domingo, 29 de julio de 2012

PALMAS DE GRAN CANARIA, LAS

Topónimo con el que se conoce el municipio de la capital de la provincia de Las Palmas, localizado al nordeste de la isla de Gran Canaria.


Palmeras en el Guiniguada
(1927 Hermann K - Fedac)
Situado a una altitud media de 8 metros sobre el nivel del mar, y de 100,55 kilómetros cuadrados de superficie que representa el 6,4% del total de la isla.

Su denominación está vinculada a los orígenes fundacionales del asentamiento que será conocido durante siglos como la Ciudad y se remontan al año 1478, concretamente al 24 de junio día de San Juan, momento en el cual el capitán de la Corona de Castilla Juan Rejón inicia la conquista de la isla.

Comenzó tras el desembarco en el litoral de Las Isletas, decidiendo emplazar el campamento fortificado de sus fuerzas expedicionarias en un montículo situado junto a la desembocadura del barranco de Guiniguada, lugar con abundancia de palmeras que llamó El Real de Las Tres Palmas.

Dos años antes los monarcas españoles habían decidido la conquista de Gran Canaria anticipándose a las pretensiones de la Corona de Portugal y para consolidar la posición de las islas de Señorío: Lanzarote, Fuerteventura, El Hierro y La Gomera.

A tal fin la Corona fue adoptando las medidas previas a la conquista en los meses previos emitiendo distintos despachos (AZNAR VALLEJO, E.: Documentos canarios Registro General del Sello (1476-1517), Sta. Cruz de Tenerife, 1981):


  • 1478 Marzo 15. Sevilla (f. 42). Merced a Esteban Pérez de Cabitos, vecino de Sevilla, de la alcaldía mayor de la isla de Gran Canaria para que conozca vitaliciamente todos los pleitos civiles y criminales, en pago de los gastos que ha hecho en servicio real. Se ordena al concejo de dicha isla que lo reciba en su cargo y le guarde los derechos inherentes al mismo.
  •  1478 Marzo 20. Madrid (f. 3). Merced vitalicia de la escribanía mayor de Gran Canaria, con los derechos y salarios acostumbrados a favor de Juan González de Heredia, criado del rey, ordenándose al concejo y vecinos de Gran Canaria que los reciban en dicho cargo. 
  •  1478 Mayo 12. Sevilla (f. 99). Carta de seguro a favor de Diego de Herrera y de su mujer Inés Peraza, señores de Lanzarote, Fuerteventura, Gomera e Hierro, y dirigida al obispo de Rubicón, al deán de dicha iglesia, a Juan Rejón, capitán de la flota de la conquista de las islas de la Gran Canaria, y a los demás capitanes y gentes de armas de dicha flota, para que no entren en dichas islas ni tomen a sus vecinos o a los bienes, ganados y orchilla de éstos.


  • 1478 Mayo 13. Sevilla (f. 106). Confirmación, a petición del secretario y cronista real Alonso de Palencia, de la capitulación asentada por éste, en nombre de Su Alteza, con don Juan de Frías, obispo de Rubicón, y con los capitanes don Juan Bermúdez, deán de las islas de Canaria, y Juan Rejón, criado de la reina, sobre la armada para la conquista de Gran Canaria y otras islas pobladas de infieles. En dicha capitulación, que va inserta -Sevilla 20 de abril 1478-, se concede al obispo la orchilla de las islas mientras dure la conquista y los reyes se obligan a aportar 20 lanzas de la Hermandad.

Consolidada la posición y asentado el campamento junto al barranco Guiniguada, muy pronto surgen las primeras disputas entre los conquistadores y patrocinadores, dediciendo la Corona el nombramiento de un árbitro:

1478 Agosto 27. Sevilla (f. 121). Gobernación de Gran Canaria al cantina Pedro de La Algaba debido a las disensiones entre don Juan Bermúdez, deán de Rubicón y de las islas de Canaria, y Juan Rejón, cantina de la casa real, enviados por los reyes como capitanes de la conquista de Gran Canaria, y juntos a los cuales vinieron don Juan de Frías, obispo de Rubicón, y algunos religiosos encargados de la evangelización de los canarios. Se otorga a Pedro de La Algaba poder cumplido para actuar civil y criminalmente contra los culpables de dichas disensiones (Ibídem).

