miércoles, 6 de junio de 2012

GRAN PARADA (SANTA BRÍGIDA)

Topónimo que encontramos en un caserío ubicado en la carretera de Santa Brígida a San Mateo (GC-015), que como su propio nombre indica está unido al progreso de las vías de comunicación y de los servicios de transporte de personas por los incipientes caminos habilitados para las cocheras, tartanas y calesas tiradas por caballos.
Vista (Google earth)

Es sabido que la Vega de Santa Brígida fue uno de los lugares elegidos por la alta clase social desde finales del siglo XVIII, y más aún en los inicios del XIX, para establecer su residencia, y que asistió también al inicio del turismo en la isla. La elección de estos lugares como residencia de una clase adinerada auspició que se introdujeran mejoras en los caminos que comunicaban la Vega con la Ciudad, y favoreció la aparición de empresarios «emprendedores» que prestaban los servicios de transporte de personas.

Esta actividad requería un notable esfuerzo, tanto para los animales de tiro como para arrieros y pasajeros, por la especial orografía isleña, y se tenían que realizar paradas intermedias para facilitar el descanso de los arrieros, atender a los caballos con comida y agua, sustituir las herraduras, e incluso, cambiar de animales para continuar el camino.

Charabán, del francés char-à-bancs, coche con bancos (tuzsa-wordpress)
Según las fuentes, había tres paradas importantes en La Vega: una en El Monte, en las inmediaciones de los hoteles Bella Vista o Santa Brígida; otra en La Alcantarilla, en el casco de la Villa; y la última, en este lugar denominado la Gran Parada.
 Como cuenta Jose Miguel Alzola (La rueda en Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1968) eran tiempos de charabanes y la prensa local hablaba de que algunos ya eran amigos de las velocidades: Los cocheros siempre tenían prisa; al parecer deseaban recuperar los años perdidos en el oficio por falta de caminos, y la afición a la velocidad se desarrolló en ellos de forma espectacular, enfermiza. Los viajeros estaban amedrentados y la Prensa recoge sus temores y protestas: «Llamamos la atención de la autoridad competente sobre la conducta que están observando los cocheros de las empresas que hacen el servicio diario entre esta ciudad y el pueblo de Santa Brígida. Sin consideración al mal estado de los caminos y sin atender a los ruegos de los pasajeros, lanzan los caballos a galope o a escape, comprometiendo las vidas de aquéllos y exponiéndolos a un continuo peligro.

Coche de hora en San Mateo en 1913 (Enrique Ponce - Fedac)
El martes último y al bajar una cuesta, se dispararon los caballos de un carruaje y rota la lanza y faltando el gobierno del coche por haber caído el cochero dentro del mismo coche, enredado en las riendas, hubieran perecido los pasajeros a no ser por la sangre fría de don Juan Domínguez y Peñate, vecino de Santa Brígida, que pudo, a costa de infinitos esfuerzos, sujetar los caballos. El camino de Santa Brígida, por su mal estado, exige que los cocheros vayan con todas las precauciones posibles y así debe ordenárseles, castigando inexcusablemente al que quebrante la orden. En el interés de las empresas está también corregir estas faltas, pues de continuar se exponen a no encontrar pasajeros que se presten a llevar vendidas sus vidas y a merced de la imprudencia de los cocheros» Nota al pié del autor: La Verdad, núm. 257 de 21 de septiembre de 1872.

Llegado el siglo XX, con la aparición de los «coches tirados a motor», varios satauteños fundaron, en 1920, la Compañía de Automóviles de Santa Brígida. Su primer coche fue carrozado en la isla con un chasis de un Renault, y llegó a tener cuatro más, todos pintados de amarillo, que trasladaban personas y la saca de correos con unos rigurosos horarios de salida, por lo que fueron llamados «coches de hora».
Coche de hora en El Monte 1915 (Fedac)
Seis años después, los vecinos del pueblo Francisco Melián Rodríguez, dueño de la fonda del pueblo, y Salvador Rivero se hicieron con la compañía, que cambió su nombre por el de Melián y Compañía. Unos años más tarde ya estaba prestando sus servicios por toda la isla, tras la unión de un nuevo socio.
En 1940 empezaron a surgir pequeños vehículos, llamados «fotingos» (pretendido anglicismo, aunque es un vocablo del habla canaria que se refiere al automóvil Ford Type o Ford T), que cosecharon un éxito sin precedentes en la industria automotriz.


