martes, 24 de mayo de 2016

PITANGO, BARRANQUILLO Y LOMITO DE (VALSEQUILLO)

Topónimo que da nombre a un pequeño Lomo entre Las Vegas al poniente, y la Hoya de la Vieja a su naciente, en el centro de la histórica hacienda de Los Mocanes, junto a la carretera Lomo Magullo - Los Arenales (GC 132). Igualmente da nombre a un barranquillo que nace en la vertiente suroeste de la Montaña del Pleito y tributa sus aguas al Barranco de Cueva Blanca, aproximadamente en el lugar donde se encuentra el área recreativa de la Reserva Natural Especial de Los Marteles.

Vista del Lomito (Google Earth)
Del pitango o pitanga, sólo la expresión en femenino es recogida por la ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA, en su Diccionario Básico de Canarismos, diciéndonos que es el «Fruto del pitanguero». De este nos aporta el DRAE su significado «pitanguero. 1. m. Can. y Ur. [Canarias y Uruguay] Arbusto de las mirtáceas, de unos cinco metros de altura, que crece en los montes fluviales, de corteza gris verdosa, hojas simples, ovoides, de color verde intenso y frutos comestibles, rojos o morados, en forma de pequeñas bayas globosas de dos centímetros de diámetro, que se utilizan para aromatizar bebidas alcohólicas».

La remisión que nos hace el DRAE al uso exclusivo del término en Uruguay y Canarias, nos pone en la pista de donde conocer algo más del mismo, y así lo encontramos en la ficha del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) de Uruguay, con una amplia información del mismo.

Pitanguera 
«Tiene un follaje persistente o semicaduco, con hojas de color verde que a veces presenta coloraciones rojizas a violáceas en el invierno y tonalidades purpúreas más o menos pronunciadas con los brotes nuevos. Su altura en el monte nativo puede llegar a 7 - 8 m.

Las flores son blancas y frágiles, con largos pedúnculos. La floración es abundante y muy atractiva para las abejas; ocurre en primavera aunque algunas variedades tienen una segunda floración en verano. En estos casos hay una doble cosecha.

Las frutas son pequeñas y pueden ser de varios colores: anaranjados, rojos, violetas y casi negros, con “costillas” o gajos, de sabor dulzón, con presencia de taninos y jugo con pigmentos que tiñen. Contiene 1 o 2 semillas grandes. Se consumen frescas o procesadas, obteniéndose muy ricos jugos, helados, salsas y licores. La piel es muy fina y por ello la fruta debe ser tratada con mucho cuidado para que no se lastime. Está pronta para cosechar cuando ha desarrollado su color y se desprende al tocarla suavemente. Se puede comer directamente del árbol».

Pitangas
En relación con su inclusión en el DRAE, conocemos de las razones que llevaron a ello «La excepción corresponde a “pitanga”, porque pese a que tampoco hemos podido anotarla en ninguno de los léxicos consultados, ni tan siquiera en diccionarios y libros de botánica, entendemos que su inclusión en el DRAE-84, como “Can. Y Urug. Fruto del pitanguero”, puede estimarse correcta, lo mismo que el árbol correspondiente el “pitanguero”. Es este uno de los muchos casos en que los repertorios léxicos canarios, capaces de recoger palabras de muy poca entidad de uso, olvidan otras de mayor importancia » (CORRALES, 1992, p. 209).

Algunos años después el mismo investigador amplía su información para conocer de su arribada a las islas «… “pitanga y pitanguero” ‘arbusto de las Mirtáceas’ surgieron en el uso americano, y deben de tener igual punto de partida estas otras palabras, aunque sea difícil plantear con total evidencia que todas ellas vinieron a las islas con la vuelta de los emigrantes, si bien entendemos que las posibilidades de que sean americanismos en Canarias son más amplias que el sentido contrario, es decir, canarismos en América » (CORRALES et CORBELLA, 2013,  p. 662).

Vista del barranquillo (Google Earth)
Como bien se dice, ni las palabras, ni las frutas viajaban solas por el Océano Atlántico, y siempre precisan de un portador humano que las lleve consigo en su viaje de regreso, y para ello se hace necesario conocer como salió de las islas, bien él o sus antepasados en aquellos bergantines en los que se asumía enormes riesgos y sufrir de los mayores rigores, como auténtica “mercancía de carga”.

A partir de la aprobación de la Constitución de 1830 de Uruguay, el gobierno de dicho estado ya independiente se planteó el desarrollo del país que venía condicionado, entre otros factores, por la insuficiente población rural que imposibilitaba cualquier intento de transformación del sector agrario, la carencia de rutas eficientes en transportes y comunicaciones y el escaso valor comercial del puerto de Montevideo que tenía que diversificarse más allá de la salazón del pescado para poder competir con el cercano puerto argentino de Buenos Aires.

La burguesía comercial uruguaya surgida a partir de la nueva Constitución, propuso al Estado la contratación de albañiles, herreros, carpinteros y agricultores a partir de la traída de emigrantes. «En 1834 se puso en marcha un plan para atraer la inmigración, cuyas características quedaron claramente delineadas. La preferencia del gobierno se inclinaba hacia los artesanos, peones y trabajadores a quienes pudieran acreditar buena conducta los cónsules residentes en el territorio uruguayo. Fue entonces cuando se presentaron: Jorge Tornsquist, proponiendo atraer la emigración alemana; Samuel Fisher Lafone, que se comprometía a transportar mil emigrantes desde Islas Canarias, Cabo Verde y provincias vascongadas. Entre ellos deberían contarse 400 artesanos ─albañiles, herreros, carpinteros, etc.─…» (MARTÍNEZ, 1982, p. 261).