Del inicial paisaje del asentamiento, los nuevos pobladores que la habían conquistado a los pocos años ya talaban las palmeras que sugirieron el nombre de la Ciudad para hacer cajas con que exportar el azúcar de los ingenios, y el ayuntamiento único de la isla llamado Concejo General y luego Cabildo General, publicaron las Ordenanzas del Concejo de 1531 para prohibir la tala de palmeras para su aprovechamiento y establecieron:

«Otrosy por quanto que en esta ysla ay mucha falta de madera para los hedeficios que en ella se hazen e los palmares están muy talados a causa de la mucha tablazón que se gasta en hazer caxas de acúcar se hordena y manda que de aquí adelante la justicia e regimiento no den licencia a ninguna persona ni la puedan dar para cortar ni aserrar palmas para hazer caxas de acúcar ny para hazer tabernas so pena que la persona que cortare o aserrare palma o hiziere taberna por cada palma que cortare o taberna que hiziere yncurra en pena de dos myll maravedís e si fuere esclavo le den cient acotes» (MORALES PADRÓN, F.: Ordenanzas del Consejo de Gran Canaria (1531), Sevilla, 1974).
Vista de 1905 (Da Luz Perestrello - Fedac)
Pero el Cabildo que algunos intereses consideraron se había excedido en sus atribuciones tuvo que suspender la ordenanza hasta el 13 de mayo de 1532 en que fue ratificada por el Rey. Aún así, los privilegiados obtenían licencia y los palmerales fueron progresivamente talados a causa de la mucha tablazón que con su tronco se gastaba en hacer cajas del azúcar que elaboraban los numerosos ingenios.

También tuvo su mayor problema la nueva Ciudad con la necesidad de agua para su población y desarrollo, no sólo con su obtención de fuentes e incluso con la construcción de la Mina de Tejeda, sino con los que pretendieron sustraerle las aguas de superficie del barranco Guiniguada, como lo acreditó el personero Juan de Escobedo el 22 de enero de 1520:


«... informa que desde hace cuarenta años, tras la conquista, la ciudad real de Las Palmas ha gozado de todas las aguas del río del barranco con las que se riegan las tierras, mueven los molinos de los ingenios azucareros "y de pan", además de abastecer a la población, conforme al repartimiento efectuado por Pedro de Vera. Desde hace unos seis años, Lope de Sosa, que fue gobernador de la isla, había dado facultad a Luis de Armas para sacar dos azadas de agua al heredamiento de Tasautejo, con la condición de que cuando el abastecimiento de la ciudad tuviera problemas las aguas debían volver al citado cauce, lo que comunmente ocurría en verano.

La norma se ha guardado de forma regular, en tanto se concluye el pleito entre los dueños del heredamiento de la ciudad y Tasautejo sobre dichas aguas. Poco tiempo después, Juan de Arines, escribano del concejo, ha intentado sacar una tercera azada alegando una concesión de Lope de Sosa, lo que ha tratado de impedir el regidor Fernando de Aguayo, quién con otras personas puso un arco para las dos azadas, siendo destruidas por Arines para seguir sacando el agua. Por tanto Juan de Escobedo solicita que se ponga remedio a la situación y se niegue la tercera azada de agua » (AZNAR VALLEJO, E. Y OTROS: Documentos canarios Registro General del Sello (1518-1525), Sta. Cruz de Tenerife, 1991).

La elección del lugar de asentamiento tan lejos del lugar de desembarco había sido una decisión estratégica, pues aún estando distante permitía una ventajosa comunicación marítima a través de la  bahía de Las Isletas, mientras que el barranco Guiniguada lo abastecía de agua y marcaba una línea de acceso al interior de la isla.
Plano de L. Torriani 1590 ap. (U.Coimbra)
Es a partir de este lugar donde nacería por mandato real la Ciudad Real de Las Palmas, en las primeras tierras que son de realengo y no concedidas a ningún señorío, como lo eran las ya conquistadas. Es la primera ciudad del archipiélago que conformará lo que los historiadores llaman  una «ciudad de hombres libres» que sigue el nuevo modelo de ciudad diseñado por la Reina Isabel y fundamentado en los principios de la obra Política de Aristóteles. La Ciudad sustituye así las antiguas torres defensivas construidas en las otras islas de señorío y pasando a ser construidas como defensa en el perímetro de la nueva ciudad, modelo que sería luego llevado a América.

