jueves, 10 de mayo de 2012

CORCHO, CUEVA (VALLESECO)

Su nombre no parece obedecer a la presencia histórica en el lugar de alcornoques o de explotaciones para el aprovechamiento de su corteza, llamada corcho, pues no es el hábitat de esta especie, y los ejemplares que existen han sido importados. Ya Viera y Clavijo resalta indirectamente su escasez cuando dice «… Existen algunos pies de este apreciable vegetal en una hacienda del distrito de la Vega, pago de San José en Canaria...», circunscribiéndolo a una sola finca en esta isla, después de haberla recorrido totalmente.

Vista de cuevas en Cueva Corcho (Google Earth)
Parece más probable que deba su nombre a que antiguamente la denominación «Cueva de los Corchos» hacía referencia a la existencia de colmenas de abejas para la obtención de miel y cera, pues es conocido que «corcho» es la segunda voz por extensión y frecuencia para designar la colmena, las cuales se fabricaban ahuecando troncos de palmeras. Todavía hoy es utilizada esta voz en las islas de Tenerife y El Hierro, siendo esta última donde más se conservan las expresiones lingüísticas de siglos pasados, como es sabido.


Colmena silvestre o avejera (juansanzsanz-temisto-blogspot)
También es destacable el aprovechamiento de las colmenas para la elaboración de cera para velas de alumbrar, actividad que se desarrolló prolíficamente en los siglos XVI y XVII en Canarias, donde el Cabildo autorizaba a solicitantes particulares el «asiento de colmenas o abejeras» en los suelos públicos.

Las Ordenanzas del Concejo de 1531, por lo preciadas que eran, ya regulaba su venta en el título «… de miel, cera y sebo» estableciendo «Otrosy que la dicha miel se venda por las medidas desta ciudad e la cera se pese por las pesas desta ciudad que sean buenas medidas e pesas afinadas por el almotacén e que de otra manera no se puedan vender so pena de perdido e lo mismo se faga en el sebo labrado».


Antiguas colmenas de corcho (etnografia-iberica-blogspot)
La voz «corcho» para designar la «colmena» la recoge el diccionario académico, que con esta acepción la registraba en la segunda edición de 1780, corcho: ‘Lo mismo que colmena’. En la última edición se le da el significado ‘colmena’ con dos acepciones: una es «habitación natural de las abejas», y otra «recipiente para habitáculo de las abejas»

Desde tiempos remotos las mejores colmenas se han elaborado con el corcho de los alcornoques. Ya Virgilio hace mención de ello cuando aconsejaba el uso de esta corteza para fabricar las colmenas «…seu corticubus tibi sita cavatis...».

Acueducto (Fedac)
Fray José de Sosa (1678), en su Topografía de la isla Afortunada Gran Canaria, cabeza del partido de toda la provincia comprensiva de las siete islas llamadas vulgarmente Afortunadas dice «… Tenían abundancia de miel de abejas silvestres, que en los riscos más eminentes y peligrosos melifican, y en los árboles más subidos dulcísima se criaba, y hasta hoy se cría en mucha cantidad...».

La apicultura en Canarias fue desde tiempos remotos una actividad tradicional con arraigo familiar, y es habitual ver en los campos las colmenas o los corchos situados en riscos, solapones y entradas de cuevas bastante inaccesibles. La mención de este topónimo es muy antigua, como se puede apreciar.



Bebedero para el ganado (Fedac)
Caideros de Cueva Corcho en el barranco del Andén
(El Coleccionistas de Instantes)
El topónimo ya aparece en los repartimientos del siglo XVI, utilizando expresiones que despejan dudas sobre el origen del topónimo, más aún al tratarse de privilegiados que se les suponía bien informados. Es el caso de la petición de tierras que realiza el regidor Zoilo Ramírez al Consejo General el 22 de marzo de 1544, donde dice:

«... sesenta fanegadas de tierras poco mas o menos que son a la madre del agua de Terore que lyndan de la una parte con tierras de Diego Yanez e de la otra parte el açequia del Valle Seco que va a la cueba de los Corchos el barranco arriba lyndando con el lomo e barranco de la Palma e cueva de los Corchos que son syn perjuizio de terçero e en ello reçibire merçed e no tienen otro monte salvo granadillar ...» (RONQUILLO, M. Y AZNAR VALLEJO, E.: Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1998).

Siglos después, en una venta de una propiedad eclesiástica procedente de una capellanía, el convento de la Concepción o San Bernardo vende la mitad de un cortijo denominado Crespo o Cueva Corcho en el pago de Valleseco, jurisdicción de Teror, que había pertenecido a Bartolomé Suárez, y cuya otra mitad, de doscientas cincuenta fanegas, había sido adquirida por el capitán Lorenzo Manrique Trujillo.


