jueves, 7 de junio de 2012

GUANCHÍA (TEROR)

Actualización: 2013/03/20
Topónimo que recibe un caserío situado al naciente de la Carretera de Arucas a Teror (GC-043), lugar donde se ha construido un mirador por el Cabildo Insular. Recibe este nombre por la existencia en el lugar de un yacimiento aborigen, de donde se consideró «un lugar de guanches»

Aunque algunas fuentes consideran que el topónimo guarda relación con la estancia de "guanches" de Tenerife en el lugar, está acreditado que los vestigios son prehistóricos y la deportación de "guanches" de Tenerife hacia Gran Canaria fue en la época histórica. Probablemente se deba a la generalización que hasta mitad del siglo XX se hacía del término "guanche" para designar a todos los aborígenes, más concretamente indígenas, de todas las islas.

Vista (Jose Carlos Guerra - La Provincia)


«La primera propuesta del Prof. Serra es que se debe rechazar la denominación "guanche" referida al conjunto de la población aborigen, y fatalmente generalizada por la escuela francesa a partir de Chil y Verneau, probablemente influenciados por Berthelot» (MARTIN DE GUZMÁN, C.: Las culturas prehistóricas de Gran Canaria, Madrid, 1984)



Superado tal error, aún pudiendo tener raíces comunes, se considera que son distintas sus culturas, costumbres, lenguajes y sistemas de organización política, por lo que a los indígenas o aborígenes de Gran Canaria se les conoce científicamente como "canarii".


Las crónicas históricas hablan de la antigua Aterura como una de las principales aldeas aborígenes, pero no se conoce a ciencia cierta su localización, aunque se cree que se trata del yacimiento de La Guanchía, un conjunto integrado por más de una veintena de cuevas artificiales ubicado en la cota más elevada de la margen izquierda del barranco de Teror, en el llamado Lomo de Los Silos, pues algunas de las cuevas eran graneros. Muchas cuevas han sido reutilizadas con posterioridad.

«El yacimiento arqueológico de Guanchía (Teror) fue también objeto de exploraciones en estas fechas de finales del siglo XIX. Concretamente sería Víctor Grau-Bassas quien estudiara el enclave, recogiendo un cráneo, una mano de mortero y una pintadera hoy por hoy sin identificar. Los únicos datos de los que disponemos para esta matriz son los proporcionados por los inventarios de la época (AMC/AMC 1209; 1376), en los que se indica que con fecha 1 de julio de 1887 Víctor Grau-Bassas dona un ejemplar cuadrado al museo procedente de Guanchía » (CRUZ DE MERCADAL, M.C., DELGADO DARIAS, T. Y VELASCO VÁZQUEZ, J.: Pintaderas del Museo Canario, Las Palmas de GC, 2013).

Casas cueva (Patrinet)

Hay que destacar que su orientación al naciente facilitaba su exposición al sol de la mañana que contribuía a la conservación de los granos. Debió tratarse del establecimiento de una agrupación de barranco con varios asentamientos a lo largo de este barranco que aguas abajo recibe los nombres de Lezcano y de Tenoya.

En su recorrido se sabe de asentamientos en Las Cuevas de Los Andenes, cerca de San Francisco Javier de Arucas y el más importane de Las Cueveras en Montaña Blanca, próximo al lugar donde desagua el barranco entre Tinocas y Costa Ayala. Todos los asentamientos se realizaron en la rampa de poniente de este barranco de abundantes aguas y sus accesos ofrecen bastante dificultad a través de andenes y veriles.

Después de la Conquista de la isla, cuando ya quedaba atrás hablar del Terore, este es un lugar de tránsito, en el camino algo dificultoso que unía La Peña Horada próxima a El Palmar con Teror, a través del Lomo de los Silos.

Este camino era utilizado por los curas que desde Teror se acercaban a la Ermita de La Peña cuando llegaban las fiestas de las Nieves, incluso después de crearse la parroquia. El trazado del camino, justo al borde del Lomo de Las Caldereras y de Los Silos, subía penosamente hasta llegar a los linderos de la finca de Osorio, donde se unía al camino de herradura que llegaba desde Arucas a través de El Palmar.
Campana de ventilación mina de agua (Patrinet)
Este último camino lo describían las Ordenanzas del Concejo de 1531, cuando regulan de «la guarda de las sementeras y vegas sembradas» y concretamente el deambular con puercos por los caminos, mencionan el lugar cuando dicen:

«Otrosy que los puercos no puedan andar en todo la defendido de estos mojones que aquí yrán declarados los quales vayan el primero desde (…) y a las tierras de Porras que son en Terore y por encima de las dichas tierras a dar al Parral de Juan de Troya e al Barranco del agua a dar a la huerta de Nuestra Señora y el camino adelante a los sylos de Terore linde las tierras de Baeça que van por las cabecadas de Baeça a dar a la fuente de los Laureles y toda la dicha vereda hasta el camino que va de los engenos de Arucas …» (MORALES PADRÓN, F.: Ordenanzas del Consejo de Gran Canaria (1531), Sevilla, 1974).