El fotingo (1912 Fedac)

El grupo de estos vehículos empezó a conocerse con el nombre de «piratas», porque iniciaban el mismo recorrido que los «coches de hora» pero saliendo unos minutos antes de la hora fijada por aquellos, de forma que «pirateaban» los viajeros que encontraban por la carretera. No era una compañía, sino un grupo de propietarios individuales de automóviles, que se unían solo a los efectos de repartirse el negocio y hacer la competencia.

La compañía no pudo resistir la competencia y el cansancio de su organización, y fue adquirida por Aicasa (Autobuses Interurbanos de Canarias, S. A), que hasta 1970 estuvo compitiendo con los «piratas»; pero, nuevamente, los problemas económicos que no afrontaban los socios los llevaron a un conflicto laboral con sus trabajadores, que fueron protegidos en sus demandas por el Obispo de Canarias José Antonio Infantes Florido.

Plantilla de Aicasa en 1960 (Fedac)
Para su resolución se promulgó el Decreto-Ley del Transporte Interurbano de la isla, que asignó las rutas del norte y centro a la nueva compañía  Utinsa (Unión de Transportes Insulares, S. A)., formada por los «piratas»; y las rutas del sur, a la nueva sociedad laboral Salcai (Sociedad Anónima Laboral Canaria de Autobuses Interurbanos), formada por los trabajadores de Aicasa. En el siglo XXI se fusionan en Global Salcai-Utinsa.

Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)


GRAMA, CUESTA DE LA (SANTA BRÍGIDA)

Topónimo que se menciona asociado al genérico de "cuesta" lo encontramos a unos ochocientos metros de la entrada a Santa Brígida por la carretera del Centro (GC-015), y hace referencia a la herbácea conocida como «grama» (Cynodon dactylon), que se encontraba en los caminos; según parece es una planta medicinal de la familia de las Gramíneas, con el tallo cilíndrico y rastrero, que echa raicillas por los nudos.

Tiene hojas cortas, planas y agudas, y flores en espigas filiformes que salen en número de tres o de cinco en la extremidad de las cañitas de dos decímetros de largo.

Antiguo camino de Murcia (Fedac)
Aunque está considerada "mala hierba" por ser muy invasiva,  es considerada como planta medicinal a la que se le atribuyen propiedades diuréticas, expectorantes, depurativas, emolientes y febrífugas. Por estas carácterísticas no es recomendable para la alimentación del ganado y en la actualidad es utilizada ornamentalmente llamándose también en las islas "cesped común".

Es precisamente la pérdida progresiva de su antiguo nombre popular lo que pudo confundir a los que advertían que existía un error en el topónimo, corrigiéndolo como "grana" en la hipótesis de que hacía referencia a la cochinilla que tanto se comercializó en la isla.

Grama (floradecanarias-com)
El topónimo ya está consolidado en los documentos públicos y aparece por ejemplo en la desamortización de los bienes eclesiásticos el 1 de julio de 1842; salen a remate nueve fanegas y diez celemines que eran del Convento Dominico de Las Palmas, consistentes en «Terrenos en Cuesta de La Grama con una y media cuarta de agua» que son vendidos el 13 de febrero de 1847 a Jacinto Bravo Laguna, Licenciado de Guía, por 30.100 reales de vellón.

Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)

GOTERAS, BARRANCO Y CASERÍO DE LAS (SANTA BRÍGIDA Y TELDE)

Actualización: 8-mar-2016
Topónimo con referencia clara al agua, cuando siglos atrás los múltiples pequeños nacientes sobre las cuevas y cavidades de las grandes rampas del barranco, debieron ocasionar el espectáculo de las "goteras" que caían desde lo alto en la exuberante vegetación que colonizó sus riscos.

Acueducto (Fedac)
Dice Covarrubias «De gota se dixo gotera, lo q. gotea del texado quando llueue y està alguna canal quebrada, y quando uno porfia en repetir una cosa muchas veces dezimos es gotera? Provervio, quien no quita gotera, haze casa entera. …» (Tesoro de la lengua castellana, o española, Parte Segunda ..., compuesto por el Licenciado Don Sebastian DE COVARRUVIAS OROZCO, 1673).

Mucho tiempo después, dentro de la nobleza se distinguía el "hidalgo de gotera", aquel hidalgo «que únicamente en un pueblo gozaba de los privilegios de su hidalguía, de  tal manera que los perdía al mudar su domicilio» (DRAE). También Covarrubias, quien documentó de forma extensa la etimología del término hidalgo, da cuenta en el siglo XVII tan sólo de los hidalgos de solar, hidalgos de devengar quinientos sueldos, hidalgos por el cuerno, e hidalgo como un gavilán. De ahí, que el origen del topónimo esté relacionado con el agua que caía por los riscos como goteras.

