Topónimo con el que se conoce un tramo del camino Real de
Teror al Real de Las Palmas y a la Vega de Santa Brígida, comprendido entre el Barranquillo de Ojero, al naciente del
pago de Quebraderos dentro del
antiguo valle de Arbejales y el pago
de El Faro, tramo que en un escaso
recorrido de unos 625 metros se pasa de los 600 msnm. del barranquillo a los
825 msnm. en los que se encuentra El Faro, de donde recibe el genérico de
“cuesta” por el esfuerzo físico que comporta, allí donde se bifurcaba el camino
Real, uno en dirección a La Vega,
como ya se ha dicho, y otro en dirección a San
Lorenzo por el Laurelar, y de
aquí llegar hasta el Castillo de San
Francisco y el Risco de San Nicolas
en el Real de Las Palmas.
El camino Real por la Cuesta
de Falcón desde Teror al Real de Las
Palmas o a La Vega es mencionado muy temprano en la historia de la Isla, y
tenemos un cita concreta en el diario redactado por el capellán agustino Fray Estevan Azevedo, de la visita del
corregidor Teniente Coronel Nicolás de la
Santa Ariza y Castilla a Gran Canaria en 1764, iniciada el lunes 17 de
septiembre y terminada el 5 de noviembre para realizar los deslindes de la Montaña de Doramas. El viernes 19 de
octubre escribía el capellán:
«Este mismo día viernes, por la tarde, despedido el Sr.
Corregidor y cavalleros diputados del Vble. Cura don Lázaro Marrero y demás
cavalleros que le havían cumplimentado, siguieron la derrota asia el lugar de
la Vega, acompañando a el Sr. Corregidor el Alcalde, don Manuel del Toro y el
Capitán don Antonio Henríquez, con parte de la comitiva, por el camino llamado
de los Arbejales y la otra parte por la fragosa cuesta intitulada de Falcón,
asta incorporarse con la otra parte de la comitiva en la Joya de la Caldera a donde
llegó a unirse hasta condusirlos a la Vega el Alcalde del lugar don Juan
Bauptista, el que por no tener casa capás para hospedar a toda la tropa, los
recibió en la casa de la Señora doña Francisca Conde, sita en el pago llamado
Vega de Arriba, a la que llegaron con media ora de la noche» (ROSA OLIVERA, 1956, p. 178) .
Pero el esfuerzo físico no lo era, y sigue siendo, en exclusivo de la
gran pendiente, pues se veía agravado por la casi permanente humedad del suelo.
Los romeros y peregrinos que por las fiestas del Pino que proceden de la Vega de Santa Brígida, a partir de El Faro continúan en su descenso por la
camino vecinal asfaltado que lleva a Sagrado
Corazón. La Cuesta de Falcón es
utilizada en la actualidad por los lugareños y los senderistas casi en exclusivo.
El topónimo tiene sus orígenes en Catalina Falcón quien debió residir y tener tierras por las que
atravesaba el camino, desde las tesis que se recogen a continuación:
«El primer Falcón del que
existe constancia como poblador terorense es Diego Falcón, nacido en 1508 en
Montehermoso del partido judicial de Coria (Cáceres); tenemos un linaje
extremeño en Teror, de la tierra de los grandes emigrantes del siglo XVI; no participó
en la conquista de Gran Canaria, fue poblador posterior. Resulta de una
información practicada en 1575 que en este año era Capitán de Infantería
Española y Alcalde de Real de Teror; estuvo casado con María Domínguez y consta
que fue su única hija Leonor Falcón, bautizada en el Sagrario Catedral el 2 de febrero
de 1542 y casada en Teror con el Capitán Juan Lorenzo Castellano; de este matrimonio
nació Catalina Falcón, posiblemente el topónimo “Cuesta de Falcón” tiene por
origen el que en este lugar vivió esta mujer y alguno de sus descendientes que
siguiendo uso de la época adoptaron el apellido de la madre, esta es la opinión
de Fernández de Bethéncourt [cita el autor su fuente bibliográfica: FERNÁNDEZ
DE BETHENCOURT, F. (1878), Nobiliario y
Blasón de Canarias]; casó con Gaspar Hernández , hijo del Portugués Roque
Hernández y de Elvira Gutiérrez; hijo del matrimonio Pedro Falcón, vecino de El
Palmar casado con Isabel Suárez y Gil.