El topónimo está documentado notarialmente siglos atrás y como ejemplo se menciona también en una venta de bienes vinculados del día 28 de agosto de 1872, cuando el agrimensor de Teror Juan Jiménez Miranda adquiere catorce fanegas y siete celemines de una «Trozada de tierra perteneciente a la Hacienda de Las Caldereras en Guanchía» por 37.500 reales de vellón.


Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)


GUANARTEME (LAS PALMAS DE GC)

El topónimo tiene su origen en tiempos del conquistador y gobernador Juan Rejón, cuando se decía que «… los canarios venían en sus cuadrillas sobre la montaña, a vista del Puerto...». Aquella montaña que se nombraba en las crónicas hacía referencia a los lomos o altos del Guanarteme; en la antigüedad se utilizaba el nombre común de guanarteme en la isla para denominar al rey de la tribu o cantón, es decir, el que mandaba aquellas cuadrillas de canarios, en este caso al del cantón de Tamaraceite que tenía aquí su residencia.

En el llamado barranco del Guanarteme o de Tamaraceite aguas arriba, se encuentran unas cuevas llamadas Cuevas del Rey, que posiblemente fueron la residencia de aquel guanarteme de Tamaraceite por lo que recibirían tal nombre.

Panorámica (skyscrapercity-com-tamarán)
Una de las primeras actividades productivas que surgieron en el lugar fueron Las Salinas, necesarias para la salazón de pescado y el consumo doméstico.

Son construidas entre 1669 y 1670, siendo su propietario el organista mayor de la Catedral Juan González Montañés, que había solicitado en el año 1668 el permiso de construcción de los tajos al rey con el siguiente ofrecimiento «El propietario ofrece al rey 48 000 maravedís o lo demás que ajustase sin que pasara de los 105.600 maravedís, satisfaciéndoselos en la isla a la persona que designase».
Llanos de Guanarteme en 1908 (Fedac)
Ya en 1672, según la fuente consultada, están en pleno funcionamiento y su propietario las arrienda como así aparece documentado: «Juan González Montañés impone a favor del castellano don Diego Cejudo Hidalgo 52.800 maravedís a renta sobre las salinas, tajos, cocederos y casas en Guanarteme». Las salinas poseían ya 72.000 maravedís de gravámenes establecidos a favor del convento de San Bernardo de Las Palmas.

Detalle antiguas factorías de pescado (miplayadelascanteras-com)
 Además de este aprovechamiento en la franja costera, una muestra del grado de ocupación de estas tierras resulta del testamento realizado el 20 de julio de 1771 por Cristóbal Abreu, canónigo de la Catedral, quien al fundar su patronato declara setenta y siete fanegas de un cortijo de tierras labradías y de pastos en Guanarteme, por el que pagaba un rédito o cargo de 90, 45 y 93 reales de vellón al Convento de Santa Clara, al de San Ildefonso y al Hospital de San Martín, respectivamente.

Detalle primeras casas 1922 (Fedac)
El lugar perteneció al Ayuntamiento de San Lorenzo hasta el siglo XX, y está documentado por los permisos de licencia de construcción solicitados por diferentes vecinos al desaparecido Ayuntamiento, que hasta la década de los años veinte del último siglo no se inician los asentamientos urbanos en el lugar situado entre la zona de la desembocadura de los barrancos de Guanarteme y de La Ballena.

Hay un notable aumento del número de habitantes hacia el año 1924, lo que motiva muchos asentamientos en aquellos primitivos arenales, entonces llamados Las Arenas.
Aterrizaje de Garnier con su Berriot en 1913 en los Llanos de Guanarteme (Fedac)
En 1930 se alcanza una población de 1.263 habitantes. Este incremento de la población, la proximidad de los linderos del municipio de Las Palmas de Gran Canaria y el agotamiento del suelo en la capital se convertirán en motivo de grandes conflictos entre municipios, con un sinfín de encuentros y negociaciones que no llevaron nunca a acuerdo alguno, y sí, a muchos desencuentros y a la absorción del ayuntamiento de San Lorenzo, que se justificó por la falta de recursos económicos de éste para atender las necesidades de la población.