Alpendres (Fedac)
El medio cortijo se adjudicó a dicho convento por ejecución seguida «… contra los bienes de Bartolomé Suárez, vesino de Teror en Cueba de Corchos, por los réditos de quatro tributos...» y el 27 de octubre de 1701, el convento lo vende al capitán Manrique, propietario de la otra mitad, porque «… dicho medio cortijo de tierras no es de utilidad quedarse el monasterio con el, respecto que su terrasgo no es de pan sembrar y solo sirbe para vuelta de ganado...» sin llegar a rentar lo suficiente para pagar los réditos de los censos que tenía impuestos.


Cantonera (Fedac)
Igualmente, el Patronato fundado por el coronel Francisco Manrique Amoreto el 31 de marzo de 1748, cuyos poseedores eran Agustín del Castillo Bethencourt y su sucesor, Fernando del Castillo Westerling, declaraba, en su división por la Ley de Desvinculación el 23 de junio de 1876, la propiedad de un cortijo de tierras labradías de doscientas veinticuatro fanegas y «arrifes», y parte de monte arbolado y pastos de ganado, en el lugar denominado «Cueva de Corchos», con varias cuevas para vivienda de los colonos y doscientas cabezas de ganado lanar, finca que había aportado su fundador.


Localización (Espacios Naturales Gran Canaria)

miércoles, 9 de mayo de 2012

CONFITAL, PLAYA DEL (LAS PALMAS DE GRAN CANARIA)

Se encuentra situada al Suroeste de la península de La Isleta y es una prolongación natural de la playa de Las Canteras formada por pequeños caletones entre los tableros de confites con una capa de arena gruesa al final de los mismos, ocasionalmente utilizada para el baño, que abarca aproximadamente dos kilómetros, aunque la franja litoral es mucho mayor.

Parte del suelo es de dominio público, concretamente propiedad municipal, y otra menos conocida dentro de los límites de la zona militar, propiedad del Patrimonio del Estado, adscrita al Ministerio de Defensa.

Detalle de las piedras (meloki-blogspot)
El «Confital» hace referencia a la acumulación de tableros de rocas con aspecto de confite, por tener incrustadas o fosilizadas algas calcáreas costeras, normalmente de pequeño tamaño. Algunos autores dicen que el confital da nombre a las zonas de las riberas isleñas que, en lugar de arena o cantos rodados, están cubiertas de cierta piedrecilla menuda en forma de confite, de color blanquecino con leves visajes dorados. Tiene también alguna semejanza con ciertos pequeños caracoles. Según el DRAE, «Confite es pasta hecha de azúcar y algún otro ingrediente, ordinariamente en forma de bolillas de varios tamaños».

Detalle de la cartografía de Torriani de 1590
Este topónimo no puede considerarse contemporáneo, pues ya figuraba en mapas del siglo  XVI. Figura, entre otros, en la carta de Leonardo Torriani de 1590, en la Carta Topográfica de 1829 del botánico inglés Phillip Barker Webb (1793-1854) y del botánico francés Sabin Berthelot (1794-1880), publicada en París en 1838.

Pudiera entenderse también de dudosa credibilidad por estimarse que es un término afrancesado, lo cual está muy lejos de la realidad de la época. Así lo ilustran las propias Ordenanzas del Concejo de 1531, cuando se regula la actividad «de los confiteros y confituras», al preocuparse por la calidad de la materia prima diciendo «Otrosí que todos los confites e confituras que hizieren sean de buen acúcar e rrefinado syn ninguna ley ni mestura de espumas so la dicha pena».
Molino de la salinas en 1905 (Fedac)

A finales del siglo XVIII, se solicita una data por Cristóbal Vicente Mújica para establecer en la misma Isleta unas salinas y factoría con destino a la pesca de la ballena.

La opinión de la Sociedad Económica de Amigos del País sobre la salina era que la experiencia había demostrado que no se podía obtener sal en un lugar que «… recibe el viento inmediatamente de sobre el mar…». Ya en esos tiempos se justificaban las salinas «… por ser la sal de la isla absolutamente necesaria para curar el pescado que en ella se pesca y que por experiencia se save que la sal extrangera es inútil o perjudicial para dicho fin…».

Salinas en 1920 (Fedac)
En febrero de 1865, el doctor Domingo J. Navarro arrendó a Juan Studdy Leigh, comerciante y vecino de Londres, por espacio de nueve años y en precio de 30.000 reales de vellón, pagaderos por mitad cada seis meses, los cultivos de nopales y las salinas.

Sobre este arrendamiento hubo un litigio, y en 1867 se llega a una transacción por la que se da por finalizado el contrato de arrendamiento, si bien Studdy continuaría usando las salinas durante 8 años y al precio de 7.500 reales de vellón. El 7 de agosto de 1867 las subarrendó por el mismo precio a Máximo Perdomo Vallejo.

