miércoles, 9 de mayo de 2012

COLMENAR, EL (VALSEQUILLO)

Con este nombre se conocen los caseríos de Arriba y de Abajo, situándose en este último el Cuartel que recibe igualmente dicho nombre, posiblemente por la antigua existencia de asientos de colmenas de abejas.
Conjunto de cuevas. Según la ficha arqueológica citada corresponde a Colmenar de Arriba, pero según el comentario al pie corresponde a Las Vueltas de Arriba (fotografía: Patrinet)
En el de Arriba hay un conjunto aborigen de enterramientos en cuevas. Se compone de cuevas naturales y artificiales labradas en toba volcánica que han quedado semienterradas con las obras de construcción de la carretera. En ellas se documentaron una serie de inhumaciones infantiles en muy mal estado de conservación que, al parecer, hacían uso de envolturas de pieles. Igualmente se localizan cuevas artificiales en el de Abajo, que han tenido otros aprovechamientos con posterioridad.

Durante la conquista de Gran Canaria, los castellanos se adentraron por el barranco de Tecén, para llegar al asentamiento de una importante población aborigen que se situaba en el conjunto de cuevas del Colmenar de Arriba en la margen del aquí llamado barranco de San Miguel.

Molino de Conchita en Colmenar de Abajo (Fedac)
En 1530 se construiría en este mismo lugar de Colmenar de Abajo, un cuartel de caballería, conocido como el Cuartel de El Colmenar, levantándose en torno a él varias edificaciones vinculadas a la vida castrense. Las Haciendas del Conde son un conjunto constructivo que encierra entre sus dependencias una ermita y las viviendas próximas al Cuartel.

Está compuesto por varias edificaciones en torno a un gran patio central y fue residencia militar. Los bloques principales son dos edificios de dos alturas y cubierta a dos aguas, con huecos verticales en la planta alta, tanto en los laterales como en el hastial, además de otros menores en la planta baja. Ambos cuerpos paralelos se unen por una alta tapia en la que se abre el acceso al patio, bajo un arco de medio punto.
Fotografía Nacho González
Permaneció activo hasta la década de los años treinta del siglo XX. Aquí estuvo destinado, como Comandante de Armas de Milicias, el subteniente Antonio Pérez Gutiérrez, abuelo del celebrado escritor canario Benito Pérez Galdós.

Localización (Espacios Naturales Gran Canaria)

martes, 8 de mayo de 2012

CIUDAD JARDÍN, BARRIO DE (LAS PALMAS DE GC)

Se trata del barrio ubicado en pleno centro de la ciudad, entre los barrios de Alcaravaneras y Arenales; un barrio que, pese a estar en el centro geográfico de la ciudad baja, es un importante núcleo residencial de la Ciudad y cuenta con amplias zonas verdes. Entre los puntos más representativos del barrio destacan el Parque Doramas y el Parque Romano.

Cuando comienza a consolidarse el modelo político económico del neocolonialismo, las islas se encuentran en el paso obligado de la ruta de los vapores ingleses y alemanes hacia ultramar, teniendo además en sus puertos francos, desde 1852, una serie de comerciantes británicos que acondicionan carboneras, talleres, comercios, telégrafos, sede de navieras, etc., y que se dieron cuenta de que los barcos, cuando regresaban vacíos de las tierras de ultramar, podían cargar productos agrícolas en los puertos canarios para llevarlos a Londres.
1900 (Jordao Da Luz Perestrello - Fedac)
Fue así como nació la idea de los ingleses de experimentar con los cultivos de plátanos, tomates y papas para su exportación a Europa en los barcos que volvían vacíos. De esta forma, se establecieron muchos más comerciantes y navieros británicos en nuestras principales ciudades portuarias, algunos de ellos de carácter multinacional, como fue la firma de Elder- Fyffes. Con los ingleses vinieron comerciantes de sus colonias en Oriente Medio, por lo que se explica la presencia en Canarias de los indios y árabes. Olivia Stone (1887), durante su visita a Gran Canaria, escribe: «Quizá lo que más sorprende a uno es que aquí, y en menor grado en Tenerife, el comercio está principalmente en manos de ingleses».