Son tiempos inmediatos a la Guerra Civil y en el transfondo subyace también la ideología frente-populista de los regidores públicos, sin que pueda olvidarse el gran interés que tenían los propietarios de la tierras por su urbanización y los distintos proyectos que para la Capital comportaba la anexión en su particular competencia provincialista, aún olvidando el tamaño de otros cuatro municipios grancanarios que le superan en superficie:

«Por último, la incorporación del Ayuntamiento de San Lorenzo, hace que hoy sea nuestra capital la de más extenso territorio del Archipiélago con población que pasa de 130.000 habitantes» (AYUNTAMIENTO DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA: Memoria del Quinquenio 1939-43, Las Palmas de GC, 1944).

Procesión de El Pilar (grupomascarada-blogspot)
La parroquia de Nuestra Señora del Pilar fue fundada en enero de 1938. La numerosa población que se asentó en el lugar era eminentemente obrera y estaba relacionada con la oferta de trabajo en el Puerto de la Luz y con las grandes salinas que aportaban el elemento para la salazón del pescado capturado en las costas africanas, así como con las industrias conserveras que allí se instalaron.

Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)

miércoles, 6 de junio de 2012

GRANDE, DEGOLLADA DE LA CRUZ (SAN BARTOLOMÉ DE TIRAJANA)

Topónimo que sólo se puede dar al lugar donde se cruza  del Norte al Sur de la isla. Como indica el topónimo genérico de degollada, es un paso natural por donde ahora discurre la carretera de Tejeda a San Bartolomé de Tirajana (GC-060), situado entre  Los Lomitos y Los Bailaderos, por donde discurre hacia poniente el camino rural que lleva al Morro de la Cruz Grande y al Morro del Pinar de Tirajana.

El paso del Norte al Sur (Rabbit)
Por aquí la memoria colectiva de los lugareños quiso crear otros singulares topónimos como Degollada y Morro del Dinero, posiblemente porque por allí se hacían los trueques entre los que traían los productos de la vertiente Sur para intercambiarlo con los frutos de la vertiente Norte, porque la vida antes era así cuando la naturaleza creó dos microclimas diferenciados en la isla y el dinero se dejaba un lado.

En este lugar de paso, los únicos que no transitaban eran los vientos alisios. Los pastores en trashumancia dejaron de transitarlo cuando se construyó el camino de La Plata por donde atajaban.
Cueva refugio (Fedac)
A mediados del pasado siglo XX, la Cruz Grande era también lugar de encuentro para los caminantes. El camino tenía mucha afluencia pues el apóstol Santiago es el santo patrón de Tunte. Los peregrinos venían de diferentes partes de la isla para venerar la figura de Santiago el chico, así llamado por su reducido tamaño, que en aquellos años se encontraba en la Ermita del Pinar.

Según cuenta la tradición, el peso de la pequeña estatua aumentó después de haberla llevado por primera vez desde la ermita a la iglesia de San Bartolomé de Tirajana.

Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)

GRAN PARADA (SANTA BRÍGIDA)

Topónimo que encontramos en un caserío ubicado en la carretera de Santa Brígida a San Mateo (GC-015), que como su propio nombre indica está unido al progreso de las vías de comunicación y de los servicios de transporte de personas por los incipientes caminos habilitados para las cocheras, tartanas y calesas tiradas por caballos.
Vista (Google earth)

Es sabido que la Vega de Santa Brígida fue uno de los lugares elegidos por la alta clase social desde finales del siglo XVIII, y más aún en los inicios del XIX, para establecer su residencia, y que asistió también al inicio del turismo en la isla. La elección de estos lugares como residencia de una clase adinerada auspició que se introdujeran mejoras en los caminos que comunicaban la Vega con la Ciudad, y favoreció la aparición de empresarios «emprendedores» que prestaban los servicios de transporte de personas.

Esta actividad requería un notable esfuerzo, tanto para los animales de tiro como para arrieros y pasajeros, por la especial orografía isleña, y se tenían que realizar paradas intermedias para facilitar el descanso de los arrieros, atender a los caballos con comida y agua, sustituir las herraduras, e incluso, cambiar de animales para continuar el camino.

