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viernes, 21 de septiembre de 2012

VECINDARIO (SANTA LUCÍA DE TIRAJANA)

Topónimo con el que se conoce el barrio del sudeste de la isla que ha tenido el mayor crecimiento demográfico sostenido del archipiélago, circunstancia que obligó a replantearse al propio municipio trasladar sus servicios administrativos hacia el mismo, manteniendo su histótica denominación.

El nuevo ayuntamiento (Google earth)
El origen del topónimo nacerá como resultado de los hechos que se suceden en el año 1719 conocidos como «Motín de Agüimes», motivados porque Francisco Amoreto, suegro del que sería el primer Conde de la Vega Grande, compra a la Corona tierras de Sardina, Aldea Blanca y del Castillo del Romeral.

Goro (Fedac)
Se inició cuando en 1716 Francisco Amoreto, para ampliar sus posesiones solicita al Consejo General que las tierras realengas de Sardina, de un superficie de 609 fanegadas y cuatro celemines, se saquen a subasta pública, pidiendo después se añadan las tierras de los Llanos del Polvo.

Lo solicitaba conociendo que los vecinos no acudirían a la subasta porque eran deudores de buena fe por el aprovechamiento de las tierras.

Corral cueva (Fedac)
«El solo anuncio de la subasta provoca la inmediata reacción de 32 de los vecinos cultivadores. En noviembre de 1717extienden un amplio poder a favor del teniente coronel don Cristobal de la Rocha Bethancourt. Dueño de Salinas del Romeral, poseía además 108 fanegas de las tierras en litigio. El poder era tan amplio que le facultaba a llevar el problema ante las gradas del trono. Era muy grave despojar a un centenar de vasaIlos de sus tierras, caso de efectuarse el remate a favor de Amoreto» (BETHENCOURT MASSIEU, A.: El Motín de Agüimes (1718-1719, Las Palmas de GC, 1989).

Distintas fuentes apuntan que el Coronel Antonio Lorenzo Rocha se disputaba con el sargento mayor Francisco Amoreto Manrique  la hegemonía sobre la Isla de Gran Canaria.
Majada (Fedac)
Todas estas tierras eran utilizadas por los vecinos de Agüimes, fundamentalmente para llevar a pastar sus ganados de cabras y, en menor medida, para cultivos, de lo cual dependía su subsistencia. Por esa utilización de las tierras, los vecinos debían pagar al Cabildo General que gobernaba la isla un impuesto de un real por fanega, que, en su mayoría, nunca fue pagado por la suma pobreza de los mismos.

El domingo 30 de noviembre de 1718 después de misa, Amoreto se dispone a labrar machos para el riego en sus nuevas tierras y a dividirlas para entregarlas a medianeros. A tal fin lleva a medianeros con yuntas para realizar la tarea y pone al frente de la operación al alcalde real Joaquín González. Un grupo de unos cuarenta vecinos de Agüimes se les opone derribando al alcalde y dándole garrotazos, dándosele por muerto y se hace huir a los medianeros.

Lluvias de 1969 (Joseph Willim Hirman - Fedac)
Después de diversos hechos, la sublevación se traslada a la plaza de Santa Ana, en la Ciudad, donde se encuentra el Cabildo General. Los amotinados ahora ya no son solo de Agüimes, sino de toda la isla, y allí tienen rodeados al Capitán General, al que no dejarán salir si no libera a veintidós vecinos arrestados por los distintos hechos, condenados a destierro y multas imposibles de pagar.

El conflicto llega a tal punto que el capitán general ordena a sus hombres colocar la artillería para disparar a los amotinados; gracias a la intervención de la Iglesia se salva la situación al sacar en procesión al Santísimo Sacramento, que en previsión de hechos sangrientos se interpone entre los amotinados y las piezas de artillería que el Capitán General tenía. Los amotinados deponen su actitud y el Capitán General decide soltar a los prisioneros y mandar información al Consejo de Castilla y al Rey para que decidan sobre el conflicto.
Lluvias de 1969 (Joseph Willim Hirman - Fedac)
Los vecinos de Agüimes, que pertenecía por aquel entonces a la jurisdicción del Obispado, por pertenecer al Señorío de Agüimes, fueron defendidos por el doctoral Mendoza, canónigo experto en leyes. Es precisamente en este pleito donde se emplea por primera vez el topónimo de Vecindario, por su localización en «las tierras del vecindario», en referencia a los vecinos de Agüimes. El doctoral Mendoza demostró la falsedad de la venta de las tierras al conde, pues eran de titularidad realenga y habían sido otorgadas a los vecinos en propiedad mediante el pago de los pertinentes tributos.

Todavía en 1735, los vecinos no habían pagado al doctoral Mendoza por su defensa en el pleito, por lo que procedieron a segregar una parte de las tierras de Vecindario como pago, tierras que serán conocidas después como de El Doctoral.

Vista (Google earth)
En 1815 se crea el nuevo Ayuntamiento de Santa Lucía de Tirajana, por el que se segregaban Sardina y otros pagos del interior del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, que unidos a los pagos de la costa del municipio de Agüimes hasta la cuenca del barranco de Balos, entre los que se encontraban los nuevos asentamientos de Vecindario y Doctoral que allí se encontraban casi de precario.