Cuenta también el ingeniero Cirilo Moreno (1841-1916) en su obra De los Puertos de la Luz y de Las Palmas otras historias sobre el primer inversor inglés «... Que el señor Mister Arturo Doorly, representante de una casa comercial de Inglaterra, muy importante, trataba de construir unos almacenes para traficar en carbón mineral; que en Santa Cruz donde pensó hacerlo, le presentaron una porción de dificultades; que aquí, si le allanaban todo se establecería, y que de no, iría a la Madera o a las Azores…». Cirilo Moreno realizó los planos con mucha urgencia para gestionar las licencias e iniciar con rapidez las obras, quedando muy satisfecho el «inglés» con él, y con las gestiones realizadas por los hermanos Fernando y Juan León y Castillo.

Sigue narrando que terminada esta obra la relación existente es profesionalmente muy satisfactoria para ambos y dice: «… Ni antes ni después ha venido a esta tierra un inglés ni extranjero alguno que se hiciera tan simpático y popular como Mister Doorly (Maestro Dule, que le decía cariñosamente la gente del Puerto). Mucho tengo, por parte mía, que decir bueno de él. Yo era el Arquitecto de todos sus trabajos. El Hotel Metropole, con las construcciones fronteras, excepto la Iglesia, y el Hotel Santa Brígida, los proyecté y dirigí por encargo suyo…».

En este nuevo contexto comercial y portuario de finales del siglo XIX y principios del XX se encuentran las primeras promociones turísticas desde Londres. Canarias, con su fama de islas paradisíacas con balnearios de aguas medicinales para la salud, se consolida como centro receptor de turistas europeos. Fue un turismo de calidad, de gente adinerada que deseaba disfrutar tanto de sus paisajes como del saludable clima y sus aguas medicinales. Alrededor de sus fuentes surgieron los balnearios de Azuaje, Teror, Berrazales
Postal del hotel en 1893 (Carl Norman - Fedac)
Toda la zona del actual barrio era entonces un feudo de los ingleses, de ahí que lo llamaran el «barrio de los ingleses». Allí tenía Mauricio Blandy un gran chalet con una finca que llegaba hasta la calle de León y Castillo. Allí estaban las huertas de los herederos de Word, cercanas a la finca de Lugo. Y también los extensos terrenos de la sociedad propietaria del Hotel Santa Catalina, la compañía inglesa Gran Canaria Island Company Limited, una amplia franja que desde la carretera del Puerto alcanzaba hasta las colinas de Altavista; las amplias propiedades de la compañía Elder, etc.

Ocupado hasta entonces por huertas, algunos hoteles y chalés de corte europeo ideados por el arquitecto Eduardo Laforet, los primeros asentamientos de la franja costera de la antigua Caleta de Santa Catalina, hoy sepultada en gran parte por el segundo tramo de la Avenida Marítima en el lugar más próximo al Puerto, fueron de parte de la colonia inglesa, que dominó la economía de la isla a finales del siglo XIX.

El Hotel Santa Catalina es inaugurado en enero de 1890 con todo lujo de detalles, respondiendo a las exigencias de la distinguida sociedad inglesa. Su construcción no estuvo únicamente vinculada a la pretensión de completar la oferta turística de la ciudad, sino más bien estaba motivada por la carrera de los barcos ingleses que, en busca de fortuna y en su camino hacia África, arribaban al puerto de la Luz para descansar. Más tarde, en 1922, el arquitecto canario Miguel Martín Fernández de La Torre, hermano del pintor Néstor, recibe el encargo del Ayuntamiento de un plan de ordenación urbana para el conjunto de la ciudad. De su amplio estudio destacaron fundamentalmente dos importantes aportaciones: la urbanización del barrio de Ciudad Jardín, y la introducción y desarrollo de la arquitectura de estilo racionalista en la ciudad y también en el Archipiélago Canario.
Fiesta britanica a Alfonso XIII (1906 Chrales Medington - Fedac)
El mismo arquitecto años más tarde sería quien dirigiera los trabajos de reconstrucción del Hotel Santa Catalina con un evidente estilo canario. Y próximo al mismo sería construido también el Pueblo Canario.