Restos de las salinas (Fedac)
En el primer cuarto del siglo XX, junto a la explotación de salinas, que ocupaba una amplia extensión en la que el agua de mar era bombeada por un gigantesco molino, hubo un gran «secadero» de pescado, para su transformación en el derivado conocido como «jarea». Jarear es una corrupción de airear, y es un sistema que permite conservar el pescado en seco después de haberlo expuesto al sol y al aire salino de nuestros mares.

Jareas (caco-lasandunga-blogspot)

Esta técnica que tiene procedencia mediterránea y consiste en coger el pescado fresco y desviscerarlo, limpiarlo muy bien, descamarlo y lavarlo con agua de mar. Después de mantenerlo un corto periodo de tiempo en un recipiente o cacharro con agua de mar, se vuelve a realizar la misma operación de lavado para colocarlo en los tendederos o secaderos junto a la costa, en los cuales cuelgan trozos de tela que, mecidos por la brisa, espantan a las moscas.

Hasta hace algunos años, a pie de playa se levantaba un pequeño poblado de chabolas, pero recientemente ha sido erradicado, dando paso a unas obras de conservación y mantenimiento «… bastante polémicas por las dudas de algunos movimientos ecologistas y los vecinos de la ciudad, sobre la legalidad de las actuaciones».

El desaparecido chabolismo de ocio (Mandi León)
Después de cuarenta años de negociaciones, el Ayuntamiento adquirió en el siglo actual la propiedad de los 433.630 metros cuadrados de El Confital y Punta Salinas, erradicando «el chabolismo de ocio».

Panorámica (miplayadelascanteras-com)
El proyecto final es constituir un foco de desarrollo de actividades y deportes ligados al mar con localización de usos asociados a dichas actividades, siempre con una máxima integración en la naturaleza, acorde con sus valores paisajísticos y medioambientales.

Localización (Espacios Naturales Gran Canaria)


CONCEPCIÓN, LA (SANTA BRÍGIDA)

Por encima del barrio de La Atalaya se alza la antigua ermita de Nuestra Señora de la Concepción y San Francisco de Paula, fundada por el canónigo Luis Fernández de Vega, arcediano de Fuerteventura, que la erigió a partir del 1733 para celebrar en ella. 

Junto a la fachada principal de esta sencilla ermita, de una sola nave, se conservan todavía siete lápidas de otras tantas víctimas del cólera morbo que en el verano de 1851 sembró de lágrimas y luto todos los rincones de la isla.

Ermita (Patrimonio Gran Canaria)
Las gruesas paredes y el suelo del edificio están hechos con cantería azul, procedente de la cercana cantera de La Atalaya, cuyas piedras sirvieron también para una parte de los muros de la Catedral de Las Palmas en 1559, entonces en construcción, y los pavimentos de muchas casas de Santa Brígida.

En el interior de esta ermita destaca un bello techo artesonado, de estilo mudéjar, un antiguo púlpito de madera y las imágenes en madera policromada de San Francisco y la Inmaculada Concepción de María, que ha dado nombre a la urbanización residencial que rodea al recinto. La ermita fue declarada por el Cabildo Insular de Gran Canaria el 19 de agosto de 1977 Monumento Histórico Artístico, refrendado dos años después por el Ministerio de Cultura.

Localización (Espacios Naturales Gran Canaria)

COLORADAS, BARRIO DE LAS (LAS PALMAS DE GC)

Este pequeño barrio situado en el Norte de La Isleta recibe su nombre de la montaña homónima junto a la que se asienta, que es el pico más alto de la ciudad.

El barrio ha agotado todas sus posibilidades de crecimiento por el relieve donde se ubica, una pequeña meseta casi cuadrangular donde los lados Norte, Oeste y Sur son las rampas de la meseta y el Este es la frontera con el límite de la zona de seguridad y el perímetro de la zona militar del Ministerio de Defensa, que ocupa gran parte del suelo de La Isleta.
El barrio desde el aire (fotosaereasdecanarias-com)
Al margen de las limitaciones del territorio y de la propiedad pública, urbanísticamente está limitado su crecimiento por la declaración de Paisaje Protegido de La Isleta.

El tamaño del barrio es por tanto de diez pequeñas calles que dan acceso a quince manzanas de viviendas de dos plantas como máximo, todas ellas construidas en la segunda mitad del siglo XX, con dos escasos servicios comunitarios que son el colegio y el campo de fútbol. Sus miradores naturales en los términos de las calles ofrecen una bella panorámica de El Confital.