Así describía Leonardo Torriani sobre 1588 sus defensas: «… Es regla general que busquemos la defensa por los lados por donde el enemigo puede venir fácilmente a ofendernos. Así, considerando los pasados ingenieros que el enemigo, por su mayor comodidad, tendría que desembarcar por unos de los dos lados de la ciudad: o hacia el puerto, en cuatro puntos, es a saber en la punta del Confital, en el Arrecife, en el Puerto y en la caleta de Santa Catalina; o por la otra parte, en la caleta del castillo de San Pedro; o más adelante, en La Lasca, que también es caleta con playa; o que, habiendo desembarcado cerca de Telde, deberían de venir por aquella parte; pensaron por consiguiente fortificar sólo los dos flancos de la ciudad. Y, considerando que los demás lugares serían demasiado arduos para el enemigo, no tuvieron en cuenta las espaldas, por donde entra el río; por cuya razón, los pasados gobernadores sólo hicieron las murallas rojas y aquellos pequeños castillos redondos, sin ningún plano de personas entendidas en esta profesión…».
Dibujo del ataque de Van der Doez (estodotuyo-com)
En octubre de 1595 la ciudad rechazó el ataque inglés al mando de Francis Drake y John Hawkins, y, cuatro años más tarde, a los holandeses al mando de Van der Does, quienes saquearon e incendiaron la Ciudad después de haber sido vencidos en la hoy llamada batalla del Batán en el Monte Lentiscal y no haberse pagado el rescate impuesto por el almirante holandés.

Ya en el siglo XVII la Ciudad inicia su reconstrucción y empieza a conformarse: «… La ciudad de Las Palmas de Gran Canaria durante el siglo XVII experimenta unas profundas transformaciones sociales y económicas que determinan su devenir histórico hasta bien entrado el siglo XIX. (…) En la ciudad no sólo se registra una desigualdad tipológica entre sus bienes inmuebles y en el valor de las viviendas, sino que también existen unas claras funciones diferenciadoras entre los barrios.
Plaza Mayor de Santa Ana (libertaddigital-com)
De esta manera, en la Plaza Real y calles adyacentes se sitúan las principales instituciones detentadoras del poder de la isla, además de algunas de las funciones más determinantes (escribanías, justicia, cárcel, abogados, procuradores). En cambio, en los barrios localizados en los “Riscos” o áreas deprimidas de la urbe, sólo se concentran aquellos grupos de pequeños artesanos, hortelanos o población marginal imposibilitada de adquirir una propiedad en las zonas bajas de la ciudad, donde las funciones desempeñadas –salvo la de ser una reserva de mano de obra inmediata– son mínimas…» (QUINTANA ANDRÉS, P. C.: Producción, ciudad y territorio: Las Palmas de Gran Canaria en el Seiscientos, Las Palmas de GC, 1997).

Concluye este autor que «La ciudad surge de este modo como un crisol de contradicciones entre víctimas del sistema y ejecutores del mismo, aunque ambos nunca pudieron calibrar sus consecuencias». Es así como se deja notar la influencia sevillana en los nombres de los dos barrios históricos de Vegueta y Triana separados por el "rio" Guiniguada, pero mantiene además los formatos de las urbes castellanas con sus arrabales, que en este caso por tratarse de una franja costera, no serán en sus afueras expuestas a los ataques de piratas y bereberes, sino que se refugiará en los Riscos ascendentes al poniente de la Ciudad.

Triana y Vegueta (fotosaereasdecanarias-com)

Las calles de su primera urbanización tomarán los nombres de los oficios, bienes, identidades o defectos físicos que en ellas imperan, como Herrería, Mancebía, Camelleros, Carnicería, Barrera, Acequia, Toril, Berbería, Portugueses, Corcovado, ...; y como no, la ermita, convento o cofradía allí situadas, como si de un largo santoral se tratara: Antón, Ana, Remedios, Concepción, Agustín, Francisco, Domingo, Pedro Mártir, Vera Cruz, ...; o los edificios públicos Audiencia,  Cabildo, Tribunal, Hospital,... Y fuera de las murallas, quedaron las huertas de Triana y de Vegueta, como terrenos próximos de cultivo.

Paulatinamente, después de casi dos siglos de retraso y abandono tras el saqueo del holandés Van der Doez, la Ciudad se convirtió en una plaza mercantil muy activa gracias al comercio de la caña de azúcar, que sin embargo, atrajo también peligrosos ataques piratas que se sucedieron hasta el siglo XVIII en que estuvo prácticamente abandonada por la Corona y en ocasiones soportando el hambre que propinaba el desabastecimiento por el cerco impuesto por las coronas eurpeas que disputaban la propiedad de los mares.
Plaza del Pilar Nuevo (casadecolon-com)
Durante esta larga y obligada agonía se hicieron escasas obras públicas de adecentamiento y modesto equipamiento: «En el último tercio del XVII, el corregidor Coello de Portugal consiguió que se hicieran mejoras en el pilar de Triana y en el paseo que conducía al Hospital de San Lázaro, así como en el camino que llevaba desde la ciudad a Teror.