En una extensa franja de terreno que desde el parque Doramas iba hasta el barrio de Alcaravaneras, Miguel Martín proyectó una urbanización residencial de viviendas unifamiliares de una, dos y hasta tres plantas, y pequeños apartamentos, todo ello rodeado de jardines. La urbanización general del barrio está constituida por calles estrechas, con esquinas en chaflán cóncavo en algunas de las intersecciones, solución viaria nunca antes aplicada en la ciudad. Tal desarrollo dio como resultado pequeñas placetillas en las esquinas de calles como Pío XII o Maestro Valle. Tiene un carácter exclusivamente residencial, destacando el recogimiento y carácter intimista de sus calles.

En la corriente urbanística denominada «Ciudad Jardín» destaca la idea de la Ciudad Jardín inglesa, la contribución más temprana y tal vez más significativa para replantear los modelos de vivienda colectiva en un contexto desplazado del centro de la ciudad, influenciada por los escritos del taquígrafo Ebenezer Howard para la prensa londinense. La primera Ciudad Jardín (First Garden City) de Letchworth an norte de Londres, diseñada por Raymond Unwin y Barry Parker en 1904, que fue organizada con el objeto de descentralizar la metrópoli y así atender a la preocupación social por la salud y la higiene, vistas como alternativas a las condiciones de hacinamiento e insalubridad de la ciudad industrial de las postrimerías del siglo XIX.

La presencia extranjera contribuyó a que se experimentase un gran progreso en el nivel de vida, y los isleños se beneficiaban de los modernos adelantos que los británicos iban introduciendo y de las nuevas fuentes de riqueza que estos promocionaban. El mayor número de negocios y negociantes británicos de la capital grancanaria explica que la colonia británica fuera aquí más numerosa que en el resto de las islas.
El barrio y el puerto en 1955 (Fedac)
El censo de 1910 indica que el número de residentes británicos en Las Palmas había ascendido a cuatrocientos treinta y siete, y parece lógico, pues, que el inglés y lo inglés estuvieran presentes en muchos detalles de la vida diaria de los canarios de aquella época. Seguramente sus puestos de trabajo pertenecían a algún ramo de las numerosas empresas británicas: consignatarias, varaderos, astilleros, almacenes, bancos, hoteles, bares, etc.

Influyeron también en el habla canaria con la creación de vocablos o expresiones formados a partir de la corrupción de vocablos ingleses. Así, se llamaba chony a todos los turistas que arribaban a la isla, apelativo que tuvo su origen en el nombre propio Jhonny; chinche por chinche es una expresión con la que se invitaba al trueque, derivada de change for change; otro ejemplo es el sustantivo, que aún se conserva muy popularizado en la zona portuaria y que nace del mestizaje de ambos idiomas, cambullón o carbullón, proveniente de la respetuosa expresión «cambia usted Jhon» que identificaba el negocio de trueque a pie de barco, por el que se entregaban productos de la tierra a cambio de los productos que traía la marinería, y que generó incluso la forma verbal cambullonear o carbullonear, si bien otras fuentes sostienen que puede proceder del portugués.
Localización (Espacios Natuales Gran Canaria)


CICER, LA (LAS PALMAS DE GC)

Este lugar de la Playa de Las Canteras recibe este nombre convertido en topónimo urbano por el acrónimo y anagrama de la antigua Compañía Insular Colonial de Electricidad y Riegos que ubicó aquí la segunda «fábrica de luz» que dispuso la ciudad.

Esta empresa mercantil, fundada por una sociedad alemana y dirigida en sus inicios por Gustav Winter, buscó para la instalación de su fábrica un lugar lejano a la entonces Ciudad, en amplios terrenos, unos 16.000 metros cuadrados, próximos al mar, y en los que no existieran viviendas cercanas, circunstancias que se daban por aquel entonces en lo que hoy es el Barrio de Guanarteme, junto a la Playa.