Localización (Espacios Naturales Gran Canria)

COLMENAR, EL (VALSEQUILLO)

Con este nombre se conocen los caseríos de Arriba y de Abajo, situándose en este último el Cuartel que recibe igualmente dicho nombre, posiblemente por la antigua existencia de asientos de colmenas de abejas.
Conjunto de cuevas. Según la ficha arqueológica citada corresponde a Colmenar de Arriba, pero según el comentario al pie corresponde a Las Vueltas de Arriba (fotografía: Patrinet)
En el de Arriba hay un conjunto aborigen de enterramientos en cuevas. Se compone de cuevas naturales y artificiales labradas en toba volcánica que han quedado semienterradas con las obras de construcción de la carretera. En ellas se documentaron una serie de inhumaciones infantiles en muy mal estado de conservación que, al parecer, hacían uso de envolturas de pieles. Igualmente se localizan cuevas artificiales en el de Abajo, que han tenido otros aprovechamientos con posterioridad.

Durante la conquista de Gran Canaria, los castellanos se adentraron por el barranco de Tecén, para llegar al asentamiento de una importante población aborigen que se situaba en el conjunto de cuevas del Colmenar de Arriba en la margen del aquí llamado barranco de San Miguel.

Molino de Conchita en Colmenar de Abajo (Fedac)
En 1530 se construiría en este mismo lugar de Colmenar de Abajo, un cuartel de caballería, conocido como el Cuartel de El Colmenar, levantándose en torno a él varias edificaciones vinculadas a la vida castrense. Las Haciendas del Conde son un conjunto constructivo que encierra entre sus dependencias una ermita y las viviendas próximas al Cuartel.

Está compuesto por varias edificaciones en torno a un gran patio central y fue residencia militar. Los bloques principales son dos edificios de dos alturas y cubierta a dos aguas, con huecos verticales en la planta alta, tanto en los laterales como en el hastial, además de otros menores en la planta baja. Ambos cuerpos paralelos se unen por una alta tapia en la que se abre el acceso al patio, bajo un arco de medio punto.
Fotografía Nacho González
Permaneció activo hasta la década de los años treinta del siglo XX. Aquí estuvo destinado, como Comandante de Armas de Milicias, el subteniente Antonio Pérez Gutiérrez, abuelo del celebrado escritor canario Benito Pérez Galdós.

Localización (Espacios Naturales Gran Canaria)

martes, 8 de mayo de 2012

CIUDAD JARDÍN, BARRIO DE (LAS PALMAS DE GC)

Se trata del barrio ubicado en pleno centro de la ciudad, entre los barrios de Alcaravaneras y Arenales; un barrio que, pese a estar en el centro geográfico de la ciudad baja, es un importante núcleo residencial de la Ciudad y cuenta con amplias zonas verdes. Entre los puntos más representativos del barrio destacan el Parque Doramas y el Parque Romano.

Cuando comienza a consolidarse el modelo político económico del neocolonialismo, las islas se encuentran en el paso obligado de la ruta de los vapores ingleses y alemanes hacia ultramar, teniendo además en sus puertos francos, desde 1852, una serie de comerciantes británicos que acondicionan carboneras, talleres, comercios, telégrafos, sede de navieras, etc., y que se dieron cuenta de que los barcos, cuando regresaban vacíos de las tierras de ultramar, podían cargar productos agrícolas en los puertos canarios para llevarlos a Londres.
1900 (Jordao Da Luz Perestrello - Fedac)
Fue así como nació la idea de los ingleses de experimentar con los cultivos de plátanos, tomates y papas para su exportación a Europa en los barcos que volvían vacíos. De esta forma, se establecieron muchos más comerciantes y navieros británicos en nuestras principales ciudades portuarias, algunos de ellos de carácter multinacional, como fue la firma de Elder- Fyffes. Con los ingleses vinieron comerciantes de sus colonias en Oriente Medio, por lo que se explica la presencia en Canarias de los indios y árabes. Olivia Stone (1887), durante su visita a Gran Canaria, escribe: «Quizá lo que más sorprende a uno es que aquí, y en menor grado en Tenerife, el comercio está principalmente en manos de ingleses».

Cuenta también el ingeniero Cirilo Moreno (1841-1916) en su obra De los Puertos de la Luz y de Las Palmas otras historias sobre el primer inversor inglés «... Que el señor Mister Arturo Doorly, representante de una casa comercial de Inglaterra, muy importante, trataba de construir unos almacenes para traficar en carbón mineral; que en Santa Cruz donde pensó hacerlo, le presentaron una porción de dificultades; que aquí, si le allanaban todo se establecería, y que de no, iría a la Madera o a las Azores…». Cirilo Moreno realizó los planos con mucha urgencia para gestionar las licencias e iniciar con rapidez las obras, quedando muy satisfecho el «inglés» con él, y con las gestiones realizadas por los hermanos Fernando y Juan León y Castillo.