Charabán, del francés char-à-bancs, coche con bancos (tuzsa-wordpress)
Según las fuentes, había tres paradas importantes en La Vega: una en El Monte, en las inmediaciones de los hoteles Bella Vista o Santa Brígida; otra en La Alcantarilla, en el casco de la Villa; y la última, en este lugar denominado la Gran Parada.
 Como cuenta Jose Miguel Alzola (La rueda en Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1968) eran tiempos de charabanes y la prensa local hablaba de que algunos ya eran amigos de las velocidades: Los cocheros siempre tenían prisa; al parecer deseaban recuperar los años perdidos en el oficio por falta de caminos, y la afición a la velocidad se desarrolló en ellos de forma espectacular, enfermiza. Los viajeros estaban amedrentados y la Prensa recoge sus temores y protestas: «Llamamos la atención de la autoridad competente sobre la conducta que están observando los cocheros de las empresas que hacen el servicio diario entre esta ciudad y el pueblo de Santa Brígida. Sin consideración al mal estado de los caminos y sin atender a los ruegos de los pasajeros, lanzan los caballos a galope o a escape, comprometiendo las vidas de aquéllos y exponiéndolos a un continuo peligro.

Coche de hora en San Mateo en 1913 (Enrique Ponce - Fedac)
El martes último y al bajar una cuesta, se dispararon los caballos de un carruaje y rota la lanza y faltando el gobierno del coche por haber caído el cochero dentro del mismo coche, enredado en las riendas, hubieran perecido los pasajeros a no ser por la sangre fría de don Juan Domínguez y Peñate, vecino de Santa Brígida, que pudo, a costa de infinitos esfuerzos, sujetar los caballos. El camino de Santa Brígida, por su mal estado, exige que los cocheros vayan con todas las precauciones posibles y así debe ordenárseles, castigando inexcusablemente al que quebrante la orden. En el interés de las empresas está también corregir estas faltas, pues de continuar se exponen a no encontrar pasajeros que se presten a llevar vendidas sus vidas y a merced de la imprudencia de los cocheros» Nota al pié del autor: La Verdad, núm. 257 de 21 de septiembre de 1872.

Llegado el siglo XX, con la aparición de los «coches tirados a motor», varios satauteños fundaron, en 1920, la Compañía de Automóviles de Santa Brígida. Su primer coche fue carrozado en la isla con un chasis de un Renault, y llegó a tener cuatro más, todos pintados de amarillo, que trasladaban personas y la saca de correos con unos rigurosos horarios de salida, por lo que fueron llamados «coches de hora».
Coche de hora en El Monte 1915 (Fedac)
Seis años después, los vecinos del pueblo Francisco Melián Rodríguez, dueño de la fonda del pueblo, y Salvador Rivero se hicieron con la compañía, que cambió su nombre por el de Melián y Compañía. Unos años más tarde ya estaba prestando sus servicios por toda la isla, tras la unión de un nuevo socio.
En 1940 empezaron a surgir pequeños vehículos, llamados «fotingos» (pretendido anglicismo, aunque es un vocablo del habla canaria que se refiere al automóvil Ford Type o Ford T), que cosecharon un éxito sin precedentes en la industria automotriz.


El fotingo (1912 Fedac)

El grupo de estos vehículos empezó a conocerse con el nombre de «piratas», porque iniciaban el mismo recorrido que los «coches de hora» pero saliendo unos minutos antes de la hora fijada por aquellos, de forma que «pirateaban» los viajeros que encontraban por la carretera. No era una compañía, sino un grupo de propietarios individuales de automóviles, que se unían solo a los efectos de repartirse el negocio y hacer la competencia.

La compañía no pudo resistir la competencia y el cansancio de su organización, y fue adquirida por Aicasa (Autobuses Interurbanos de Canarias, S. A), que hasta 1970 estuvo compitiendo con los «piratas»; pero, nuevamente, los problemas económicos que no afrontaban los socios los llevaron a un conflicto laboral con sus trabajadores, que fueron protegidos en sus demandas por el Obispo de Canarias José Antonio Infantes Florido.

Plantilla de Aicasa en 1960 (Fedac)
Para su resolución se promulgó el Decreto-Ley del Transporte Interurbano de la isla, que asignó las rutas del norte y centro a la nueva compañía  Utinsa (Unión de Transportes Insulares, S. A)., formada por los «piratas»; y las rutas del sur, a la nueva sociedad laboral Salcai (Sociedad Anónima Laboral Canaria de Autobuses Interurbanos), formada por los trabajadores de Aicasa. En el siglo XXI se fusionan en Global Salcai-Utinsa.

Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)