Puerto de Montevideo  1829
Si de una parte Samuel F. Lafone se encargaría del transporte de colonos canarios, es Juan María Pérez, que desde su privilegiada posición como comerciante, estanciero, propietario, diputado de las Cámaras Legislativas y Ministro de Hacienda bajo la presidencia de Manuel Oribe y Viana (1835-1838) *Nieto de José Joaquín de Viana, natural de Lagrán (Álava), militar español y gobernador de Montevideo, se convierte en el contratista en destino de los emigrantes canarios y facilitador en la Administración interior.

Un siglo atrás, la legislación en origen era favorable con la autorización «… que el Monarca español Felipe V aprobara por Real Cédula de 1725 el poblamiento del lugar que habría de constituir la ciudad de Montevideo, autorizando el paso de familias canarias, con los privilegios que las Leyes de Indias concedían a los vecinos fundadores …» (GUERRERO, 1960, p. 493), que generó el establecimiento cada año de 1.500 canarios, utilizando como medio de transporte los buques extranjeros en tránsito por las islas, emigración que en opinión de los gobernantes de entonces consideraban que iba en perjuicio de la agricultura y artesanía canaria, sin considerar que aquellos que recurrían a la emigración lo hacían por superar la miseria a la que estaban condenados por los abusos de los propietarios de las tierras isleñas del Antiguo Régimen.

Fuente: MARTÍNEZ DÍAZ, N.:
“La emigración clandestina desde las Islas Canarias al Uruguay”
Sería el proceso de independencia de los países sudamericanos el que determinará la prohibición de emigrar a dichos destinos en tiempos del absolutismo de Fernando VII «… El Consejo, teniendo a la vista el expediente en cuestión y lo expuesto por el Consejo de Indias ─en consulta del 17 de febrero de 1827─, estimó conveniente que la autorización de licencia para pasar a los "países sublevados, o extrangeros del Continente Americano", la concediese el Rey o el Consejo de Indias. Se exceptuaba de tal trámite el paso a Cuba, Puerto Rico y Filipinas y aquellos países que volviesen a la "obediencia" de la casa borbónica reinante; en este caso bastaba solamente que el Juez de arribadas concediese la licencia y se abonase un derecho de dos pesos fuertes por ella…» (Ibídem, p. 494).

A partir de que fueron consolidándose las contrataciones en Uruguay como destino de la emigración canaria, a pesar de la prohibición porque la «… realidad económico-social superaba a los buenos deseos de los gobernantes [¿?], y los Isleños indigentes hallaban siempre los medios para abandonar sus tierras y hogares en busca de nuevos horizontes …» la clandestinidad se hizo tan evidente como la necesaria y urgente supervivencia económica de las familias, y así desde que Uruguay estableció los mecanismos para acoger a estos “refugiados económicos” de Canarias, primero fueron los “conejeros”, y le siguieron las restantes islas.

Vista del lomito (Google Earth)
Pero los malos vicios de la sociedad aristocrática española también se habían instalado en Uruguay, y en los primeros años de la corriente migratoria «… La situación especial de los colonos, trasladados hasta Montevideo por los distintos contratistas, los colocaba casi inermes en poder de quienes les empleaban haciéndose responsables del pago de sus pasajes a cambio del trabajo del inmigrante. Esta semiesclavitud temporaria constituyó una ventaja adicional, tal vez inesperada, para el patriciado; pero es indudable que produjo un margen de beneficio comercial para los empresarios, aunque reducido más tarde por el conflicto armado y el sitio de la capital. Este tráfico de nuevo tipo fue explotado por hombres cuya habilidad en el terreno del comercio, las finanzas y la especulación, no ofrecen duda alguna. Uno de estos hombres era Samuel Fisher Lafone. Activo representante del estrato social más poderoso de la joven república uruguaya, explotaba toda posibilidad para ampliar la esfera de sus negocios.

[…] En 1837, Samuel Fisher Lafone celebra contrato con la administración por el cual se compromete a traer, por espacio de cinco años y a su costa: “de Europa y de Canarias personas industriosas y agrícolas que fomentasen las artes y la labranza”. El gobierno debía pagar ochenta patacones [*Antigua moneda de plata de una onza] por cada colono mayor de catorce años y cuarenta por los menores de esa edad. Quedaban exceptuados los niños de pecho y los mayores de sesenta y cinco dos. Los colonos firmarían con el Estado vales a doce, dieciocho y veinticuatro meses por el pago de sus pasajes…» (MARTÍNEZ, 1982, pp. 261 y 263).

Entre 1835 y 1842  se estima llegaron a Uruguay 8.200 canarios, 4.900 hombres y 3.300 mujeres, aproximadamente un 17% de la emigración total arribada en ese período.
 
Vista del barranquillo (Google Earth)
Los intereses de Samuel F. Lafone y sus relaciones a ambos lados del Atlántico debieron ir en aumento cuando «El domingo 3 de abril de 1836, el periódico "El Español" de Madrid daba a conocer la noticia de que últimamente se había concluido, entre el Cónsul de S.M.C. en Bayona y el representante de la Casa inglesa "Samuel F. Lafone" de Montevideo, un convenio para la traslación de Colonos canarios y vascongados a la República del Uruguay».