Sigue narrando que terminada esta obra la relación existente es profesionalmente muy satisfactoria para ambos y dice: «… Ni antes ni después ha venido a esta tierra un inglés ni extranjero alguno que se hiciera tan simpático y popular como Mister Doorly (Maestro Dule, que le decía cariñosamente la gente del Puerto). Mucho tengo, por parte mía, que decir bueno de él. Yo era el Arquitecto de todos sus trabajos. El Hotel Metropole, con las construcciones fronteras, excepto la Iglesia, y el Hotel Santa Brígida, los proyecté y dirigí por encargo suyo…».

En este nuevo contexto comercial y portuario de finales del siglo XIX y principios del XX se encuentran las primeras promociones turísticas desde Londres. Canarias, con su fama de islas paradisíacas con balnearios de aguas medicinales para la salud, se consolida como centro receptor de turistas europeos. Fue un turismo de calidad, de gente adinerada que deseaba disfrutar tanto de sus paisajes como del saludable clima y sus aguas medicinales. Alrededor de sus fuentes surgieron los balnearios de Azuaje, Teror, Berrazales
Postal del hotel en 1893 (Carl Norman - Fedac)
Toda la zona del actual barrio era entonces un feudo de los ingleses, de ahí que lo llamaran el «barrio de los ingleses». Allí tenía Mauricio Blandy un gran chalet con una finca que llegaba hasta la calle de León y Castillo. Allí estaban las huertas de los herederos de Word, cercanas a la finca de Lugo. Y también los extensos terrenos de la sociedad propietaria del Hotel Santa Catalina, la compañía inglesa Gran Canaria Island Company Limited, una amplia franja que desde la carretera del Puerto alcanzaba hasta las colinas de Altavista; las amplias propiedades de la compañía Elder, etc.

Ocupado hasta entonces por huertas, algunos hoteles y chalés de corte europeo ideados por el arquitecto Eduardo Laforet, los primeros asentamientos de la franja costera de la antigua Caleta de Santa Catalina, hoy sepultada en gran parte por el segundo tramo de la Avenida Marítima en el lugar más próximo al Puerto, fueron de parte de la colonia inglesa, que dominó la economía de la isla a finales del siglo XIX.

El Hotel Santa Catalina es inaugurado en enero de 1890 con todo lujo de detalles, respondiendo a las exigencias de la distinguida sociedad inglesa. Su construcción no estuvo únicamente vinculada a la pretensión de completar la oferta turística de la ciudad, sino más bien estaba motivada por la carrera de los barcos ingleses que, en busca de fortuna y en su camino hacia África, arribaban al puerto de la Luz para descansar. Más tarde, en 1922, el arquitecto canario Miguel Martín Fernández de La Torre, hermano del pintor Néstor, recibe el encargo del Ayuntamiento de un plan de ordenación urbana para el conjunto de la ciudad. De su amplio estudio destacaron fundamentalmente dos importantes aportaciones: la urbanización del barrio de Ciudad Jardín, y la introducción y desarrollo de la arquitectura de estilo racionalista en la ciudad y también en el Archipiélago Canario.
Fiesta britanica a Alfonso XIII (1906 Chrales Medington - Fedac)
El mismo arquitecto años más tarde sería quien dirigiera los trabajos de reconstrucción del Hotel Santa Catalina con un evidente estilo canario. Y próximo al mismo sería construido también el Pueblo Canario.

En una extensa franja de terreno que desde el parque Doramas iba hasta el barrio de Alcaravaneras, Miguel Martín proyectó una urbanización residencial de viviendas unifamiliares de una, dos y hasta tres plantas, y pequeños apartamentos, todo ello rodeado de jardines. La urbanización general del barrio está constituida por calles estrechas, con esquinas en chaflán cóncavo en algunas de las intersecciones, solución viaria nunca antes aplicada en la ciudad. Tal desarrollo dio como resultado pequeñas placetillas en las esquinas de calles como Pío XII o Maestro Valle. Tiene un carácter exclusivamente residencial, destacando el recogimiento y carácter intimista de sus calles.

En la corriente urbanística denominada «Ciudad Jardín» destaca la idea de la Ciudad Jardín inglesa, la contribución más temprana y tal vez más significativa para replantear los modelos de vivienda colectiva en un contexto desplazado del centro de la ciudad, influenciada por los escritos del taquígrafo Ebenezer Howard para la prensa londinense. La primera Ciudad Jardín (First Garden City) de Letchworth an norte de Londres, diseñada por Raymond Unwin y Barry Parker en 1904, que fue organizada con el objeto de descentralizar la metrópoli y así atender a la preocupación social por la salud y la higiene, vistas como alternativas a las condiciones de hacinamiento e insalubridad de la ciudad industrial de las postrimerías del siglo XIX.

