domingo, 19 de agosto de 2012

RISCOS, LOS (LAS PALMAS DE GC)

Aunque trate individualmente cada uno de los riscos de la Ciudad  por las singularidades que a cada cual se han dado en la historia, muchas son las menciones generalistas que se dan a lo largo de la historia de la Ciudad al topónimo de Los Riscos, dado que concurren denominadores comunes en todos ellos dentro del tejido urbano.

Conforman geográficamente las laderas ascendentes hacia las cabeceras de los lomos o rehoyas que convergen en la Ciudad, desde el barranco de Mata hasta la Vega de San José.

Vista nocturna (Nacho Oramas)
Estas pequeñas lomadas contempladas desde las barcos que arribaban a Las Isletas, único lugar de abrigo para fondear las embarcaciones por su litoral, dibujaba un parapeto que escondía lo que la isla contenía.

Una de esas alturas es el Lomo Apolinario, en la antigüedad Lomo Albiturría, que haciendo una curva hacia el naciente llega hasta el emplazamiento del Castillo de San Francisco, para que en sus riscos se asienten los barrios de San Lázaro San Nicolás; a la otra banda del barranco Guiniguada, está el Lomo Blanco y asentándose en sus riscos el barrio de San Roque; y más allá del barranco Seco, tributario del Guiniguada, está flanqueando su rampa sur el Lomo de Santo Domingo, y en sus riscos los barrios de San Juan y San José.

Plano de Pedro Agustín del Castillo de 1686
(Archivo Casa Condal de la Vega Grande)
La primera constancia histórica sobre los riscos queda atestiguada en el siglo XVII por la representación cartográfica de los mismos en el plano de Pedro Agustín del Castillo de 1686. De hecho, las ermitas de cuyas advocaciones toman los nombres y a su alrededor se conformaron los caseríos iniciales, salvo San Lázaro que lo fue después de haberse construido el segundo hospital para los "elefanciácos".

Las razones de este asentamiento peculiar se remiten a la misma fundación de la Ciudad el 24 de junio de 1478 y al repartimiento de la propiedad de la tierra entre las clases privilegiadas. El primer casco urbano se configurará en tomo a la plazoleta de San Antonio Abad, continuando hacia Triana.

Las construcciones iniciales se situaban en el interior del sistema defensivo, consolidado a finales del siglo XVI, entre 1576 y 1584, con la construcción de dos murallas, una al norte y otra al sur de la Ciudad. Hasta el siglo XVII, la misma crece intramuros, dentro de las murallas; aumentan la población y la densidad de construcciones, pero no crece en perímetro.


Los Riscos del Sur en 1930 (Fernando Baena - Fedac)
Ante los ataques y saqueos de las flotas extranjeras que se adentran en aguas del archipiélago, la Ciudad atraviesa una época de inestabilidad. Las murallas suponían una defensa para la misma, a pesar de lo cual sufrió acosos y destrucciones, como la acaecida el 26 de junio de 1599 por la armada holandesa al mando de Van der Does.

Tras la misma, comenzó la reconstrucción de la Ciudad, pero también tiene lugar el desplazamiento de la población más humilde, ya que se llevaron a cabo modificaciones y ampliaciones en la trama urbana, con claras connotaciones clasistas. Así, las lomadas o "riscos" que rodeaban la ciudad se convirtieron en el mejor refugio, tanto por la dificultad de acceso, como por la fácil evacuación que ofrecían hacia el interior de la isla.

Los históricos "riscos"  representan suburbios históricos y actuales de la Ciudad de peculiar pintoresquismo, lugares donde vivían los artesanos y la clase más humilde en viviendas autoconstruidas o casas-cueva, y así se dice cuando los privilegiados construyeron las ermitas bajo la advocación de los respectivos santos, « ... para que las gentes humildes no perdieran su fe ...», pero más que nada, «...porque iban descalzos y mal vestidos para entrar en las ermitas de la Ciudad » donde van los privilegiados.


Vista parcial retrospectiva s. XIX (Fedac)
Lo que en la actualidad es considerado un peculiar pintoresquismo, tuvo sus orígenes en la no renovación de los contratos de arrendamiento por parte del grupo de poder con propiedades urbanas en la zona baja de la Ciudad y en el cese de ventas de inmuebles a censo enfitéutico o vitalicio, todo ello con el fin de alcanzar el desplazamiento de esta población humilde hacia otros lugares donde los solares y viviendas alcanzaban un precio más bajo. Con esta marginación, se alcanza la distinción social más agudizada a partir de la segunda mitad del siglo XVII.

