Distintos son los buenos y
académicos estudios que se han realizado sobre la toponimia de Gran Canaria
desde el enfoque del léxico en su vertiente filológica y etimológica,
destacando alguno de ellos «bajo el
prisma de la teoría de los campos semánticos, de la misma manera que se hace
con el léxico común», prevaleciendo lo perteneciente o relativo a la
significación de las palabras, eminentemente lingüísticos.
Se reconoce incluso que «...muy poco sabemos acerca de qué reglas
operan en la formación toponomástica, y, menos, cuáles son las relaciones que
se establecen entre un topónimo cualquiera y los demás elementos del sistema
del que forman parte.
Desconocemos en el mundo de la filología hispánica la
existencia de investigaciones que nos indiquen cuáles son esas reglas o cuáles
los procedimientos mediante los que se constituye la toponimia de un
territorio» (SANTANA MARTEL, E.: La toponimia de Gran Canaria. Estudio
morfosintáctico y estadístico, Las Palmas de GC, 1998).
Decía el eminente y recurrido
filólogo Joan Coromines (1905-1997): "¿Puede
pensarse que el hombre, que desde que tiene uso de razón se pregunta el porqué
de todas las cosas que ve y que siente, no se preguntaría sobre el porqué de
estos nombres que todo el mundo tiene continuamente en los labios”.
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"Misceláneas
Canarias", Historia Natural de las Islas Canarias
P.
Barker-Webb y Sabino Berthelot (París, 1839)
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Con ese pensamiento crítico del profesor Coromines que dedicó toda una vida al estudio de la etimología de las palabras, buscando el origen de las mismas, resulta obligado profundizar en los topónimos con una perspectiva transversal, abarcando todas las materias para entender su significado.
Es conocido que los
topónimos, como nombres propios de lugares, en los momentos de su génesis y
consolidación en el tiempo obedecieron a la voluntad de la memoria colectiva de
sus lugareños, quienes con su creación, de forma casual y causal, pretendieron
detectar las señas de identidad del lugar para que pudiera ser localizado e
identificado tanto por los vecinos, como por terceras personas, y así incorporar
estas señas a los libros acreditativos de la propiedad. Es tarea distinta por
tanto clasificar y analizar los topónimos en función de lo que significaba en
el contexto de su génesis y con la intención de la significación perseguida.
Buscar por tanto la relación del lugar con la palabra.
Respetando la cronología
desde la llegada de los primeros conquistadores que colonizaron la isla, para
entender mejor esa causa o razón de ser de los topónimos grancanarios, he
realizado una clasificación que se aparta parcialmente de las conocidas,
observando su génesis y el significado
particular que tenía para los lugareños, y a modo de ensayo definir alguna de
las reglas que se siguieron en su formación, como las características
geográficas y orográficas, el habitat animal y vegetal, la titularidad de los
bienes, las actividades, relaciones y costumbres de sus pobladores, respetando
las distintas etapas: prehistoria, protohistoria e historia.
FONO-TOPÓNIMOS
Desde el primer momento que los
conquistadores arribaron a la isla e iniciaron su conquista, observaron que
muchos lugares eran ya reconocidos por los propios habitantes aborígenes
grancanarios, y aún cuando eran mencionados en su propia lengua, no escrita,
desconocida para ellos, resultaba más apropiado recordar por su fonética, es
decir, por el conjunto de sonidos que pudieron percibir por sus oídos, sin
reparar para nada en su posible significado, percepción que pudo ser distinta
tanto como distintos oyentes hubieron, y que intentaron trasladar a la
escritura en la lengua castellana.