Buena parte de los emigrantes canarios se asentaron en Uruguay, después de haber soportado un inhumano viaje y un largo tiempo pagando el coste de su viaje en condiciones de explotación, pero no dudamos que la inquebrantable voluntad de prosperar en la vida les hizo convertirse con el tiempo en propietarios de tierras uruguayas del noroeste, próximas a Río Grande del Sur (Brasil), donde ya se aprovechaban los “pitangueiros”, castellanizado “pitanguero”, que se daba de forma silvestre en los montes ribereños y en quebradas.

Fuente: MARTÍNEZ DÍAZ, N.:
“La emigración clandestina desde las Islas Canarias al Uruguay”

La “pitanga” también llamada en Uruguay “ñangapiri”, “grulli”, comercialmente como “grosella” o “cereza de Cayena”,  debió convertirse en un preciado tesoro de aquel o aquellos canarios que regresaron a sus tierras del nonato municipio de Valsequillo, en gestación en aquellos tiempos del s. XIX por el impulso de su parroquia, no dudando en traerse semillas de pitangueros, que después de plantadas en las inmediaciones del Lomito o del Barranquillo de su nombre, causaron tal sensación entre los lugareños que decidieron reconocer dichos lugares con el nombre de su fruta, en masculino, que se podía comer directamente del árbol.

Desconocemos si existe por estos lugares todavía algún viejo pitanguero, y si así fuera el dulce sabor de sus pitangos o pitangas debe traernos a nuestra memoria la alegría por la vuelta de los amargos momentos vividos en la obligada emigración llevados en un pequeño barco de dos palos de velas llamado bergantín.



Localización del Lomito (IDE Gran Canaria)
Localización del Barranquillo (IDE Gran Canaria)


viernes, 20 de mayo de 2016

FREGENAL, LOMO DEL Y SOLANA DEL LOMO DEL (VALSEQUILLO)

Los topónimos los localizamos al sur de la Hoya de Zurita y Las Capotas, al norte del barranco de los Cernícalos frontera jurisdiccional con el municipio de Telde al que perteneció Valsequillo hasta el siglo XIX, encontrando al naciente Los Arenales y La Colomba, y al poniente el Lomito de Pitango y la Hacienda de los Mocanes.

Panorámica (turismovalsequillo-com)
El origen del topónimo lo encontramos en las tierras solicitadas por el vecino de Telde Diego Xara el 18 de septiembre de 1521 cuando pide «… me fagan merçed de un pedaço de tierras de sequero en que abra tres caizes de sembradura que es en termino desta çibdad donde  dizen Tyntiniguada y a por linderos de la una parte tierras de los herederos de Juan de Villalon di Franco e de la otra parte tierras de los herederos de Alonso de Çurita diffunto e por las otras partes los riscos de todas partes …» (RONQUILLO, M. Y AZNAR VALLEJO, E.: Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1998).

La descripción de los linderos de la data nos aporta dos datos importantes para su localización, las “tierras de los herederos de Alonso de Çurita” de las que queda vivo el topónimo de Hoya de Zurita y “por las otras partes lo riscos por todas partes”  que alude a los escarpes del Barranco de los Cernícalos los cuales hemos tratado en entradas a este Blog.

El peticionario Diego Xara, que después sería alcalde de Telde, es hijo del conquistador Gonzalo de Jaraquemada “el Viejo”, natural de Fregenal de la Sierra por lo cual el topónimo hace referencia al lugar de procedencia de su padre.

Vista (Google Earth)
«XARAQUEMADA [DE LA CORUÑA], GONZALO
Abreu lo sitúa como miembro de la gente de Diego de Herrera, venidos hacia 1455. Cfr. op. cit., libro I, cap. 23.

Natural de Frexenal de la Sierra, fue vecino de Lanzarote desde, aproximadamente, 1472. Será criado de Diego de Herrera y alcaide de la torre de Guanapay. No fue conquistador de Gran Canaria al tiempo de Rejón y Vera; pero sí pasó como repoblador, recibiendo en 1485 tierras en Telde, de la que sería uno de sus fundadores, y en Gáldar [sic].

Ejerció como teniente de gobernador de Gran Canaria. Elegido regidor en 1501 para el mandato de 1502-1504, fue confirmado por RC de 22 de febrero de 1502. AS. RS. Actuó como testigo, el 27 de septiembre de 1502, en la información de Catalina Guerra. Entre sus declaraciones constan que estuvo en Lanzarote en 1477, cuando los vecinos pasan a Sevilla a testificar o intervenir en la Pesquisa de Pérez de Cabitos. Dice que Fernán Guerra y Pedro de Aday fueron informantes del Rey. Declara que estaba en Lanzarote cuando, en 1478, llegan las naves para la conquista de Gran Canaria. Era alcalde de la fortaleza de Guanapay por Diego de Ferrera, marido de Inés Peraza, y no vio los sucesos de la conquista. Él y su mujer murieron antes de 1510.

Casó con María de Cabrera, hija de Elvira Cabrera Hija de Alonso Cabrera de Solier y de Catalina Dumpierres y de Perucho Bilbao Hijo de Juan Pérez de Munguía y de Margarita Perdomo. Hijos: l. Gonzalo Xaraquemada, c. con María Mayor, hija de Juan Mayor, conquistador, y de Marina Aday. II. Diego Xaraquemada, c. con María Sánchez, hija de Guillén Castellano, conquistador, y de Marina Perdomo. III. Águeda Cabrera, c. con Diego Íñiguez Sanmartín. IV. Rodrigo Xaraquemada. V. Catalina González, c. con Miguel Muñoz (CEBRIÁN LATASA, J.A.; Diccionario biográfico de Conquistadores de Canarias, Sta. Cruz de Tenerife, 2003).