Las principales actividades de los muy pequeños caseríos que iban conformando Vecindario, hasta la década de los sesenta del siglo XX, se dedicaban al pastoreo y la agricultura. Se trata de un asentamiento diseminado con escasa relación con el histórico asentamiento de Sardina cuyos pobladores estuvieron inicialmente vinculados al ingenio azucarero y a las plantaciones de caña.

Vista (Google earth)
Del diseminado asentamiento pastoril quedaría el topónimo de Casa de Pastores, para a partir de los sesenta del pasado siglo, a remolque de la promoción turística del sur de la isla demando una gran cantidad de mano de obra para la construcción de infraestructruras, hoteles y apartamentos, produjo una fuerte inmigración que establecía en el lugar de Vecindario su residencia, y un territorio con un adsequible coste del suelo conforme a su estrechas economías, en una simple alineación de las viviendas a ambos lados de la vieja carretera que llegaba hasta el sur de la isla donde estaba el ansiado trabajo.

A la primera construcción de San Agustín, le siguió el Inglés, luego Maspalomas, y así sucesivamente de urbanización en urbanización, la construcción turística entró en una continuada demanda de mano de obra, al tiempo que cuando acababa una urbanización, ésta demandaba mano de obra en los distintos servicios que requiere la industria hotelera, desde cocineros y limpiadoras hasta recepcionistas.

Vista (Google earth)
Aún con la construcción del núcleo residencial de San Fernando de Maspalomas, Vecindario seguía creciendo demográficamente más, y más aún porque sus propios residentes demandaban también los comercios y servicios que demanda una colectivadad.

Las primeras viviendas unifamiliares de una planta fueron siendo progresivamente sustituidas por edificios de varias plantas con más viviendas, y en su planta baja proliferaba todo tipo de comercio para satisfacer las necesidades de su población. Y el verde empieza a verse por primera vez en sus polvorientas calles.
Vista aérea (kanaren-virtuell-de)
La inicial alineación de casas a ambas márgenes de la carretera del Sur iba progresivamente estirándose hacia el sur, y surgieron las primeras polvorientas calles paralelas a la carretera, conformándose pequeñas manzanas de casas que hicieran más grata la vida.

Ya en el cambio de siglo, las pobladas tierras de El Doctoral empiezan a confundirse con el desarrollo urbanístico de Vecindario, y sin haberse colmatado su crecimiento hasta el barranco de Tirajana, la población crece en dirección norte, y aparecen con su urbanización nuevos topónimos como Llano del Polvo que recuerda la más antigua denominación de estos suelos de finas tierras; y Yeoward en recuerdo de la compañia de los ingleses que tantos trabajos generó en la primera mitad del siglo XX en los cultivos del tomate, aunque lo fuera en régimen de aparcería y viviendo en cuarterías.




Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)

miércoles, 23 de mayo de 2012

DOCTORAL, EL (SANTA LUCÍA DE TIRAJANA)

Topónimo que corresponde al barrio próximo a Vecindario que guarda relación con los hechos conocidos como "Motín de Agüimes" del año 1719, y más concretamente con el pleito seguido por los vecinos de Agüimes contra Francisco Amoreto, suegro del que sería el primer Conde de la Vega Grande, ante el Consejo de Castilla y el Rey para que decidieran sobre el conflicto.
Alpendre (Fedac)
Los vecinos del Señorío de Agüimes, que pertenecía por aquel entonces al Obispado, fueron defendidos por el doctoral Mendoza, canónigo experto en leyes, que demostró la falsedad de la venta de las tierras al conde, tierras que eran de titularidad realenga y habían sido otorgadas a los vecinos en propiedad mediante el pago de los pertinentes tributos.

Todavía en 1735 los vecinos no habían pagado al doctoral Mendoza por su defensa en el pleito que resultó con sentencia favorable, por lo que procedieron a segregar una parte de las tierras próximas al barranco de las Tirajanas en Vecindario como pago de sus buenos servicios.
Cantonera y estanque (Fedac)

Las tierras segregadas fueron este lugar conocidas a partir de esa fecha como del Doctoral, donde se construyó la casa de la Pinta. El Doctoral Mendoza dejó estipulado que una parte de lo que se produjese en una parcela segregada a tal fin fuese destinado a la ayuda de la Casa Santa de Jerusalén, tomando desde entonces el nombre de Casa Santa las tierras situadas más al sur, al otro lado de la Autopista del Sur.

En 1815 se crea el nuevo Ayuntamiento de Santa Lucía de Tirajana, por el que se segregaban pagos del interior del municipio de San Bartolomé de Tirajana, y, los pagos del Doctoral, Vecindario y Sardina de la costa de Agüimes para conformar el nuevo municipio.

Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)

lunes, 11 de junio de 2012

HONDO, BARRANCO (ARTENARA Y GÁLDAR)

Actualización 25-abr-2016
Para acreditar el volumen del caudal de aguas que muchos siglos atrás pudo producir la gran erosión del territorio, que diera lugar al topónimo de barranco Hondo, resulta interesante conocer de todas las cuencas que confluyen en el mismo y sus altitudes en el nacimiento. Además nos describen los amplios territorios que los aborígenes llamaban Facaracas o Facarcaz/s por la supresión en la audición de la tercera vocal repetida y las variantes en la grafía al castellano, lugares donde los conquistadores y colonizadores solicitaron multitud de repartimientos como luego veremos.