«Estos barrios fueron, asimismo,  los primeros receptores de la emigración campesina a la ciudad. Así, junto a los marginados y a las clases menesterosas suburbanas se fue asentando un indigente proletariado rural que buscaba en la ciudad urgentes condiciones de supervivencia. No es preciso recordar que las condiciones de vivienda y, en general, de vida en los "riscos"  fueron lamentables durante siglos» (HERRERA PIQUÉ, A.: La ciudad de Las Palmas. Noticia histórica de su urbanización, Las Palmas de GC, 1978).

Lavanderas en 1925 (Fernando Baena - Fedac)
Pero este movimiento social tuvo también un ánimo mercantilista y censualista, pese a su ubicación marginal fuera de la muralla, donde fue obligada a asentarse la población más humilde:

«… el crecimiento urbanístico de los mismos sólo se ve afectado por el grave pleito que mantiene el Cabildo de la isla con varios propietarios, debido a la posesión y titularidad de los solares. Los litigios son múltiples, afectando a instituciones, como el convento de San Pedro y San Bernardo, y a particulares, como Sebastián de Betancurt y Franquis, Diego Ponce, y Francisco de Padilla.

El principal contencioso lo incoa la Real Audiencia por las desavenencias entre el Regimiento, el convento de Santo Domingo y Sebastián Betancurt por todos los sitios que fueron vendidos en los barrios de San José y San Juan. El pleito comienza el 22 de diciembre de 1690 y se prolonga hasta marzo de 1694, después de varias apelaciones y deslindes…» (QUINTANA ANDRES, P.C.: Producción, ciudad y territorio: Las Palmas de Gran Canaria en el Seiscientos, Las Palmas de GC, 1997).

Panorámica al amanecer (Maca Molist)
Pero siempre ha habido fórmulas para mejorar la imagen pública y, así, las ermitas construidas en los "riscos":

«… son algo más que unos edificios para el culto. Se muestran como una manifestación de un poder que progresivamente se vuelve más omnímodo. La vinculación de bienes, la necesidad ideológica de aparentar y el perentorio deseo de una mínima compensación a los grupos menos favorecidos, como mecanismo de control de algún motín o desaguisado social, son los elementos fundamentales que mueven a diversos integrantes de la élite a financiar directamente la construcción y reedificación de ermitas…» (Ibídem).

A lo largo de los siglos los Riscos han tenido bajo sus pies a la Ciudad, viendo el transcurrir de la historia, contemplando su devenir de insolidaridad. Y puede asumir como propio, como su sentir retrospectivo, ese bello poema de Saulo Torón:


He callado sintiendo el horror del combate,
el cañón que derrumba, la metralla que abate,
las espadas sangrantes en la siega feroz;
he callado sintiendo el temblor del espanto,
la tragedia del grito, el quejido del llanto…
porque todo se hacía en el nombre de Dios.

He mirado ciudades convertidas en llamas;
y entre escombros humeantes, muertos niños y ancianos,
en un bárbaro ataque sanguinario y atroz;
he mirado las cunas hechas pastos del fuego,
y he callado ante el loco, he callado ante el ciego…
porque todo se hacía en el nombre de Dios.

He sabido que el hambre hacía estragos tremendos,
que se han dado suplicios y castigos horrendos,
con el odio en el alma y el rugido en la voz;
y ante tanto hecho bárbaro, ante tanto delito,
he llorado de rabia, con dolor infinito,
¡porque todo se ha hecho en el nombre de Dios!

Poema: Habla una voz


Parece inspirado el primer verso en los abatares de los castillos de San Francisco y de Mata; el segundo en la destrucción que ordenó el almirante holandés Pieter Van der Does en 1599; y el último en la marginación social histórica que sufrieron sus vecinos. Y los tres versos, acabados con la exclamación farisea de "en el nombre de Dios" por la erección de sus ermitas, cuando los verdaderos objetivos de sus promotores fue alcanzar la limpieza de sangre de su linaje, o el prestigio social de su persona, o la segregación social de los menesterosos que deberían seguir como invisibles para la sociedad privilegiada del Antiguo Régimen.

Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)

RISCO CAÍDO (ARTENARA)

Topónimo con el que se conoce un yacimiento arqueológico situado muy próximo al caserio de Barranco Hondo de Abajo, y cerca de la divisoria con el municipio de Tejeda. Se conocía de la existencia de este yacimiento tipificado como de asentamiento troglodita aborigen, situado con bien dice el topónimo bajo un risco muy expuesto a los desprendimientos, que por su peligrosidad no habían sido estudiados. 


