En la actualidad es conocido como Luis Verde el asentamiento poblacional nacido
a partir de la segunda mitad del pasado siglo XX en ambas márgenes de la Carretera Telde-Valsequillo (GC-041),
en el tramo comprendido entre el acceso a La
Cantera, antiguo camino Real de Luis Verde, el acceso a Las Casas,
recibiendo también la carretera el homónimo titular.
Se tienen referencias históricas que el
antiguo lugar reconocido por el nombre de su primigenio propietario Luis Verde, ocupaba las tierras al
poniente del Barranco de Rosiana que
discurre junto a Las Casas, y se
extendía del lugar de Las Escubinas
hasta los escarpes del Barranco de San
Miguel, incluyendo el lugar conocido como Finca de la Cruz, tierras
que a principios del siglo XX quedaron divididas por la construcción de la
actual carretera que sustituía en partes el antiguo Camino Viejo, y las nuevas construcciones surgidas a partir del
crecimiento poblacional de los años setenta del pasado siglo.
En 1860 cuando Valsequillo tenía 2.212
habitantes, el lugar de Luis Verde contaba
con 4 habitantes, siendo parte de lo que era conocido como Llanos de Valsequillo donde de cada cien fanegas, en sesenta se
cultivaba cebada, en treinta y ocho trigo, y sólo dos destinadas al millo.
Hemos de tener en cuenta que Valsequillo en aquellos tiempos concentraba su
actividad ganadera en la lanar que alcanzaba la 2.450 cabezas, que pastaban
desplazándose por su jurisdicción respetando las tierras de cultivo (SÚAREZ
MARTEL, 1996, p. 36).
En 1865 adquiría la condición de camino Real
de Segundo Orden el camino conocido como de De
Luis Verde, que partiendo desde aquí «Pasa
por Perulete, Cantera y Valle de San Roque en cuya ermita enlaza con el que
sale de la Carretera de la Ciudad» (BOC 03-mar-1865).
Todas las tesis históricas relacionan el
antrotopónimo Luis Verde con un testigo
mencionado en los repartimientos de tierras y aguas realizados al inicio de la
segunda mitad del siglo XVI, en concreto cuando se pregonaba por segunda vez la
solicitud de data de tierras solicitadas por Pedro Dopaso en el Barranco
de Silva:
«En lunes dia de la Transfiguracçion de
Nuestro Señor e Redentor Ihesu Christo seis días del mes de Agosto de mil e
quinientos e çinquenta e quatro estando a la puerta de la iglesia de señor Sant
Juan desta çibdad de Telde fue pregonada esta petiçion desde otra parte
contenida al tiempo que salian de la misa mayor estando mucha gente presente
por boz de Jorge Afonso pregonero desta çibdad e no ovo contradiçion. Testigos
Pedro Lorenço e Luys Verde Coronado e Luys de Adae e otros muchos vecinos desta
isla. Alonso de Medina escribano de sus majestades» (RONQUILLO RUBIO et AZNAR VALLEJO, 1998, p. 578).
Poca luz se tiene de la identidad de Luys Verde Coronado, dado que hasta la
fecha no se tiene documentada información que aporte sus vínculos de sangre. Si
consideráramos la remota posibilidad de que sus apellidos correspondan a sus
ancestros, reglas que siempre están puestas en duda por las antiguas costumbres
de la libre elección de los mismos, al tratarse de dos apellidos singulares y
de escasa presencia, podríamos apuntar a descendientes y parientes de Maciot de Bethencourt, poseedor cierto
del Señorío de las dominadas islas de Lanzarote, Fuerteventura y el Hierro, y
posiblemente La Gomera (ROSA OLIVERA, 1956, p. 111) por el conquistador
normando Juan de Béthencourt (Jean IV) quien ya había regresado a Francia tras la fundación de Betancuria.
