jueves, 25 de julio de 2013

YEGUA/S, ... DE LA/S (ALDEA DE SAN NICOLÁS, ARTENARA, MOGÁN, S. BARTOLOMÉ DE T., TEJEDA)

Topónimo que en la isla aparece asociado generalmente a distintos accidentes geográficos.

En la Aldea de San Nicolás, encontramos el Peñón de La Yegua, al sur del Canal del Bentaiga; en Artenara, tenemos colindantes el Lomo y la Hoya de La Yegua, en los altos del Andén Verde; en Mogán está una Degollada de Las Yeguas al sur del Canal de Las Niñas; en San Bartolomé de Tirajana son dos Degolladas de Las Yeguas, una junto al cauce del barranco de Chamoriscán al sur del Almogaren Grande y otra en el Macizo de Amurga junto al Lomito Colorado, al sur de los Andenes del Zig Zag y del  propio Morro de la degollada de Las Yeguas, así como el Lomo de Las Yeguas al sur del Caidero de Mediafanega; y en Tejeda tenemos otra Hoya de La Yegua, al sur del Risco del Camello en los roques del Bentaiga y al norte de El Carrizal.
Morro y degollada de Las Yeguas (Patrinet)

Esta gran cantidad de topónimos en singular y plural obedece a la importancia que en la antigüedad tenía la posesión de una buena yegua, pues no se ha documentado su presencia en la isla como ganado "guanil", expresión adquirida de los aborígenes que se daba a los animales que vivían en estado salvage. Guanil: «Dicho del ganado que se cría suelto, que no tiene marca que identifique al dueño » (ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA: Diccionario Básico de Canarismos, Sta. Cruz de Tenerife, 2010).


El valor de las yeguas desde los primeros años de la conquista era elevado con respecto a otros animales, consecuencia de su difícil transporte marítimo desde la península, que popularmente bautizaría el trayecto: «En esa ruta hacia las Américas, las Islas Canarias jugaban un papel decisivo toda vez que el primer tramo de la navegación era costoso. Al espacio que separa la Península y Canarias se le conocía como el “Golfo de las Yeguas” debido al número elevado de estos animales que en ese tramo perecieron y fueron echados al mar, al no haber sido capaces de soportar la travesía desde el continente europeo hasta el archipiélago » (CAPOTE, J. Y OTROS: "Introducción de caprinos en las Islas Canarias y América ...", XXVII Jornadas científicas  de la S.E.O.C., 2002).

Cartografía Abraham Ortelius s. XVI (J. Tous)

Probablemente el fenómeno de la "heteronimia" (DRAE: Fenómeno por el cual dos palabras que corresponden a dos términos gramaticales en oposición proceden de raíces diferentes) se deba al distinto valor de mercado, pues desde los primeros tiempos de la humanidad no debió ser igual el precio del "toro" y la "vaca", ni tampoco el del "caballo" y la "yegua".


No resultaría extraño que muchas yeguas que iban camino de América se quedaran en la isla, y cuando a la isla arribaban, ya no podían salir. 

Las Ordenanzas del Cabildo de 1531 establecía la prohibición de su exportación «Otrosí que no se saquen ny puedan sacar desta ysla yeguas ni bacas sin licencia de la cibdad so pena de haber perdido lo que de otra manera sacaren o su valor» (MORALES PADRÓN, F.: Ordenanzas del Consejo de Gran Canaria (1531), Sevilla, 1974).
Yegua con potrillo (mirartegaleria-com)

Las yeguas además de parir potrillos, cuando se cruzaban con asnos engendraban mulos, que eran muy apreciados para el trabajo de cargas, muy utilizados para el transporte de las maderas para los barcos, casas e ingenios, cenizas para los cultivos y hielo para la nevera de la Catedral. Trasladarse en yegua por los caminos reales era un signo de distinción para la clase privilegiada.