Barranco Hondo de Abajo - Fotografía Nacho González
El topónimo tiene su origen en el propio barranco Hondo, que toma esta denominación a partir de la junta de dos importantes barrancos; por el norte de la junta, el barranco del Culatón que nace en la Hoya del Culatón formada por las vertientes de noroeste de la Cruz de los Moriscos (1.695 msnm.) y el Lomo de las Arenas; y por el sur de la junta, el barranco del Caballero que nace al pie de los grandes escarpes de los Riscos de Chapin (1.750 msnm.).
 
El cauce del barranco (caminosdecanarias-blogspot-com)
La “divisoria” de aguas entre las cuencas de ambos barrancos señala la frontera jurisdiccional entre Gáldar y Artenara, norte y sur respectivamente. Es a partir de la junta de estos barrancos (1.215 msnm.) a unos doscientos metros del inicio del caserío de Barranco Hondo de Arriba, al suroeste del Lomo del Tocino, donde el barranco toma el nombre de Barranco Hondo como ya se ha dicho. A partir de este punto, es el cauce de este barranco el que señala la frontera jurisdiccional entre los dos municipios antes citados, la margen septentrional de Gáldar y la meridional de Artenara.

Aguas abajo, a unos quinientos metros de la junta anterior se le une por el sur (a 1.175 msnm.) su tributario el barranco de las Peñas, a la altura de El Tablado situado en el risco septentrional (1.290 msnm.), antes de pasar junto al centro del caserío de Barranco Hondo de Arriba. El barranco de las Peñas nace en las vertientes septentrionales de la Montaña de Tía Bernarda (1.585 msnm.).
 
Panorámica Barranco Hondo de Arriba (caminosdecanarias-blogspot-com)
Continúa su descenso el barranco tomando por el norte de su cauce las aguas de un barranquillo que desciende al poniente del Lomito del Centeno que recoge las aguas de las vertientes de suroeste de la Cruz de Valerón, a la altura del lugar de La Palmita recibir por la banda sur de su cauce las aguas de otro tributario, el barranco de la Curnia, que nace entra la Cueva Nueva y Las Montañetas (1.260 msnm.). Después el barranco discurre por el sur de las grandes laderas de Juncalillo, y cuando ha pasado el Lomo de Gitana por su margen septentrional recibe las aguas del llamado barranco Seco (920 msnm.).

Este tributario de barranco Seco, en el alto de Gitana tiene la junta de dos barrancos, el más septentrional al que se le llama también barranco Seco o barranco de la Solana que nace en las vertientes de poniente de la Montaña de Marrubio (1.465 msnm.), en los límites de los Pinos de Gáldar que están también al poniente de la Caldera de los Pinos de Gáldar. El otro barranco que llega a la junta, menos septentrional, es el barranco de Bocahiguera, que a su vez es resultado de la junta de dos barrancos, por el norte el conocido como barranco de Madrelagua, que nace en las vertientes septentrionales de la Cruz de Valerón (1.425 msnm.), y al sur del anterior, el barranco de la Cruz que nace en las vertientes meridionales de la Montaña Redonda (1.297 msnm.).

Vista Barranco Hondo de Arriba (caminosdecanarias-blogspot-com)
Volviendo una vez más al cauce del barranco Hondo, recibe las aguas del pequeño barranco del Roque del Pino que nace en las vertientes del norte de Bajalobo (1.07 msnm.). A partir de La Hoyeta, el barranco Seco por su banda septentrional recibe las aguas de dos barranquillos y por su banda meridional cinco barranquillos y así llega a la cabecera de la Presa de los Pérez.

Si nos situáramos antes de la construcción de esta presa, el cauce natural del barranco Hondo aguas abajo continua en dirección norte, y allí donde se inicia en el vértice de la presa coincide las fronteras jurisdiccionales de los municipios de Artenara, Agaete y Gáldar. Continuando este cauce aguas abajo, en la banda de naciente todo el territorio que queda en lo alto de los escarpes (aprox. 1.000 msnm.), corresponden a la jurisdicción de Gáldar y escarpes abajo a la de Agaete, de forma tal que todo el cauce del hasta ahora barranco Hondo pasa a llamarse barranco de las Pocinas, y ya discurre por la jurisdicción de Agaete, hasta llevar sus aguas a la Presa de las Tierras de Manuel, a partir de la cual recibe el nombre de barranco de Agaete.
 
Casa Cueva Barranco Hondo de Abajo (Ayto. Gáldar)
Hacia el entorno de Barranco Hondo se produjo un desplazamiento de aborígenes canarios bautizados, ante la preferencia de las buenas tierras húmedas de conquistadores y colonos pobladores, de donde cabe deducir su produjo cierta concentración de aborígenes canarios que reutilizaron las cuevas de habitación prehistóricas de la cultura troglodita, desplazamiento que generó la concesión de repartimientos en  el llamado Barranco de Facarcaz en el tiempo de los canarios.