A mitad del siglo XVIII, en tiempos de corregidor Núñez de Flórez y Arce, se hizo el Pilar Nuevo, esbelta fuente de sillería situada en la plazuela qwue hoy lleva su nombre» (HERRERA PIQUÉ, A.: La ciudad de Las Palmas, noticia histórica de su urbanización, Sta. Cruz de Tenerife, 1978).
La Ciudad y el Puerto (fotosaereasdecanarias-com)
La Ciudad permanecerá tres siglos igual sin mayor crecimiento urbanístico y será a partir de los años cuarenta del siglo XIX cuando ya dispone de diecinueve mil habitantes que se verán mermados por la fuerte emigración y el cólera morbo.

Con la llegada de los liberales decimonónicos es cuando se decide iniciar la llamada segunda urbanización de la misma al unísono con la construcción del Puerto de la Luz, produciéndose primero la entrega de suelo público para autoconstrucciones en las Fincas Unidas y en el Arenal "por fuera de la portada", que progresivamente no pararía y se extendería por la Ciudad Jardín y la ribera portuaria con la llegada de los ingleses, esta vez para crear en la Ciudad su gran centro de operaciones mercantiles entre sus colonias en África y la City londinense.

Esta sobresaliente actividad anglosajona auspiciará que el tráfico marítimo de la Ciudad con el Reino Unido sea enormemente superior al tráfico con la Península Ibérica.

Es el último cuarto del siglo XIX el que situará definitivamente a la Ciudad en las puertas de su gran transformación moderna. Avanzado el siglo XX, el municipio se anexiona el ayuntamiento de San Lorenzo para iniciar la urbanización de Guanarteme e incorporar Tamaraceite y Las Rehoyas; años después se inicia la urbanización de la Ciudad Alta y paralelamente se crece hacia el sur por las Filipinas de San Cristóbal, para terminar ensanchando su franja costera donde se asienta ganándole superficie al océano con la construcción de la Ciudad del Mar. 

Se añade después a su denominación el nombre de la isla para quedar en Las Palmas de Gran Canaria y así distinguirse de otros nombres similares del estado español. En la siguiente centuria su proyección internacional la convertirá en una auténtica plataforma tricontinental.

(IDE Gran Canaria)



PALMAS, MONTAÑA LAS (TELDE)

Entre el barranco Real de Telde y su tributario el barranco de Tecén, el accidente más característico es esta montaña, cuya cumbre pasa de los quinientos metros de altitud y constituía una atalaya natural desde la que se podía contemplar todo el antiguo territorio de Telde, incluyendo el antiguo pago de Valsequillo. Su nombre se debe a la antigua existencia de palmeras, llamadas también «palmas» como es sabido.
Cantera (Fedac)
El topónimo está documentado desde el siglo XVII, cuando Pedro Sánchez Cruz en escritura de 4 de febrero de 1697 dice poseer dos fanegas y nueve celemines de una «Suerte de tierra para centeno en la Montaña de Las Palmas».
En la primera mitad del siglo XX se harían famosas la canteras de esta montaña para la extracción de los llamados cantos dorados o amarillos, bloques macizos de picón (lapillis) que durante centenares de siglos la sedimentación natural compactó, canteras que se localizaron en distintos lugares de la isla.

Otra cantera (Fedac)
 Fueron muy utilizados para la sillería en la construcción de muros y estanques, pero en esta última época se emplearon con el fuerte empuje de la construcción de los primeros pequeños edificios de viviendas multifamiliares en Las Palmas de GC y Telde.

La aparición con posterioridad de los bloques huecos prefabricados de hormigón y picón, también de brosa recogida y lavada en los cauces de los barrancos, supuso el abandono de estas canteras que dejaron a la vista la perpendicular herida abierta en el relieve por la extracción de los cantos dorados.


Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)

PALMAREJO, EL (SANTA BRÍGIDA)

Caserío situado en la carretera de La Calzada a Santa Brígida por La Angostura (GC-320), en el cruce con la carretera Las Meleguinas-Pino Santo (GC-324).

Topónimo que denota arcaísmo castellano que hace referencia al denominador común de todo el paisaje de Santa Brígida y que lo llevaba en su nombre aborigen.
Vista (Google earth)
El topónimo está documentado en la desamortización de los bienes del Convento Dominico de Las Palmas aparece en un remate trece fanegas que se adjudicó el convento por deudas de censos de unos «Terrenos de secano en su mayor parte arrifes y el resto sembradura, en El Palmarejo» que son vendidos el 2 de septiembre de 1857 a José Doreste Romero por 14.488 reales de vellón, quien a su vez los vende a José Miguel Rodríguez el 29 de noviembre del mismo año.


Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)

PALMAR, EL (TEROR)

Actualización 8-abr-2016
Topónimo con el que se conoce el barrio situado al pie del Pico de Osorio, entre Los Castillos en los lomos de Riquiánez y Guanchía, debe su denominación a la presencia en la antigüedad de hermosos ejemplares de la palmera canaria (Phoenix canariensis), endemismo oriundo del Archipiélago.

El valle de El Palmar fue uno de los primeros lugares colonizados por los repobladores que se establecen en Teror tras la conquista de la isla, tal y como muestran las abundantes referencias documentales que se remontan al siglo XVI, posiblemente por la proximidad del poblado aborigen de Guanchía.

Las referencias documentales antiguas se refieren a las Huertas de El Palmar, topónimo que se conserva más al norte del actual asentamiento, y en su extensión actual ya abarca el lugar de La Peñita que en la antigüedad es mencionada como Peña Horadada por haberse excavado en ella un santuario.

Ermita de La Peña o La Peñita (Fotografía: Nacho González)
Las primeras noticias que se tienen son de 1530 cuando se le concede a Cristóbal de Vergara un asiento de colmenas en el lugar. Unos años después, el Capitán de Infantería, Conquistador y Regidor Perpetuo de la isla Álvaro Herrera Álvarez, en su testamento de 18 de mayo de 1538 dice tener setenta fanegas de «Tierras de pan llevar en los Granadillares de la Peña Horadada en el Palmar de Cerpa».

El lugar de El Palmar de Teror es el escenario en el siglo XVI que motiva un pleito por los asentamientos de colmenas. Es el pleito del hijo de Cristóbal de Vergara, García de Vergara, con el hijo de Alonso Muñoz, Gonçalo Hernandez Muñoz. El pleito no lo era por la propiedad de las tierras, que siempre estaban documentadas por los títulos que se expidieron por los repartimientos y los posteriores protocolos de los escribanos públicos cuando las mismas se vendían.

En esos tiempos la miel y la cera eran productos muy cotizados, llegándose a regular las medidas que habían de respetarse en las ventas «Otrosy que la dicha miel se venda por las medidas desta ciudad e la cera se pese por las pesas desta ciudad que sean buenas medidas e pesas afinadas por el almotacén e que de otra manera no se puedan vender so pena de perdido …».

Acueducto (Fedac)
La misma Ordenanzas de 1531, dado el interés por los asientos de colmenas, en un lugar determinado donde se supone es en esos tiempos era hábitat más apropiado en gran medida por la floración natural y la buena orientación en la exposición a los vientos dominantes, regulaba las distancias que entre los colmenares se debía respetar:

«Otrosy porque los dichos colmenares tengan buenos pastos e no se hagan daño los unos a los otros se provee e manda que de un colmenar a otro aya distancia de una legua de tres mil pasos e que dentro del dicho término no se pueda dar sitio de colmenar en perjuicio del que primero esto vyere ny nynguna persona pueda poner colmenar dentro del dicho término contra la voluntad del dueño del primer colmenar so pena de seyscientos maravedís e que sea obligado a mudar las colmenas dentro de ocho días después que fuere requerido por el señor del primer colmenar y esta hordenanza se entienda en los colmenares que de aquy adelante se quisiere fazer e poner» (MORALES PADRÓN, F.: Ordenanzas del Consejo de Gran Canaria. 1531, Sevilla, 1974).

Aunque los protagonistas del pleito eran sus hijos, los derechos que se preservaban eran los obtenidos por sus ancestros fallecidos: uno es Cristóbal de Vergara, probable judeo-converso natural de Sevilla, que llegó a ser regidor a inicios del s. XVI, y al otro lado a Alonso Muñoz que puede ser otro colonizador más, vecino de Gáldar, con buena posición dentro de la sociedad galdense. De ambos tenemos documentadas distinta información que hemos ordenado cronológicamente, y entre la que incluye el título por el que adquirieron la propiedad.

1-ene-1500 «En los siguientes años fueron regidores del consistorio Cristóbal Vivas, Juan de Narváez, Nicolás Rodríguez, yerno de Martín de Vera y uno de los que secundó el movimiento de las comunidades en Canarias; Cristóbal de Vergara, Pedro de Peñalosa, Juan de Escobedo, Antón de Serpa, Juan de Maluenda, Luis Cerón, Juan de Çiverio y Cristóbal de Serpa» (LOBO CABRERA, M. Y RIVERO SUAREZ, B.: “Los primeros pobladores de Las Palmas de Gran Canaria”, Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 37, 1991).

