Actualización;
23-dic-2016.
Topónimo con el que se conoce el
llano asentado sobre una lomada enmarcada al sur por el barranco de Agaete
y al norte por el barranquillo de La Caleta, cuyo cauce está
separado del barranco del Juncal por el Lomo de Las Moriscas.
En
la punta de los Llanos del Turmán, junto al cantil sobre el litoral se
ha construido una moderna urbanización residencial.
Podría confundir que podría tratarse de un topónimo
aborigen, pues incluso hay una antigua voz como "Turmal", así
como otras variables que figuran en documentos públicos, y que podría guardar relación con los vestigios que allí existieron,
O también, porque su suelo esté formado por "turmalinas" (ciclosilicatos),
minerales en distintos colores con propiedades "piroeléctricas"
que una vez calentados pueden atraer objetos ligeros como las cenizas, papel,
paja y viruta de madera, por cuya propiedad es utilizada en equipos para
medición de presión, instrumentación submarina y otros.
Las Salinas y bocabarranco (amigosdelaspalmerascanarias-blogspot) |
Y no es así, según algunos investigadores su sustrato está formado de sedimentos terrestres (rocas, guijarros, arena y otros restos)
procedentes de los fondos de las aguas costeras poco profundas y de la playa,
que fueron depositados hasta lugares situados a 188 metros sobre el nivel del
mar hace 830.000 años, trasladados por la onda marina del "tsunami"
cuando el sector de Güímar, en el flanco oriental de Tenerife, se derrumbó y
cayeron al mar 44 kilómetros de roca (PÉREZ-TORRADO, F.J.: "Tsunami,
depósitos relacionados con el colapso del flanco en volcanes oceánicos: Las
pruebas del Valle de Agaete", Geología Marina, 227, 2006).
Pero el origen del topónimo es consecuencia de
ese sustrato de viejas rocas y arenas marinas, y más concretamente porque en
este lugar se llevaba a los cochinos a comer en los “turmeros” que allí se daban de forma natural, y así adquirió el
nombre del llano del “turmal”, que ya en los tiempos actuales
ha quedado como “turmán”.
La Caleta (rosagrancan-blogspot) |
El “Turmero” es un canarismo recogido en el diccionario (ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA,
2010) correspondiente a una planta, que recoge su nombre científico
y descripción:
«(Helianthemun canariense) Planta de la familia de las cistáceas, que se caracteriza por ser muy ramificada, tener hojas ovaladas densamente vellosas y de color verde grisáceo, y flores pequeñas y amarillas. Se desarrolla en ambientes áridos y arenosos, y en sus raíces crece la criadilla de tierra o papacría».
Científicamente «es una especie
nativa, presente en todas las islas. Pertenece al grupo de especies arbustivas
que no sobrepasan los 25 cm, con tallos procumbentes ascendentes. Las hojas son
ovadas, menores de 1 cm, ovadas y densamente velloso-plateadas»
(floradecanarias-com).
Pero aquello que tiempos atrás
comían los cochinos que eran llevados al llano del “Turmal”, no era la planta, pues buscaban la “criada” o “criadilla de
tierra”, escarbando con sus patas hasta llegar a la raíz del turmero. La “criada” incluso llegó a ser un alimento para los canarios en
tiempos de hambrunas.
Y los avatares de los tiempos
modernos han hecho que en se le conozca también como “trufa del desierto” a la popular "criada", y ello ha abierto una expectativa en las islas
con suelos arenosos y el estudio de los micólogos (micología: ciencia que trata
de los hongos).
«Lanzarote y Fuerteventura desarrollan con buenas
perspectivas de éxito el intento de cultivar un hongo que crece silvestre en
sus campos y montañas. Pero todavía sigue siendo un producto restringido apenas
a un mes del año (marzo) que se recolecta silvestre asociado a dos plantas en
cuyas raíces crece hasta tener el tamaño y la forma de una papa (de hecho, en
Lanzarote la llaman “papa cría”).
Estas dos plantas son el turmero (Helianthemum canariense) –la más abundante y más
frecuentemente asociada al hongo en estas dos islas, y el astillejo (nombre popular que reciben tanto el H. ledifolium como el H.
villosum), junto al que los recolectores de Fuerteventura también buscan la
“criada”, como llaman ellos a este hongo que ahora se da a conocer también como
trufa del desierto.
Flor del turmero (floradecanarias-com) |
De las investigaciones que
realiza la Sociedad Micológica de Gran
Canaria, su presidente Vicente Escobio
García, decía de la críada (Terfezia
canariensis):
«En el caso de las criadas, por ejemplo,
trabajamos con la Universidad de Murcia. Nosotros recolectamos, hacemos la
microscopía, secamos los hongos y les mandamos las muestras a nuestros
compañeros de Albacete, que son los que terminan el trabajo en Murcia. Y se han
obtenido resultados interesantes: la más común en las islas. Y como hagas el
ADN a muchas de las setas canarias las vas a acabar cambiando todas, porque
aquí tenemos una separación física con Europa y el norte de África clarísima de
miles años.