De esta rama procede Juan
González Falcón, bautizado el 14 de septiembre de 1635, Sacerdote después de
viudo, ostentando el cargo de Canónigo Doctoral de la Catedral; fundó un
mayorazgo con todos sus bienes, en el que incluyó la ermita de San Isidro edificada
a su costa; el cortijo de este nombre perteneció a la familia.
Los descendientes de los
Falcón de Teror enlazaron con los Bethéncourt de la rama del normando Juan de
Bethéncourt, con la familia Llarena, con la de Castillo Olivares, con la de
León, Massieu, Matos; el ilustre Don Leopoldo Matos Massieu, ministro de la
Corona tenía sangre de los que por las brumas del siglo XVI vivieron en la
Cuesta Falcón» (HERNÁNDEZ
JIMÉNEZ, 2001, p. 137 ) .
Pero conozcamos algo más del antes mencionado Juan González Falcón, que fue conocido
como Canónigo Falcón en el Cabildo
Catedralicio, quien puede ser sobrino de la mencionada Catalina Falcón origen del topónimo.
«Juan González Falcón es un
personaje excepcional del siglo XVII grancanario. Nacido en Arucas, conoció
todos los estados de vida pues fue soltero, casado, padre, viudo, canónigo y
sacerdote. Veamos primero su partida de bautismo:
“Juan, hijo de Isidro González y su mujer María Falcón fue
bautizado en catorce día del mes de septiembre deste año de mil seiscientos y
treinta y cinco años bautizole yo el cura Ojeda fue su padrino el alferes
Manuel Álvares vecino de Arucas tiene óleo y crisma y lo firmo Juan Peres de
Ojeda”.
Tuvo cuatro hermanos, Juan de
Remont, capitán y mercader, Pedro, capitán, Salvador, ausente de la isla, y
Ana, monja bernarda. Juan González Falcón estudió leyes, doctorándose en
Derecho Civil y más tarde en derecho canónico.
Juan González Falcón casó en
1666 con Ángela de Arnao y Llano Valdés, de noble familia. Tuvieron un único
hijo llamado Juan Silviano Falcón Valdés. A los tres años y seis meses de
casado, don Juan quedó viudo. Este hecho hizo cambiar su vida, optando por el
estado eclesiástico. Fundó el mayorazgo de San Isidro de Teror y su ermita, que
heredó su hijo. En junio de 1671 el rey le concedió la canonjía de doctoral que
previamente había solicitado. Fue ordenado de presbítero el 26 de diciembre de
1671. Como doctoral de la catedral tuvo una actividad ingente, llevando todos
los pleitos del cabildo, incluso con la curia y el obispo. También fue mayordomo
de la iglesia de Nuestra Señora del Pino de Teror en los años 1675 y 1676 y
nombrado visitador de Teror, Arucas, y San Lorenzo a la muerte del obispo
García-Jiménez, acaecida en mayo de 1690. Don Juan falleció el 26 de agosto de
1693 en su hacienda de San Isidro de Teror» (SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, 2013, p. 165)
En relación con su hijo y heredero de su vínculo de bienes,
tenemos algunas noticias de su relevancia social:
«Le sucedió en ese mayorazgo
su único hijo D. Jacinto Silviano Falcón y Valdés, nacido en Las Palmas el 17
de Febrero de 1669, fue regidor perpetuo en la Gran Canarias capitán de
milicias del regimiento provincial en Las Palmas, alcaide del Castillo de Ntra.
Sra. De La Luz y Teniente Coronel de las milicias referidas. (“Nobiliario” pág.
136 y 137, Tomo VI » (QUINTANA MIRANDA, 2012, p. 27).
La canonjía que obtuvo por disposición del rey Carlos II,
siendo alcalde real de Arucas su hermano Pedro
González Falcón, fue recibida con recelos en el cabildo catedralicio, donde
luego en escaso tiempo prosperaría por sus conocimientos en leyes, llegando a
ostentar la máxima confianza episcopal, según resulta de los extractos de sus
acuerdos:
18 de enero de 1672 núm. 1.846
«Que se permita al señor canónigo doctoral Falcón reciba el título de provisor,
pero sin ejemplar ni derogar la bula de Urbano 8º que lo prohíbe (No admitió)».