El barranco es mencionado como tal, en su nombre aborigen, en los repartimientos (RONQUILLO, M. Y AZNAR VALLEJO, E.: Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1998), en concreto en el interesado por el canario Sebastian del Hierro el 20 de marzo de 1522, cuando pide «… un pedaço de tierras de sequero que es en el barranco de Facarcaz termino de Galdar en que puede aver un caiz e medio de tierra poco mas  con una queva que esta junto con las quevas de Juan Gonçalez Carnero que alyndan de la una parte  las dichas tierras de la parte de arriba con el camino Real que va a las cuevas del dicho Juan Gonçalez e por la parte de abaxo el camino viejo de canarios que va al Agaete e están desaprovechadas e llenas de mucho monte …».

Ermita-cueva Barranco Hondo de Abajo (crucesgc-blogspot-com)
También es mencionado en el repartimiento interesado por Pero Gonçalez el 30 de abril de 1550, pidiendo «… un pedaço de tierras de sequero en que puede aver  dos caizes de tierras por desmontar con una queva dentro della esta que son en el dicho termino de Galdar en el barranco de Facarcaz a do dizen las Higueras de Facarcaz lyndero de una parte por arriba tierras de Rafael Aleman e por la otra parte de abaxo tierras de Pedro Iahen e lindan con tierras que fueron de Arriete Betancor que agora son de Alonso de Sanclemente e con tierras de Pedro Madalena las quales hasta agora no an sido rrepartidas ny dadas a ninguna persona …».

«En su expansión por el norte de la isla los Cerezo compraron años después, en 1524, 3 fanegas de tierras de sequero en el valle de Agaete a la canaria María Sánchez, mujer del poblador Pedro Madalena; tierras que pagó a 12 doblas y que lindaban con las de Juan de Mayorga, ambas en el camino del valle de Agaete.


Casa Cueva Barranco Hondo de Abajo (Ayto. Gáldar)
(…) Esta presencia indígena en la villa [de Gáldar] comenzó a menguar desde que el grueso de los dirigentes indígenas de Gran Canaria es trasladado a Tenerife. Familias galdenses como la de Juan Alonso y Elvira, junto con sus hijos, son desplazadas desde las vegas húmedas y feraces del noroeste grancanario a las tierras menos productivas del centro de la isla; en el caso de Juan Alonso y Elvira hacia Timagada, a las sombras del Nublo; en otros casos –como el de los descendientes de Sebastián del Hierro- hacia Juncalillo y los barrancos teldenses. No obstante este proceso de desplazamiento, los indígenas canarios continuaron siendo un grupo notable y numeroso; así lo acredita el hecho de que el 22% de los bautizados en la pila de Santiago hasta 1511 fuesen indígenas, y que de los 100 vecinos galdenses que protestaron en 1526 contra el nombramiento de alcalde en Guía el 13% fuesen canarios.

Las tierras las adquirieron en el proceso de repartimiento –Sebastián del Hierro-, ó bien –en el caso de las mujeres indígenas casadas con personal foráneo- como bienes dotales –Catalina de Lugo-; en ocasiones quedó constancia documental de ello en los libros de repartimiento, en otros la pérdida de documentación silencia el modo de acceso a la propiedad. De Sebastián del Hierro consta que recibió en 1522 18 fanegas de tierras de sequero y una cueva en la vega de “Facarcaz”, “sobre el camino viejo de canarios que va a Agaete”, tierras que su hijo Juan Delgado (II) consideró vender 2 años después, tras la muerte de su padre, a Vicente Lamar, natural también de Gran Canaria, aunque finalmente la venta no se concretaría. Nada dicen sin embargo los libros de repartimiento sobre las 20 fanegas de tierras que Antón López [también llamado Antón de Guanarteme, familiar de Fernando de Guanarteme] poseía entre la vega y el barranco de Gáldar» (BETANCOR QUINTANA, G.: Los indígenas en la formación de la moderna sociedad canaria. Integración y aculturación de canarios, gomeros y guanches, 1496-1525. Tesis doctoral inédita. ULPGC, 2003).
 
Casas-cueva Barranco Hondo de Abajo (correo-galdar-es)

En relación con los caseríos homónimos al topónimo Barranco Hondo, son conocidos dos antiguos caseríos de casas cueva, situados en las rampas del barranco repetido a los que se accede por las carreteras Acceso a Barranco Hondo de Abajo y Juncalillo (GC-223) y el Acceso al Barranco Hondo de Arriba (GC-224).  El caserío de Arriba se encuentra al sudeste de Juncalillo y el de Abajo a su noroeste.

No ofrece dudas que la denominación del lugar se debe al enclave geográfico de ambos pagos, ubicados en las rampas bastante escarpadas de una depresión entre montañas, más agudizadas en el de Abajo, donde se construyó la Presa de Los Pérez, y colgando sobre el Valle de Agaete. El pago de Abajo fue declarado conjunto histórico. En él se pueden visitar la ermita de Ntra. Sra. de Fátima, labrada en la roca, así como otros ejemplos de arquitectura rural excavada y un museo etnográfico, con interesantes muestras de cultura popular.


Cuarto del queso (Fedac)
En 1678 Fray José de Sosa en su obra Topografía de la Isla Afortunada de Gran Canaria, ya mencionaba la calidad de los quesos del lugar, cuando decía «Después que los españoles trageron y enseñaron el modo de quesear se fabrican en esta isla Gran Canaria de la leche de ovejas quesos de regalado genero y en particular los que se hacen en los términos de Cueba Bermeja y Barrancohondo que es cierto exceden de los mas estimados de Flandes…», que posiblemente diera pie a que Viera y Clavijo en el siglo XVIII lo ratificara cuando dijo que «… el queso del pago de Barranco Hondo puede contarse entre los mejores del mundo...».


Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)

viernes, 25 de noviembre de 2016

NIÑA, LUGAR Y PRESA DEL CAIDERO DE LA (ARTENARA Y TEJEDA)

El topónimo primigenio del Caidero de la Niña nos remonta a las tristes historias que se mantienen en la tradición oral que pasaron de abuelos a padres y de padres a hijos, donde lo fundamental fue que una niña se despeñó y murió en el caidero situado en la banda sur del Barranco de los Juncos, en la jurisdicción de Tejeda, un no recordado día de un mes y un año que con muchas probabilidades pudiera corresponder al siglo XIX.
 
El Caidero de la Niña (Google Earth)
Eran tiempos en que estas trágicas noticias no aparecían en los medios de comunicación, no porque no fueran importantes o carentes del sentimiento humano, sencillamente porque en aquellos tiempos en que aconteció el accidente, no existían los medios escritos de comunicación social, o simplemente porque fue conocida sólo en el ámbito de la población de La Aldea, que es el asentamiento humano más próximo a ese caidero del Barranco de los Juncos, a unos escasos cuatro kilómetros y medio del Barrio histórico aldeano.

Es el cauce de este barranco el que conforma la demarcación jurisdiccional de los municipios de Artenara y Tejeda, ambos colindantes al poniente con el municipio de la Aldea de San Nicolás, el primero aproximadamente en la junta del tributario Barranco Salado, y el segundo algo más abajo, al pie del Morro del Salado.


Localización "Cruz de la Peña" (IDE Gran Canaria)
Muy vagas son las referencias que se tienen, y las que quedan de la tradición oral nos la cuenta el amigo y Cronista de la Aldea, Francisco Suárez Moreno: «Dicen que estaba por allí una niña de algún pastor y un carnero le dio un topazo y la tiró por aquel salto o caidero que a partir de ahí tomó el nombre. Frente a ese caidero hay una peña que se descubre cuando baja el nivel del agua de la presa donde hasta los años setenta creo veíamos la Cruz de la Niña en dicha peña. El topónimo de ‘Cruz de la Peña’ que es la cruz de la niña muerta y así le llamábamos La Peña de La Cruz y era una marca de la altura del agua de la presa, que se decía ya el agua llegó o tapó La Cruz».

No debe confundirse esta cruz con la conocida de Nicolás Álamo León, que se encuentra en los escarpes de la banda de Artenara. La cartografía del IDE la sitúa aguas arriba de la junta del Barranco de Tejeda con el Barranco de Siberio, junto a la vertiente sur del primero según puede apreciarse en el detalle a gran escala que se inserta.
 
Banda de Tejeda de la presa (Kateřina Zajíčková)
Algo más de un cuarto siglo después, los aldeanos recibían el 14 de febrero de 1927, con ilusión y esperanzados, al Ministro de Gracia y Justicia Galo Ponte Escartín, quien llegaba en el vapor ‘La Palma’, procedente del puerto de La Luz. La noticia de su llegada había movilizado a toda la Aldea, pues estaba en juego la propiedad de las tierras que venían trabajando como “colonos” desde los tiempos de la conquista. En ellas sus antepasados que un día llegaron allí para asentarse en el lugar, abuelos de abuelos de los que ahora labraban y cosechaban, quienes reivindicaban la propiedad de las tierras y buscaban el amparo de la justicia social.

Ese día de san Valentín, el ministro convocó a las comisiones de las dos partes, propietarios y colonos a bordo del vapor para iniciar la discusión y cuya crónica de lo acontecido encontramos en la nota oficial del ministerio publicado por el Diario de Las Palmas de cuatro días después.

«Mostráronse las dos partes, capitaneadas cada una por un sacerdote, muy intransigentes, insistiendo los propietarios en que los colonos cultivasen las tierras a medias y los colonos en adquirir el dominio pleno mediante determinada indemnización a los propietarios. El Ministro obtuvo, por fin, que las dos partes aceptasen la siguiente conclusión:

Localización del Caidero de la Niña (IDE Gran Canaria)
“Conceder un plazo para que los colonos, incluso los que han sido desahuciados, adquieran los terrenos que cultivan de los propietarios, para quienes será obligatoria la venta en el precio y demás condiciones que se establezcan. El Estado anticipará a los colonos lo que se convenga. Pasado ese plazo, los propietarios serán reconocidos dueños sin que los colonos que no lo hayan utilizado tengan derecho alguno”. 
Comenzó luego la discusión sobre cual sería el precio que debieran pagar los colonos y quien en caso de no haber acuerdo entre propietarios y colonos habría de fijarlo. Desde luego se advirtió en los propietarios una tendencia a obtener un precio que sumarían no millones de pesetas, sino de duros, lo cual fué rechazado en absoluto por el Ministro, conviniéndose entonces en que hoy se reunirían las dos comisiones con el Ministro en el “Hotel Metropole” para tratar de llegar a un acuerdo definitivo. 
En la reunión de hoy después de ratificar las dos representaciones su conformidad con la base acordada anteayer y de aceptar que la solución se consignase en un Decreto Ley de la Presidencia del Consejo de Ministros». 
La gran expectación por la llegada de Galo Ponte (Teodoro Maisch - Fedac)
Despejados los mayores obstáculos, la disposición a la venta de la tierra por parte de los propietarios, así como el arbitraje del precio y la financiación de la compra por el Estado, la ilusión de siglos comenzaba a tocarse por los aldeanos para acceder con dignidad a las tierras que venían cultivando como colonos. Dulce sabor amargo, pues a continuación vendría el esfuerzo continuado para hacer frente al pago de las tierras. Pero el cultivo de las tierras demandaba aguas para su riego, más aún cuando se intentaba su cultivo de forma intensiva para poder hacer frente al compromiso de pago y el sostenimiento de la familia.