Gonzalo de Jaraquemada “el Viejo”, así apodado para distinguirlo de su hijo homónimo Gonzalo de Jaraquemada “el Mozo”, es uno de los conquistadores fundadores de Telde "en fértiles llanadas a media legua del mar y puerto de Melenara y la Madera y aún del de Gando, fundó el capitán Gonzalo de Jaraquemada, natural de Fregenal de la Sierra, en Extremadura, al lugar del Telde en los llanos que llaman Jara, donde situó su casa. Y por haber descubierto a un tiro de mosquete más abajo la fresca, abundante y perenne fuente le prosiguió Cristóbal García del Castillo en el paraje que ha crecido su población 340 vecinos arruados ..." (DEL CASTILLO RUIZ DE VERGARA, P.A.: Descripción histórica y geográfica de las Islas Canarias, Sta. Cruz de Tenerife, 1848).

Detalle fotográfico de la Solana (Google Earth)
Este apellido puramente extremeño, de Fregenal de la Sierra en Badajoz, parece provenir de la unión de los Jara y los Torquemada, que durante siglos se escribió como Xara-Quemada. El antropónimo extinguido en Canarias, constituyó el inicio de linajes importantes en las islas, que de alguna forma ennoblecieron Telde en la antigüedad para competir con la Ciudad Real de Las Palmas, prestando su apellido al antiguo lugar de Los Llanos de Xaraquemada donde se construyó la iglesia de san Gregorio, si bien no fue el linaje de la saga de los Jaraquemada el que prestigió Los Llanos que llevan su nombre, pues su residencia estaba compartida entre el noble barrio de San Juan y el barrio de Vegueta en la Ciudad Real, lugar conocido por su apellido al ser las tierras de su propiedad con las primeras datas concedidas por el gobernador Pedro de Vera entre 1485 y 1489, algunas de las cuales precisaron procesos de confirmación por los reformadores de los repartimientos.

Procedente de Fregenal portando este apellido no es el único que llega a Telde. Con Gonzalo Jaraquemada de allí llega a Canarias, su sobrino Diego Jaraquemada, que fueron respectivamente Maestre de Campo y Capitán en la guerra de Granada, tras la que pasaron a la conquista de las islas. El primero ostentó los cargos de Teniente General de la Conquista, gobernador y Capitán General de la Isla en la ausencia del General Pedro de Vera. Probablemente de su sobrino son descendientes otros portadores del apellido en Telde, conocidos por los repartimientos en el ecuador del siglo XVI cuyos nombres no responden a los hijos del primero: Juan Xara, Alonso de Xara, Alvaro de Xara y Felipe Xara. También es citada Catalina Xara, que sí puede tratarse de su hija llamada también Catalina González.

«El lugarteniente de Pedro de Vera, Gonzalo de Jaraquemada construyó asimismo un ingenio en las tierras que le habían concedido en los Llanos. Por la documentación existente pensamos que tras el fallecimiento de Gonzalo, la hacienda pasó a su hijo Diego de Xara, alcalde de Telde, así lo manifiesta en 1522 Antonio de Mayuelo, quien declara que las cañas que el poseía en Telde las dio a moler al ingenio de Diego. El desconocimiento de los lazos matrimoniales de Diego nos impide plantear como se realizó la sucesión de la hacienda. Sabemos que a finales del XVI el ingenio es propiedad de Agustín Inglés Xara, hijo de Ana de Xaraquemada. Posiblemente ésta heredada la hacienda y que antes de su fallecimiento pasase a su hijo Agustín » (RIVERO SUÁREZ, B.: “El régimen de propiedad de la tierra en Telde después de la conquista”, Localización: Historia. Instituciones. Documentos, núm. 24, 1997, pp. 405-428).
De Gonzalo de Jaraquemada “el Viejo” y de su mujer María de Cabrera hay vínculos familiares con el condado de la Vega Grande de N.ª S.ª de Guadalupe, según apreciamos en el árbol genealógico (TABARES DE NAVA, T.: Abuelos de Abuelos, Sta. Cruz de Tenerife, 1970), y de la Casa de León y Romero en Canarias, los condes de Alcolea de Torote, y la mayor parte de la nobleza de Tenerife.

Un hijo de Diego de Jaraquemada el conquistador, el Maestre de Campo y Coronel de Infantería llamado también Gonzalo de Jaraquemada, se casó con Marina de Aday de la que tuvo una hija llamada María Mayor Jaraquemada. María contrajo matrimonio en Telde con Jaime Codina Villar, vecino de Barcelona y conseller (concejal) de su ayuntamiento, que se había establecido en la isla. De esta unión fueron hijos Juan Andrés Codina y Catalina Codina Jaraquemada, casándose esta última en Telde con el Regidor Perpetuo de la isla José Fernández Muñiz que tuvieron diez hijos.

La tercera hija del matrimonio, Clara Muñiz Codina y Jaraquemada, se casó con el Regidor perpetuo de la isla Hernando del Castillo-Olivares Maldonado, de cuyo matrimonio nace el sucesor Cristóbal del Castillo-Olivares que sigue la línea.

Vista (Google Earth)
Si bien en la isla el apellido Jaraquemada se extinguió, su presencia en la América colonial es importante «El capitán Juan de Jaraquemada, Hijo de Juan Codina, catalán establecido en Gran Canaria, y de Isabel Jaraquemada, natural de Telde. Fué capitán de una de las tres compañías que vinieron a Gran Canaria con el capitán general don Luis de la Cueva y Benavides, en julio de 1589. Más tarde fué maestre de campo, capitán general del reino de Chile, gobernador y capitán general de Navarra» (CIORANESCU, A.: “Cairasco de Figueroa. Su vida, su familia, sus amigos”, Anuario de Estudios Atlánticos, Núm. 3, 1957, pp. 275-386).