Es así como surge un elevado
número de topónimos de la prehistoria aborigen,
que han podido llegar a nuestros días en distintas versiones escritas, incluso por
su continua modificación desde la primigenia grafía documentada, esencialmente
por su incomprensión en la lengua castellana al no conocer su etimología. Han
habido muchos inventarios y catálogos de los considerados como topónimos
"aborígenes", ardua tarea pues para a un mismo lugar pudieron haber tantos
como el número de cronistas que erraron en la transcripción del oral al
escrito, e inclusive el recurso de una fuente oral correspondiente a una
generación aborigen no coetánea a la conquista. Entre muchos, los siguientes:
Arucas, Mogán, Acusa, Adeje, Agaete, Agazaga, Agualatunte, Aguatona, Agüimes, Almogarén, Amurga, Anzofé, Arguineguín, Arinaga, Arteara, Artejévez, Artenara, Ayacata, Ayagaures, Cendro, Chira, Fagagesto, Faneroquito, Farailaga, Farragú, Fataga, Firgas, Fortamaga, Furnia, Fusnios, Gáldar, Garguja, Gargujo, Gitagana, Gofio, Gomestén, Guanarteme, Guardaya, Guayedra, Guayeira, Güígüí, Guiniguada, Gumanillo, Gurugú, Inagua, Itara, Jinámar, Malfú, Maninidra, Marzagán, Satautejo, Tafira, Taidía, Taigúy, Taliarte, Tamaraceite, Tara, Tasarte, Tasartico, Tauro, Tecén, Tegueste, Tejeda, Telde, Temisas, Tenoya, Tenteniguada, Teror, Tifaracás, Tirior, Tirma, Tirnagada, Tocodomán, Utiaca, Veneguera, Vigaroy, etc.
De lo expuesto, mi atrevimiento por llamarlos Fono-Topónimos, pues lo único que conocemos
de ellos, aparte de su cercana localización, es una aproximación al conjunto de
sonidos que emitían los aborígenes cuando lo pronunciaban, sin que conozcamos
con certeza su significado a pesar de los numerosos esfuerzos que los
investigadores han realizado, por la propia dificultad de la expresiones
escritas en el castellano y el paso de los siglos, más aún cuando puede ser un
dialecto de una lengua matriz por el "aislamiento cultural" desde su arribada
a la isla.
Dentro de los mismos hemos de
incluir aquellos que obedecen a bienes y costumbres canarias de todo tipo cuya
denominación oral en la lengua aborigen se ha mantenido en el tiempo, y se
convirtieron en topónimo, es decir en el nombre de algún lugar concreto.
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"Misceláneas
Canarias", Historia Natural de las Islas Canarias
P.
Barker-Webb y Sabino Berthelot (París, 1839)
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ARQUEO-TOPÓNIMOS
En la etapa de transición de
la prehistoria a la historia, lo que conocemos por protohistoria donde convivieron dos
distintas culturas, se crearon por los conquistadores una seria de topónimos ya
expresados en la lengua castellana que obedecía a una regla no escrita por la
cual crearon determinados topónimos que serían impropios zoo-topónimos, por su
relación con el reino animal, cuando en mi opinión obedecían a la expresión de
la apariencia que para ellos tenían las distintas estructuras constructivas de
los aborígenes canarios, creando así un lenguaje toponímico que obedece a unas
claras reglas morfológicas, o a la utilización de sufijos cronológicos. Enumero
a continuación los más significativos:
Caserones:
Este topónimo está
asociado a yacimientos arqueológicos (La Aldea de San Nicolás, San Bartolomé de
Tirajana, Telde…), nombre con el que denominaban un poblado aborigen de casas
de piedra seca, de planta circular al exterior y de tendencia cuadrangular o
cruciforme al interior, con una perfecta adaptación a las condiciones
orográficas, acomodando los muros a las irregularidades del terreno y
recurriendo a la excavación parcial del suelo, posibilitando el encajonamiento
horizontal en la ladera. Son recogidos en la documentación histórica de los
siglos XVI a XVIII para referirse a las construcciones prehispánicas que aún en
esos siglos continuaban siendo utilizadas. Son la única excepción genérica al
uso troglodita de las cuevas al margen de Los
Cofritos (Artenara) y El Telar
(Santa Brígida), que parecen tener una factura constructiva distinta.
Circunstancialmente aparece también como "casarones" que puede ser
una corrupción.
Palomar, palomares, de palomas:
Posiblemente el sistema
más primitivo de la cultura troglodita, utilizando cuevas naturales que en
contadas ocasiones labraban, y cuando lo hacían era para horadar el risco para
diferenciar aposentos, o dar forma de ménsulas, hendiduras, goznes, pernios,
etc. para encajar las piedras lajas de cerramiento u hornacinas. Tenían
diferentes aprovechamientos como habitacionales, silos y otros. La semejanza
con los habituales nidos de palomas en las rocas, en lugares bastante
inaccesibles, dieron lugar al topónimo.
Hormigueros:
Llamaban así a un conjunto
de cuevas naturales que se encontraban a ras del suelo o a baja altura. Los
arqueólogos han determinado por los vestigios encontrados que normalmente su
uso no era habitacional, pues los aborígenes canarios les daban un destino funerario.