Su finalidad era competir con la otra «fábrica de la luz» de la Sociedad de Electricidad de Las Palmas, promovida por Eusebio Navarro Ruiz, que convenció al conde de Pradere, e instalada junto a la Plaza de la Feria, hoy del Ingeniero León y Castillo. El 10 de junio de 1899 cuando se inauguraba por el alcalde de la ciudad Fernando Delgado Morales, según cuentan las crónicas, hizo tan fuerte impulso al entonar en latín el fiat lux! (aproximadamente ‘¡hágase la luz!’), que rompió la palanca de encendido, quedándose con ella en la mano, lo que costó un retraso de dos horas. Su director fue Clement Dantine, ingeniero belga.

1928 año de su inaguración (Fedac)
La Cicer fue inaugurada el 21 de octubre de 1928 con la presencia del General Primo de Rivera y su objetivo era distribuir electricidad a los vecinos de la ciudad, y, progresivamente llegar a otros pueblos del interior de la isla.

En 1932,los dos competidores de la luz se fusionaron para constituir la Unión Eléctrica de Canarias (UNELCO), desmontándose la primera fábrica de la luz de la Plaza de la Feria. En los años 40 del pasado siglo tendió sus cables hasta el sur para dar servicio a Telde y otras poblaciones cercanas. Años más tarde llegaría a Guía y Gáldar, puesto que Arucas disponía del primer generador que se instaló en la isla para dar suministro a la Fábrica de Azúcares de San Pedro.

Vista aérea de 1950 (Fedac)
Sus turbinas de vapor se alimentaban de carbón, generando una potencia de 9.000 kilowatios, hasta que el progreso los llevó a quemar fueloil, siendo sustituido posteriormente por gasoil. En los años 50 arriban dos técnicos suizos, Federico Osterwalde y Enrique Hurter, que se hacen cargo del mantenimiento de la central bajo la dirección del ingeniero Rafael Hernández, a quien le sucede en 1958 el ingeniero Antonio Marrero Bosch, que ocupa la dirección hasta 1966.

Por estas fechas surge el primer embrión de lo que luego será el sistema dual o generación de electricidad y desalación de agua de mar para su potabilidad, pues se inician los trabajos para la instalación de agua salada, que se usa como elemento para enfriar las turbinas que tras cumplir su función es devuelta de nuevo al mar.
Turbinas 1929 (Fedac)
Se cuenta por los antiguos del lugar que, en el vertido del agua a la playa, se originaba a los pies de la fábrica un enorme hoyo al que popularmente se le daba el nombre de el chupadero, donde los chiquillos se metían en grupo cuando ya caía la tarde para darse un baño de «agua calentita» y volver a sus casas tiritando. Para la toma de agua de la playa se construyeron un canal y un dique de escollera, que provocó un aumento de arena, que venía a sustituir a las piedras y a la arena negra que dominaba la costa.

Localización (Google earth)

CERRILLO, EL (ARUCAS)

En los repartos de tierras tras la Conquista, por los años 1545 y 1546, correspondieron a Juan de Maluenda terrenos en este lugar de Arucas, que tuvo un ingenio que se movía con el agua de la acequia del Heredamiento de Arucas y Firgas que venía desde el actual barranco de la Virgen por Las Madres, si bien se tienen reseñas históricas de que Alonso de la Barrera ya tenía su ingenio en 1526.

Acequia de la Heredad
Este histórico topónimo genérico, sin duda el más antiguo de este sector de Arucas, es mencionado además en la escritura de censo suscrita, en junio de 1656, ante el escribano Diego Álvarez de Silva, por Fray Juan Perdomo, Administrador del Mayorazgo de Arucas, a favor de Juan Afonso, vecino de Arucas: «… de unas tierras situadas detrás de los Alamos en el Cerrillo que linda por la parte de abaxo un paredón antiguo y andenes del Mayorazgo y por la de arriva los dichos Alamos del Serrillo y camino real que sale del lugar del Serrillo para el cercado de San Sebastián y Hoyas de Ariñes y por el otro camino real que sale de dicho lugar para la Cueva de la Fula y Trapiches, todo lo que hubiere debaxo de dichos linderos...»; y asimismo, en la relación de Bienes Fundacionales del Mayorazgo de 1572 y agregaciones de los años 1576 y 1577.