Paradójicamente, el Barranco de los Juncos por temporadas traía demasiada agua que terminaba en el mar, que en muchas ocasiones cuando las lluvias eran torrenciales en la Caldera de Tejeda, al valle llegaba un aluvión que desbordaba el cauce natural inundando los terrenos de cultivos en ambas márgenes, perdiéndose las cosechas y dejando anegado todo el territorio. Ello condicionaba la vida de los aldeanos, pues para volver a plantar, antes deberían bajar las aguas, secarse las tierras, volverlas a roturar, reconstruir las acequias y aperos de labranza.

Construyendo la presa en may-1951
 (recogida por Jaime González Gonzálvez en su blog)
Y aunque se tuviera dinero para hacerlo, que no se tenía por los nuevos propietarios viejos colonos, que seguían pagando sus compromisos, la familia tenía que alimentarse y supervivir con salud para afrontar el mayor esfuerzo, pues todos tenían que apechugar. Esta situación de calamidad pública tras las lluvias torrenciales y la magua por que la preciada agua llegara al mar, cuando era muy necesaria para el duro, largo y seco estío del verano, que en la Aldea comienza y termina un mes antes y después de la estación. Lo habían intentado elevando el agua de las entrañas de la tierra, con molinos de vientos, incluso ayudados por los motores que les ofrecía Mr. Leacock, pero también el gasoil costaba mucho.

Por las tardes se reunían en la casa del pueblo, o en el bar de la esquina, y hablaban entre ellos de la posibilidad de juntarse los cultivadores para construir una ‘represa’, que frenara los aluviones y retuviera el agua para los fuertes veranos, y así constituyeron una Comunidad de Regantes con el objetivo se construcción. Las cosechas del tomate podían aumentar y asociándose en cooperativas incluso pensaban en mandar el tomate ‘pa fuera’. Pero para mayor desgracia, en julio de 1936 aconteció el golpe de Estado, aquel que unos llamaron el ‘alzamiento nacional’ que dio lugar a la Guerra Civil, que estableció distancias entre unos y otros por cuestiones ideológicas.

Terminada la guerra en 1939, cuando ninguna ‘autoridad’ venida a más, les requería con la obligación de ‘salvar a la Patria’, comenzaban de nuevo a recordar de aquellos intereses de la Comunidad de Regantes para obtener el agua para las tierras, y reaparecía de nuevo el eterno problema de los dineros. Alguno de ellos comentó que 1940 el gobierno había creado la Obra Sindical de Colonización, con la finalidad de ayudar al campo porque el País necesitaría tener lo que consume porque los demás países no querían ayudar a España porque era una ‘dictadura’ ─sistema económico conocido como autarquía─ y que habían construido un pozo en Ciudad Real para el regadío.

«… También en 1940, pero el 25 de noviembre, se dicta la Ley sobre Colonización de Interés Local por lo cual se auxiliaban y financiaban proyectos encaminados a la realización de mejoras tanto a nivel privado como municipal. Una de las provincias donde se realizaron más actuaciones será Ciudad Real, con la apertura de pozos para transformar tierras de secano en regadío o se construyó por medio de la Obra Sindical de colonización durante 1941, el primer grupo sindical en Daimiel con 400 productores que construyeron un pozo que permitió implantar una amplia zona de regadío» (ALMARCHA NUÑEZ-HERRADOR, M.E. (1997). Arquitectura y urbanismo rural durante el período de la autarquía en Castilla-La Mancha, Tesis Doctoral Universidad Complutense. Cuenca: Ed.  Universidad de Castilla-La Mancha, p. 197). 
Fotografía de 1965 (Günter Kunkel - Fedac)
Conocida esta posibilidad los cultivadores aldeanos, y realizados los estudios previos de considerar que el mejor lugar para la construcción de la presa era algo más abajo del Caidero de la Niña, que se recordaba con aquella cruz que sus padres pastores de Tejeda allí colocaron en memoria y recuerdo de su hija, dado que allí el Barranco de los Juncos conformaba un estrecho cañadón, entre altas vertientes, deciden movilizar al alcalde que era además, el Jefe Local de la Falange.

El alcalde logró que el ingeniero Verástegui enviado por la Obra Sindical visitara la Aldea en enero de 1942 para conocer del lugar, hacer un proyecto y presupuestarlo. Meses después y habiéndose informado el alcalde con el gobierno civil de las facilidades de financiación y de los pasos siguientes, obtuvo también el compromiso de asistencia de gestores sindicales, convocando a todos los interesados de la Comunidad de Regantes para el domingo 27 de septiembre de 1942.