La yegua aparece en las crónicas e historias de la conquista con los más diversos calificativos: castaña, morcilla, rucia, habanera, de pelo blanco, gris y rojo; o por su condición mansa, preñada, parida, de vientre; recibiendo nombres tan cariñosos como "La Romera" o "La Alpargata".
Por la Carretera del Puerto en 1895 (L. Ojeda Pérez - Fedac)

Era parte del patrimonio que recibían los emigrantes canarios en sus auténticas odiseas en las Américas que fundaron:

«La Corona se comprometía -con los colonos canarios que fueron a la Florida- a proporcionarles tierras, dos vacas, una puerca de vientre, cinco gallinas y un gallo, un caballo y una yegua, y todas las semillas necesarias para una primera cosecha, o para una segunda si la primera se malograba»  (GARCÍA VENERO, M.: Canarias, Biografía de la región atlántica, Madrid, 1962).

Y cómo no, en el nacimiento de los nuevos estados como Venezuela, donde cada canario que se embarcó en la segunda mitad del siglo XVIII fue:

«... por la promesa que allí generalmente les hizo, como fue dar a cada familia diez vacas de vientre y un toro padrote, una yegua y un caballo, veinte ovejas y un padrote, una puerca y un puerco» (HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, M.: "Colonización canaria y política misional en Venezuela - Siglos XVII-XVIII", Anuario de Estudios Atlánticos, nº 40, 1994).

Jornaleros en 1910 (T. Gómez Bosch - Fedac)
Desde los primeros años de la Conquista, se encontraban entre los patrimonios usurpados a los injustamente condenados en los pleitos entre las grandes familias:



Carromatos en San Roque 1910

(Kurt Herrmann - Fedac)
 «... y los dichos cuñados del dicho Pineda con los demas sus parientes y por mandado del dicho D. Rodrigo entraban en la dicha hacienda del dicho Bernardino de Carvajal y le destruian sus sementeras echando sus propios ganados de ellas, y le mataban los ganados y se los comian y destruian vendiendole sus yeguas, vacas, bueyes y caballos y puercos y cabras y el vino y otras cosas que tenian en sus casas y asi mismo en los parrales, estando por vendimiar » (El MUSEO CANARIO, ARCHIVOS DE: "Proceso contra Don Rodrigo Manrique de Acuña por haber condenado a Bernardino de Carvajal como reo del asesinato cometido en la persona de Hernando de de Pineda. 1556". Colección de documentos para la historia de las Canarias , t. lI, Legado Millares [I. C. 6]).

Aparece también en los legajos de los grandes conflictos sociales como el Motín de Agüimes:

«... pasar a la casa que Don Francisco Amoreto tiene en sus Salinas,quemarlas, desharretar todas sus yuntas y matar una yegua» (SUÁREZ GRIMÓN, V.J.: La propiedad pública, vinculada y eclesiástica en Gran Canaria, en la crisis del antiguo régimen, Las Palmas de GC, 1987).

En los testamentos y en los libros de los milagros:

«... en el año 1726, Pedro González, del pueblo de Teror, en compañía de su esposa, la que montaba en barandillas en su yegua, al pasar por lomas alto de la cuesta que llaman Ladera del Droguillo, se le despeña la yegua, dando una vuelta por encima de su esposa, y siguió dándolas hasta más de dieciséis varas de distancia, sosteniéndose en un arbolillo silvestre. Entre tanto acude su esposo a la. Virgen del Pino, y cuando creía que su mujer estuviera muerta o poco menos, por la caída, y haberle cogido debajo de la bestia, vio que ni ésta ni su mujer recibieron daño alguno». MIRANDA NARANJO, J.: Historia de la Muy Milagrosa y de Antiguo Venerada Imagen de la Virgen del Pino, Las Palmas de GC, 1927).