Cúpula de la cueva astral (JC Guerra La Provincia)
Los viejos lugareños también lo conocían como "Riscocáido" o "Cuevascáidas" apareciendo en los libros de bautismos de los Archivos Parroquiales de Guía y Artenara. Existe constancia de episodios de colapsos de las cuevas desde el siglo XIX. El origen del topónimo es consecuencia de la caída del risco donde se encuentran las cuevas que ocasionan continuos desprendimientos poniendo en riesgo su conservación.

Entrada a las cuevas rehabilitadas (EFE Verde)
En el año 2011 se hicieron trabajos de exploración en las cuevas, descubriéndose que algunas de ellas comportaban un notable interés porque venían a demostrar el culto astral de los aborígenes canarios: 

El conjunto de Risco Caído (noticanarias)
«... De cualquier manera, existen, sí, datos etnohistóricos que mencionan, entre los habitantes de Gran Canaria, un culto solar, astro al que en Tenerife llamaban «magec», dándole a las almas el nombre de «magias» o hijas del sol. Al parecer, en Gran Canaria (según testimonio de Marín y Cubas) le daban el mismo nombre de «magec», y de ahí su relación con «Hari-maguadaw, especie de sacerdotizas de Gran Canaria, relacionadas con el culto solar. Entre los campesinos canarios se denomina «magias» a los «magos», en cierto tono burlesco» (MARTIN DE GUZMÁN, C.: Las culturas prehistóricas de Gran Canaria, Madrid, 1984).

Proyección solar sobre el triángulo púbico ((JC Guerra La Provincia)
En enero de este año 2012 el Cabildo Insular de Gran Canaria procedió a la urgente adquisición de dos de las cuevas consideradas las de mayor interés arqueológico, las inventariadas con los números 6 y 7. La cueva número 6 de planta originalmente circular, donde las paredes y el techo son curvos, formando una cúpula de más de cuatro metros de alto y en cuya cima se abre un orificio por donde penetra la luz solar. 

Grabados (lavozdetenerife)
Presenta un labrado más complejo inventariándose hasta veinte unidades. Desde el primer momento se vinculaba a la observación astral.

Gravados y bóveda del observatorio astral ((JC Guerra La Provincia)
La cueva número siete es la mayor de todo el conjunto, de planta cuadrangular, suelo, techo y paredes rectos con un minucioso labrado de la piedra, contándose hasta setenta grabados. Su suelo está lleno de cazoletas o surcos circulares que hacen prácticamente imposible el tránsito por su interior.

Piso de la cueva nº 7 (J. Cuenca)
Por sus aprovechamientos pastoriles para su uso como alpendre hasta hace pocos años, se rellenaron estos huecos con piedras y todo el piso estuvo cubierto por una gruesa capa de estiércol. Por sus características se estima que era un almogaren o adoratorio.

Paramentos verticales (J. Cuenca)
Recientemente se ha rematado el proyecto excavación, conservación y restauración, así como las obras pertinentes para asegurar la consistencia del risco y techos de las cuevas que amenazaban derrumbe, obras que afectaron al Almogarén y al Observatorio Astral, destacándose la importancia científica y patrimonial que permitirán dilucidar no solo la antigüedad del yacimiento sino el tipo de actividades que pudo haberse desarrollado entorno al mismo.

Techo y paramentos verticales (J. Cuenca)
Por las experiencias ya realizadas tras la apertura del centro de interpretación, se conoce que los aborígenes utilizaban el observatorio astral coincidiendo con el Solsticio de verano, en los primeros días de la segunda decena de junio, en que los rayos solares penetran por el orificio superior y se proyectan sobre los grabados de triángulos invertidos o púbicos. 

Panorámica del lugar (cabildodegrancanaria-com)
La observación continuada de la proyección de la luz solar permitirá obtener nuevos datos sobre el mismo.
 
Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)

RISCO BLANCO (SAN BARTOLOMÉ DE TIRAJANA)

Topónimo con el que se conoce el pitón fonolítico situado cerca de la Hoya de los Pinos, entre La Culata de San Bartolomé de Tirajana y el pago ubicado a su pie también llamado Risco Blanco pues toma su nombre del pitón del dominante color blanco. Está datado en casi cuatro millones de años, característico por su tonalidad blanquecina, de gran singularidad y dramática belleza.

