Situados ambos topónimos al sur de Majada Alta y al norte del Lomo
de las Cañada de la Perra, entre el Lomo
de la Cueva de la Negra al naciente y la cabecera de la Presa de Las Niñas al poniente, la
Montaña recibe el nombre de las Cuevas existentes en la falda sur de la misma.
Detalle fotográfico de la Montaña (elcoleccionistadeinstantes-blogspot-com) |
Probablemente por relacionarse también con los mismos ritos
prehispánicos, algunos senderistas erróneamente identifican como Montaña de las Monjas a la Montaña
de Las Brujas de 1.466 metros de altitud, estando situada esta última en Inagua al sur del Risco de la Iglesia y al norte del Andén Ancho, y entre Lina
al naciente y la Hoya de la Bica al
poniente, formando parte de las cabeceras de los barrancos del Lomo de Juan Mateo, Vigaroé y Las Garabateras.
Localizaciones: en rojo, Montaña de Las Brujas; en azul, Montaña de las Monjas (IDE Gran Canaria) |
Respetando la nomenclatura del Instituto
Geográfico Nacional y del IDE Gran
Canaria, la Montaña de Las Monjas
que alcanza los 1.005 metros de altitud, se encuentra como ya se ha dicho en la
cabecera de la Presa de Las Niñas. La
confusión ha sido de tal tamaño que incluso algunos mapas turísticos, poco
rigurosos, incluyen ambas Montañas con el mismo topónimo “de Las Monjas”.
Los defectuosos mapas de información turística |
Estimamos que con anterioridad a la construcción de la Presa de Las Niñas en 1935, todo el
territorio que ocupa el vaso y las vertientes perimetrales de la misma debieron
tener singular importancia arqueológica, donde pudieron haber existido vestigios de un prehistórico
asentamiento aborigen troglodita de barranco para el aprovechamiento del mismo.
Croquis Degollada del Gigante (Celso Martín) |
En la actualidad nos quedan como vestigios arqueológicos en
la margen de poniente de la Presa, las Cuevas
de Majada Alta o Cuevas de Las Niñas,
entre las que destaca una cueva con pictogramas. Al norte de estas cuevas
encontramos el topónimo Degollada del
Gigante, donde se localiza un alineamiento de forma circular con piedras
hincadas para rituales, a semejanza de otros conocidos en la isla. En las
entradas a este blog CUEVAS Y PRESA DE LAS NIÑAS y
CORTIJO Y CUEVAS DE MAJADA ALTA se da información sobre los vestigios de estos lugares.
La descripción previa de este escenario nos permite
conocer del origen del topónimo que en esta entrada desarrollamos de Cuevas de Las Monjas. La cita que nos
hace el desaparecido profesor Celso Martín de Guzmán, en su obra Las culturas
prehistóricas de Gran Canaria (Madrid, 1984), referidas a las crónicas de Antonio
Sedeño (Redacción Cervantes, 1640), nos acerca mucho al origen del topónimo.
«Maguadas: Cuando tenian falta de agua para
sus panes tenían personas recogidas y de buena vida que la pedian, poniéndose
en lugares altos que estaban señalados pa ello y estos eran como a manera de monjas qe. guardaban cantidad y frailes los
cuales recibian cierta parte de los puntos qe. se cogian en la tierra y los
ponian en cuevas qe. tenían pa ello, y lo guardaban un año y cuando venía el
tiempo de cojer otro esquilmo, de cada cosa no podían recibir aquella parte sin
qe. primero gastasen lo del año pasado dándolo a los pobres, y pa esta había
grande orden y personas diputadas destos religiosos qe. las hacían guardar» (Cap. XVII, 61-62).
Vista septentrional de la Montaña (Google earth) |
Para más abundar, el profesor e investigador nos hace la
cita de la crónica Lacunense
(Redacción Antonio, 1666).
«Casas de doncellas [Gineceo): «... y assi
mismo tenían estos guanartemes casas de Donzellas encerradas a manera de
emparedamientos que oy llaman monjas, a
éstas tales las llamaban las maguadas. No salían fuera de aquellas casas
sino a pedir a dios buenos temporales y a labarse a la mar, eran muy queridas y
regaladas de los Guanartemes y seruidas de los nobles ...» (Cap. 22, 224).
Añade y clarifica en su libro el mismo investigador sobre
el término de “maguada” con la cita
de otro cronista y la interpretación que del mismo hace el también desaparecido
profesor y filólogo Juan Álvarez Delgado en su artículo “Más sobre las Harimaguadas" en Revista de Historia (1942).
Vista de la Montaña y Cuevas (rapena) |
«Otro de los cronistas primitivos, Gómez
Escudero, da los siguientes datos: “Tenían las casas de las doncellas recogidas
que estas no salían a parte alguna, salvo a bañarse ... (llamábanlas) Maguas o
Maguadas y los españoles Marimaguadas, que siempre controvertieron el nombre de
las cosas ... Estas maguas no salían de su monasterio si no era para pedir a
Dios buenos tiempos...”. Escudero completa la información en otro párrafo: “Juraban
por estos dos riscos muy solemnemente, a ellos iban en procesión con ramas y
palmas, y las Maguas o vírgenes con vasos de leche para regar; daban voces y
alzaban ambas manos y rostros hacia el cielo, y rodeaban el peñasco y de alli
iban al mar y daban con las ramas”.
Para el Dr. Álvarez (1942) la variante “marirnaguada”,
que ya dio por incorrecta Escudero, es una errada escritura de la voz “harimaguadas”,
cuyo primer radical “hari” no puede considerarse como un añadido, sino que se
trata de un prefijo propio de la lengua aborigen. Otros han escrito “máguada”,
que estaría indicando la forma singular indígena “máguad”. La forma “maguas”,
de Escudero, se explicaría por transformación de la “d” aborigen en “S”
castellana, y su correspondiente plural, castellanizado en “maguadas”. Álvarez
llega a las siguientes conclusiones lingüísticas:
El cuadro "Harimaguadas" del pintor Antonio Padrón (bienmesabe-org) |
1. Si “hari” se relaciona con “haruvici”, con significado
de casarse, y “maguad”, con doncella, tendríamos por traducción: Joven
casadera.
2. Si se interpreta “hari” como forma derivada de “hara”
(encerrado, refiriéndose especialmente al ganado), podría significar: joven
recluida, enclaustrada.
No se puede asegurar para las demás islas la
existencia de estas “harimaguadas”, al parecer exclusivas de Gran Canaria».
Hemos querido enriquecer nuestro comentario con estas
citas que nos aportan información sobre el oficio de las llamadas “harimaguadas” por los aborígenes, que
fueron entendidas como “monjas” por
los primeros cronistas y conquistadores, quienes debieron dar tal nombre a
estas cuevas, por ser morada y refugio de las “harimaguadas”.
No debe sorprendernos que estas cuevas, conocidas y así
llamadas por los castellanos, se encuentren en un lugar tan apartado de la
costa que contravenía las propias normas de autoprotección de los recién
llegados para no adentrarse en la isla. Aun así, estas tierras fueron ya
apetecidas por los conquistadores y sus primeros descendientes, quienes debieron
conocerlas cuando acosaron a Bentejuí en su huida hacia las Tirajanas, como lo
prueban los topónimos próximos de CASERÍO Y PRESA DE SORIA y CUEVAS, MORRO Y RISCOS DE
GONZALO, que deben probablemente su origen al
conquistador Juan de Soria y su hijo Gonzalo de Quintana, teniendo las Cuevas de Gonzalo un extraordinario
interés arqueológico.
Localización (IDE Gran Canaria) |
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