Repetidamente aparece que recurren a ellas las
mujeres. Algunas de las hechiceras más denunciadas y luego castigadas son, precisamente, moriscas
...» y despeja las dudas en cuanto a si hubo transmisión generalizada de la
cultura y costumbre aborigen «Las
isleñas, en conclusión, practican la magia de origen europeo o berberisco; pero
no en grado mayor que las mujeres de otros grupos étnicos, sino, en todo caso,
al contrario».
Vista (cabildoinsulargrancanaria) |
A todas luces el oficio obtiene muy buenas ganancias con sus servicios
de hechicería «... exigen tres o cinco
varas de lienzo, una o dos doblas (500 maravedíes la dobla), o seda, corales y
alguna joya de oro o plata. (...)se paga mucho más caro un propósito concreto,
como, por ejemplo, casarse con determinada, persona, que algo más indefinido,
como tener suerte en amores. Y normalmente se paga más por los remedios
amorosos que por los sortilegios...».
De los hechizos amorosos para obtener propósitos recomiendan dar de
comer o beber al hombre: sesos de asno, prietos, asados y molidos; sesos de cabrito y de perrillos recién
nacidos; corazón de pollos, polvos, ropa, cogollo de palma quemado, o un bollo
hecho con harina pedida a una doncella y con agua que la mujer se hubiese echado
por encima. Para atraparlos amorosamente bocado de pan o en una tajada de "diacitrón" hecho con carne de la cidra, de resonancias celestinesca,
y dando la verbena cogida la mañana de San Juan. Destaca el buen
"remedio" de hacer ingerir al hombre el paño majado con el que la
mujer se hubiese limpiado la natura, o un huevo que había sido puesto en la
natura de la mujer dos veces.
El aquelarre de Francisco de Goya (Museo Lázaro Galdiano) |
En casos más extremos recetaban que debía darse de beber en vino su sangre menstrual; o el vino después de lavarse los sobacos; y hace beber al marido
la orina o el sudor de los dedos del pie de la mujer en vino. Se daban incluso
rezados para la mujeres rivales: «así como bebes mis meadillos. así hagas mis mandadillos».
Son muchas las menciones a la magia por contacto o contagio para
distintos fines: tomar pedazos o piezas de ropa, sábanas, quemar polvos con la
ceniza para enterrar, pelos, candiles, etc. sin olvidar los hechizos con
espejos de acero: «que tomando un espejo
de los que se cierran en son de caxa, que dicen las palabras: "fulano aquí
te lego, que no tengas parte con otra mujer sino conmigo", y que cierren
el espejo y que no terná parte con otra alguna mientras que el espejo estoviese».
Una interminable lista de recursos con agua bendita, hilos anudados, piedras,
todo tipo de ritos de saltos, palmadas, sin olvidar las oraciones y conjuros al
Sol, a la Luna, a las estrellas, a las ánimas y a todo tipo de santo,... que
reportaban a la bruja o hechicera grandes beneficios económicos, tanto en la
moneda canaria como en joyas y metales preciosos.
Eran polifacéticas, y se recurría a ellas aunque estuvieran perseguidas por
la Iglesia para todo, hasta para adivinar quién le había robado, curar un mal, y
para obtener todo tipo de beneficios. Prácticamente lo mismo quinientos años después.
Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)
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