Actualización: 2013/06/14
Topónimo con el que se conoce un cerro y su punta situado al naciente del barranco de Fataga, entre la Mesas del Corralillo y la Mesa de la Sabinilla, conformando un interfluvio entre el barranco del Cañizo y la Cañada de los Pajaritos. Nos encontramos en un amplio territorio donde concurren las elevaciones características del relieve meridional grancanario que aquí llamamos lomos, mesas y morro y que conforman los interfluvios de barrancos y antiguas cañadas que siglos atrás llevaban las aguas de la antigua Sierra al mar siguiendo la coincidente dirección Norte-Sur y erosionando el viejo relieve.
Topónimo con el que se conoce un cerro y su punta situado al naciente del barranco de Fataga, entre la Mesas del Corralillo y la Mesa de la Sabinilla, conformando un interfluvio entre el barranco del Cañizo y la Cañada de los Pajaritos. Nos encontramos en un amplio territorio donde concurren las elevaciones características del relieve meridional grancanario que aquí llamamos lomos, mesas y morro y que conforman los interfluvios de barrancos y antiguas cañadas que siglos atrás llevaban las aguas de la antigua Sierra al mar siguiendo la coincidente dirección Norte-Sur y erosionando el viejo relieve.
Al margen de la belleza del
territorio más antiguo de la isla, probablemente lo más notable de este morro
sea el propio topónimo, exactamente un zoo-topónimo que guarda relación con el
popular Apupú, ave incluida en el
catálogo de Especies Amenazadas de
Canarias, como amenazado de desaparición está también su popular que en esta
isla recibe de "Apupú".
Generalmente conocida como "Abubilla" (Upupa epops) es un ave del que Viera y Clavijo (VIERA Y CLAVIJO, J.: Diccionario de Historia Natural de las Islas Canarias, Madrid, 1982) destaca que «Su mejor distintivo es el de una hermosa cresta, compuesta de una doble fila de plumas de dos pulgadas en forma de garzota que voluntariamente levanta. Estas plumas son de color rojillo, y todas rematan en una mancha negra. La cabeza, cuello y pechuga son casi del mismo color rubio. Las alas están taraceadas de listas largas, blancas y negras; lo demás del cuerpo es de un blanco parduzco».
Generalmente conocida como "Abubilla" (Upupa epops) es un ave del que Viera y Clavijo (VIERA Y CLAVIJO, J.: Diccionario de Historia Natural de las Islas Canarias, Madrid, 1982) destaca que «Su mejor distintivo es el de una hermosa cresta, compuesta de una doble fila de plumas de dos pulgadas en forma de garzota que voluntariamente levanta. Estas plumas son de color rojillo, y todas rematan en una mancha negra. La cabeza, cuello y pechuga son casi del mismo color rubio. Las alas están taraceadas de listas largas, blancas y negras; lo demás del cuerpo es de un blanco parduzco».
La condición religiosa del
celebrado autor le redomienda decir de la "voluntariedad" para
desplegar su moño, cuando obedece biológicamente al cortejo sexual o cortejo
nupcial del comportamiento animal cuando el macho busca apareamiento con la
hembra, de coloración algo más apagada que el macho. Su época de reproducción es
desde abril a julio, con una puesta de 6-7 huevos en un nido construido en
agujeros de árboles y en muros cerca del suelo, del que no limpia los
excrementos y desprende mal olor, se cree como protección frente a sus depredadores.
La hembra anidada pueden defenderse lanzando un líquido maloliente que produce
en una glándula situada en la base de la cola.
Está provista de un pico largo y curvado que le permite perforar la tierra en busca de gusanos y larvas de insectos en los que basa su dieta. Su hábitat es de zonas abiertas de clima cálido y seco, de escasa vegetación, con suelos blandos que le permiten su sustento. Su vuelo, que destaca por el color blanco y negro de sus alas, lo realiza en tramos cortos posándose siempre cerca del suelo.