Y tomamos como origen a Maciot de Bethencourt, por las dudas
que se mantienen sobre el grado de parentesco con el conquistador normando,
pues por la historia documentada, la endogamia practicada, los muchos homónimos
de mujeres y hombres y los desmentidos expedientes de pureza de sangre que se
dan en los ancestros, más aun cuando unos se establecieron en Canarias y otros en
Madeira y América, no parece haber una total coincidencia entre los
investigadores. Sí parece acreditado que el conquistador por ser su deudo, le
encargó el gobierno de Canarias a Maciot
de Bethencourt y así organizó este último junto con Gadifer de la Salle la expedición a Canarias en 1402, sosteniendo
algunas fuentes que es hijo de Jean
d'Argies, señor de Béthencourt sur
Somme, y de Marie de Braquemont, sobrina
del famoso almirante Rubin de Braquemon.
Dado que nuestra pretensión es alcanzar
alguna aproximación al personaje que nos ocupa en este topónimo por su apellido
Verde, es oportuno incluir el
supuesto árbol de los “Floridas”, término que nuestra fuente entiende que «"Floridas”
que se daba, según nos informa el doctor Cioranescu, en la Francia medieval a
hijos naturales» (IBÍDEM, p. 118), pues ya aparece en este árbol genealógico
y reaparecerá en las descendencias por los matrimonio endogámicos que se dieron
(Árbol 1).
La hija legítima de Maciot de Bethencourt fue Maria de Bethencourt, casada con Rui Gonçalvez de Cámara, desconociéndose
el nombre de su madre. Pero aquí nos importa la descendencia tenida con su
amante, la aborigen conocida por Teguise,
hija del último rey de Lanzarote Luis
Guadarfia. Antes de seguir avanzando, ya tenemos una primera pista en
cuanto al nombre propio Luis que
coincide con el de nuestro topónimo, en el hábito tradicional de tomar los
nombres de sus antepasados.
Maciót de Bethencourt con Teguise
tuvo una única hija bautizada Inés
Margarita de Bethencourt, quien se casó con Arriete (Enrique) Perdomo,
que dejaron nuevo hijos, de los cuales nos llama inicialmente la atención su
octava hija Margarita de Bethencourt o
de Perdomo casada con Juan Pérez de Munguía. Tuvieron cinco
hijos, y entre ellos a Maria de Bethencourt que se casó con Juan Verde de Sanabria, hijo de Sebastián Rodríguez de Sanabria y Bárbola Verde. Nos encontramos aquí con
otra línea del apellido Verde, además
del ya visto en el árbol de los “Floridas”, que no erraríamos si los
consideráramos deudos entre ellos.
Pero reparamos en esta por la notoriedad y
estancia en la isla del nombrado Juan
Verde de Sanabria:
«Pasó a la conquista
de la Gran Canaria siendo designado pregonero del Real de Las Palmas, donde se
había avecindado. Criado de Pedro de Vera, después de 1490 volvió a vivir en
Lanzarote» (LADERO QUESADA, 1966, p. 471).
Los hijos habidos en este último matrimonio
y sus matrimonios lo vemos en el siguiente (Árbol
2):
De estos, se conoce y está documentado que
algunos establecieron su estancia en Santa Cruz de Tenerife, desde los primeros
años de su conquista.
«De Lanzarote
vinieron a buscar asiento en Tenerife numerosos mahoreros: casi todos se
concentraron en Taganana. De la misma isla procedía Marcos Verde, cuyo nombre
aparece con relativa frecuencia en los antiguos anales de Santa Cruz. Sabemos
que había recibido en data un solar en Santa Cruz, en fecha desconocida: lo
menciona en 1568 su hija, Bárbola Verde, al otorgar escritura de venta del
mismo» (CIORANESCU, 1975, p. 80), corroborando su identidad el nombre de su
hija que lleva el mismo nombre que su abuela.
La misma fuente nos dice también de la
estancia del otro hermano Verde en esos primeros tiempos de la conquista de
aquella:
«Luis de Mayorga
parece proceder de Gran Canaria; por la edad que declara, debió de nacer en
1482. Era estante en Tenerife en 1507 y vecino en 1520, cuando le dieron en
data una fanega de tierra “a las espaldas de las casas de la morada de Melchor
Verde que es una rehoya que linda con el camino real que va desta villa a Sant
Cristóbal a la dicha villa de Santa Cruz, que es el camino que dicen de Las
Carretas, e por bajo la mar, e por el otro cabo las canteras”» (IBÍDEM, p. 82).