El topónimo es mencionado en distintos documentos, como es el caso de la data solicitada por Constanza Rica el 20 de julio de 1547, cuando al pedir los títulos de sus tierras al Cabildo dice:

«...que ella a muchos tiempo que thiene e posee de mas de treze o quatorze años aca çierta cantidad de tierras en los Risco Blancos que es en el termino de Tirahana desmontados y benefiçiandolas en tal manera que a gastado mucho en benefiçiar las dichas tierras que esta por ella mui gastada y pobres en las quales dichas tierras pudiera aver hasta treynta hanegadas de tierras poco mas o menos e han por linderos de la banda de abaxo tierras de Pedro Roçiana y por la otra vanda tierras de Anton Martin de la Culata e por que dellas hasta agora no thine titulo mas de la posesión y por que de otra persona no se entremeta a pedir las dichas y por la nesçesidad y pobreza que thiene ...» (RONQUILLO, M. Y AZNAR VALLEJO, E.: Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1998).

Fotografía Nacho González
Decía en sus crónicas Tomás Arias Marín de Cubas (Historia de las siete islas de Canaria, Las Palmas de GC, 1986) «El mayor adoratorio donde hacían romerías era Almogarén de Umiaya, que es una casa de piedra sobre un alto risco de Tiraxana, llamado Riscos Blancos, que fueron de Antón de la Santidad, conquistador.

Aún allí hay tres braseros de cantos grandes, donde quemaban de todos frutos, menos carne, y por el humo, si iba derecho o ladeado, hacían su agüero, puestos sobre un paredón a modo de altar de grandes piedras, y enlosado lo alto del monte , y ha quedado una como capilla y zancarrones dentro todo de una gran cerca de piedras muy grandes, y el Risco es el más descollado de todos aquellos sitios»

Alpendre (Fedac)
Esta aseveración de Marín de Cubas y las ubicación en Tunte de yacimientos arqueológicos que han creado topónimos como la Hoya Almogaren, avalaban la teoría de que los aborígenes canarios daban a este risco el nombre de Umiaga y que en él se localizó un templo a modo de castillo bien fortificado donde daban culto a sus dioses, que fue destruido y quemado por los conquistadores. 

Con posterioridad, en el siglo XIX cuando Grau Bassas exploró lo que llamó "Las Pilas de lo Canarios" manifestó «...De cualquier manera la relación de Marín y Cubas es defectuosa, y lejos de darnos luz nos la quita, pues si él vio el sitio que describe no vio éste que describo, y si es éste mío el que describe, no vio ninguno. Pongo el sentimiento de que debe existir algo más referente a este almogarén, pero en las inmediaciones no se puede distinguir nada, ni los pastores dan noticia alguna; por otra parte lo accidentado de estos sitios exige para visitarlos con detenimiento muchos días y recursos de los cuales no dispongo».

Molino de Victoriano (Fedac)
Otras fuentes sostenían que la montaña sagrada de Umiaga o Humiaga era la Montaña Bermeja en Telde donde están las Cuevas de Cuatro Puertas. Como las montañas sagradas de los aborígenes canarios apuntadas por distintas fuentes eran dos.

Hay consenso general en que una es la montaña de Tirma, y sobre la segunda, unas crónicas dicen de Umiaya (Abreu y Galindo) o Humiaia (Gómez Escudero) que algunos (Sabino Berthelot) la sitúan en la montaña Bermeja de Telde donde está el yacimiento de Cuatro Puertas, y otras la denominan Amagro o Mago, dándose también las opciones de que unos reconocen a la montaña de Amagro de Gáldar y otros más recientemente el macizo de Amurga en San Bartolomé de Tirajana, donde se inventaría un "almogaren". En resumen, empujan las pasiones de los lugareños por situar en su territorio la segunda montaña sagrada.

El monumental risco, por su color, también fue denominado más modernamente "Pan de Azúcar", al tener un relieve en forma cónica como el derivado de la caña de azúcar, al igual que se da el "Pan de Azúcar" de Río de Janeiro.

Panorámica (Aider Gran Canaria)
En siglos pasados, sus proximidades fueron un lugar apreciado por su valor agrícola, como lo prueba la escritura de 25 de enero de 1738 donde Bartolomé Casas, casado con Juana González, quien dice tener diez fanegas de distintas tierras aquí, consistentes en una:

Suerte de “pan sembrar”, labradías y montuosas con una cueva de morada, un día y una noche de agua por el Barranco de Risco Blanco cada quince y dieciséis días de dula en los Llanos de la Culata», de un «Pedazo de tierra en Riscos Blancos» y de otro «Pedazo de huerta en el cercado de Risco Blanco con una cueva de morada».


Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)

RISCO, EL (AGAETE)

Topónimo con el que se conoce el valle ascendente por la cuenca del barranco homónimo que discurre aguas abajo en dirección sudeste-noroeste, entre los lomos septentrionales de El Trigo, La Aulaga y Cañada Honda al pie del Macizo de Tamadaba, y los meridionales de la Montañeta, las Cadenas y Pelado al pie del Macizo de Tirma donde tiene su cabecera.

Panorámica desde Tamadaba (richterphotography-com)
El asentamiento poblacional es agrupado en el Risco de Abajo y diseminado en el de Arriba, y toman el nombre del barranco que desciende por el "risco" del macizo.

El Risco fue siglos atrás parada obligada en el camino, y es fácil de entender. El camino Real de Gáldar partía de la Ciudad, discurría por Tamaraceite, pasaba por Tenoya, Trasmontaña, Bañaderos, San Felipe, Guía y llegaba a Gáldar. A partir de esta última población, se convertía en "camino de Herradura" hasta Agaete, de aspecto parecido a los "reales" pero menos anchos y con otro empedrado mucho más sencillo.

Estanque (Fedac)
Eran este tipo de caminos los que comunicaban los principales enclaves rurales con los asentamientos de población en caseríos, que se empedraban para facilitar el tránsito de los animales de carga.

A su llegada a Agaete se dividía en dos caminos menores o veredas, conociéndose por los documentos que algunos eran "camino de los canarios" porque estaban antes de la Conquista de la isla. El del interior, llegaba a Artenara y Tejeda por el Valle de Agaete; y el costero, pasando por Guayedra y este lugar, vadeando el cauce del barranco de El Risco llegaba a Tirma Furel para acabar en "Nicolás", que después sería Aldea.

Panorámica desde Tirma (elpatrioagaete-es)
Así se decía en el Boletín Oficial de 1865: El camino de Segunda llamado del Risco, hacia el Sudoeste «Se dirije á la Aldea de S. Nicolás, cruza varios Barrancos y termina en Tirma jurisdicción de Artenara donde empalma con el que viene de la Aldea» con un distancia de 3 leguas.

Andando de Agaete a la Aldea de San Nicolás, allí donde acaba lo fácil del duro camino de herradura y empieza el difícil duro camino, después de haber dejado atrás al soberbio Risco de Faneque y en la margen norte del pequeño barranco del Risco, donde el agua tintinea y marca la divisoria de Artenara, en una suave falda del pinar de Tamadaba al socaire de los vientos dominantes, allí el hombre se estableció creando un pequeño y diseminado pago.

Pajar (Fedac)
Era parada obligada del caminante, como lo hicieran los antiguos aborígenes que han dejado importantes yacimientos arqueológicos en la zona.

En los tiempos antiguos, tiempos de caminos Reales, de Herraduras y veredas, se tenía que tomar una gran decisión contemplando un paisaje muy peculiar.

Vista meridional de la Playa del Risco (mariaonsea-blogspot)
Vista septentrional de la Playa
Arriba, el pinar de Tamadaba  y la sagrada montaña de Tirma; al frente, el barranco de El Risco que ha construido la playa, centro del anfiteatro en el que convergen más de cien colectores y barranquillos que conforman su cabecera; al fondo, el mar; y en su banda oeste, entre el Morrete de Cho Manuel y El Cabezo, parecen abrirse el paso de Las Veredas por las distintas degolladas y andenes.

En este lugar de obligada parada, posiblemente el caminante debía decidirse por tomar el camino más seguro, siguiendo tierra adentro, o arriesgarse por los andenes construidos en los altos acantilados.

La particular belleza de la Playa (David Marquina Reyes)
Tierra adentro, vadeando el barranco del Risco y subiendo hacia Tirma, en sus pasos, dejaría atrás un viejo aserradero o nave en la que se realizaba el corte de pinos para su explotación maderera, industrias que siempre aparecen donde estaba la materia prima, junto a los pinares.


Camino de Tirma y Furel (Fedac)
Pero quizá el uso más intenso que ha sufrido esta comarca es el de la ganadería, que todavía persiste, a pesar de haberse reducido considerablemente. Y ahí está una afamada fábrica artesanal de quesos y yogures de leche de cabra.