Fotografía de 1987 (Jaime O`Shanahan - MDC)
En la antigüedad recibió el nombre de barranco del Gamonal, que en la actualidad aguas arriba se inicia como barranquillo de la Bodeguilla, para conocerse después como barranco de la Cruz, en referencia a la Cruz del Gamonal donde aproximadamente cambia de nombre, para aguas abajo toma el nombre de barranco de Las Goteras hasta su desembocadura donde es conocido como barranco de Jinamar. Hay muchas referencias documentadas de los repartimientos que en el siglo XVI hacían referencia al barranco, las cuales han sido incluidas en nuestra entrada a este blog de El Gamonal.

Su denominación como tal  aguas abajo, atravesando el malpaís de Jinámar, la encontramos documentada en el repartimiento de tierras a favor de Miguel Alonso Calbillo, el día 11 de julio de 1549, cuando pide «... un pedaço de tierras de sequero que es en el termino de la dicha çibdad de Telde. A por linderos por la parte de arriba con tierras de Catalina Xara e por una lado tierras de Juan Batista tonelero e por el otro lado un barranquillo que se dize del Gamonal e por la parte de abaxo un malpays en que puede aver çinquenta fanegadas poco mas o menos el qual dicho pedaço es montuoso ...». 

Drago (Rafael Pérez Almeida)
Curiosamente en el mismo año, pocos meses después, ya aparece documentado el nuevo topónimo que tratamos, mencionado en los repartimientos del siglo XVI cuando el 17 de octubre de 1549 el gobernador de la isla Rodrigo Manrique de Acuña y los regidores Juan de Narbaez y Pedro Ximenez visitan el Lentiscal para repartir tierras según se recoge en el folio 276v:

«... En este dicho mes e año dichos su merçed del señor gobernador e los dichos señores fueron a otro pedeaço de tierras que se a pedido para vinas lynde del dicho monte del Lantiscal y ençima de la Caldera del Lantiscal al barranco de las Goteras que es una tierra que va por unas llanadas e hoyas a laderas desde la dicha Caldera hazya las tierras de Miguel Martin e mandaron medir e se mydio parte dellas e quedo otro pedaço por medir e en lo medido ovo quinze suertes e en esto con lo demas paresçio que podra aver en todo hasta veynte e çinco o veynte e seys syertes de a ocho mil braqças cada una pco mas o menos. E para las rrepartit a las personas que las an pedido ...» (RONQUILLO, M. Y AZNAR VALLEJO, E.: Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1998).

Puente (Fedac)
Este barranco, que desemboca por Jinámar, frontera administrativa entre los municipios de Santa Brígida y Telde, conserva su nombre hasta su nacimiento a mil metros de altura en las laderas del Montañón. Su cauce se ha visto alterado por las erupciones volcánicas de la Caldera y Pico de Bandama, y a partir de la desembocadura donde es llamado barranco de Jinamar, conserva la dirección Oeste, pero al llegar al barrio de Jinámar cambia bruscamente de dirección y se dirige al Norte.

En este ángulo recibe un tributario compuesto de dos ramas, barranco de Los Cascajos, que procede de Hoya de La Caldereta y base del Lomo del Viento, y Cañada de Los Perros, que desciende de las laderas de Montaña Pelada. En las rampas y laderas del barranco de Las Goteras, tanto en la vertiente septentrional, como en la meridional crecen un buen número de Dragos, varios de ellos ramificados, de hasta cinco periodos florales.

Lagar (Fedac)
El barranco de Las Goteras conserva la dirección Norte durante un pequeño trayecto para de nuevo torcer hacia el Oeste y dirigirse hacia el centro de la isla, rodeando Montaña Pelada por el Norte, y, la Caldera de Bandama  y Lomo de La Atalaya por el Sur.

Como ya se ha dicho, su cauce superior presenta rápidas pendientes con márgenes escarpadas que fueron las que dieron lugar al topónimo.

Un tributario importante de este barranco es el barranco Bacanal, que drena los suelos situados al norte del Pico de Bandama y de La Atalaya. El barranco del Lentiscal forma parte de la cabecera de este tributario que nace en los contrafuertes de Lomo Bermejal. Otro barranquillo, el de Hoyo Oscuro, baja entre Los Toscones y Lomo de La Atalaya.


Bancales (gobiernodecanarias-org)
En la cuenca alta del barranco este se encuentra encajado en las grandes rampas, mientras que en la cuenca baja su ensanche ha permitido la construcción de multitud de bancales con cultivos.

El asentamiento urbano se ha realizado en las dos márgenes escarpadas del barranco, de modo que los vecinos pertenecen a los dos ayuntamientos, separados por el puente que cruza el mismo.

Ya el 6 de febrero de 1718, el Licenciado, Canónigo de la Catedral y Fiscal del Tribunal de la Santa Cruzada, Esteban Manuel Gómez, decía en su testamento tener una «Hacienda de viña, arboleda frutal, zumacal, tierras labradías, lagar, bodega, caldera de hacer aguardiente, agua y canales en las Goteras», que situaba en Telde. Y Catalina Naranjo Quintana en el suyo de 24 de julio de 1758, decía tener «Hacienda de dieciocho fanegas de viña, árboles y zumacal con casa terrera, parte de otra de alto y bajo y lagar donde llaman “El Escorial”, en las Goteras», que situaba en La Vega.


Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)

GORO, EL (TELDE)

Topónimo que se localiza en un amplio territorio entre el barranco de Silva y el barranco del Draguillo, en la margen de poniente de la Autopista del Sur (GC-001) donde en la actualidad se ubica una urbanización industrial

El término goro  se incluye en el catálogo de términos guanches presentes en la toponimia de las islas (TRAPERO, M.: Estudios sobre el guanche, Madrid, 2007). Igualmente el Diccionario Básico de Canarismos (ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA, Sta. Cruz de Tenerife, 2010) incluye varias acepciones para el mismo: (1) Pocilga; (2) Pequeño corral, generalmente junto a otro mayor, para encerrar cabritos; (3) Cueva natural usada por los pastores como refugio; (4) Pequeña huerta o cercado hecho generalmente en terrenos peñascosos, para aprovechar pequeños espacios donde hay algo de tierra; (5) Especie de seto redondo para resguardar plantas de jardín o frutales; (6) Pared semicircular  de piedra seca que hacen los pastores en el campo para reguardarse del viento. Para todos los significados, la Academia reproduce las fuentes orales al uso que lo acreditan.
Goro de Cazadores (Fedac)

Queda suficientemente claro que el término aborigen goro eminentemente pastoril, es de las pocas palabras que se han incorporado a nuestro léxico, ampliando su semántica más allá de la acción de guardar el ganado, más próximo a la acción de sus sinónimos cuidar, vigilar, custodiar, velar, etc. Esta amplitud semántica ha permitido también el uso del diminutivo gorete.


Presumiblemente, antes de la intervención antrópica en este lugar, debieron existir aquí alineaciones, corrales o cercas de piedra seca del tiempo de los aborígenes canarios, donde sus descendientes siglos después, protegían el ganado y sus crías, e inclusive estos les servían de refugio a los propios pastores. Es así como la memoria colectiva creó este topónimo de "el goro". Como tierras de aprovechamiento comunal, eran baldíos propiedad del Cabildo General que fueron repartidos en 1787.

Al margen de la interpretación filológica del término "Goro", que se asocia como se ha dicho a corrales para usos pastoriles, pudiera ser que este significado nazca en los aprovechamientos posteriores de estas construcciones aborígenes ya en tiempos históricos posteriores a la Conquista. 

Hay que tener en cuenta además, que en los barrancos que enmarcan el territorio, Silva y El Draguillo, los vestigios arqueológicos son abundantes y sobresalientes, lo que acredita el antiguo aprovechamiento pastoril del territorio.


Llanos de El Goro (gobiernodecanarias-org)
Parece prudente profundizar en el aprovechamiento que pudieron tener estas construcciones en los tiempos prehistóricos, es decir la finalidad para la que fueron construidos por los aborígenes canarios. Son distintas las teorías que se sostienen, diferenciándolas de los corrales encontrados en lugares que conservan en el castellano topónimo "de La Santidad", cuyo sentido se explica en dicha entrada. El mejor resumen encontrado sobre el uso dado por los aborígenes a los "goros" es el siguiente:

«Una de las construcciones típicas de Gran Canaria, y que han sido localizadas al parecer en otras islas occidentales (Tenerife, Hierro y La Palma) fueron estudiadas desde el siglo pasado por el Dr. Verneau (1891).