Los más conocidos se encuentran en Santa Maria de Guía y en Firgas.
Habitualmente no se adjudican usos habitacionales o de silos de carácter
prehistórico, si bien lo pudieron tener ya con posterioridad. La semejanza con
el habitat donde las hormigas realizan su vida colectiva propició el topónimo.
Hornillos:
El origen del
topónimo puede ser tan distinto, como distinto son los lugares en que lo
encontramos. Desde los primeros cronistas ya se trasmitía el parecido de los
"caserones canarios" de los aborígenes con "hornillos"; por ejemplo, Tomás Arias Marín de Cubas
(Historia de las siete Islas de Canaria, Madrid, 1986) recoge textualmente la
expresión «...y paredones a modo de hornillos...», a partir de la cual no se
llega a concluir si eran hornos o sus construcciones habitacionales tenían tal
parecido.
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"Misceláneas
Canarias", Historia Natural de las Islas Canarias
P.
Barker-Webb y Sabino Berthelot (París, 1839)
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Si queda claro que
cerca de algunos topónimos de la isla existen yacimientos arqueológicos, como
es el caso del Barranco del Hornillo
(San Bartolomé de Tirajana) donde en sus proximidades se localizan cistas y
enterramientos colectivos, y, el litoral de El
Hornillo en el puntón del Pasito
Blanco (Aldea de San Nicolás) asociado al conjunto arqueológico de la
desembocadura del barranco de la Aldea (MARTÍN DE GUZMÁN, C.: Las culturas prehistóricas de Gran Canaria,
Madrid, 1984), y como no el lugar del yacimiento aborigen de Artenara también
llamado Cruz de la Esquina.
Por su
localización sea posiblemente esta teoría la más próxima a la realidad de su
origen. Normalmente son cuevas de habitación en altura, comunicadas por
andenes, donde la mayor diferencia con el llamado Palomar es que estas además de considerarse cuevas artificiales,
labradas por el hombre, se remataban de algunos cerramientos en la fachada y
separaciones interiores construidas con adobe. Se desprende por tanto que son
una evolución posiblemente influenciada por las costumbres de los
conquistadores ya en la proto-historia, e inclusive adentrados en la historia.
Pueden ser por
consiguiente los llamados Palomares
mejorados tras la conquista con los cerramientos de adobe. Es poco frecuente
encontrar en los Palomares el adobe
característico de los Hornillos, y
sus usos son variados: de habitación, silos, religiosos y en contadas ocasiones
funerarios.
El topónimo Hornillo de la cultura troglodítica fue
adoptado por su apariencia con las colmenas castellanas así llamadas que se
fabricaban con ladrillos de adobe.
Audiencia:
Topónimo que se da
a algunos lugares donde existe un Tagoror, como es el caso de Temisas, por su
similitud en cuanto al oficio que desempeñaba dentro de la cultura aborigen.
Lugarejo, castillejo, corralejo,
etc.:
Los conquistadores
añadieron el sufijo "_ejo", en
singular y en plural, a distintos topónimos como los relacionados en el
epígrafe para identificar de esta forma los que eran "del tiempo de los Canarios" o "del tiempo de la Gran Canaria", y otras expresiones
usadas en los distintos documentos donde son mencionados cuyo topónimo ha
llegado a nuestros días como es el caso de Lugarejo
(Santa Brígida) y Lugarejos
(Artenara), Castillejos (Arucas, Las
Palmas de GC, Sta. Lucía de T., Santa Mª de Guía, Tejeda, Vega de San Mateo, y
otros), así como los ya desaparecidos de Lugarejo
(San Lorenzo y Sta. Lucía de T.) y Corralejo
(Tejeda).
Menos frecuentes en
nuestra geografía son también otros como Guirreras
(Las Palmas de GC) y Nidocuervo
(Gáldar) que responden al formato de los mencionados Palomar
y Hormiguero respectivamente, como lo son
a este último aprovechamiento funerario, los numerosos referidos a Huesas y Huesos,
que podríamos considerar atemporales pues pudieron tener su génesis en la época
histórica, como ocurre con el impropio conventual del Cenobio, topónimo al que
hubiera correspondido uno de los tantos conocidos Silos,
de los cuales solo uno de ellos es mencionado tempranamente (Santa Brígida). Salvo
las referencias documentales a Paredones y Paredillas de la cultura aborigen que aparecen
tempranas, todos los mencionados en este párrafo, incluyendo en el Guanchía, puede considerarse nacieron en
la época histórica.