El barranco Hoya del Laurel, tributario del barranco del Risco, aporta su caudal de agua, cuando está activo, a través de un gran caidero o salto de agua responsable de la formación de un conocido "pilancón" llamado Charco Azul.

El Charco Azul (rosagrancan-blogspot)
Vistas de la isla de Tenerife, acantilados, saltos de agua, palmerales y zonas de cultivos. Su flora, casi toda autóctona, es variada y pintoresca: cardonal-tabaibal, palmeral y pinar.

La diversidad de la fauna es enorme, sobre todo en el campo de los invertebrados. En la fauna vertebrada destacan los reptiles y las aves. Todo ello constituye una fuente de recursos didácticos de observación y estudio del entorno.

Casa cueva y horno (Fedac)
La otra opción, la más arriesgada en aquellos tiempos, era andar hacia Faneque, donde solo se encuentran acantilados multicolores y donde solo residen algunas especies de la flora amenazada exclusivas de la isla, que se consideran en peligro, dadas sus reparticiones en zonas muy concretas.

Como la magarza (Argyranthemum lidii), cerca del Andén Verde; la lengua de pájaro (Globularia ascanii bystropogophyllum), en los riscos del Pinar; o la "hija de don Enrique" (Sventenia bupleroides), en Guayedra y Faneque, entre otras maravillas de nuestra biodiversidad.

Yacimiento arqueológico y Faneque (continenteenminiatura-blogspot)
Hasta 1919, para la construcción de la carretera Agaete-La Aldea, los estudios iniciales tenían por objeto determinar cómo salvar el difícil obstáculo del risco Faneque para alcanzar la montaña de Tirma, pues cerraba el paso con su impresionante acantilado.

Una solución proponía partir de Agaete y ascender con pendientes fortísimas hasta los 1150 metros de altura del pinar en el macizo de Tamadaba y, luego, desde allí, descender 1090 metros hasta La Aldea, circunstancia que obligaba a un trazado excesivamente sinuoso y de fuertes rampas que ya no entraba en los cánones de la ingeniería civil.

Vivero (Fedac)
Y hubo que volver a la opción que proponía seguir el trazado del camino, para lo que se tenía que abrir la carretera a través de los acantilados, por la línea de unas mesetillas o andenes en los que se abría paso peligrosamente el mencionado camino de herradura.

La difícil carretera
Derrumbe en 1969
(William Hirman - Fedac)
Otro problema fue encontrar la solución adecuada para sacar la carretera desde La Aldea hasta El Risco. Después de muchos estudios, se acordó buscar el paso por el acantilado del Andén Verde, a 550 metros sobre el nivel del mar, para no subir la carretera hasta la montaña de Tirma, con la excesiva elevación de las rampas.

Algunos tramos de esta carretera se tuvieron que ejecutar con los operarios colgados de los riscos sobre el abismo que daba al mar.

Aunque de por sí dos vidas son mucho, solo hubo que lamentar dos víctimas mortales en la construcción de uno de los túneles, por la explosión de cartuchos de dinamita.

Otro elemento que hay que destacar fueron las condiciones de tránsito en precario por algunos tramos, pues, durante aquel largo margen de tiempo de ejecución, unos quince años, el tráfico rodado, desde La Aldea hasta el principio del segundo tramo, venía haciéndose a través de la pista accesoria trazada en 1935 por la compañía concesionaria del segundo trozo del tramo cuarto, a través del barranco de La Arena.
Obras nueva carretera
(fotosaeresasdecanarias-com)

Ni el Cabildo ni el Estado quisieron hacerse cargo de la construcción de esa pista provisional, así que fue realizada por el Ayuntamiento de La Aldea, que, para sus continuas reparaciones, impuso un canon a los usuarios.

La pista consistía en un paso de durísimas condiciones para los vehículos pesados, que en tiempo de zafra transportaban, desde este valle hacia el Puerto de La Luz, la producción tomatera. Es la historia del primer y último "peaje" habido en la isla.

Ya en los comienzos del siglo XXI, se ha iniciado otro reto de ingeniería de caminos con el nuevo trazado de la carretera, que vuelve a empezar en El Risco repitiendo la historia de ayer. Esta vez pretende llevarse a cabo perforando con túneles el macizo rocoso y salvando los desniveles con dos grandes viaductos.

Es la gran esperanza de La Aldea para que sus vías de comunicación no estén condicionadas por el buen tiempo y para reducir las distancias. La esperanza está solo condicionada por los recursos económicos que precisa la obra.



Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)