Vista de la Degollada de Las Yeguas (Esteban Cabrera Méndez)

Y cuando en la segunda mitad del siglo XIX se luchaba contra el Cólera Morbo:

«El párroco de Santo Domingo Don Antonio Vicente González realizó prodigios de valor asistiendo a los enfermos del asilo anejo a su parroquia; creó hospitales auxiliares y murió, víctima de la plaga, cuando, sobre su yegua blanca, llevaba consuelo a los moribundos. Los médicos también murieron o enfermaron. Los caminos de la isla se llenaron de cadáveres y de sepulturas » (BLANCO, J.: Breve Noticia Histórica de las Islas Canarias, Madrid, 1976).

Tomás Morales 1908-1910 (Fedac)
Y llevando en sus lomos a grandes poetas de la isla:

«Al volver de la expedición de los Tilos nos encontramos á otro gran Morales, al poeta inspiradísimo Tomás Morales, á uno de los más ilustres de la nueva generación de vates españoles. Viene á nuestro encuentro caballero en yegua y trae como lanza una fusta que por ser regalo de una bella y de talento tiene para él precio inestimable. La fusta del poeta Morales manejada por él cuando recita, á modo de tirso del Dios Baco, el dios de la alegría, de la danza y del teatro, posee singulares simbolismos» (MOROTE, L.: La tierra de los Guanartemes, París, 1912).


Sin olvidar la pasión por las competiciones deportivas y las grandes apuestas:

«... antaño se consideraba un honor haber sido jinete o participado con el caballo o la yegua en las carreras de Artenara» ( LUJÁN HENRÍQUEZ, J.A.: Aspectos históricos de Artenara, Las Palmas de GC, 1994).

Después de esta extensa literatura sobre la importancia que la yegua tuvo en la isla que justifica la multitud de topónimos, nos ocupamos de comentar uno de ellos, la Degollada de Las Yeguas junto al cauce del barranco de Chamoriscán y al sur del Almogaren Grande, en un paraje del que hemos hablado de su proximidad a los ritos aborígenes, pues en el morro de la degollada encontramos vestigios muy significativos.
El primer conjunto arqueológico (Patrinet)
Son tres conjuntos arqueológicos de los que PATRINET dice que el primero está formado por cinco estructuras de piedra seca. Una torreta cilíndrica realizada a base de lajas de fonolita, en buen estado de conservación, con ejes de 1,60 y 1,70 metros y altura aproximada de 0,95 metros.

La segunda unidad probablemente sea el resto de una estructura circular muy arruinada y conserva dos piedras hincadas verticalmente. Las restantes estructuras en mala conservación, de planta circular conservando algunas piedras hincadas verticalmente. Se deduce que eran cinco torretas.
El segundo conjunto arqueológico (Patrinet)
 El segundo conjunto arqueológico compuesto por tres estructuras de piedra seca de tendencia circular, las cuáles, ubicadas en los extremos norte, sur y oeste del morro, a pocos metros del borde del cantil.

Si bien se encuentran bastante derruidas y que alguna mantiene varias lajas hincadas verticalmente, se deduce que conformaban tres torretas de ejes entre 2,50 y 3,00 metros.
El tercer conjunto arqueológico (Patrinet)

El tercer conjunto formado por cuatro unidades: la primera de ellas es una torreta de piedra seca situada en el extremo norte del morro, que está muy derruida y mal conservada.

La segunda estructura se compone de un grupo de cuatro grandes piedras hincadas verticalmente, las cuáles, se apoyan las unas en las otras, se encuentran calzadas con piedras de pequeño tamaño y están ligeramente caídas o inclinadas.

Otra estructura de piedra seca de planta circular cuyo aparejo fue realizado con lajas colocadas horizontalmente, en su extremo oeste aprovecharon un afloramiento de roca natural, al que le adosaron muros.

La última unidad es un muro de piedra seca con lajas colocadas horizontalmente, que cierra verticalmente el extremo sur del morro, que posee en su base algunas lajas colocadas verticalmente y en algunas zonas aprovecha los afloramientos naturales de fonolita para configurar su estructura.

Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)

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