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"Misceláneas
Canarias", Historia Natural de las Islas Canarias
P.
Barker-Webb y Sabino Berthelot (París, 1839)
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GEO-TOPÓNIMOS
Aparecen un
interminable número de topónimos que obedecen a la geología del territorio,
cuyos accidentes orográficos reciben singulares "canarismos" que
identifican elevaciones, depresiones o neutrales llanos en todas sus variantes, además de cavidades de
todo tipo.
altillo, alto, altos, altozano, atalaya, cadena, cadenillas, cerrillaletes, cerrillar, cerrillo, cerro, cordillera, cuchillón, cuchillones, cuchillos, cumbrecilla, espigón, loma, lomillo, lomitillo, lomito, lomitones, lomo, mesa, meseta, mesetilla, mesilla, mesita, montaña, montañeta, montañetilla, montañilla, montañón, monte, montecillo, morrete, morretillos, morretón, morrillo, morro, repecho, reventón, talayitas, talayón, etc.
bajada, bajo, bajón, caldera, caldereta, calderetilla, calderilla, calderina, caldero, cantil, cantillo, cañón, cuesta, despeñaperros, desriscaderos, ensillada, filo, frontón, hoya, hoyanco, hoyas, hoyeta, hoyete, hoyetilla, hoyetillas, hoyetón, hoyilla, hoyillo, hoyillos, hoyo, ladera, ladereta, laderetas, laderilla, laderón, rehoyas, rehoyete, etc.
degollada, degolladilla, degolladita, entremontañas, llanete, llanillo, llanitos, llano, valle, vega, vegueta, veguetilla, etc.
covachones, cuasquías, cueva, cuevagacha, cuevecillas, cuevita, cuevón, cuevoncillos, cuevones, grieta, sima, solapón, solaponcillo, etc.
Le acompañan a
éstos descriptivos de la orografía del territorio, otros que obedecen también a
sus características:
climáticas: seco, sequillo,
verde y seca, verdiseca, etc.
costeras: acantilado,
ancón, bahía, baja, bajamar, bajeta,
bajilla, boca, bocabarranco, bolas, bufadero, caladero, caleta, caletón,
cantil, charcón, charquillo, chupadero, ensenada, entallada, espolón, farallón,
isleta, marfea, puntilla, restinga, etc.
cromáticas: blanco, colorado, bermejal, etc.
edafológicas: almagrera,
arenal, arenas, callao, cascajal, cascarrial, galgar, laja, lajiales, maypez,
malpaís, masapés, tosca, toscón, etc.
hidrográficas: barranco,
barranquillo, barranquera, cabuco, culata, charcas, charquetas, desaguaderos,
embocada, médano, ribanzo, etc.
morfológicas: agujerada,
agujeradilla, agujero, angostillo, angosto, angostura, arco, arquillo, asomada,
asomadilla, atalaya, balandra, balcón, breña, cabecillo, cabeza, cabezada,
cabezo, camaretas, candelilla, cazuela, cunita, descojonado, desriscaperros,
escaleritas, fondillo, goleta, gordo, herradura, hondura, hoya, longuera,
medialuna, vallehermoso, etc.
orientativas: umbría y
solana, trasmontaña, etc.
FITO-TOPÓNIMOS
Reconocidas las señas de
identidad del territorio, atraen la atención de los lugareños la gran
biodiversidad floral que se asienta, observando que en determinados lugares
abundan más de una especie que de otras, y a partir de esta conclusión
establece señas de identidad de distintos lugares para crear topónimos que se
caracterizan por la flora del lugar. Unos son llamados como cada una de las
especies, otros por las grandes colonias de una misma especie, y así se
documenta una muy amplia toponimia:
De especies: acebuche, adelfa, alamillo, álamo,
alcaucil, algodones, almácigo, almendros, alsándara, aneas, aromeros, arvejas,
balillos, balo, batata, berrazas, berros, calabaceras, cañas, cañillas,
cardillo, cardillos, cardocristo, cardón, cardoncillos, carrizo, castañero,
castaño, cebolla, cebolleta, ciruelo, clavellinas, codeso, chumberas, drago,
draguillo, escaramujo, escobones, espinos, gamonas, gamonita, grama,
granadillos, guindo, guinea, hayas, helechas, helechillos, hiedra, hiedrecilla,
higuera, higuerilla, incienso, jaramagos, juagarzos, juncos, laurel,
laurelillo, lechuga, lentejilla, leñabuena, majuelo, matorral, melosa,
melosillas, mimbre, mocán, naranjero, nogal, ñameras, ñamerillas, ñameritas,
olivo, orovales, ortigas, ortigones, ortiguilla, pajonales, palma, palmilla,
palmita, palmito, palo, retama, retamilla, sabina, sabinilla, salvia,
sandarita, sangradera, sao, sauces, saucillo, tabaiba, tajinastes, tarajal,
tarajales, tarajalillo, tartaguera, tartaguillo, tedera, tilos, trigo, tunera,
verdejo, vinagrera, viñátigo, yedra, zarcilla, zarzagorda, zarzas, etc.
De sus colonias: acebuchal, altabacal,
altabacales, altabaqueras, arvejales, aulagar, berrazales, brezal, cañavera, cañaveras,
cardosa, cardoso, cardones, carriceras, carrizal, chajunco, dragonal, escobonal,
espinales, gamonal, gamonales, gramales, granillar, guinderos, helechal, helechales,
helecheras, higueral, hinojal, hinojera, inciensal, inciensales, hogarzal, juncal,
juncalete, juncalillo, junquera, junquillo, junquillos, laurelar, madroñal, mimbreras,
mocanal, palmar, palmarejo, palmarete, palmaretes, palmeral, palmital, sabinal,
salvial, salvialillo, salviar, sebadal, tarajalera, tajinastal, bardo, bosque, leñas,
maleza, malezas, zarzal, zarzalera, zarzales, zarzuela, zumacal, retamar, retamares,
tabaibal, tabaibales, tomillar, tomillares, trigueral, etc.
ZOO-TOPÓNIMOS
Identificado
con la vegetación, detienen su observación en el reino animal que se encuentran
en el lugar, en sus habitat e inclusive en sus huellas biológicas, lo que
generará una toponimia específica:
Aves: avecilla,
cernícalo, cuervo, gaviota, gavioto, guincho, guirre, guirres, lechuza,
lechucilla, pájaro, paloma, pardilla, alcaravanal, alcaravaneras, cernicalera,
cernicaleras, cuervera, guinchete, guinchón, guirrerilla, pajarero, pajareros,
cuclillo, etc.
Insectos: abejera,
abejerilla, babosillas, hormiga, hormiguillas, gusano, etc.
Mamíferos: ballenas,
burras, burrera, burrillas, cabrito, camello, cochinos, gatos, toros, burreras,
burrerillo, burrero, garañones, conejeras, madrigueras, cagarrutal, etc.
Moluscos: burgadito, cangrejo, caracol, etc.
Peces: calderones, etc.
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"Misceláneas
Canarias", Historia Natural de las Islas Canarias
P.
Barker-Webb y Sabino Berthelot (París, 1839)
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ANTRO-TOPÓNIMOS
Según se va estableciendo en
los lugares, estos serán conocidos por el antropónimo de su propietario, por su
raza, género, gentilicio, mote, oficio u origen de procedencia:
Antropónimo: ábalos,
agustinas, albiturria, anchieta, andújar, aragómez, arbelos, argüello, ariñez,
arnao, bachicao, barahona, barbosa, barrial, bartolo, bascamao, becerril,
berlanga, bernardino, betancora, biliandra, bracamonte, buenaventura, calva,
camacho, cambalud, caraballas, caraballos, carnedagua, carreñas, carrión,
castillos, catela, catelas, catrillo, cerpa, clemente, coruña, corvo, chirino,
domínguez, doñana, doramas, galeote, galindo, garcía, giles, góngora, gonzalo,
guriete, herrera, jacomar, jerez, josé, leones, lópez, lorenzo, lucena, luis,
macarios, madrid, maldonadas, marente, marmolejo, marreras, marteles, martín,
martínez, mateos, matías, matos, mederas, megía, melchora, menas, merina,
merino, millares, miller, mirabal, mirabala, mirele, mirón, monagas, monroy,
montemayor, montesdeoca, monteverde, monzones, morales, morón, moya, mujica,
navarros, negrin, nicolases, ojeda, pacheca, padilla, padillas, padrón,
padrones, paulino, pavón, pavonas, pineda, pinedas, ponce, quintanas,
quintanilla, ramírez, riquiánez, rivero, riveros, rornán, rosadas, rosales,
rosiana, ruanas, rugallo, salvago, sanabria, sánchez, sardina, sardo, schamann,
siberia, siberio, silva, solís, soria, tarifa, tenorio, trompeta, troya,
troyanas, trujillas, trujillo, valerón, vargas, velázquez, vélez, vergara,
vicentes, vicentillos, villarona, visvique, zambrano, zamora, zárate, zurbarán, etc.