Espadaña ermita
Como topónimo genérico es el diminutivo de cerro, una elevación de tierra aislada y de menor altura que los siguientes barrios ascendentes de La Goleta Lomo de San Pedro, todos ellos prácticamente unidos en la línea trazada por la Acequia del Heredamiento de Aguas.

En la cima de este pequeño cerro, conocida con el nombre de Calvario, fue edificada hacia 1720 por sus vecinos una pequeña ermita que presidiera luego el Santo Cristo de la Salud, traído hasta Arucas por el devoto indiano Juan de Quintana y Castro por aquellas fechas.

Tradicionalmente la procesión del Cristo crucificado del Viernes Santo de Arucas llegaba hasta este lugar, distante de la iglesia parroquial aproximadamente unos dos kilómetros, regresando a continuación, recorrido que antiguamente era seguido por muchos feligreses devotos.

De la docena de canteras que tenía este municipio, las más importantes estaban en El Cerrillo  y en El Lomo de San Pedro,  además de las ya desaparecidas de El Mirón y la que estaba situada junto a la antigua ermita de San Pedro, cerca de la fábrica de azúcares,  después del ron, entre las carreteras a Moya y Bañaderos, de las cuales se extraía la conocida Piedra de Arucas, de granos cristalinos y color gris azulado. La cantera de La Fula era de fractura rugosa y color blanquecino. Recientemente se ha descubierto otra cantera conocida como de «corea» en el lugar de Rosa Silva considerada de muy buena calidad de color gris y azul intenso.

La cantería de Arucas es conocida desde los primeros siglos de la colonización europea y generó a lo largo del tiempo una vieja tradición centrada en los barrios de El Cerrillo y La Goleta, con técnicas transmitidas de padres a hijos.

Antecedentes históricos de la profesión los tenemos en los libros de bautismo consultados por la fuente, donde aparece la condición de los padres. Así, en 1603, Jerónimo de Mendoza es «menestrado», algo así como oficial de cantería; en 1653, Antón Pérez es llamado «maestre de cantería», y un año después es «maestro de San Juan», posiblemente por realizar alguna obra importante para la iglesia antigua; en 1657, Luis Báez es «maestro mayor de canteros»; en 1682, Cristóbal Déniz es cantero. Una profesión perfectamente organizada con responsabilidades definidas según su función.

Labrando la última piedra (Ayto. Arucas)
La labor de los artesanos de la piedra fue ampliamente demandada en momentos de gran dinamismo constructivo, siempre en función de la estética arquitectónica dominante. Un ejemplo de ello se puede encontrar a inicios del s. XX, cuando en las canteras de Arucas podían estar trabajando más de mil personas, cuya función específica, desde la extracción a la terminación, tiene distintas especialidades y herramientas poco conocidas.

Esta hermosa piedra azul, antes de la mecanización actual, era extraída de la tierra en las históricas vetas, muchas ya desaparecidas, con el esfuerzo y la maestría del cabuquero para no romper la hebra de la piedra, utilizando cuñas hasta encontrar el quiebre de la hebra. Después, con herramientas como el marrón, la barra y el pico de recalar, el bloque se desprendía de la veta para pasar a las manos del entallador, quien, sabiamente y conociendo el destino de cada uno de sus imaginarias partes, utilizando más cuñas, el pico y la mandarria -ese pequeño marrón o gran mazo- con la ayuda de las escuadras, realizaba el despiece en diferentes trozos.


La labor de los artesanos de la piedra fue ampliamente demandada en momentos de gran dinamismo constructivo, siempre en función de la estética arquitectónica dominante. Un ejemplo de ello se puede encontrar a inicios del s. XX, cuando en las canteras de Arucas podían estar trabajando más de mil personas, cuya función específica, desde la extracción a la terminación, tiene distintas especialidades y herramientas poco conocidas.