En la amplia zona de Valsequillo en el que se encuentra este Lomo del Fregenal, rematado en su punto más alto por la conocida como Solana del Lomo del Fregenal, donde se ha construido un mirador y se localiza un conjunto arqueológico, se concentraron en los primeros años de la conquista los fuertes intereses económicos de tierras y aguas en el antiguo Telde, como es el caso de las colindantes tierras de los Zurita y los Jaraquemada que suscitó distintas controversias entre las familias en función de la proximidad que ambas tuvieron con el gobernador Pedro de Vera, más proclive con los Jaraquemada.

«108. 1485 Septiembre 2. Córdoba (f. 243). Orden a Pedro de Vera, gobernador de Gran Canaria, para que restituya a Lope de Zorita, vecino de dicha isla, su casa y hacienda, un asno y un pedazo de tierra, más un majuelo y otro pedazo de tierra, donde sembraba una fanega de trigo, que dió al obispo, y para que pague el caballo que le mató; por lo que fue condenado en dos mil quinientos maravedís por las drs. de Alcocer y de Villalón. Didacus. Johannes. Andreas. Decanus Hispalensis. Antonius Mármol » (AZNAR VALLEJO, E.: Documentos canarios Registro General del Sello. 1476-1517, Sta. Cruz de Tenerife, 1981).

Bancales (Ortofoto IDE Gran Canaria)
Escasas noticias documentadas se tienen del otro vecino colindante en el repartimiento de estas tierras recogido al principio Juan de Villalon di Franco, salvo que según algunas fuentes estaba casado con Catalina Hernández, y el atribuírsele el origen del lugar de La Villarona, al naciente de San Juan en cuyo entorno son abundantes los antro-topónimos: La Betancora, La Vizcaína, La Taborda, Aragomez, La Trompeta y Mirabal.

Las difíciles condiciones del relieve en los escarpes del Barranco de los Cernícalos obligaron a la superación humana para su aprovechamiento con construcción de bancales o cadenas para el cultivo de cereales, tierras muchas de ellas ahora abandonadas que son sólo aprovechadas por los ganados que aportan su leche para la quesería artesanal de la Solana del Lomo del Fregenal.

En la isla se localiza otro topónimo similar a éste, Cuevas del Fregenal en Santa María de Guía, teniendo el mismo su origen en Alonso Gómez de Fregenal arribado a la isla allá por 1513.

Localización (IDE Gran Canaria)

martes, 17 de mayo de 2016

LLANOS DE AGAETE, LOS (AGAETE)

Los Llanos de Agaete comprenden los diseminados de Troya y Piletas, a uno y dos kilómetros del camino vecinal que se inicia aproximadamente en el punto kilométrico 2,9 de la antigua carretera que unía el municipio de Agaete con Gáldar, Cruce Hoya de Pineda-Agaete (GC-293). Como bien indica el topónimo es un gran llano entre los 180 y 280 msnm., al nordeste del encajado Valle de San Pedro en una cota inferior de unos cien metros de altitud. Los Llanos de Agaete, en ocasiones son también llamados por los lugareños Los Llanos de Piletas, por concentrarse en este núcleo diseminado el mayor número de vecinos.
 
Vista de Los Llanos (Gustavo Domínguez)
Se encuentra atravesado por el Barranco Hondo y dos tributarios: el Barranquillo del Caiderillo Hondo que tributa sus aguas al anterior Barranco Hondo; y el Barranquillo de Cho Vicente, al que se le unirá el pequeño Barranquillo de Troya y otros tres barranquillos, y a la altura de la segunda rotonda de la carretera Agaete-Pto de Las Nieves (GC-002) termina por tributar sus aguas al Barranco de Agaete.
 
Las impresionantes vertientes de Tamadaba desde Los Llanos (Gustavo Domínguez)
Aguas arriba, en la junta del Barranco Hondo con el Barranco del Roque se terminó de construir en 1969 la Presa Barranco Hondo – Parrales, con una cota de muro de 290 metros, altura de 25 metros, y una capacidad de embalse de 167.000 metros cúbicos.
 
Presa Barranco Hondo - Parrales (lospasosquedejamosatras-blogspot-com)
El topónimo lo encontramos documentado en el siglo XVII por la constitución de una capellanía. «franzco Martin Sosa es obligado a pagar a dha fabrica de la Gaete veinte rs de Tributo por las tierras q se dieron a tributo y son de dicha fabrica donde dicen los llanos de la Gaete q le tocaron en repartimo  a dha igla q seran diez o doze fanegadas poco mas o menos labradias y montuosas lindando por arriba con el camino Rl  y por un lado el Barranco de Baleron y por otro Barranco Jondo y por la parte de abajo el (...) de el lomo segun consta por la escripa  otorgada por ante Xptoual Suares en 25 de Octe  de 1666 que queda en el protocolo no  8. Gaspar de Medina y dho franco Martin Sosa poseen dhas tierras de los llanos en el lomo de los Santos y paga cada uno diez rs  y para q conste se pone por diligencia en (roto) de la Gaete en 16 de Mayo de 1687» (CRUZ Y SAAVEDRA, A.J.: “Documentos para la Historia del Arte. Los archivos parroquiales en la villa de Agaete”, Revista de historia Canaria, Nº 179, 1997, pp. 195-242).
 