En el Real de Las Palmas está acreditada la
estancia de Juan Verde y Lorenzo Verde (LOBO CABRERA et RIVERO SUÁREZ, 1991, p. 124),
pudiendo ser el primero el antes referido pregronero Juan Verde de Sanabria y no teniéndose noticias del segundo de los
nombrados.
Volvamos de nuevo a los otros hijos del matrimonio de Inés Margarita de Bethencourt y Arriete Perdomo, y para descartar otra línea de sus descendientes,
mencionemos la de su tercer hijo Maciot
II de Bethencourt que se casó con Luisa
Guanarteme, hija de Armide Yacocon,
nieta del guanarteme Artemi Semidan y
prima de Catalina Guarnarteme, Masequera antes de ser bautizada, hija
del último guanarteme de Gáldar Egoniga
Semidan, quien casó con Hernando de
Guzmán. Esta es la línea donde un hijo e hija, casaron en Gáldar con la hija
de un conquistador y un conquistador, otro se fue a Francia y el último casó con
la hija de un rico mercader de Agaete y volver a Lanzarote, según vemos en el
siguiente (Árbol 3):
Para finalizar y agotar las posibilidades,
veamos los descendientes del sexto hijo de Inés
Margarita de Bethencourt y Arriete
Perdomo; nos referimos a Miguel Martín Perdomo,
casado con Susana de Aday, y del que hemos de comentar despacio pues muchos
de sus descendientes se establecen en Telde, jurisdición a la que pertenecía
Valsequillo en el siglo XVI (Árbol 4):
El primero de sus hijos es Juan de Aday, casado con Francisca de Coronado, que ya coincide
con el segundo apellido de nuestro antro-topónimo Luis Verde Coronado. Además este matrimonio tiene un hijo llamado Luis de Aday, casado con María de Reina.
Si retomamos el repartimiento al principio reproducido en el que aparece citado Luis
Verde, observamos que los que al salir de la iglesia son «Testigos Pedro Lorenço e Luys Verde
Coronado e Luys de Adae e otros muchos vecinos desta isla».
Vayamos despejando algunas identidades. La
mujer de Luys de Aday, Maria de Reina es hija de Diego de Reina e Ynes de Osorno, también estantes en Telde. Su padre ya era
fallecido el 24 de enero de 1554 cuando su viuda pidió legalizaran a su nombre
unas tierras que también tenía su difunto
en el Barranco de Diego de Silva,
el mismo lugar del repartimiento pedido, actuando en su representación su
yerno Luys de Adae o Aday (RONQUILLO RUBIO et AZNAR VALLEJO, 1998, p. 595).
Es el mismo lugar de la petición de Pedro Dopaso en la que compareció como
testigo y por la que supimos de Luis
Verde Coronado, también con Luis de
Aday.
También es conocido que cuando Diego de Reyna pidió esa tierra en el Barranco de Silva, el 27 de septiembre
de 1536, que al ser colindantes con otros y se manda que quede como dehesa, dice
el 27 de octubre del mismo año «que lo
que pide a de ser que entre en Vega con Juan de Aday e sus consortes e con las
condiciones que se les dieron» (IBÍDEM, p. 145).
Si consideramos además que Francisca Martin de Aday, hermana de Juan de Aday, se casó con Diego Mayor, de cuyo matrimonio nació María de Aday que se casó con Gonzalo de Jaraquemada, estamos descubriendo un influyente grupo de
poder en Telde, paralelo al que los descendientes de los Bethencourt construyeron en Gáldar con sus casamientos.