A partir de aquí, el cantero empezaba a dibujar con su lápiz, en los cartones, qué forma habría de tener y qué función tenía que prestar.

Definido el destino y la prestancia que tendría, el labrante la tallaba extrayendo del alma y cuerpo de la piedra la belleza en las múltiples formas que había abocetado el cantero, fueran seres humanos, animales, flores o simplemente dibujos geométricos. Y para ello se valía de compases, escuadras y metros, cinceles, punzones, trinchantes, fiadores, plomadas, y escoplos.

Vista de la plaza y ermita (Eliú Pérez)
La alusión a la emblemática piedra gris-azulada de Arucas es constante en cualquier guía histórica del municipio y de la isla: arquitecturas domésticas, religiosas, públicas e hidráulicas, obras de ingeniería, tallado artístico, etc. Una piedra que desde El Puertillo se embarcaba en veleros hacia otras islas y que llegó hasta el Nuevo Mundo. En Canarias son muchas las obras arquitectónicas que utilizan la cantería de Arucas, el ejemplo más notable lo constituye la obra neogótica de la iglesia de San Juan en esta ciudad.

Vista (Google earth)
Conocidas son otras canteras que existen en la isla, que han destacado por el distinto cromatismo: la de piedra roja de Tamadaba, la de piedra verde de Tirma, la de Ayagaures, en sus tonalidades amarillo-ocre y rojiza, la piedra amarillo-ocre de Teror, la piedra blanca de la Presa de Pinto de Arucas, la veta de la Cantera de Gáldar, la de piedra gris oscura de San Lorenzo, la del Monte, y otras de menor cantidad. En la actualidad, muchas de ellas tienen restringida su extracción.

Localización (Espacios Naturales Gran Canaria)

CERNÍCALOS, BARRANCO DE LOS (TELDE Y VALSEQUILLO)

La dificultad de seguir el cauce del barranco como ruta senderista es practicamente imposible por los caideros de agua del mismo, más aún cuando la humedad ambiental facilita una exhuberante vegetación en gran parte del cauce, y los senderos se alternan de una  a otra orilla del barranco que tiene un alto valor ecológico y paisajístico, ya queen sus laderas se encuentra uno de los mejores acebuchales de la isla y, en su cauce de agua corriente durante todo el año, una importante sauceda.

Cernícalo común (especiesamenazadascanarias-blogspot)
La denominación del barranco en este lugar es un zoo-topónimo que recibe su nombre del cernícalo común (Falco tinnunculus canariensis), ave de presa perteneciente al género Falco de la familia Falconidae. El cernícalo es relativamente pequeño comparado con otras rapaces, pero más grande que la mayoría de las aves.

Tiene alas largas de color bermejo con manchas negras, así como una larga cola muy distintiva, gris por la parte superior y de borde redondeado y negro. El plumaje de los machos en la cabeza es azul-grisáceo.

El barranco (rosagrancan-blogspot)
Mide de treinta y cuatro a treinta y ocho centímetros de cabeza a cola, y de setenta a ochenta centímetros de envergadura de alas. El macho adulto medio pesa cerca de ciento cincuenta y cinco gramos, y la hembra cerca de ciento noventa.

Caideros (rosagrancan-blogspot)
Posiblemente aquellos que crearon el topónimo observaron la abundancia de ejemplares de esta especie, pues tiene a su alcance con relativa facilidad todos los animales que componen su dieta alimentaria. Sus presas suelen ser pequeños mamíferos, fundamentalmente roedores, pequeños pájaros, reptiles, grandes insectos, gusanos y ranas.

Galería de los Guinderos (Lospasosquedejamosatrás-blogpost-com)

El área del barranco ocupa unos doce kilómetros de espectacular relieve, por donde discurre el agua labrando cascadas y desfiladeros durante todo el año. Posee gran riqueza botánica con tajinastes, salvias, lavandas, bejeques, malvas, bicácaros, cruzadillas, malfuradas, berros, culantrillos, etc. Además se pueden encontrar rapaces, reptiles, anfibios, pájaros pintos, capirotes y otros.