Etnia: berbería, fula,
meleguinas, morena, morenitos, moreno, morenos, moriscas, morisco, moriscos,
negra, etc.
Género: dama, damas, mujeres,
niñas, etc.
Gentilicio: canario, castellana,
castellano, castellanos, catalán, filipina, gallego, gomera, gomerito, gomero,
lombarda, vizcaína, etc.
Mote: babilones,
cano, corcova, corcovada, corcovado, manco, tanasio, tuertos, etc.
Oficio: albarderos,
alfaques, alguacilejo, amadores, bachiileras, boticaria, canónigo, capellán,
capitán, cardenal, carnicero, carpinteras, cazadores, cerera, clero, coronel,
cura, curato, deán, doctoral, espartero, fraile, frailes, frailillos, herrero,
molinera, molineras, monjas, pagador, vaquero, zapatero, etc.
Origen: canarias,
inglés, majoreras, mondragón, portuguesas, portugueses, sevilla, vasco, etc.
HAGIO - TOPÓNIMOS
No descuida su prestigio, y
como son tiempos de persecución, alardea de su fe construyendo capillas o
patentizando su fe cristiana, en unos casos para que se conozca que es converso
y no un hereje, reconociendo también en el culto y los bienes que construye
para ello:
Advocación: agustín,
andrés, antón, antonio, bartolomé, belén, bernardo, brigida, candelaria,
carmen, catalina, cayetano, clara, concepción, cristina, cristo, cristóbal,
diego, dolores, domingo, elena, felipe, fernando, flora, francisco, gregorio,
inés, isabel, isidro, juan, juana, lucía, maría, milagrosa, sebastián, etc.
Culto: agonías,
animas, avemaría, campanario, capilla, ermita, etc.
SOCIO-TOPÓNIMOS
Pero hombres y mujeres no son
seres solitarios, precisan vivir en colectividad, en sociedad. Instituyen
sistemas de propiedad de la tierra y del agua que constituirán lo que hoy
conocemos como el Antiguo Régimen, tendrán que organizarse civilmente,
agruparse en un lugar para allí ser estantes construyendo sus moradas, y
tendrán que comunicarse unos lugares con otros para comerciar o intercambiar
sus productos.
Antiguo Régimen: capellanía,
data, dehesa, dehesilla, ejido, mayorazgo, mayordomía, santísimo, tribunal,
vinculación, vínculo, etc.
Organización: cabildo,
cuarteles, escuela, fielato, garita, garito, etc.
Poblamiento: aldea,
barriada, barrio, campamento, camping, caserío, ciudad, chocetas, chocillas,
choza, chozas, poblado, vecindad, vecindario, etc.
Vías de comunicación: andén,
andencillos, andenes, atajo, avenida, calzada, calle, callejón, callejones,
caminitos, camino, caminos, cañada, cañadas, cañadilla, cañadillas, cañaditas,
cañadón, cañadones, carretera, carril, cruce, cruces, cruz, cuesta,
cuestecilla, cuestilla, valsendero, vereda, veredas, veril, veriles, verilillo, etc.
PRO-TOPÓNIMOS
Una vez establecido precisa
garantizar su sustento y se inicia en el aprovechamiento de la tierra, de los
animales, en la extracción de los recursos existentes, lo que generará multitud
de topónimos que dicen de la actividad que en un lugar se desarrolla, de sus
construcciones, de sus útiles, para que sus vecinos sepan unos de otros.
Agricultura: mediasuerte, bocado, bordo, cercadillo,
cercadillos, cercadito, cercado, cercados, finca, huerta, huertas, huertecilla,
huertecillas, huertilla, huertillas, huertillo, huertillos, huerto, viña,
vivero, cerca, cerco, empalizada, campillo, campito, campo, cangas, cuarta,
cuartas, cuartería, cuarterías, cuartillos, cuartos, era, eras, erilla, erita,
fanegada, fanegadas, hectáreas, horcones, horqueta, majalete, majaletes,
majano, majanos, mancha, manchón, manchoncillo, manchones, mediafanega,
remudas, riego, sequera, sequerillo, sequero, sequeros, seto, setos, etc.