La presencia extranjera contribuyó a que se experimentase un gran progreso en el nivel de vida, y los isleños se beneficiaban de los modernos adelantos que los británicos iban introduciendo y de las nuevas fuentes de riqueza que estos promocionaban. El mayor número de negocios y negociantes británicos de la capital grancanaria explica que la colonia británica fuera aquí más numerosa que en el resto de las islas.
El barrio y el puerto en 1955 (Fedac)
El censo de 1910 indica que el número de residentes británicos en Las Palmas había ascendido a cuatrocientos treinta y siete, y parece lógico, pues, que el inglés y lo inglés estuvieran presentes en muchos detalles de la vida diaria de los canarios de aquella época. Seguramente sus puestos de trabajo pertenecían a algún ramo de las numerosas empresas británicas: consignatarias, varaderos, astilleros, almacenes, bancos, hoteles, bares, etc.

Influyeron también en el habla canaria con la creación de vocablos o expresiones formados a partir de la corrupción de vocablos ingleses. Así, se llamaba chony a todos los turistas que arribaban a la isla, apelativo que tuvo su origen en el nombre propio Jhonny; chinche por chinche es una expresión con la que se invitaba al trueque, derivada de change for change; otro ejemplo es el sustantivo, que aún se conserva muy popularizado en la zona portuaria y que nace del mestizaje de ambos idiomas, cambullón o carbullón, proveniente de la respetuosa expresión «cambia usted Jhon» que identificaba el negocio de trueque a pie de barco, por el que se entregaban productos de la tierra a cambio de los productos que traía la marinería, y que generó incluso la forma verbal cambullonear o carbullonear, si bien otras fuentes sostienen que puede proceder del portugués.
Localización (Espacios Natuales Gran Canaria)


CICER, LA (LAS PALMAS DE GC)

Este lugar de la Playa de Las Canteras recibe este nombre convertido en topónimo urbano por el acrónimo y anagrama de la antigua Compañía Insular Colonial de Electricidad y Riegos que ubicó aquí la segunda «fábrica de luz» que dispuso la ciudad.

Esta empresa mercantil, fundada por una sociedad alemana y dirigida en sus inicios por Gustav Winter, buscó para la instalación de su fábrica un lugar lejano a la entonces Ciudad, en amplios terrenos, unos 16.000 metros cuadrados, próximos al mar, y en los que no existieran viviendas cercanas, circunstancias que se daban por aquel entonces en lo que hoy es el Barrio de Guanarteme, junto a la Playa.

Su finalidad era competir con la otra «fábrica de la luz» de la Sociedad de Electricidad de Las Palmas, promovida por Eusebio Navarro Ruiz, que convenció al conde de Pradere, e instalada junto a la Plaza de la Feria, hoy del Ingeniero León y Castillo. El 10 de junio de 1899 cuando se inauguraba por el alcalde de la ciudad Fernando Delgado Morales, según cuentan las crónicas, hizo tan fuerte impulso al entonar en latín el fiat lux! (aproximadamente ‘¡hágase la luz!’), que rompió la palanca de encendido, quedándose con ella en la mano, lo que costó un retraso de dos horas. Su director fue Clement Dantine, ingeniero belga.

1928 año de su inaguración (Fedac)
La Cicer fue inaugurada el 21 de octubre de 1928 con la presencia del General Primo de Rivera y su objetivo era distribuir electricidad a los vecinos de la ciudad, y, progresivamente llegar a otros pueblos del interior de la isla.

En 1932,los dos competidores de la luz se fusionaron para constituir la Unión Eléctrica de Canarias (UNELCO), desmontándose la primera fábrica de la luz de la Plaza de la Feria. En los años 40 del pasado siglo tendió sus cables hasta el sur para dar servicio a Telde y otras poblaciones cercanas. Años más tarde llegaría a Guía y Gáldar, puesto que Arucas disponía del primer generador que se instaló en la isla para dar suministro a la Fábrica de Azúcares de San Pedro.

Vista aérea de 1950 (Fedac)
Sus turbinas de vapor se alimentaban de carbón, generando una potencia de 9.000 kilowatios, hasta que el progreso los llevó a quemar fueloil, siendo sustituido posteriormente por gasoil. En los años 50 arriban dos técnicos suizos, Federico Osterwalde y Enrique Hurter, que se hacen cargo del mantenimiento de la central bajo la dirección del ingeniero Rafael Hernández, a quien le sucede en 1958 el ingeniero Antonio Marrero Bosch, que ocupa la dirección hasta 1966.

Por estas fechas surge el primer embrión de lo que luego será el sistema dual o generación de electricidad y desalación de agua de mar para su potabilidad, pues se inician los trabajos para la instalación de agua salada, que se usa como elemento para enfriar las turbinas que tras cumplir su función es devuelta de nuevo al mar.
Turbinas 1929 (Fedac)
Se cuenta por los antiguos del lugar que, en el vertido del agua a la playa, se originaba a los pies de la fábrica un enorme hoyo al que popularmente se le daba el nombre de el chupadero, donde los chiquillos se metían en grupo cuando ya caía la tarde para darse un baño de «agua calentita» y volver a sus casas tiritando. Para la toma de agua de la playa se construyeron un canal y un dique de escollera, que provocó un aumento de arena, que venía a sustituir a las piedras y a la arena negra que dominaba la costa.