Localización y ruta (Guia de Senderos Mancomunidad Municipios de las Medianías dde Gran Canaria)

CERERA, LA ARUCAS)

Actualización: 2014/05/15
Topónimo con el que se conoce el asentamiento poblacional al norte del casco urbano de Arucas, situado en la falda meridional de la Montaña de Arucas, en medio del antiguo Tabaibal aruquense. La calle principal de dicho sector lleva su nombre.

Según la Real Academia, cerero/a es la persona que labra o vende la cera. Dada la antigüedad del lugar, en la periferia de la población donde comenzaba lo que era llamado el Tabaibal, aún cuando se especuló si pudiera corresponder a un patronímico por la corrupción del apellido Cirera, cuya única referencia documental es tardía en el siglo XX vinculado a un capellán del Colegio del Sagrado Corazón.
Rincón (Google earth)
La primera referencia que tenemos de una mujer con la profesión de cerera es de Francisca Rodríguez, que es denominada "la siriera" referente al siglo XVII, apareciendo otros nombres de varones vinculados a esta actividad: Matías Rodríguez en 1666, Antonio González en 1668 y Luis Rodríguez en 1684 (SUÁREZ GRIMÓN, V.J.: La propiedad pública, vinculada y eclesiástica en Gran Canaria, en la crisis del antiguo régimen, Las Palmas de GC, 1987).

Con posterioridad se localiza nuevamente a Lucas Rodríguez  "oficial de cerero" actuando como comprador en una venta para regularizar las ocupaciones ilegales de tierras, en la escritura de fecha 10 de abril de1697 donde el Cabildo General le vende una casa que le dieron en dote al casar con Estefanía Macías, y se obliga a pagar 3 reales de vellón.
La calle (Google earth)
Otras fuentes sitúan en el siglo XVIII a Mariquita La Cerera que continuó con el oficio del padre, aunque pudiera tratarse de la misma mujer por el genérico tradicional de este diminutivo femenino. Lo que no ofrece ninguna duda es que de la estancia en el lugar de alguna de estas profesionales surgió el topónimo, que en la actualidad se recuerda dando nombre a la principal calle del lugar.

En la antigüedad la cera procedente de las colmenas o abejeras, incluidas las salvajes, estuvieron muy protegidas en las Ordenanzas de 1531 hasta el extremo que se sancionaba económicamente a los que castraran las colmenas, y se protegían los territorios para que no se establecieran otras nuevas sin el permiso del que las tuviera con anterioridad.
Panal (atodavela-wordpress)
El valor de la cera era alto pues se destinaba a la fabricación de candelas o velas, También se fabricaban con el cebo animal, pero eran más apreciadas las de cera por su mejor aroma. Ya lo dice Francisco Morales Padrón en su introducción a las Ordenanzas de 1531: «Debía ser importante esta ocupación ya que se le dedica una media docena de ordenanzas. Como en el título sevillano se comienza por señalar que la cera y sebo que se usen sean buenos y que el pabilo que empleen sea de lino y no grueso. Al parecer en sus engaños los cereros solían poner sebo dentro y cera por fuera, o diversas capas de ambos productos, malogrando la vela.

Esto se prohíbe y se le dice al candelero que debería labrar la cera según las pragmáticas del reino. La cera amarilla podía ser vendida a 55 maravedís la libra y la blanca a 60, quedando impedidos de vender los cirios y velas a ojo. Se llegaba a fijar hasta cuántas velas o candelas debían de salir de cada libra de sebo: ocho más o menos; pero se les permitía que pudieran sacar hasta 12 ó 16. Cualquier persona podía llevarle al candelero sebo o cera para que le hiciera velas; en tal caso el artesano le cobraba 6 maravedís por cada libra labrada, además de quedarse con la quinta parte de la cera o sebo que se le entregara».