«El acto, sencillo pero de enorme trascendencia, se inició con unas palabras del alcalde, que es a la vez Presidente de aquel Organismo, quien hizo, con palabras cálidas, la presentación de las jerarquías sindicales que a continuación se iban a dirigir a los aldeanos, exhortandoles a que tuvieran fé y disciplina, y sobre todo, una gran confianza en los hombres de la Falange que interesadamente se acercaban a ellos para prestarles toda clase de ayuda y colaboración en la gran empresa que ha de reportar extraordinarios beneficios a la cultura de la Aldea. 

 Vista desde la cabecera (caminosdecanarias.blogspot-com)
Después habló el Vice-secretario de Ordenación Social, quien se extendió sobre la necesidad de la construcción de la mencionada presa, para la que el Estado prestara su máximo apoyo económico, refiriéndose a la ineludible necesidad en que se encuentra la Hermandad de Labradores y Ganaderos de la Aldea de San Nicolás ─la primera constituida en la isla— de acoger en su seno al grupo de Colonización que se forme, trabajando con todo entusiasmo e interés por el feliz logro de las aspiraciones de los interesados en la construcción de la presa. 
Terminó explicando los anhelos de la Falange en lo que al campo se refiere, que están justificados en la esencia misma de sus postulados, haciendo mención al punto 18 de la norma programática del Partido que afecta a los problemas agrícolas» (FALANGE, 30-septiembre-1942). 
Algunos de los asistentes sabían que aquello eran las típicas peroratas de los ‘falangistas’, pero tocaba tragar sapos si con ello obtenían las ‘perritas’ para la construcción de la presa que tanto ansiaban. Y aun así, a los aldeanos les iba a costar poner diez de cada cien pesetas invertidas.  Luego el entendido en la materia que había venido de Las Palmas, empezó a dar más detalles y aquello empezaba a tener algo más de sustancia.

«A continuación el jefe de la Obra Sindical de Colonización dio, lectura a los fundamentos de carácter económico y social en que se basa la misma, haciendo ver a los reunidos la urgente necesidad de una estrecha colaboración entre los mismos, pues ésta es imprescindible para que el Estado nacional-sindicalista, de acuerdo con los proyectos y planos presentados, conceda la correspondiente ayuda económica para la construcción del embalse ‘Caidero de la Niña’, cuyo coste superior a dos millones y medio de pesetas, será financiado por la Obra Sindical de Colonización o bien será gestionado por la misma el oportuno crédito. La citada presa podrá almacenar dos millones veintinueve mil metros cúbicos de agua, con los cuales se conseguirá regar más de mil quinientas hectáreas de terreno, solucionando el problema de la sequía en dicho lugar y convirtiéndolo en una de las zonas más ricas de la isla».
Al final tendrían los aldeanos que aguantar la soflama política del Delegado Sindical Provincial, quien después de repetir con claro acento peninsular mucho de lo dicho, como mandan los mentideros políticos, acabó con una de esas estudiadas grandes frases evangélicas apetecibles para reportar la felicidad humana, como si quisiera pasasen a la posteridad:

"Vuestro sol y la fecundidad de vuestras tierras ─dijo— sí que debe ser envidiada por las gentes de las ciudades, empobrecidas por luchas mezquinas y en un nivel de producción mucho más bajo que el vuestro".

Vista (Juan Ramón R. Sosa)
No olvidó realizar el habitual proselitismo advirtiendo después que la labor de los Sindicatos en la Aldea no se reducía a la realización de la obra, sino que haría llegar a todos los labradores los beneficios de las obras sindicales 18 de Julio, Hogar, Educación y Descanso, etc, y volver a recuperar su estudiado discurso rematándolo para terminar:

"Trabajad con entusiasmo y estad satisfecho de vuestra vida, qué si bien es áspera y con dificultades, es el camino mas seguro para que con la ayuda Del que todo lo puede disfrutéis, cuando os llegue la hora, de una vida mejor, de la vida eterna". 
Algunos vieron que aquello tenía una ramalazo a premonición, de que algunos de los aldeanos regantes allí asistentes, morirían antes de ver terminan la presa. En cualquier caso, ya sabían por su propia historia, que nadie regala nada, y que tarde o temprano tendrían que recurrir a la ayuda ‘Del que todo lo puede’ para subsistir.

Casi cuando se iba a cumplir el año, en agosto de 1943, les avisaron para que fueran a la Ciudad, como si fuera lo mismo que ir del Puerto a Las Palmas, como si no conocieran del polvo y pánico de atravesar el Andén Verde, en una excursión, por llamarle de alguna forma, por aquella mal llamada estrecha carretera de tierra apisonada, y la necesidad de quedarse en alguna fonda, pero era obligado porque tenían que firmar muchos papeles, para empezar el largo trámite y llenarse de paciencia. Pero paciencia y resistencia es algo que no faltó nunca a los aldeanos.