Horno (Fedac)
12-ago-1519 «Venta. Antón Fernández de Santiago a Alonso Muñoz, veinticinco fanegadas en la Montaña de Anriquianes por veinte mil maravedises, 800 maravedises fanegada» (CAMACHO Y PÉREZ GALDÓS, G.: “Cultivos de cereales, viña y huerta en Gran Canaria. 1510-1537”, Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 12, 1966).

12-ago-1522 «… ante el escribano Cristóbal de San Clemente. Cristóbal de Zerpa, regidor y vecino de la isla, vende a Cristóbal de Vergara, vecino de la isla, 30 fanegadas de sembradura de sequero, encima de las tierras de Juancho de Siverio, difunto, que lindan con tierras de Juan de Narváez, regidor, por la parte de arriba, y por abajo con tierras de la mujer y herederos de Francisco de Mercado, que ahora son de Pedro García, vecino de Armas, y un lomo, arriba, que va a dar a la mitad de la montaña redonda de Terore, y queda enmedio de las dichas tierras una cañada que todo su número es 40 fanegadas de tierra de sembradura.» (HERNÁNDEZ JIMÉNEZ, V.: “Aguas del barranco de Tenoya”, Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 33, 1987).

9-oct-1525 «… Marcos de Jacomar vende a Cristóbal de Vergara treinta fanegadas cerca de los silos de Arucas, lindando con tierras que van a dar a la montaña de Teror y con el camino que une los dos lugares, sólo cobra a razón de seiscientos sesenta y seis maravedises, pero es que doce de aquellas fanegadas están todavía por desmontar.» (CAMACHO Y PÉREZ GALDÓS, G.: “Cultivos de cereales, viña y huerta en Gran Canaria. 1510-1537”, Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 12, 1966).

Estanque (Fedac) 
«Cuando se llega a ciento sesenta y seis maravedises, ya son tierras montuosas de helechares o granadillares, como las sesenta fanegadas que Cristóbal de Vergara compró en el término de Teror» (IBIDEM).

24-oct-1526 En el poder otorgado a Francisco Xaymes, en la «… interesante nómina de conquistadores, pobladores y canarios aborígenes la debemos a la indignación y ofensa con que tomaron todos los vecinos de Gáldar la decisión del gobernador de la Isla y su justicia mayor, el noble caballero Martín Fernández Cerón, de crear una alcaldía real para la localidad de Guía, que hasta entonces se hallaba integrada en la de aquélla …» encontramos a Alonso Muñoz (BONNET SUÁREZ, S.F.: “La villa de Gáldar en 1526”, El Museo Canario, núm. 73-74, Enero-Diciembre 1960).

5-jun-1534 «…  ante el Escribano Cristóbal de San Clemente. Bartolomé de Mújica y García de Mújica, hijos de Michel de Mújica, difunto con licencia de su abuela Leonor de Tejera, venden a Cristóbal de Vergara, vecino de Gran Canaria, un pedazo de tierras de sequero de helechales, granadillas y montuosas que fueron dadas a su padre en vecindad y repartimiento en el que puede haber 50 fanegadas de sembradura; linda con tierras de Cristóbal de Vergara y la montaña de Teror; los terrenos que se venden y los de Vergara, constituyen la base del actual cortijo de Ossorio». (CAMACHO Y PÉREZ GALDÓS, G.: “Cultivos de cereales, viña y huerta en Gran Canaria. 1510-1537”, Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 12, 1966).

Casa y pajero (Patrinet)
El pleito se sustancia ya fallecidos los padres, en una petición que se hace el 24 de septiembre de 1544, cuando Garçia de Vergara solicita al Cabildo General nuevo título, al no encontrarlo el escribano del cabildo Juan de Ariniz: «…. Cristobal de Bergara mi señor padre difunto que sea en gloria a tenido de mas tiempo de diez o doze asños a esta parte un asiento de colmenas en unas tierras suyas en el termino de Terore junto a las tierras que dizen del Palmar del qual por vuestra señoria al dicho tiempo le fu dado titulo e por virtud del lo a tenido e poseydo e agora lo tengo e poseo como su legitimo hijo …»(RONQUILLO, M. Y AZNAR VALLEJO, E.: Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1998).