En el siglo XVII se sabe que el presbítero Juan Mateo de Castro tiene posesiones en el Charco del Colmenar dentro de sus capellanías. Dicha zona se sitúa en el lugar conocido en la actualidad como Barreto, antiguo topónimo que guarda relación con los aprovechamientos de las colmenas para la obención de miel y cera. 
Antiguo vehículo de reparto de la fábrica de La Cerera (Fedac)

Es obligado destacar que los sectores urbanos de La Cerera y Barranquillo fueron ambos el lugar de asentamiento de los artesanos en el casco aruquense, que adquirió tamaño poblacional significativo a partir del siglo XIX y continuarían su actividad hasta la primera mitad del siglo XX.

La antigua presencia de los antiguos cereros sería compartida por muchos oficios artesanales de los que algunos llegaron a fechas más recientes, como latoneros, herreros, turroneros, etc. que de alguna forma facilitó la instalación en el lugar de La Cerera de una industria de derivados del cacao y pastas alimenticias de renombre que demandaba los cualificados trabajadores que en el lugar eran residentes.

Primeras excavaciones (Patrimonio Gran Canaria)

Pero antes, en la época prehistórica, antes de la conquista de la isla por los castellanos, este viejo lugar del Tabaibal fue de sumo interés para el asentamiento de su población aborigen: «Atendiendo a su ubicación, debió poseer, por un lado una buena visibilidad sobre la laguna existente en el valle de Arucas, y, por otro, un control territorial o por lo menos visual de los espacios geográficos que hoy en día ocupa la ciudad de Arucas, terrenos que presentaban una buenas condiciones para el desarrollo de una agricultura extensiva», tal como recoge el amplio informe de intervención en el Yacimiento Arqueológico de la Cerera (Patrimonio Gran Canaria) aparecido en la edificación de la sede de la Asociación de Vecinos.

Este yacimiento de La Cerera ha sido excavado en dos campañas diferentes. La primera en el año 1995 y la segunda en el 2004, donde se documentan hallazgos de materiales, y del trabajo de campo realizado en el lugar se conoce de abundantes hallazgos en las proximidades, entre los que destaca un fragmento de un posible ídolo de cerámica decorado mediante pintura. Con posterioridad se han realizado las obras necesarias para la apertura de un centro de interpretación. 
El primitivo yacimiento (Patrinet)


De las investigaciones realizadas se identifican dos zonas: «En primer lugar, Zona A, una cueva cuya estructura no parece haber sufrido modificaciones durante el proceso de ocupación, y cuyas dimensiones en la actualidad son de 10 m. de frente, por 6 m. de fondo y unos 4 m. de altura en la entrada, que evidentemente, va descendiendo hacia el interior, colmatándose en torno a los 6 m. de profundidad. No obstante, las dimensiones de la cavidad debieron ser mayores, puesto que una gran parte de su cornisa de entrada, fue cortada durante el proceso de roturación y preparación de la zona exterior para el cultivo, por tanto, estimamos que las dimensiones debieron ser aproximadamente del doble en lo que respecta a su profundidad, si bien el ancho y la altura no debieron variar demasiado.

Esta oquedad natural de conglomerados volcánicos va a presentar una sola sala con una potencia estratigráfica en torno a los 2,50 m. de profundidad, lo que nos permite afirmar que se trataría de uno de los yacimientos en cueva de la isla de Gran Canaria que presenta mayor potencia estratigráfica y que además algunos de los depósitos sedimentarios se encontraban “intactos” o por lo menos sin alteración reciente considerable.
El yacimiento en la actualidad, centro de interpretación (Guerra JC La Provincia)
En segundo lugar, la otra zona -Zona B- que se encuentra al aire libre y que debió formar parte, como hemos comentado, de un poblado de mayores dimensiones que debió incluir al menos esta zona y la cueva anteriormente comentada. No obstante, es difícil plantear sus dimensiones, pues una gran parte de la misma se encontraba bajo los cimientos del edificio y, el resto, está debajo de un gran bancal de tierra similar al existente sobre el yacimiento».

Este asentamiento prehistórico se entiende formaba parte de uno mayor lineal diseminado desde la Hoya de la Campana hasta la Hoya de San Juan, en la falda de la montaña de Arucas y en la banda septentrional del barranco de Arucas, en el que se incluiría el localizado en la Capellanía Grande pendiente de intervención.
Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)