Los cuatros topónimos responden a cuatro accidentes del
relieve del territorio, típicos de estos lugares del mediodía de Valsequillo,
muy próximos entre sí. La Cañada de
Botija la localizamos en dirección suroeste-nordeste y como cauce natural
nace en el Morro de la Aguililla, le
tributa aguas la Cañada de las Mimbreras,
y a la altura de El Jardín toma el
nombre de barranquillo del Chorro
hasta tributar sus aguas al barranco de
San Miguel junto al Roque. Al sur
de la Cañada, en la vertiente de
naciente del Morro de la Aguililla y
la vertiente de poniente de la Mesa el
Cuervo, se encuentra la Degollada de
Botija.
Las vertientes septentrionales de la Mesa del Cuervo son llamadas Laderas
de Botija, entre los cauces de la Cañada
homónima y la Cañada de las Mimbreras. Y
por último la Solana de Botija, es el
amplio territorio que se extiende entre el Morro
de la Aguililla y el Lomito de la
Retama, al sur de la Mesa el Cuervo
y del Morro del Gato, y al norte de los cauces de la Cañada Honda y del barranco de los Cernícalos al que tributa la primera sus aguas.
Los cuatro topónimos se encuentran en altitudes entre de 1.100/1.300
metros sobre el nivel del mar, conformando escorrentías de aguas pluviales que
en tiempos pasados disponían de manantiales que eran destinados al cultivo de
viñedos a partir de la mitad del Quinientos. Fueron las abundantes lluvias de
muchos siglos atrás las que conformaron ese relieve y bello paisaje del sur de
Valsequillo.
El lugar es mencionado en el repartimiento a favor del
bachiller racionero de la isla Françisco
de Aguiar, cuando el 7 de octubre de 1538, decía: «… que tiene conprado ganado puercos y ovejas en esta isla para lo
hazer cria e con voluntad de gastar dineros en multiplicallo de lo qual se
seguirá beneficio a la isla e para reparo deste ganado el tiene nescesidad de
alguna tierra e abrigo en que lo recoja especialmente un barranquillo que esta
de la parte de Tintiniguada hazia la comarca de Telde el qual enpieça en lo
alto sobre los Mocanes partiendo de la parte del norte con la montaña de los
alfaquies hasta el roque que esta ençima del enfrente de las cuevas blancas e
de la parte del sur con las tierras de
Botija que son de los herederos de
Alonso Lopez e con tierras del canónigo
Monleon por el agua del Chorrillo hasta las cuevas blancas el qual esta en
tierra calma y helechales el qual aprovechara para sustentaçion del dicho
ganado …» (RONQUILLO, M. Y AZNAR VALLEJO, E.:
Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1998).
De los dos propietarios colindantes mencionados por Françisco Aguiar, conocemos del primero
por la manifestación que el 14 de julio de 1546, realiza al Cabildo General Sebastian Lorenço para personarse y preservar
la titularidad de las tierras que había comprado, ante el temor a que «… alguna personas se me quieren meter en
las dichas tierras …», aportando como como prueba de la “carta de venta”, y acompañando la petición
de repartimiento que su suegro Alonso Lopez, carnicero y alcalde de
Telde, en la que se describe su situación «…
pedaço de tierra de sequero que es en la comarca de Telde sobre el lomo de los
Mocanes hasta lindar con el valle de los Nueve e hasta las cuevas de Botija e hasta el camino de las cuevas blancas en que
puede aver hasta sesenta hanegadas en senbradura poco mas o menos par que yo
las pueda labrar y aprovechar por que soy hombre que tengo muchos hijos e a quinze
años que bibo en esta isla e no me an dado coa alguna …» (IBIDEM).
No debe sorprendernos la profesión de “carnicero”, dado que «…
diversos nombres de
conquistadores, algunos refugiados en modestos oficios, que otorgan poder para
que se les cobre lo que aún se les debe por su participación en aquella empresa
(…) María López, como viuda y en nombre de Alonso
López de Zorita para sí y sus hijos Melchor y Baltasar (…) vecino que fue
de la Higuera, lugar de Sevilla cerca de Frexenal …» (MORALES PADRÓN, F.: “Canarias en el Archivo
de Protocolos de Sevilla”, Anuario de Estudios Atlánticos, Núm. 7, 1961).
Y sobre el segundo, está documentado que el 20 de agosto de 1526, el Cabildo Catedral «… estableció un maestro de mozos de coro
con Maestro de salario de doce mil maravedises y un cahíz de trigo, y se nombró
al racionero Alonso de Monleon», y
que el 8 de abril del siguiente año «Por
la tardanza de los músicos y maestro de capilla que debían venir de España, se
acordó dar salario al racionero Ureña y racionero Monleón, y al capellán Santiago Arévalo y al cura Bartolomé
González, para que cantasen en según el canto de órgano. Dicho salario fue de
seis mil maravedises a prorrata, con cargo de cantar todos los domingos y
fiestas, misas de Nuestra Señora los sábados, y la antífona Beatus Beatus Es de
San Sebastian y la de Santa Ana, al fin de las procesiones» y que a
principios del año 1532 estaba entre los canónigos que componían el
encabezamiento del Cabildo Catedralicio (VIERA Y CLAVIJO, J.: Extractos de las actas del Cabildo de la
Catedral de Canarias (1514-1791), Telde, 2007).