Está provista de un pico largo y curvado que le permite perforar la tierra en busca de gusanos y larvas de insectos en los que basa su dieta. Su hábitat es de zonas abiertas de clima cálido y seco, de escasa vegetación, con suelos blandos que le permiten su sustento. Su vuelo, que destaca por el color blanco y negro de sus alas, lo realiza en tramos cortos posándose siempre cerca del suelo.
De los distintos nombres
que recibe este animal en península y en Canarias, e inclusive en otras
lenguas, se da el denominador común que todos ellos responden a una
onomatopeya, es decir se inspiran o interpretan el sonido que emite con su
canto, lo que ha motivado los más diversos estudios fonéticos y morfológicos:
«Se ha discutido bastante sobre la etimología de abubilla; según unos investigadores la forma castellana deriva de la latina UPUPA y, según otros, es una creación onomatopéyica romance. En lo que todos están de acuerdo es en tomar UPUPA como onomatopeya. Para Alonso de Falencia "dize se vpupa por el son de su boz". García de Diego registra UP y PUP como onomatopeyas de la voz de la abubilla, de donde "se formó en latín su nombre UPUPA, que ha sido heredado a veces con cambios fonéticos, pero que generalmente ha sido deformada por la onomatopeya viviente". Creación paralela a UPUPA es ULULA 'buho', y el griego epof 'abubilla'» (ACHÚTEGUI, C., ALBALÁ, P. Y RODRÍGUEZ-PONGA, R.: "Los nombres de la «abubilla» en los Atlas Lingüísticos españoles", Archivo de Filología Aragonesa, nº 34-35, 1984)
«Se ha discutido bastante sobre la etimología de abubilla; según unos investigadores la forma castellana deriva de la latina UPUPA y, según otros, es una creación onomatopéyica romance. En lo que todos están de acuerdo es en tomar UPUPA como onomatopeya. Para Alonso de Falencia "dize se vpupa por el son de su boz". García de Diego registra UP y PUP como onomatopeyas de la voz de la abubilla, de donde "se formó en latín su nombre UPUPA, que ha sido heredado a veces con cambios fonéticos, pero que generalmente ha sido deformada por la onomatopeya viviente". Creación paralela a UPUPA es ULULA 'buho', y el griego epof 'abubilla'» (ACHÚTEGUI, C., ALBALÁ, P. Y RODRÍGUEZ-PONGA, R.: "Los nombres de la «abubilla» en los Atlas Lingüísticos españoles", Archivo de Filología Aragonesa, nº 34-35, 1984)
En las demás islas del
Archipiélago es conocida como "tabobo"
voz que se estimaba era un "guanchismo" aborigen; Viera y Clavijo
interpretó como variante de otra ave de La Gomera llamada "tahoce"; y otros menos eruditos han creído que tal
nombre se le daba por ser "ta-bobo =
ave poco inteligente". No era así, era una corrupción del "abobito" de "abubilla":
Desde abobo se generó el tabobo, que indujo al error de Wölfel. Es, con mucho, la forma más difundida por todas las Islas, pues, aparte su frecuencia numérica, aparece en todo el Archipiélago, salvo en Gran Canaria y el Hierro. Que tabobo no se puede separar de abobo, como éste tampoco de abobito y, a su vez, éste de abubilla, parece evidente, pero ¿y la t- o tu-?.
En efecto, las voces bereberes pueden tener t- (prefijo de femenino) y a- (prefijo de singular), pero tampoco es éste el primer caso en que una voz románica se presenta con formantes extraños a su condición (y recordemos falsos arabismos empezados por al-): tarozo por carozo, tarsuelo por orzuelo podrían ser ejemplos que unir al que ahora gloso.(...) Queda una última cuestión antes de proseguir: las formas castellanas proceden del latín upupa, y este simple hecho nos sitúa ante un claro caso de "onomatopeya desvirtuada por deformación", según la terminología de García de Diego, que ejemplifica, precisamente, con !as siguientes palabras: "el lat. upupa -abubilla- ofrecía sentido onomatopéyico, que lo perdió en el castellano abubilla (ALVAR LÓPEZ, M.: "Tabobo. Un falso guanchismo en las designaciones de la abubilla", Anuario de Estudios Atlánticos, nº 27, 1981).