Alpendre (Fedac)
Se trata de un topónimo genérico que define el relieve del lugar como ya se ha dicho. El topónimo de Piletas, siguiendo la costumbre en la isla, debe obedecer a la antigua existencia de piletas o pilancones en el cauce del principal Barranco Hondo, el cual conforma los límites jurisdiccionales entre los municipios de Agaete y Gáldar, teniendo este lugar como vecinos más próximos el galdense barrio de Las Rosas.

Era (Fedac)
Cultivos (Google Earth)
Los Llanos dada su altitud respecto del Valle de San Pedro puede considerarse como una meseta, la cual fue considerada una auténtica atalaya de vigilancia en la prehistoria, con algún vestigio arqueológico localizado en Troya, y en la historia tras la conquista de la isla, dominando todo el Valle de San Pedro. Ese atributo de exposición a los vientos ha permitido la instalación de un pequeño parque eólico de cinco molinos para aprovechar esta fuerza motriz. En la actualidad es un lugar privilegiado para observar y contemplar las vertientes del macizo de Tamadaba sobre el Valle, panorámica de singular belleza. Piletas se encuentra al pie de las laderas de la Montaña de la Samarrita y del imponente Roque de Maninidra.
 
Los Llanos, parque eólico y vertientes de Tamadaba (fotosaereasdecanarias-com)
Arriba Los Llanos y abajo la Urb. La Suerte en el Valle, detalle fotográfico (Carlos Antolín Carrasco) 
Si hay algo que destaca en la zona de Las Rosas y Los Llanos es el cultivo de la afamada cebolla roja, que en plena floración tiñe de color azul añil el territorio que abarca. Además de este cultivo, destacan otro como los de las papas y el incipiente cultivo de los olivos con un importante número, para la obtención de aceite. Destacable es la cría de ganado en establos vacas, cabras y ovejas preferentemente para la elaboración de exquisitos quesos con leche cruda en las variedades de fresco, semicurado y curado, conociéndose de la existencia de dos queserías: “Queso Artesanal del Rosario” y “Quesos Agaete”.

Localización (IDE Gran Canaria)

viernes, 13 de mayo de 2016

GUSANO, BARRANCO, BARRANQUILLO, CAÑADA, LLANOS, LOMO, MONTAÑA Y PUENTE DE/L (MOYA, STA Mª DE GUIA, MOGÁN Y S. BARTOLOMÉ DE T.)

Aparecen un interminable número de topónimos que obedecen a la geología del territorio, cuyos accidentes orográficos reciben singulares "canarismos" que identifican elevaciones, depresiones o neutrales llanos en todas sus variantes, además de cavidades de todo tipo.

El Gusano Guía-Moya (Adela Gavares)
Y como parte integrante de los geo-topónimos, nos encontramos los morfológicos, que nos dicen de la forma, tamaño, aspecto o semejanza con algún elemento o materia muerta, pero en contados casos -por no decir ninguno- que hagan referencia a un ser vivo, como es el caso del “gusano”.

El serpenteante Barranco Gusano
Guía-Moya (IDE Gran Canaria)
Y en los tres lugares que encontramos el topónimo “gusano” en nuestra isla redonda, lo es asociado y dado a un barranco, barranquillo o cañada, y por extensión a los derivados próximos a los mismos. Es así precisamente, porque sólo el agua puede llegar a generar un cauce que vaya serpenteando suavemente el relieve que encuentra a su paso aguas abajo, para salvar la resistencia de los suelos más duros, para al final llegar al barranco principal al que tributan sus aguas. Y así surge el topónimo de “gusano”, desde la visión humana del suave contoneo de su cauce, prescindiendo de llamarlo “meandro” porque son palabras mayores para cauces mayores, para cauces de ríos de los que no tenemos en las islas por su tamaño.

Sencillamente, porque esos pequeños cauces en su descenso se asemejan a un pequeño ser vivo que conocemos por “gusano”, en las tres acepciones que nos aporta el DRAE «1. m. Nombre común que se aplica a animales metazoos, invertebrados, de vida libre o parásitos, de cuerpo blando, segmentado o no y ápodo. 2. m. Nombre de las larvas de cuerpo blando, alargado y cilíndrico de muchos insectos y de las orugas de los lepidópteros. 3. m. lombriz».

En ninguno de los casos nuestro topónimo está asociado a la 4ª acepción del DRAE «despectivo. Persona vil y despreciable», porque este es dado a los seres humanos que se arrastran por el fango de su vida, mientras que el “gusano” de nuestros topónimos, no se arrastra, se desliza suavemente aguas abajo para dar vida a la tierra que encuentra a su paso.

Probablemente su forma fue apreciada cuando se pintaron las primeras telas con las cartas del lugar, o quizás más simple, cuando la panorámica era contemplada desde una montaña, detalles que hombres y mujeres del campesinado fueron capaces de percibir mientras pastaban sus rebaños. Porque ellos nunca tuvieron prisas, y como su tiempo no era para medirlo, pues era para vivirlo intensamente cada día, contemplaban la naturaleza que les rodeaba reparando en todos sus pequeños detalles.

MOYA y STA. Mª DE GUÍA

Ya lo decían Juan Rodriguez de Orihuela y Cristobal de Orihuela cuando el 20 de marzo de 1544 pidieron las datas de esta tierra «… donde dizen el barranco del Pinal las quales tierras son de sequero montuosas de helechares e otro monte, en que puede aver dozientas fanegadas poco mas o menos que alyndan por la parte de abaxo con la montaña e por arriba con el pinal de Galdar, el dicho valle arriba aguas vertientes de una parte e otra todo lo que pudiere aprovechar en el dicho barranco con mas unas cuevas que estan en el dicho barranco abaxo e otras dos arriba en un lomillo, e dándonos las dichas tierras para que las embremos …» (RONQUILLO, M. Y AZNAR VALLEJO, E.: Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1998).