El topónimo está documentado a
principios del siglo XVI, y por las referencias puede datar del s. XV, mucho
más antiguo que el topónimo de LLANOS DE BOTIJA (GÁLDAR) que no tenemos
documentado en los repartimientos y hemos de suponer bastante posterior, y de
ahí que su origen guarde relación con los vestigios aborígenes encontrados. En
este otro caso, aunque se mencionan las “cuevas de Botija”, no se tienen referencias de localización de vestigios
arqueológicos relacionados con la prehistoria de la isla.
Siendo así, puede argumentarse que este topónimo de “Botija” en Valsequillo, pudiera guardar
relación con el lugar de origen o procedencia de su primer poseedor castellano.
Estamos hablando del municipio de Botija,
de la provincia de Cáceres. Descartamos que se deba a Alonso López, pues ha quedado acreditado que su origen es La Higuera, lugar de Sevilla.
Del canónigo Alonso
de Monleon, en ocasiones llamado Alonso
de Monteleon, además de lo ya dicho, la última referencia documentada del
mismo data del 30 de mayo de 1523 del
Registro General del Sello «Presentación
de Alonso de Monleón, clérigo de la diócesis de Canaria, para una capellanía
vacante por muerte de Nuño de Segura», pero no hemos encontrado dato alguno
que nos diga de su procedencia.
Sí habría que añadir que el municipio de Botija pertenecía a la Encomienda de Montánchez, de la provincia
de León y Diócesis de San Marcos de León, y de los grandes vínculos con la Orden militar de Santiago que se extendió
por Extremadura, de donde arribaron a las islas muchos que participaron en su
colonización tras la conquista. A la Orden
de Santiago pertenecían la familias de Mexías,
Cárdenas, Suárez de Figueroa y Ruiz de Vergara, y algunos de sus
descendientes arribaron a la isla. Gómez
Ruiz de Vergara Salazar, nombrado Oidor
en Canarias de la Real Audiencia, se casó en 1539 con Elvira Zurita del Castillo, hija del Conquistador Cristóbal García del Castillo o de Moguer, el gran señor de Telde,
quien comparece como testigo en el expediente del repartimiento de Alonso Lopez antes mencionado.
Verraco localizado en Botija (Museo Provincial de Cáceres) |
De otra parte, llama la atención
la cría de cerdos en el lugar, según dice Françisco Aguiar en su
solicitud, dado que en el sitio arqueológico del
castro de Las Villasviejas del Tamujade en Botija, se localizó una figura de verraco, cerdo padre, de un metro aproximado de tamaño, guardando el lugar
cierta similitud erosiva en su relieve.
Las Villasviejas del Tamujade en Botija de Cáceres (franrojo) |
Con el paso de los siglos el topónimo se
consolida y es referido por Diego Romero
Tello, Presbítero y Comisario del Sto. Oficio de la Inquisición de Telde y
su partido, quien entre los bienes que vincula el día 29 de noviembre de 1703, incluye
la «Hacienda de viña de vid ueño y tierra
calma con frutales cercada de pared con casa de alto y llano, lagar, bodega y el
agua del manantial de las Cordilleras de
Botija que por canales de madera es conducida a un estanque, en la Vega de
los Mocanes», de una extensión de 23 fanegadas, 3 celemines y 3 cuartillos
que había comprado. Nombró en la sucesión
a su sobrino Bartolomé Romero Cubas.
También está
documentado el 3 de mayo de 1788, en la dotación de los bienes vinculados del Mayorazgo del Buen Suceso, fundado por Domingo
Hernández Naranjo Nieto en representación de Juan Domingo Hernández Naranjo Monasterios, marqués del Buen Suceso
ausente en América. Es el gran propietario del siglo XVIII quien había comprado
la «Hacienda en Las Vegas de los Mocanes
con un cortijo llamado La Botija
(Telde). Cabida: 338 fanegadas, 2 celemines y 55 brazas». Las tierras era
labradías, huerta de almendros y parte de viña. El título fue concedido por Carlos
III, el 14 de marzo de 1783 a Bartolomé Francisco Naranjo Nieto, capitán de una
de las Compañías de Milicias del Regimiento de Voluntarios isleños en Santiago
de León (SUÁREZ GRIMÓN, V.J.: La
propiedad pública, vinculada y eclesiástica en Gran Canaria, en la crisis del
antiguo régimen, Las Palmas de GC, 1987).
Localización (IDE Gran Canaria) |
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