Apicultura: colmena,
colmenar, colmenas, colmenillas, corchos, melero, etc.
Avicultura: gallinero,
granja, etc.
Comercio: mesón,
carnicería, etc.
Elaboración: bodega,
bodeguilla, carraca, ingenio, lagares, lagarillo, malvasía, máquina, máquinas,
maquíla, matula, molinete, molinillos, molino, molinos, tejar, trapiche, trapichillo, etc.
Extracción: barreto,
barriales, barrillo, barro, barros, calera, calero, cantera, canteras,
cantería, acarradero, acarraderos, arrastraderos, arrastre, aserradero,
aserraderos, aserrador, atracadero, bocarones, carbonera, carboneras, carretería,
cortadores, lance, mariscalete, nieves, salinas, salinetas, etc.
Ganadería: cochineras,
gallanía, gambuesa, gambuesas, gambuesilla, gambuesillas, gañania, gañanías,
bebederos, candil, cardadal, cardanera, chiqueras, chiquerillos, chiquero,
chiqueros, majada, majadal, majadales, majadas, majadilla, majadillas,
ovejeros, pajar, pajarcillo, pajarcillos, toril, tenerias, etc.
Instalaciones: asientillo,
agarraderos, barrera, barreras, barrerillas, cortijo, finca, fincas, finquilla,
taro, etc.
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P.
Barker-Webb y Sabino Berthelot (París, 1839)
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HIDRO-TOPÓNIMOS
Y para desarrollar todo tipo
de actividad productiva necesita del bien más necesario de la naturaleza, el
agua, y tendrá que obtenerla y llevarla a su destino, dejando toda esta
estructura hidráulica su huella toponímica.
Atributos: aguadulce,
aguanueva, aguasalobre, etc.
Captación: alcantarilla,
caiderete, caideretes, caideretillo, caideretillos, caiderillo, caiderillos,
caiderito, caidero, caideros, campana, canalizo, cantarilla, chorrillo,
chorrito, chorro, chorros, fuente, fuentecilla, fuentecillas, fuentes, galería,
goteras, goterilla, goterillas, laguna, lagunas, lagunetas, lagunilla,
madrecilla, madrelagua, madres, malacate, manantial, manantiales, marcuajada,
mina, minas, ojero, ojito, ojo, ojos, remanientes, tabuco, tabucos,
tabuquillos, etc.
Distribución: acequia,
acequias, albercón, alberconcillo, albercones, almatriche, canal, canalejas,
canales, canalilla, canalita, canalizos, cañerías, cisterna, chorrera,
chorreras, estanque, estanques, gavia, goteo, heredad, machoborrón, machosidro,
marciega, marciegas, mareta, nateros, quebraderos, secuestro, tabladas, tanque,
tanques, tanquillo, tanquillos, etc.
ETNO-TOPÓNIMOS
Y para acabar, dejaron la
huella toponímica por una enorme y variada cantidad de bienes materiales e
inmateriales de interés etnográfico que jalonan toda la geografía insular:
Costumbrismo: brujas, bucio,
bucios, calvario, camposanto, camposón, caracol, cementerio, cofres, descansaderos,
difuntos, etc.
Residenciales: albergue,
asilo, cabañas, casa, casablanca, casas, casasanta, casilla, casillas, casita,
casitas, etc.
Usos
varios: almacén,
almacenes, alpendre, banco, banquillos, barca, barco, barra, carabela,
carretas, castillo, hacienda, haciendas, haciendillas, etc.
Útiles: amarradilla, calabozo, etc.
CONCLUSIÓN:
Después de esta larga e
incompleta enumeración, ordenada y clasificada en razón de los fundamentos de la
génesis de los topónimos de la isla, se puede apreciar que constituyen en su
conjunto el patrimonio inmaterial más importante que nos han dejado las
anteriores generaciones.
Nos describen con el nombre
de sus lugares aquello que trasmitieron oralmente los antiguos pobladores, quiénes
llegaron aquí para compartir el espacio, las actividades y costumbres que
tuvieron, y sobre todo la riqueza natural que en esta isla encontraron de cuya
gran biodiversidad poco nos queda, y que ahora estamos obligados a preservar
para las nuevas generaciones, por responsabilidad intergeneracional.