Vista (Rafael Peñate Navarro)
Pero eran muchos los colonos pobladores interesados en estas tierras, y cinco días después ya contradecía la petición Cristobal Gomez de Fexenal quien dijo «… se sembro parte dellas e cogio en ellas e hizo un sylo en ellas e demás desto por que son pastos comunes e las dexo de tornar a sembrar».  Después las contradijo Pedro de Baeça que alegaba «… las dichas tierras por ser como son pastos comunes e en esta vanda de Galdar ya no ay otra cosa para pastos por repartir sino esto …».

Y cuando fueron pregonadas el 30 de marzo de aquel año, fue Françisco Jaimez quien también las contradijo manifestando que «… las dichas tierras por ser de pastos comunes [roto] e rehadero de sus ganados ….», conquistador que llevó como testigos otros de su condición como Gonçalo de Aguilar, Arriete de Betancor, Luys de Herrera y Antonio Cherino.  El primero de ellos, Gonçalo de Aguilar, al enterarse de las tierras que pregonaban, también las contradijo. Y la noticia corrió, como corren los barrancos en invierno, y después apareció para lo mismo Fernando de Quintana, en nombre propio y el de sus hermanos, hijos y herederos de Juan de Sorya, todos aquellos que en la iglesia del Señor Santiago tenían reservados asientos en los primeros bancos, asegurando que «… dichas tierras e cuevas por que son suyas e las cuevas a syete años que las tiene e posee e mora en ellas e tiene puertas que el  fecho con su çerradura e llave e en  las tierras sembro e cogio e hizo un sylo e las desmonto …».

Cuevas (Fedac)
Al final, el poder local se imponía poniéndose de acuerdo entre ellos, para que el Cabildo General concediera a los Orihuela que habían pedido doscientas fanegadas, unas datas algo trucadas «… dieron a cada uno de los dichos Juan Rodriguez de Orihuela e Cristobal de Orihuela setenta e cinco fanegadas de tierras que son entranbos a dos çientos e çinquenta fanegadas adonde las pidieron …», eso sí condicionadas para que respetaran –al menos, en apariencias- el interés general,  el derecho al pastoreo común y el omnímodo poder de los caballeros de la villa de Gáldar, sentenciando «…syn perjuicio de terçero e con las condiciones de las tierras de sequero e syn perjuicio de la montaña e con que no pene ni corra los ganados e syn perjuicio de la data de Hernando de Quintana e que las aproveche conforme a las hordenanças …».

El Barranco Gusano tiene su nacimiento en la Hoya de los Helechos, entre el septentrional Lomo de Galeote y la meridional Cuesta de los Pinos [de Gáldar], en el lado de poniente de la Caldera de los Pinos. Aguas abajo al llegar a Los Culatones, al naciente de los Riscos Blancos, recibe el antiguo nombre de Barranco del Pinar, conformando ambos la frontera jurisdiccional entre los municipios de Sta. Mª de Guía y Moya que acaba junto a la Caldera de los Pinos.

El Barranco Gusano tiene un cauce descendente “serpenteante” que da origen a nombre teóricamente pastoril, y que se proyecta en homónimos en otros lugares próximos como Cortijo, Lomo, Montaña y Puente de Gusano.

De la propia descripción dada en los repartimientos antes dichos, son los pastos, las ovejas, su leche y el queso la gran esencia de su importancia, notoriedad y belleza. Es sabido que el queso de oveja se caracteriza por ser bastante graso, de olor y sabor intenso y entre más curado esté, más picante resulta al paladar.

«Los ganados del norte de la Isla comen muy variado; y en sus desplazamientos con los pastores, el rebaño va cambiando desde las medianías, a las costas del norte y del oeste de la Isla en invierno a las cumbres en verano, siempre en busca de los mejores pastos en cada época del año. El animal transmite a su leche la calidad de esa variedad en la alimentación, y con ella hacen las mujeres el queso de pasta bien prensada, que suele curarse en cañizos que cuelgan a la sombra, con una temperatura fresca y constante» (FEDAC).

Era de Riscos Blancos (Fedac)
No olvidemos que el queso es uno de los productos locales que más se consume en el Archipiélago, superando el consumo de otras Autonomías, que es parte de nuestra cultura culinaria, con un sobresaliente protagonismo tanto en los “pizcos” como en el “conduto”, donde acompañar al gofio escaldado con unos trocitos de queso es una costumbre histórica.

Las grandes obras maestras de nuestras tradiciones se deben a "especial destreza y paciencia" que tiene la mujer canaria por excelencia campesina, y como muestras de ella la loza canaria, los calados y la confección de quesos en todas sus variedades. Y un buen ejemplo lo tenemos en las queserías del Cortijo del Gusano, con sus protagonistas Juan Mendoza Mendoza y María Ascensión Díaz Delgado, auténticos artesanos del pastoreo y del queso de oveja.