Localización (Google earth)

CERRILLO, EL (ARUCAS)

En los repartos de tierras tras la Conquista, por los años 1545 y 1546, correspondieron a Juan de Maluenda terrenos en este lugar de Arucas, que tuvo un ingenio que se movía con el agua de la acequia del Heredamiento de Arucas y Firgas que venía desde el actual barranco de la Virgen por Las Madres, si bien se tienen reseñas históricas de que Alonso de la Barrera ya tenía su ingenio en 1526.

Acequia de la Heredad
Este histórico topónimo genérico, sin duda el más antiguo de este sector de Arucas, es mencionado además en la escritura de censo suscrita, en junio de 1656, ante el escribano Diego Álvarez de Silva, por Fray Juan Perdomo, Administrador del Mayorazgo de Arucas, a favor de Juan Afonso, vecino de Arucas: «… de unas tierras situadas detrás de los Alamos en el Cerrillo que linda por la parte de abaxo un paredón antiguo y andenes del Mayorazgo y por la de arriva los dichos Alamos del Serrillo y camino real que sale del lugar del Serrillo para el cercado de San Sebastián y Hoyas de Ariñes y por el otro camino real que sale de dicho lugar para la Cueva de la Fula y Trapiches, todo lo que hubiere debaxo de dichos linderos...»; y asimismo, en la relación de Bienes Fundacionales del Mayorazgo de 1572 y agregaciones de los años 1576 y 1577.


Espadaña ermita
Como topónimo genérico es el diminutivo de cerro, una elevación de tierra aislada y de menor altura que los siguientes barrios ascendentes de La Goleta Lomo de San Pedro, todos ellos prácticamente unidos en la línea trazada por la Acequia del Heredamiento de Aguas.

En la cima de este pequeño cerro, conocida con el nombre de Calvario, fue edificada hacia 1720 por sus vecinos una pequeña ermita que presidiera luego el Santo Cristo de la Salud, traído hasta Arucas por el devoto indiano Juan de Quintana y Castro por aquellas fechas.

Tradicionalmente la procesión del Cristo crucificado del Viernes Santo de Arucas llegaba hasta este lugar, distante de la iglesia parroquial aproximadamente unos dos kilómetros, regresando a continuación, recorrido que antiguamente era seguido por muchos feligreses devotos.

De la docena de canteras que tenía este municipio, las más importantes estaban en El Cerrillo  y en El Lomo de San Pedro,  además de las ya desaparecidas de El Mirón y la que estaba situada junto a la antigua ermita de San Pedro, cerca de la fábrica de azúcares,  después del ron, entre las carreteras a Moya y Bañaderos, de las cuales se extraía la conocida Piedra de Arucas, de granos cristalinos y color gris azulado. La cantera de La Fula era de fractura rugosa y color blanquecino. Recientemente se ha descubierto otra cantera conocida como de «corea» en el lugar de Rosa Silva considerada de muy buena calidad de color gris y azul intenso.

La cantería de Arucas es conocida desde los primeros siglos de la colonización europea y generó a lo largo del tiempo una vieja tradición centrada en los barrios de El Cerrillo y La Goleta, con técnicas transmitidas de padres a hijos.

Antecedentes históricos de la profesión los tenemos en los libros de bautismo consultados por la fuente, donde aparece la condición de los padres. Así, en 1603, Jerónimo de Mendoza es «menestrado», algo así como oficial de cantería; en 1653, Antón Pérez es llamado «maestre de cantería», y un año después es «maestro de San Juan», posiblemente por realizar alguna obra importante para la iglesia antigua; en 1657, Luis Báez es «maestro mayor de canteros»; en 1682, Cristóbal Déniz es cantero. Una profesión perfectamente organizada con responsabilidades definidas según su función.

Labrando la última piedra (Ayto. Arucas)
La labor de los artesanos de la piedra fue ampliamente demandada en momentos de gran dinamismo constructivo, siempre en función de la estética arquitectónica dominante. Un ejemplo de ello se puede encontrar a inicios del s. XX, cuando en las canteras de Arucas podían estar trabajando más de mil personas, cuya función específica, desde la extracción a la terminación, tiene distintas especialidades y herramientas poco conocidas.

Esta hermosa piedra azul, antes de la mecanización actual, era extraída de la tierra en las históricas vetas, muchas ya desaparecidas, con el esfuerzo y la maestría del cabuquero para no romper la hebra de la piedra, utilizando cuñas hasta encontrar el quiebre de la hebra. Después, con herramientas como el marrón, la barra y el pico de recalar, el bloque se desprendía de la veta para pasar a las manos del entallador, quien, sabiamente y conociendo el destino de cada uno de sus imaginarias partes, utilizando más cuñas, el pico y la mandarria -ese pequeño marrón o gran mazo- con la ayuda de las escuadras, realizaba el despiece en diferentes trozos.