Desde hace dos años ya se considera endémica y
vive en La Graciosa, Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria, Tenerife y La
Gomera. Y ahora vamos a sacar otra cosa interesante a partir de material
recogido en Tenerife que hemos enviado a Albacete: la tercera especie mundial
de un género (la primera se citó para Sudáfrica, la segunda para la Península
Ibérica y la tercera ahora se cita para Canarias), otra criada, pero no Terfezia sino del género Eremiomyces» (MILLARES, Y. (2014): “Cita
con Canarias”. En Pellagofio, núm 18 , 2ª época, mar).
Criadas de la especie ‘Terfezia pini’, llamadas 'papas tumba' en las medianías del norte de Gran Canaria (Revista Pellagofio). |
Según la carta arqueológica de
Agaete, distintas informaciones orales sustentan la desaparición de vestigios
arqueológicos en una cueva natural situada en el cantil costero entre Las
Salinas y La Caleta. Se trataba de una cueva artificial con zócalo
pintado. También los informes realizados por el desaparecido Comisario de
Patrimonio Sebastián Jiménez Sánchez incluían una referencia a « túmulos a
base de torreoncillos de piedra»" en los "Llanos del
Tumas", que también han desaparecido.
Las historia de estas tierras
guarda relación con la propia del Hospital de San Lázaro de la Ciudad,
que además de recibir donaciones de los enfermos de lepra con patrimonios,
llamados "lazarinos", consistentes en tierras que eran dadas en
rentas y aportaban ingresos para el sustento de esta institución, recibía
también datas reales de tierras con igual fin dado el reconocido interés
benéfico y social pues atendía a muchos enfermos pobres.
El cantil (bookaris-com) |
«... A estas propiedades obtenidas ya por la
fuerza ya mediante legados, se añadieron, para el sostenimiento de la
institución y de los enfermos más pobres, ciertas dádivas reales procedentes de
las rentas obtenidas por el reparto entre los vecinos de los terrenos baldíos
de Amagro en Gáldar y los del Lomo de Turmal, Cuevas Blancas y Caleras
en Agaete, siendo dichas datas concedida por Real Cédula de 16 de enero de
1741 y confirmadas mediante Carta Orden de 15 de junio de 1745.
En general, las tierras, muchas de ellas de
escasa productividad, se entregaron a vecinos de localidades cercanas a la
zona, con la obligación de pagar por cada suerte labradía y trozo montuoso un
real de plata anual perpetuo al Hospital. El deslinde y reparto de las tierras
de Agaete generó un largo pleito, desconociéndose si se llevó a cabo tal
adjudicación, en todo caso las suertes entregadas en Amagro se elevaron hasta
un total de 390 fanegadas de tierra, suponiendo unos ingresos anuales modestos
para el Hospital al equivaler a 360 reales de plata ..». (QUINTANA ANDRÉS, P.: "La lepra y la
elefancia en Canarias a comienzos del siglo XIX ...", Anuario de
Estudios Atlánticos, nº 46, 2000).
Vista rampa barranco de Agaete (Google earth) |
El litigio por la propiedad de estas y otras
tierras de Agaete se mantuvo aproximadamente por veinte años del siglo XVIII:
«... A comienzos de la década de 1740 este
litigio entre los vecinos de Agaete y la casa de Manrique sobre la ocupación o
no de tierras de realengo entra en una nueva fase conflictiva, toda vez que el
Hospital de San Lázaro sigue autos contra dichos vecinos sobre "los
terrasgos del Lomo del Turmal, Cuebas Blancas y Caleras para sortearlas entre
dichos vecinos en virtud de facultad real que tubieron, tanto para estos
terrenos como los que se nombran de Armagro".
Estos autos tuvieron su comienzo el 29 de octubre
de 1745, se practicaron deslindes y los peritos declararon que en la merced se
hallaban comprendidos varios terrazgos que usufructuaba don Agustín Manrique.
Este y el Teniente Coronel Agustín del Castillo alegan el 19 de noviembre de
1763 que tales terrazgos eran suyos, y tras la presentación de testigos se
expide auto de 22 de septiembre de 1764, por el que se mandó "se aga el
sorteo y repartimiento de las tierras del lugar de Agaete", en conformidad
con lo prevenido en el de 16 de noviembre de 1763, sin incluir las que se
consideraron pertenecientes a la casa Manrique y Castillo, a los que se les
mantenía en su propiedad » (SUÁREZ
GRIMÓN, V. J.: "Propios y realengos en Gran Canaria en el siglo
XVIII", III Coloquio de Historia Canaria-Americana, 1978).
Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria) |
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