4 de abril de 1672 núm. 1.850 «Recusación de los conjúdices por auto del señor provisor; y nombramiento de los señores maestreescuela y canónigo Falcón» (VIERA Y CLAVIJO, 2007, p. 259).
4 de abril de 1672 núm. 1.850 «Recusación de los conjúdices por auto del señor provisor; y nombramiento de los señores maestreescuela y canónigo Falcón» (VIERA Y CLAVIJO, 2007, p. 259).
9 de enero de 1673 núm. 1.867
«Conjúdices, los señores chantre Alviturría y canónigo doctoral Falcón»
(IBÍDEM, p.261).
7 de enero de 1687 núm. 2.016
«Conjúdices, los señores chantre Ponte Molina y canónigo doctoral Falcón»
(IBÍDEM, p. 280).
Lo encontramos también dirimiendo los problemas y conflictos
de protocolos con repercusión social que acontecían dentro del ámbito eclesiástico,
recibiendo la máxima confianza en los “secretos del cabildo catedralicio” para
requerir satisfacciones en estos lances:
26 de marzo de 1674 núm. 1.891
«En este día se trató del caso sucedido en el monasterio de las monjas de San
Bernardo, estando convidados los señores capitulares a la exploración de unas
religiosas hermanas del señor prior Manriques y
prevenídoseles sillas para sentarse, al llegar al dicho monasterio las encontraron
en la calle. Se mandaron entrar, pero llegó al mismo tiempo el provisor con sus
ministros para estorbarlo. El señor deán, a nombre del Cabildo, se lo protestó
en forma, requiriéndole con las reales cédulas para que no ocasionase
escándalos, ni perturbase la posesión, y apelando de cualesquiera censuras o
penas, etc. Procedió, no obstante, el dicho provisor con violencia a impedir el
uso de las sillas; pero los señores capitulares se sentaron. Dentro de un gran
rato volvió un notario con un cedulón en la mano publicando por excomulgados a
los que estaban sentados en ellas, y el señor deán volvió a apelar y a protestar
la nulidad. El provisor hizo, en fin, sacar de la iglesia las sillas que habían
ocupado los prebendados, pero no las de los seglares y religiosos.
El Cabildo, pues, acordó
pasadas todas las irregularidades y nulidades de semejante exceso del provisor
y que dicho señores capitulares no se diesen por incursos en las censuras; que
se diese cuenta al señor obispo por medio de mensajero; se recusase al dicho
provisor (capellán real, que “había llevado calabazas” en la oposición a la
doctoral); y, finalmente, que pasase a la Corte el señor D. Juan González
Falcón a dar cuenta a Su Majestad con instrucciones secretas, etc., etc.
También, se dijo que se desfijasen cuantos cedulones se encontrasen» (IBÍDEM,
p. 264).
Siempre esmeró su imagen pública el doctoral Falcón, con
reciprocidad entre sus villas preferidas, y así conocemos que regaló a la
parroquia de San Juan Bautista de Arucas
«una casulla y ornamentos
acompañantes [estola y manípulo de tela de guarnición de oro fino aforrada de
tafetán carmesí de granada], de tela blanca guarnecida de oro, para usarse en
las fiestas del Patrono y de la Virgen del Rosario en las funciones que se
celebraren en el altar mayor; y si se faltare á estas condiciones, que pase la
casulla á la iglesia de Ntra. Sra. del Pino»,
y también otra donación a la parroquia de Teror
«Una alfombra nueva con que
sirve a Nuestra Señora […] con calidad de que solo ha de servir a las
festividades de Nuestra Señora en esta su iglesia, sin que salga de ella ni que
sirva a cosas profanas, y constando sacarse de la iglesia y servir fuera de
ella pase al señor San Juan Baptista de dicha villa de Arucas».