Vemeau, a pesar de aceptar la opinión de Grau-Bassas en torno a la funcionalidad de los goros, como recintos relacionados con las prácticas mortuorias -debido en algunos casos a la proximidad de estas estructuras a la necrópolis llama la atención sobre el hecho de que, por ejemplo, en La Aldea y en Tirajana no se da, forzosamente, esta asociación. Verneau se inclina por ver en ellas casas de habitación que en su día tuvieron su cubierta, como puede deducirse de los fragmentos de madera y restos cerámicos que aparecen en estos yacimientos.



Vista aérea de 1985 (Fedac)
Además de Tirajana y La Aldea, estas construcciones, en tiempos de Verneau, existían en Mogán y en Arteara (necrópolis). Con sus palabras: "I1 me reste dire quelques mots de certaine construction qu'on designe ii la Grande Canarie sous le nom de goros et qui n'ont été signalées dans aucune autre ile (sic). Ce sont des enceintes de pierres seches, dont les materiaux sont ajusté avec un art remarquable; elles offrent, en outre, des formes extremement réguilieres pour la plupart fig. 4). Tous les murs en sont peu élevés (ils ne dépassent guerre 1 m. 50) et il n'en est aucun qui soit aujourd'hui surmonte d'un toit".

Grau (1889), en sus apuntes sobre La Aldea, hace referencia a centenares de estas construcciones: "Ya en el Barranco de la Aldea, junto a la desembocadura, el aspecto varía: allí aparecen las construcciones que he venido llamando Goros, pero de mayor tamaño (10 y 12 metros), en un número que yo estimo de 800 a 1.000, si bien estos goros más toscamente construidos por los estudiados hasta aquí. Ocupan una considerable extensión, que yo calculo en dos kilómetros cuadrados, a la margen derecha del barranco, desde su orilla hasta el pie de las montañas de Carrizo"».
(MARTIN DE GUZMÁN, C.: Las culturas prehistóricas de Gran Canaria, Madrid, 1984).

La existencia de goros relativamente bien conservados en la isla es abundante, con ausencia de cistas y otras construcciones funerarias en su interior, si bien las mismas pudieron ser demolidas para su aprovechamiento pastoril en la época histórica como ya se ha dicho. Tampoco despejan las dudas en cuanto a su finalidad la información facilitada por los arqueólogos que realizaron las últimas excavaciones de la necrópolis del lomo de los Caserones de la Aldea de San Nicolás:

«Además de las estructuras estrictamente sepulcrales, se reconocen otras construcciones que por el momento no han llegado a ser suficientemente esclarecidas. Entre todas destaca un recinto en forma de U, de grandes dimensiones, inmediata y abierto al grupo de cistas. Se trata de muros realizados con la misma técnica constructiva y materias primas que se emplean en la erección de los sepulcros. También se distingue una superficie empedrada con cantos rodados de medianas proporciones. 

Y finalmente, en la cota más baja se aprecia lo que parece una nueva alineación de piedras que bien podría corresponder a un nuevo anillo o cerco envolvente» (ALBERTO BARROSO, V. Y VELASCO VÁZQUEZ, J.:  "El espacio funerario de Lomo Caserones (La Aldea de San Nicolás, Gran Canaria). Nuevos datos para su comprensión arqueológica", Anuario del Instituto de Estudios Canarios, nº 52, 2008).




Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)

martes, 5 de junio de 2012

GORDA, MONTAÑA (AGAETE Y GÁLDAR)

Topónimo con el que se conoce la montaña situada al noroeste de Fagagesto, dominando todo el territorio que la circunda. Todo este territorio fue conocido por los aborígenes como Facarcas, como lo acredita en la confirmación de propiedades solicitada por Antonio Cherinos el 3 de octubre de 1543 diciendo:

«...yo ove pedido çiertas tierras en la Rehoya de Facarcas (...) ençima de la montaña de Doramas e de Galdar (...) que estan en la dicha montaña e Raya della metydas...». Dice Cherinos de su panorámica hacia el norte de la isla y menciona la "Raya" que conforma la actual divisoria de los términos de Gáldar y Agaete.