(presasengrancanaria-com)
Pero así arrancó la construcción de la presa en el Caidero de la Niña, que en sí misma era la gran ilusión, pero se convertiría en una auténtica cruz. El 1 de mayo de 1952 visitaba las obras de la presa el Gobernador Martín Freire, acompañado del Inspector provincial de la Falange y de las JONS Suárez Valido, y del Delegado provincial del Frente de Juventudes Díaz Bertrana. En el Cruce le recibieron el Alcalde Ramos León, cura párroco, concejales, consejo local de la Falange y el comandante de puesto de la Guardia Civil. La visita oficial no lo era para inaugurar la presa terminada después de tantos años, solamente por conocer el estado de su construcción:

«trasladándose […] a la presa del Caidero de la Niña donde fué atendido por el ingeniero de Obras Públicas, señor Caballero de Rodas, y personal técnico afecto a la misma, visitando detenidamente las obras en vías de ejecución que calificó de las más importantes que actualmente se realizan en la isla» FALANGE, 2-mayo-1952). 
Pero la visita sirvió para corroborar que si no se ponía más dinero, la presa no se terminaría. De alguna forma influyó el Gobernador Civil en el Cabildo de la isla para que en los presupuestos del siguiente año se acordara anticipar tres millones de pesetas. Pero tan sólo era una financiación circunstancial para avanzar en la presa y construir su canal de riego. La Comunidad de la Presa convocó una Junta el 18 de agosto de 1954 para facultar la negociación de un préstamo a largo plazo con un banco y devolver el anticipo del Cabildo, que deberían avalar los comuneros, todo ello antes de la despedida oficial del gobernador Evaristo Martín Freire.

Vista aérea (fotosaereasdecanarias-com)
En octubre de 1958 seguía coleando aún la terminación de la presa, dándose algunos motivos que la venían retrasando. La Comunidad de Regantes se había comprometido a pagar el 10% del coste total, pero los sucesivos incrementos de los presupuestos, ya sus miembros estaban agotados de tanto esfuerzo económico insoportable y solicitaban del Cabildo los asumiera. Después de muchas reuniones, el entonces presidente del Cabildo Matías Vega Guerra obtuvo la aprobación de tal partida como subvención a la Comunidad, y comunicándolo a su presidente Bibiano Sánchez. Pero la Comunidad conocía también de un problema técnico, la necesidad de construir unos ‘coladeros’, para evitar que la tierra arrastrada por las aguas barranco arriba, llegaran a cubrir el embalse. Eran más estudios, más anteproyectos para la aprobación de un proyecto de solución. Cada año de retraso estaba comportando mucho dinero a los cultivadores. Mil fanegadas de tierras, mil familias esperando una solución rápida y definitiva.

Ya habían asumido el coste del canal de riego no incluido en el primer presupuesto, y aunque se conocía desde su principio de que en un cañadón de agua arrastra grandes lodos y tierras, lo callaron para no espantar a los políticos. Como dice el dicho, “No podían abrir el paraguas antes de que empezara a llover”. Pero ya había llegado el momento, pues de lo contrario, sin coladeros, se tendría que dragar todos los años la presa, con un elevadísimo coste. Al final aparecieron los cuartos, el Cabildo se retrató de nuevo, y por fin la Presa del Caidero de la Niña se había cerrado, y al poco, en los días siguientes a la celebración de san José de marzo de 1960, llovió torrencialmente en la Caldera de Tejeda y la presa se llenó por primera vez, y sólo el reboso corría mansamente hacia el mar, sin ocasionar destrozos en las tierras de cultivo. Se había cumplido el sueño deseado.

Imagen otoñal de la presa (caminosdecanarias.blogspot-com)
«Es indescriptible el júbilo que reina en este pueblo de San Nicolás de Tolentino. La Presa Caidero de la Niña, esa obra monumental de la que tantas veces hemos hablado desde estas páginas implorando su cierre; esa obra que sirve de orgullo a este pueblo, ¡se encuentra completamente llena!. Unos quince millones de pesetas que se hubiesen marchado al mar de no haber estado cerrada. Pero lo verdaderamente triste en estos momentos en que vemos un tesoro tan grande a nuestra disposición, sin que nos haya costado nada —tan sólo el desear que lloviera—, es el recuerdo de tantas veces. ¡Quince millones! como nos hemos permitido el lujo de tirar al mar y luego, como en el caso de este año, que se pierda toda una zafra. No vale la pena sacar a relucir las causas de que la Presa no se cerrara mucho tiempo antes ni mencionar este hecho sin precedentes; sólo lo mencionamos con el fin de que sirva de experiencia y recordatorio. Pero al fin importante, la Presa Caldero de la Niña está rebosando y el agua sobrante sigue su curso hasta el mar, después de sumirse por las arenosas y resecas tierras de su cauce, abasteciendo los cientos de pozos que perforan todo el subsuelo de esté pueblo. Inmediatamente se iniciarán los plantíos de maíz y patatas, con los cuales ─si se presentan bien— se compensará las enormes pérdidas ocasionadas por la perdida zafra tomatera» (FALANGE, 25-MAR.1960).
Ya no se veía la cruz que los padres pastores de aquella niña que cayó por el Caidero. Está sumergida en el agua color ‘canela’. Y la felicidad era grande en toda la Aldea. Ese reboso animaría a la construcción de la Presa del Parralillo, y después de la Presa de Siberio.

Localización (IDE Gran Canaria)