Hemos de mencionar también, un año antes de su fallecimiento,
muy próximo a uno de esos enigmáticos hechos que podía presuponerse como
milagrosos y que tenían gran notoriedad pública, si bien pudieran tener su
explicación en el resecado de la madera de la imaginería, hecho acontecido
el 13 de marzo de 1692 del “Sudor de la
imagen de san Juanito”:
Vista (jfemedenruta.blogspot-com) |
«“Yo Salvador Gómez Montero y
Betancurt, presbitero, Notario Mayor de este Obispado, certificado, doy fe y
verdadero testimonio a los señores que la presente vieren cómo hoy, que se
cuentan trece de marzo de este presente año de mil seiscientos y noventa y dos,
a las nueve de la mañana, poco más o menos, estando yo el Notario junto a la
puerta, por donde se sube al órgano de esta Catedral, vi que iban aprisa
algunos capellanes y personas seglares para la nave de San Sebastián
(evangelio) habiéndose acabado de cantar un aniversario en la Capilla de Sor.
San Gregorio Papa, que es la primera colateral del lado del evangelio de esta
dicha Catedral, me fui para dicha parte y, habiendo llegado a la dicha Capilla
de Sor. San Gregorio, hallé que muchos señores capellanes y seglares estaban
arriba en el altar, y preguntando que qué había allí,
me dijeron que la imagen de Sor. San Juan Baptista, de hechura de bulto Niño, estaba sudando, y subiendo yo el Notario a dicho altar, vi que entre los señores que estaban en el concurso era uno el Señor Doctor don Juan González Falcón, Canónigo Doctoral de esta Catedral, que estaba limpiando algunas gotas de sudor que tenía dicha imagen de Sor. San Juan en el rostro, y asimismo vi que el Señor Doctor Don Juan de la Barrera, Arcediano de Tenerife Dignidad en esta dicha Catedral, limpió del rostro de dicha imagen otra gota, y que el Lido. don Juan Leal Cabeza, abogado de la Real Audiencia de esta isla y Capellán de su Majestad en esta Catedral, estaba limpiando con un purificador algunas gotas del dicho sudor que, al parecer, eran como gotas de cuerpo humano, asimismo otros señores y capitulares hicieron lo mismo, lo cual duró por tiempo de un cuarto de hora, poco más o menos, y dichos señores capitulares mandaron poner dicha imagen de San Juan y la del Niño Jesús, que se habían puesto en dicho altar de San Gregorio para adorno de la fiesta que se había celebrado el día de ayer, que se contaron doce del corriente, en el altar mayor …”» (CAZORLA LEÓN, 1992, p. 153).
me dijeron que la imagen de Sor. San Juan Baptista, de hechura de bulto Niño, estaba sudando, y subiendo yo el Notario a dicho altar, vi que entre los señores que estaban en el concurso era uno el Señor Doctor don Juan González Falcón, Canónigo Doctoral de esta Catedral, que estaba limpiando algunas gotas de sudor que tenía dicha imagen de Sor. San Juan en el rostro, y asimismo vi que el Señor Doctor Don Juan de la Barrera, Arcediano de Tenerife Dignidad en esta dicha Catedral, limpió del rostro de dicha imagen otra gota, y que el Lido. don Juan Leal Cabeza, abogado de la Real Audiencia de esta isla y Capellán de su Majestad en esta Catedral, estaba limpiando con un purificador algunas gotas del dicho sudor que, al parecer, eran como gotas de cuerpo humano, asimismo otros señores y capitulares hicieron lo mismo, lo cual duró por tiempo de un cuarto de hora, poco más o menos, y dichos señores capitulares mandaron poner dicha imagen de San Juan y la del Niño Jesús, que se habían puesto en dicho altar de San Gregorio para adorno de la fiesta que se había celebrado el día de ayer, que se contaron doce del corriente, en el altar mayor …”» (CAZORLA LEÓN, 1992, p. 153).
Esta amplia información sobre el canónigo doctoral Falcón, tiene por fin el conocimiento de
su personalidad, pues aun respetando las tesis antes recogidas del posible
origen del topónimo, consideramos que la notoriedad del lugar y atajo del
camino Real que dio lugar al mismo no se deba a la circunstancia de que su tía Catalina Falcón pudiera vivir y tener
tierras en el lugar, pues son más relevantes los muchos traslados que por estos
caminos Reales realizó el canónigo Falcón.
Y no lo es exclusivamente por su condición de visitador de las parroquias de
Arucas, San Lorenzo y Teror.