Desde abobo se generó el tabobo, que indujo al error de Wölfel. Es, con mucho, la forma más difundida por todas las Islas, pues, aparte su frecuencia numérica, aparece en todo el Archipiélago, salvo en Gran Canaria y el Hierro. Que tabobo no se puede separar de abobo, como éste tampoco de abobito y, a su vez, éste de abubilla, parece evidente, pero ¿y la t- o tu-?.
En efecto, las voces bereberes pueden tener t- (prefijo de femenino) y a- (prefijo de singular), pero tampoco es éste el primer caso en que una voz románica se presenta con formantes extraños a su condición (y recordemos falsos arabismos empezados por al-): tarozo por carozo, tarsuelo por orzuelo podrían ser ejemplos que unir al que ahora gloso.(...) Queda una última cuestión antes de proseguir: las formas castellanas proceden del latín upupa, y este simple hecho nos sitúa ante un claro caso de "onomatopeya desvirtuada por deformación", según la terminología de García de Diego, que ejemplifica, precisamente, con !as siguientes palabras: "el lat. upupa -abubilla- ofrecía sentido onomatopéyico, que lo perdió en el castellano abubilla (ALVAR LÓPEZ, M.: "Tabobo. Un falso guanchismo en las designaciones de la abubilla", Anuario de Estudios Atlánticos, nº 27, 1981).
En la voz APUPÚ
que damos en este isla y que no está recogido como canarismo (ACADEMIA CANARIA
DE LA LENGUA: Diccionario Básico de
Canarismos, Sta. Cruz de Tenerife, 2010), los recuerdos de la niñez
confirman que nuestra expresión es una onomatopeya de su canto. Es inolvidable
aquel pareado que entonábamos cuando veíamos uno:
Apupú,
apupú,
culo
blanco, culo azul
apupú,
apupú,
es así como cantas
tú.
La abubilla que en la provincia de S.C. de Tenerife
llaman "tabobo",
en Aragón la conocen como "gurgute", en Galicia "bubela",
en Valencia "palput" asociándola al pene masculino, en Murcia "parputa",
en Cataluña y Baleares "puput", y en León como "budibilla", es en esta isla conocida con la
voz "Apupú"
que tiene similitudes fonéticas a la de otros lugares:
«En efecto, en Canarias hay variantes con
p y vocal apupú/alpupú que han de relacionarse con otras,
como el salmantino pupa, el gallego de Pontevedra poupa, el portugués de Olivenza poipa o el portugués común poupa, que remontan a formas latinas sin
diminutivo. También en Andalucía (pueblos onubenses fronterizos con Portugal,
ALEA 415), y en algún pueblo de Badajoz, se recoge el lusismo popa, lo que vendría a unir ciertas
formas canarias con otras occidentales, según ocurre tantas y tantas veces»
(IBÍDEM).
Cabe la conclusión que la voz onomatopéyica "Apupú" que usamos los grancanarios se aproxima mucho a ese repetido canto del ”up-up-up” que determinó el nombre científico "Upupa" epops", del que después surgiera el diminutivo de "abubilla" (COROMINES, J.: Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Madrid, 2011), argumento más que suficiente para rescatar y reivindicar su uso en nuestro habla sin temor a pecar de vulgarismo.
Cabe la conclusión que la voz onomatopéyica "Apupú" que usamos los grancanarios se aproxima mucho a ese repetido canto del ”up-up-up” que determinó el nombre científico "Upupa" epops", del que después surgiera el diminutivo de "abubilla" (COROMINES, J.: Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Madrid, 2011), argumento más que suficiente para rescatar y reivindicar su uso en nuestro habla sin temor a pecar de vulgarismo.
Localización (Espacios
Naturales de Gran Canaria)
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario