Actualización: 2013/03/19
Topónimo con el que se conoce la
degollada o paso pastoril entre el Morro
de la Negra y la montaña del Solapón
de la Carnicería, entre el Cortijo de
Pajonales y Las Ñameritas.
Nos encontramos ante otro topónimo que
tiene sus orígenes en las leyendas perdidas, parecidas a las que se cuentan de las
Cuevas del Gigante (Agüimes) y de la Sepultura del Gigante (Santa Lucía de T.), en este caso con
mayor contenido de criminalidad cuando fueron contadas a PATRINET por los
lugareños de los pagos cercanos de Carrizal, Juncal,
Timagada y El Toscón.
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Vista (Patrinet) |
Más recientes que aquellas, se
remontan a los años posteriores a la Conquista, que al encontrarnos en la "parte de atrás de la isla" convivieron
hasta el siglo XVIII las culturas aborigen y castellana siguiendo los patrones
de reservar este territorio con aprovechamientos pastoriles a los naturales canarios.
La leyenda dice de la presencia en el
lugar de un canario gigante que se negó a aceptar el bautizo que obligaba a las
costumbres sociales y las prácticas religiosas de los castellanos que arbitraban
así la evangelización de las tierras insulares conquistadas. Vivía en compañía de una mujer de
raza negra, quien daría lugar al topónimo del Morro de la Negra, teniendo su sustento en los aprovechamientos
agrícolas y pastoril, además de los productos que generaba el pinar.
Como se había granjeado la enemistad
de los nuevos colonos que le temían por su gran tamaño y la destreza que tenía
con un "quejo" para atacar a los intrusos visitantes, se cuenta que algún
colono le tendió una trampa embaucándolo al narrarle como Jesús había sido
atado a la cruz, y le convenció para que se dejara atar a un árbol. Cuando
estuvo amarrado los otros colonos que estaban escondidos lo mataron, enterrando
su cuerpo en la tumba de piedra que aún se conserva. Este crimen ocurría en el
llamado Solapón de la Carnicería.
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Otra vista (Patrinet) |
Aparte de las circunstancias que
dieron lugar a la creación de los tres topónimos que tristemente reviven los
hechos que cuenta la leyenda, todo el conjunto contiene importantes vestigios
arqueológicos entre los que se cuenta un tagoror
de factura constructiva similar al de El
Gallego de Sta. María de Guía.
Según los informes arqueológicos
realizados por el comisario de Patrimonio Sebastián Jiménez Sánchez (1945-1948)
y las realizadas en 1989 por Patrinet, existen tres estructuras muy arruinadas
de piedra. La primera de planta compleja, presenta paredes rectas formando
esquinas en su interior, que podría haber sido una vivienda.
La segunda también de piedra seca, de
planta indescriptible dado el grado de derrumbe, es probable que sea el tagoror que había descrito el mencionado
comisario cuarenta años atrás.
Hay una cista de piedra, de planta rectangular, que conserva las piedras
hincadas del cajón funerario, sin las tapas y estructura superior,
enterramiento que la tradición popular identifica como la tumba del gigante, localizándose además una piedra a modo de
pequeño menhir de 50 centímetros de largo que podría constituir una estela
funeraria. Los vecinos del Juncal la
identifican como el "quejo del
gigante", especie de instrumento de guerra que lanzaba a grandes
distancias.
La cueva conocida como Solapón de la Carnicería, es una cueva
natural de grandes proporciones, en cuyo interior surgía una fuente de agua
dulce. La cueva contiene relleno y restos de una hoya carbonera. Asociado
a este conjunto se localiza un grupo de pequeñas cuevas de enterramiento que
podrían estar intactas dado que conservan muros de cierre de una sola hilada.
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Localización (Espacios
Naturales de Gran Canaria)
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