Es importante para sostener esta tesis la trazabilidad que
nos deja la huella del canónigo Falcón
y de sus recorridos habituales, pues por todos los lugares que transitaba fue
descubriendo posibilidades de adquisición de buenas tierras y aguas, y así llegó
a tener un amplio patrimonio que vinculó en su mayorazgo (SUÁREZ
GRIMÓN, 1987, Apéndice Dctal. p. 56) , todas ellas de gran
interés agrícola y de esta gran actividad económica que se encomendara a san
Isidro, además de la onomástica de su padre, y más allá del fervor, la erección de su ermita que «supone un intento por
imprimir mayor carácter a una gran propiedad» (IBÍDEM, p. 816).
Y así vemos, al margen de sus casas en el Real de Las Palmas, la localización de sus propiedades agrarias consecuencia
de sus frecuentes itinerarios:
En San Lorenzo, 257 fanegadas,
7 celemines y 2 cuartillos de una «Hacienda y cortijo con diferentes casas, tierras
labradías y montuosas, bajo de riego y "secano", con diferentes
árboles frutales, y 2 1/2 días de agua con sus noches del Hto. del Dragonal».
En Teror, 6f. y 4cls. de «Terreno
en los Llanos de Roque»; 14f. y 3cts. de «Suertes de tierra labradía, manchón y
riscos en las Cadenas (Arbejales)»; 3f., 11cls. y 2cts. de «Cercado de tierra
labradía, manchón, riscos y "arrifes" en la Degollada (Arbejales)»; 3f.
y 6cls. del «Cercado en el llano de Porras ("Llano de D, Jacinto") con 2
días de agua de la Acequia del Álamo en el Pedregal»; 55f., 3cls. y 2cts de «Hacienda
de árboles y tierra labradía con fuentes, casas y ermita en San Isidro»; 7f. y
3cts. de «Hacienda con árboles frutales, tierra labradía con 6 días y sus
noches de agua del Barranquillo de la Fuente de Ortiz y 1 de la Acequia Real de
los Llanos con casas de alto y bajo en el Callejón de las Palmas»; 32 f. de «Tierras
labradías y "arrifes" en los "Granadillares"»; 3f. y 2cts. de
«Cercado labradío con "arrifes" denominada "Fuente de San
Vicente" en el Palmar»; 3f. y 10cls. «Cercado frente al anterior denominado
"Cueva Morena" en el Palmar»; 7f. de «Suertes de tierra denominadas "Llanos
de las Eras" en el Palmar».
En Arucas, 11 f. y 10 cls. de «Tierras
de riscos y "arrifes" en "Enrique Yánez"».
Y, en la Vega de San Mateo, 48
f. y 3 cts. de «Hacienda denominada Collado con sus casas, estanques, una fuente
y manantiales».
Silla de manos |
Hemos ordenado la mención de sus propiedades siguiendo los
caminos Reales desde San Lorenzo a Teror, de Teror a la Vega de Arriba y de
Teror a Arucas, de forma que pueda apreciarse que todas ellas están a su paso.
Pero además hemos de tener en cuenta que el mayor exponente
del significado etimológico del genérico topónimo “cuesta”, viene dado por las
condiciones especiales de su salud que conocemos de los extractos de los
acuerdos del cabildo catedralicio:
29 de marzo de 1674 núm. 1.894
«Habiendo renunciado el señor canónigo doctoral Falcón la diputación a la Corte
por su achaque del pecho, nombró el Cabildo al mismo fin al señor deán D. Diego
Romero Botello, quien lo aceptó, y se le mandaron dar letras de tres mil
pesos».
Su “achaque del pecho” que pudo impedir las grandes
caminatas que debió hacer en los dos años siguientes como visitador
a las tres parroquias antes dichas, debieron obligar a la necesidad de
desplazarse en “silla de manos”, lo habitual siglos atrás, que no es otra cosa que una
silla o cabina rodeada de ventanas para un solo ocupante, con andas que eran llevadas
al hombro por al menos dos porteadores delante y dos detrás, conocidos como “hombres
de silla”.
Hemos de imaginar el esfuerzo físico que “cuesta” a los
portadores de la “silla de manos” del canónigo Falcón bajar o subir desde El Faro a Quebraderos, o viceversa, tanto por su peso como por su volumen y el plano inclinado del resbaladizo camino, hecho
que no pasaría desapercibido por los lugareños para recordar el atajo en su
memoria.
Localización (IDE Gran Canaria) |
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