Las manos de la entonces niña María Ascensión las ponía sobre la cuajada que hacía su madre “para que no se enfriase” y a los once añitos ya hacía ella solita sus primeros quesos en Fontanales, como lo ha seguido haciendo toda su vida, los últimos treinta y siete con la leche de las ovejas que su marido ordeñaba a mano en el Cortijo, y los ha venido haciendo curados o semicurados, después de heredar y engrandecer el arte que su madre le trasmitió. Ella hace a mano la cuajada, toda ella, y como bien dice, sólo en la última “pinta” pone encima la prensa, así cuatro o cinco quesos cada día, de seis o siete kilos, y después al cañizo, para darle vueltas cada día. Duro y paciente labor. En el año 2016 ha tenido el reconocimiento de todos sus vecinos en la Fiesta del Queso de Guía.

La actividad pastoril en la isla, no llegó con los conquistadores y colonos pobladores en el siglo XV, pues está documentado que los aborígenes la practicaban para su sustento y no se conoce si elaboraban quesos. Sí parece que con los primeros llegó el ganado ovino, pero los cruces históricos han tenido por resultado que la oveja canaria sea el premio a la buena selección que los pastores han realizado desde épocas remotas, con una excepcional adaptación a los ecosistemas de la isla, con sus particulares y cíclicas trashumancias, enriqueciendo la leche en olores y aromas exclusivos, como la tierra misma.

Vista (Rafael Peñate Navarro)
«... y tenía mucha leche y manteca de gofio, que es harina de sebada tostada, la qual ellos molían en unos molinitos de mano, y esta harina masaban con agua o cosina o leche, como lo amasaban oy dia todos los de las islas, y este era su pan …» (CRÓNICA MATRITENSE. Redacción Ortiz, 1526).

«... y aunque más usavan de lo asado y algunas bezes la freyan en camelas con manteca; a este guisado lo llamaban Camarona, demás desto comían mucho gofio, que hasían de harina de sebada tostada y la amasaban con leche y con el caldo de la olla, y otros la amasaban con agua y sal como oy lo hasen muchos de las yslas y lo comen, que éste era su pan cotidiano …» (CRÓNICA OVETENSE. Redacción Cardona, 1639).

«... su mantenimiento cebada tostada molida y amasada, su harina llamada gofio, con leche, caldo, miel silvestre agua y sal, carne medio asada y cruda, sancochada si era gruesa, para aprovechar la gordura o cebo, también mariscos, frutas silvestres, mocanes que es vaga negra, mayores que mirto, azofaifas, madroños colorados con muchas semillitas o granilla, y hanse de comer muy maduras, estando verdes imitan a el alcaparrón, y otras raices, como turmas, jongos, ñames, higos ásperos que no hay en España, son blancos por fuera y ásperos como cuero de casón, colorados por dentro y dulces cuando hay maduros, y guardando en sartas de juncos y apillados como panes majados y echos pellas  ...» CRÓNICA ESCUDERO. Redacción Cardona, 1639).

Localización en Moya-Guía (IDE Gran Canaria)

MOGÁN

La Cañada (Google Earth)
Muy cerca del caserío de Veneguera, al sur del Laderón de los Azulejos, encontramos la serpenteante Cañada de Gusano que desciende entre la Hoya del Corral y la Casa de la Cogolla hasta los Llanos homónimos, ya muy cerca del territorio protegido de La Cogolla de Veneguera, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por formar parte de nuestro Patrimonio Arqueológico.

Goro (Fedac)
Describe el decreto de aprobación del BIC  que «Se trata de un poblado aborigen formado por, al menos, siete casas de piedra seca, que se encuentran en parte muy alteradas, por lo que es difícil, en algunos casos, precisar la planta y morfología de las estructuras. Por lo general, éstas tienen planta exterior de tendencia circular e interior cruciforme o cuadrangular, con dependencias anexas. Se distribuyen en el sentido ascendente de la ladera y en algunos casos se ha rebajado el terreno para adosar a él los muros de la construcción. Los muros de las estructuras se encuentran en su mayoría muy derruidos, de forma, que tanto al interior como al exterior las estructuras aparecen cubiertas de piedras procedentes de un desplome.

La Cogolla de Veneguera (Gobierno de Canarias)
En los alrededores e interior de algunas de estas casas se ha localizado diverso material arqueológico en superficie, consistentes en fragmentos de cerámica, diverso material lítico (un fragmento de molino circular, un fragmento de mortero naviforme y obsidiana) y material malacológico» (DECRETO 39/2006).

Localización en Mogán (IDE Gran Canaria)

SAN BARTOLOMÉ DE TIRAJANA

Lomo La Palma (Octamila)
Barranquillo del Gusano, mostrando en menor medida su serpenteante cauce por ser más pequeño, es un tributario de naciente del barranco de Arguineguín que nace en el Lomo de la Palma y discurre en dirección de poniente hasta desaguar en el barranco principal, cerca del Lomo de Huesa Bermeja.

Presa de Soria desde el Lomo La Palma (Octamila)
El alto Lomo de Palma, encuadrado en un paisaje de viejas rocas que la naturaleza ha cincelado a su capricho, está al sur de la Presa de Soria contemplándose desde el mismo una bella estampa de todo el vaso.

Lomo Huesa Bermeja (Ayuntamiento SBT)
Por la carretera que lleva a Cercados de Espino, entre los pagos de El Caidero y Chira, se localiza el Lomo de Huesa Bermeja, al que se accede por una pista de tierra. La tradición oral sitúa aquí la localización de un cementerio de los canarios, lo que queda confirmado por las evidencias arqueológicas. De esta forma, a pesar de ser un lugar ampliamente modificado por las actividades humanas, aún es posible observar la existencia de restos óseos y construcciones funerarias.

Localización en San Bartolomé de T. (IDE Gran Canaria)