La labor de los artesanos de la piedra fue ampliamente demandada en momentos de gran dinamismo constructivo, siempre en función de la estética arquitectónica dominante. Un ejemplo de ello se puede encontrar a inicios del s. XX, cuando en las canteras de Arucas podían estar trabajando más de mil personas, cuya función específica, desde la extracción a la terminación, tiene distintas especialidades y herramientas poco conocidas.

A partir de aquí, el cantero empezaba a dibujar con su lápiz, en los cartones, qué forma habría de tener y qué función tenía que prestar.

Definido el destino y la prestancia que tendría, el labrante la tallaba extrayendo del alma y cuerpo de la piedra la belleza en las múltiples formas que había abocetado el cantero, fueran seres humanos, animales, flores o simplemente dibujos geométricos. Y para ello se valía de compases, escuadras y metros, cinceles, punzones, trinchantes, fiadores, plomadas, y escoplos.

Vista de la plaza y ermita (Eliú Pérez)
La alusión a la emblemática piedra gris-azulada de Arucas es constante en cualquier guía histórica del municipio y de la isla: arquitecturas domésticas, religiosas, públicas e hidráulicas, obras de ingeniería, tallado artístico, etc. Una piedra que desde El Puertillo se embarcaba en veleros hacia otras islas y que llegó hasta el Nuevo Mundo. En Canarias son muchas las obras arquitectónicas que utilizan la cantería de Arucas, el ejemplo más notable lo constituye la obra neogótica de la iglesia de San Juan en esta ciudad.

Vista (Google earth)
Conocidas son otras canteras que existen en la isla, que han destacado por el distinto cromatismo: la de piedra roja de Tamadaba, la de piedra verde de Tirma, la de Ayagaures, en sus tonalidades amarillo-ocre y rojiza, la piedra amarillo-ocre de Teror, la piedra blanca de la Presa de Pinto de Arucas, la veta de la Cantera de Gáldar, la de piedra gris oscura de San Lorenzo, la del Monte, y otras de menor cantidad. En la actualidad, muchas de ellas tienen restringida su extracción.

Localización (Espacios Naturales Gran Canaria)

CERNÍCALOS, BARRANCO DE LOS (TELDE Y VALSEQUILLO)

La dificultad de seguir el cauce del barranco como ruta senderista es practicamente imposible por los caideros de agua del mismo, más aún cuando la humedad ambiental facilita una exhuberante vegetación en gran parte del cauce, y los senderos se alternan de una  a otra orilla del barranco que tiene un alto valor ecológico y paisajístico, ya queen sus laderas se encuentra uno de los mejores acebuchales de la isla y, en su cauce de agua corriente durante todo el año, una importante sauceda.

Cernícalo común (especiesamenazadascanarias-blogspot)
La denominación del barranco en este lugar es un zoo-topónimo que recibe su nombre del cernícalo común (Falco tinnunculus canariensis), ave de presa perteneciente al género Falco de la familia Falconidae. El cernícalo es relativamente pequeño comparado con otras rapaces, pero más grande que la mayoría de las aves.

Tiene alas largas de color bermejo con manchas negras, así como una larga cola muy distintiva, gris por la parte superior y de borde redondeado y negro. El plumaje de los machos en la cabeza es azul-grisáceo.

El barranco (rosagrancan-blogspot)
Mide de treinta y cuatro a treinta y ocho centímetros de cabeza a cola, y de setenta a ochenta centímetros de envergadura de alas. El macho adulto medio pesa cerca de ciento cincuenta y cinco gramos, y la hembra cerca de ciento noventa.

Caideros (rosagrancan-blogspot)
Posiblemente aquellos que crearon el topónimo observaron la abundancia de ejemplares de esta especie, pues tiene a su alcance con relativa facilidad todos los animales que componen su dieta alimentaria. Sus presas suelen ser pequeños mamíferos, fundamentalmente roedores, pequeños pájaros, reptiles, grandes insectos, gusanos y ranas.

Galería de los Guinderos (Lospasosquedejamosatrás-blogpost-com)

El área del barranco ocupa unos doce kilómetros de espectacular relieve, por donde discurre el agua labrando cascadas y desfiladeros durante todo el año. Posee gran riqueza botánica con tajinastes, salvias, lavandas, bejeques, malvas, bicácaros, cruzadillas, malfuradas, berros, culantrillos, etc. Además se pueden encontrar rapaces, reptiles, anfibios, pájaros pintos, capirotes y otros.

Localización y ruta (Guia de Senderos Mancomunidad Municipios de las Medianías dde Gran Canaria)