Vista (Google earth)
Pero probablemente la mejor descripción nos la aporta la confirmación pedida por Gonzalo de Quintana, hijo del conquistador Juan de Soria o Juan de Quintana, del 7 de septiembre de de 1543 cuando dice:

«... digo que a Juan de Soria mi señor padre que aya gloria, conquistador que fue de los primeros que conquistaron esta ysla, le fue hecho merçed de çiertas tierras de sequero y unas cuevas que son en Fagagesto termino de Agaldar en que puede aver setenta hanegas poco mas o menos, las quales dichas tierras e cuevas avemos tenido e poseydo paçificamente en haz y en paz de quarenta años a esta parte poco mas o menos, e porque agora despues del falleçimiento de nuestro padre y madre mis hermanos e yo avemos buscado los titulos dellas e no las hallamos (...) que an por linderos de la una parte los Riscos de la Montaña Gorda e por otra parte tierras que fueron dadas a Diego Narvaez Regidor desta ysla e por la otra parte el barranco de la Rehoya ...» (RONQUILLO, M. Y AZNAR VALLEJO, E.: Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1998).

Vistas al norte y este desde la Montaña Gorda (S.Jiménez)
De estas descripciones del territorio y de otras recogidas en otras datas con los linderos hacia el sur, no dibujan el desaparecido territorio aborigen de Facarcas que venía a tener su teórico epicentro en esta atalaya que domina visualmente enl horizonte en todas las direcciones y que los castellanos llamaron Montaña Gorda. La misma debió tener una notable importancia geoestratégica para los aborígenes canarios, con pequeños asentamientos poblacionales a su alrededor, vestigios que algunos no han llegado a nuestros días por el impacto antrópico.

Este otro territorio y el asentamiento aborigen en el mismo nos lo describe diez años después  el mismo Gonçalo de Quintana, cuando en sustitución de las tierras pedidas por él que ya estaban repartidas pide al Cabildo el 19 de diciembre de 1553 solicita: «... me haga merçed de otras tantas en elbarranco del Pynar de Galdar lynde con la caldera del corral viejo de Facarcas y el espygon arriba asta los codeços del Pynal y de la otra parte tierras de los erederos de Hernando de Guzman y por la  banda de abaxo el sercado de la Rehoya y el camino asta dar otra vez en la dicha caldera con una hoya de tierra que esta junto de la caldera que podra ver de la banda de abaxo del camino asta tres fanegas de senbradura ... » (RONQUILLO, M. Y AZNAR VALLEJO, E.: Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1998).

No nos debe dejar duda alguna que la expresión utilizada de corral viejo de Facarcas hace referencia a un corral de los aborígenes canarios, dado que el epíteto de "viejo" es datar su origen al "tiempo de los canarios" o prehistoria de la isla.

En la misma Montaña Gorda, en un escarpe hacia poniente se encuentran las Cuevas del Cabuco y del Toscón. Según la ficha arqueológica de PATRINET, corresponde a un poblado de cuevas artificiales sobre los escarpes que se precipitan hacia El Sao de Agaete, con una amplia visión sobre el Valle de San Pedro
Vistas al sur y al oeste desde la Montaña Gorda (S.Jiménez)

El poblado está conformado por las Cuevas del Cabuco con aprovechamientos de habitación, y las Cuevas del Toscón una zona de necrópolis en cuevas o solapones, localizadas al noreste de las anteriores.

Cuevas del Cabuco (Patrinet)
El poblado del Cabuco está conformado por alrededor de una veintena de cuevas artificiales repartidas por varios andenes, siendo prácticamente imposible acceder a algunos de ellos. El grupo principal de cuevas se encuentra en los andenes más cercanos al camino que comunica Fagajesto con El Sao, llamado por los lugareños "Camino de los muertos", compuesto de seis cuevas distribuidas en dos niveles y que fueron reutilizadas y acondicionadas como alpendres o gañanías. Este conjunto de cuevas se encuentra del lado de la divisoria que corresponde al término de Agaete.

La necrópolis del Toscón se emplaza al noreste de las cuevas de habitación en un promontorio rocoso del lado de la divisoria que corresponde al término de Gáldar. En la actualidad solo se aprecian los restos de seis cuevas, puesto que los desprendimientos han deteriorado de forma importante el conjunto, que sin duda debió poseer más estructuras.

Una cueva del Tabuco (Patrinet)
Bajo las rocas desprendidas se pueden observar numerosos restos óseos humanos posiblemente depositados en el interior de las cuevas que se derrumbaron, lo que dio nombre popular al camino. No se descarta la existencia de más cavidades bajo los niveles de derrumbe, puesto que buena parte del roque se encuentra sellado por éstos.

Este enclave funerario se ha visto afectado también por la acción de expoliadores que han extraído restos humanos de la zona. El estado de conservación del yacimiento es malo debido a los mencionados desprendimientos, siendo el grado de fragilidad elevado puesto que el sitio se encuentra ubicado en niveles de lapillis poco compactados, con el consiguiente riesgo de nuevos desprendimientos.


Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)