Vista del Drago de Luis Verde (91clipper) |
Tampoco hemos de perder de vista que en el penúltimo
de los hijos del pregonero Juan Verde de
Sanabria (Árbol 2), encontramos a Leonor
Verde que se casó con el conquistador Gonzalo
de Aguilar de Gáldar, y su tercer hijo Juan
de Aguilar, casó con Inés de Coronado
(CEBRIÁN LATASA, 2003, p. 36), que lleva el mismo apellido que la mujer de Juan de Aday, Francisca de Coronado, pudiendo ser ambas hermanas de Alonso Coronado, casado con Catalina Becerril también en Gáldar (IBÍDEM,
p. 105).
También entendemos que son hermanas de Francisco de Coronado, nacido en Gáldar que
fue regidor de Tenerife, casado con Teresa
de Prado, viuda de Luis Melián, casados
en sus segunda nupcias, hijo este último de Juan
Melián y Elvira de Betancor, y de
esta última su madre es hija de Jean de Bethencourt
Doncel (IBÍDEM, p. 336). Francisco de
Coronado fue testigo ante el Santo Oficio a favor de los ancestros de Mateo Cairasco (CIORANESCU, 1957, p.
283), completando la alianza con los pobladores y financieros de origen genovés
Cerezo y Cairasco. Los hermanos Coronados son descendientes de Alonso Coronado (Cornado), «Vecino de
Lanzarote desde aproximadamente el año 1462 y, luego, de la Gran Canaria. Fue criado
de los Herrera-Peraza» (CEBRIÁN LATASA, p. 174).
Detalle de la rama del drago (91clipper) |
A partir de todo este entramado de
intereses, de donde las alianzas matrimoniales se amparan en la endogamia y en
el dominio de los territorios donde puedan ejercer su influencia, podríamos
considerar que Luis Verde Coronado que dio lugar al topónimo es hijo de Juan de Aguilar e Inés de Coronado, tomando el apellido de su abuela paterna Leonor Verde acompañado del de su
madre, y además el familiar nombre de Luis, recurrente
en multitud de líneas de descendencia, y
con capacidad económica y de influencias para hacerse con estas tierras de Valsequillo,
en un entorno que le era muy familiar.
En este largo recorrido que hemos tenido
tocando algunos de los árboles genealógicos de los descendientes de Juan de Bethencourt, hemos podido llegar
a percibir un entramado tal cuya mejor representación natural, en sentido metafórico, la encontramos en nuestro endémico y particular Drago, del que por las coincidencias de la historia encontramos en
este lugar un ejemplar de belleza e importancia indiscutible con una
calculada vida de algo más de dos siglos.
«Drago de Luis
Verde, Valsequillo. Se localiza en la antigua Finca de Luis Verde, en el barrio
del mismo nombre cercano al pueblo de Valsequillo. Presenta una copa
aparasolada muy ascendente, con las ramas primarias erguidas casi
verticalmente. Su estado de conservación es bueno, presentando un total de 14
ramificaciones. No hay datos sobre su fecha de plantación, pero tomando un
intervalo medio de 14 años para cada periodo floral, idéntico al hallado en
otros dragos que se incluyen en este trabajo y que crecen en condiciones muy
parecidas, estimamos en 196 años el tiempo transcurrido desde su primera
floración y su edad máxima en unos 220 años» (ALMEIDA PÉREZ, 2003, p. 25).
Propuesta y escudo de Valsequillo |
La presencia de este bello ejemplar en el
suelo de Valsequillo, fue orgullo suficiente para que el municipio propusiera en
1972 para su escudo la representación del drago de Luis Verde, como símbolo del
pasado aborigen, y las abejeras símbolo del trabajo que en sus campos se hacía,
si bien contenía un lema biblico típico de los tiempos de la propuesta.
El escudo municipal de Valsequillo fue
aprobado mediante Decreto 3224/1973, de fecha 7 de diciembre (publicado en el
BOE de 1 de enero de 1974), con la sustitución de las colmenas, la agregación
de la representación de los aborígenes Tecén
y Niguada, y la polivalente leyenda que dice: “Con justicia y
con honor” que pudiera alinearse con los "patriotismos" de finales del primer cuarto del pasado siglo.
Localización (IDE Gran Canaria) |
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