De la otra parte, Gonçalo Hernandez Muñoz dice «… que a mi noticia es venido como por Garçia de Vergara cautelosamene a pedido titulo de un açiento de colmenas en unas tierras mias que son en el termino de Terore frontero de la Peña Horadada donde ansi mismo yo tengo çiertas colmenas a muchos años como dare nformacion dello, por tanto yo contradigo el dicho açiento que pido por las cauas dichas y por que están en las mismas casas de mi morada y abitacçion do ordinariamente rezido y dándoles titulo querra intentar que yo quite de allí las dichas mil colmenas a que no deva dar lugar vuestra señoria, la qual suplico de no den data alguna del dicho açiento de colmenas al dicho Garçia de Vergara …» (IBIDEM).

Siguiendo las prácticas y exigencias de la época para con los títulos de repartimientos, ambas partes presentan distintos testigos que hacen testimonio bajo juramento de lo que conocen, de los cuales resumimos aquello que resulta de interés para nuestra pequeña historia.

Casas Camino de La Peña (Google Earth) 
El labrador Tome Hernandez dijo que hacía unos 17 o 18 años que fue a sembrar junto con Alonso Naranjo, quien puso allí ciertas colmenas y que hacía 4 o 5 años Alonso Naranjo dio la mitad y vio que las mismas las poseía Cristobal de Vergara, que compró la otra mitad del asiento, y que conocía que fue heredado por Garçia de Vergara al fallecimiento de su padre.

Comparece también el labrador [Alonso] Naranjo quien dijo que puso las colmenas en unas cuevas que moraba que eran de Gonçalo Hernandez Muñoz o de su padre, que estuvieron dos años, y que Gonçalo Muñoz no quería tenerlas cerca, motivo por el que pidió el consentimiento de Cristobal de Vergara poniéndolas en sus tierras e hizo una “casilla” junto a las colmenas, y que le hizo otras a Cristobal de Vergara vendiéndolo parte de las suyas, conociendo que fallecido, el asiento de colmenas lo tenía Garçia de Vergara.

Otro testigo más es Françisco Franco, que decía que hacía 13 o 14 años vio allí cierta cantidad de colmenas que poseyeron Alonso Naranjo y Cristobal de Vergara y que oyó decir que cuando murió Cristobal de Vergara las poseyó su hijo Garçia de Vergara. También acudió Juan Martin hijo de Antonio Afonso aperador del regidor Zuilo [Ramirez] manifestando que hacía 10 años vio que en las tierras de Bergara sic) había un colmenar de abejas que fue primero de Alonso Naranjo quien vendió parte a Cristobal de Vergara, y que después paso a su hijo Garçia de Velgara (sic) quien compro la parte del colmenar de Alonso Naranjo, y que en todo este tiempo no ha conocido colmenas de Gonçalo Hernandez.

Casas Camino del Lomo (Google Earth)
El 26 de septiembre, Gonçalo Hernandez Muñoz suplica al Cabildo «… me hagan merçed de me dar titulo de un colmenar que esta en unas tierras mias que son en termino de Terore frontero de la Peña Horadada …», quien presenta como testigo a Rodrigo de la Fuente que decía que hacía un mes y medio, que pasando junto a las tierras de Gonçalo Hernandez vio asentadas ciertas colmenas en esas tierras y ue le habían dicho que dichas colmenas eran de Gonçalo Hernandez.

Se presenta también el labrado Françisco Navarro diciendo que las únicas colmenas que había visto eran las de Gonçalo Hernandez, testimonio parecido al realizado por […] de Serrano añadiendo que las había visto desde hacía dos años.

No falta entre tantos testimonios el de Pedro Vaez que se extiende mucho más en su juramento diciendo que había visto que Gonçalo Hernandez ciertas colmenas, que en este año le ayudó a castrar, pero que no se acuerda de cuánto tiempo las tiene allí, pero sí que detrás de estas colmenas había otro colmenar de Cristobal de Vergara, que ahora tenía su hijo Garçia de Vergara, y que se acuerda que al principio se pusieron colmenas en las tierras de Gonçalo Muñoz, padre de su padre por Alonso Naranjo y «… después las propias colmenas puso el dicho Alonso Naranjo de las dichas tierras de Gonçalo Hernandez Muñoz en tierras del dicho Cristobal de Vergara el qual a oydo dezier que las vendio a los dichos Cristobal e Garçia de Vergara…». Por último interviene el labrador portugués Domingos Perez quien dice que conoce que el colmenar de Gonçalo Hernandez lo tiene desde hace seis meses.

Garçia de Vergara compareció de nuevo para pedir al Cabildo que no le dieran título de asiento de colmenas a Gonçalo Hernandez porque no pueden haber dos colmenares juntos, y trató de aclarar que lo que determinó el licenciado e inquisidor del obispado Luys de Padilla, en el pleito de su padre Cristobal de Vergara con los hijos de Alonso Muñoz «… es muy diferente de lo que agora se trata es sobre el colmenar y lo que entonces se determino fuese las escrituras …».

Campana de agua entre el millo (Patrinet)
La decisión final del Cabildo vistas todas la contradiciones fue en la práctica dejar todo como estaba antes de las demandas de ambas partes «… no a lugar de dar titulo a los unos ny a los otros del colmenar que piden e que cada uno posea las que tiene e aprovecha su colmenar …». En la práctica la decisión final de cual colmenar subsistiría se dejaba al control de las propias abejas y sus reinas, que podrían declarar la guerra entre sus zánganos o convivir en paz ambas comunidades, y ello siempre que la floración aportara polen suficiente para ambas.

Una década después de estas primeras manifestaciones de vecindad, el 10 de febrero de 1559 Ana García, viuda de maestre Juan, en su testamento declara que ha hecho a su costa una ermita bajo la advocación de la Virgen de Las Nieves en la Peña Horadada y nombra por patrona de la misma a su nieta María de Acusa. Posiblemente se trataba de la cueva anexa a la sacristía de La Peña, pues la mismas ya había sido "horadada" entre 1510 y 1520.

La parte trasera de la imagen está fragmentada, pero se desconoce si se realizó para desprenderla de un retablo y permitir su introducción en algún nicho de pequeño tamaño. No se nombra en los papeles a la Virgen hasta que en 1611 Diego Hernández el Mentado funda una misa «… por el día de Nuestra Señora de las Nieves sobre las tierras… donde dicen el Barranquillo Seco…».

La primera ermita que se construyó como edificación exenta para cobijo de la imagen se realizó por disposición testamentaria de Nicolás de Herrera-Leiva y Medrano, Abogado de los Reales Consejos y Fiscal de la Audiencia de Canarias, quien en 1666 ordenaba en su testamento que como estaba en una cueva se le hiciera una ermita.

Casa de alto y bajo (Patrinet)
Otras referencias toponímicas nos las dan el 26 de julio de 1680 el prestamista Capitán Juan Matos y su mujer María González, quienes al fundar su Mayorazgo dan referencias de la exposición de las tierras al sol según el lado del barranco del Pino en el que están, cuando al describirlas dicen de sus tierras «Finca de tierra labradía y erial de “secano” en la Umbría (Palmar); Finca de tierra labradía y erial de “secano” en las Huertas (Palmar); Trozo de tierra labradía de “secano”».

A finales del siglo XVII, los documentos siguen dando referencias de otros topónimos del lugar que nos aproximan al paisaje de la época;  en el testamento del Canónigo doctoral de la Catedral y Juez Subdelegado del Tribunal de la Sta. Cruzada Juan González Falcón que realiza el 27 de agosto de 1693, nos dice de trece fanegas en cercados y suertes: «Cercado labradío con “arrifes” denominada “Fuente de San Vicente” en el Palmar. Cercado frente al anterior denominado “Cueva Morena” en el Palmar. Suertes de tierra denominadas “Llanos de las Eras” en el Palmar».

Al igual que sucede con otros pagos y lugares del término, el caserío aparece citado en las Constituciones Sinodales del obispo Pedro Dávila y Cárdenas de 1737. Contaba en aquel entonces con un total de sesenta vecinos, aproximadamente unos trescientos estantes. La referencia que se hacía de vecinos se correspondía con el número de casas habitadas por familias bautizadas.

Casas de la Huerta (Google earth)
En la década de 1780, por la persistente necesidad de reparaciones de la antigua construcción de la ermita, los vecinos comenzaron a reunir madera de mayor calidad para proceder a fabricar un recinto mejor, demoliéndose la antigua ermita sobre 1787. La nueva fue fabricada "desde los cimientos" por el pueblo y con las donaciones del mayordomo Diego Ramírez.

Con posterioridad en el siglo XVIII se conocen documentalmente nuevos propietarios, sucesores o compradores, que en las descripciones de las tierras añaden muchos más topónimos de interés en el lugar.

Ya en el siglo XX, el 18 de marzo de 1943, se crea la parroquia que años más tarde determinaría la construcción de una nueva iglesia de mayor tamaño en un lugar con mayor espacio, manteniéndose en pie la antigua ermita en la encrucijada de los antiguos caminos.


Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)