Topónimo que aparece como derrota marinera
en antiguas cartografías, con el que se conoce la punta más septentrional de la
franja costera aruquense situada entre la Punta
de la Taca al poniente, junto a la cala de PORTILLO,
EL (ARUCAS), y la Punta de Los Marrajos al naciente, al norte del caserío de HONDURA,
LA (ARUCAS), franja por donde discurre la
conocida como Autopista del Norte (GC-2).
Se trata de una franja costera con
dos claros denominadores comunes: uno etno-histórico relacionado con los más
antiguos aprovechamientos salineros de la isla, y otro geológico consecuencia
de la mucho más antigua erupción volcánica de la Montaña de Arucas hace unos 152.000 años. Cuando recurrimos al uso
del término "denominador", lo
es a sabiendas de que ambos indistintamente de alguna forma han sido por sí
mismos los elementos que guardan estrecha relación con la "denominación" que la memoria colectiva de sus gentes
dieron a determinados lugares para crear sus topónimos.
De los aprovechamientos de la sal han
quedado, de naciente a poniente topónimos como La Salina al sur de la Punta
de los Marrajos, la Hoya Salina
al sur de la Punta del Camello, y la Hoya de la Sal también al sur del Charco de Las Palomas, muy cerca de donde
se localizan las Salinas del Bufadero.
El topónimo de El Portillo pudo tener
su génesis en el lugar donde era embarcada la sal producida en los cocederos cercanos
con destino a Gáldar y Guía según veremos más abajo, al igual que la Punta del Camello pueda deberse a la presencia
de este animal de carga utilizado como sistema de transporte de la sal desde
los viejos cocederos hasta El Portillo dado
lo intransitable del suelo para otro tipo de bestias. Al tratarse de suelos de lavas y
veriles intransitables para mulos "herrados", son más aptos para
camellos (dromedarios) con amoldamiento en sus pies: tienen pies anchos,
planos, la planta como cuero y con dos dedos en cada pie. Cuando un camello pone su pié en
el suelo, la planta se ensancha evitando así que el pie se hunda en la arena; además,
al caminar, el camello mueve ambos pies de un mismo lado de su cuerpo, después
los dos del otro lado, lo que le permite andar por un estrecho veril.
Con
relación a la erupción volcánica de la Montaña
de Arucas y de sus efectos sobre este territorio es oportuno primeramente
conocer de sus efectos geológicos, apreciables en el territorio conformando dos
capas bien diferenciadas según los estudios realizados (PÉREZ TORRADO, F.J. y
OTROS: Entre el fuego y el mar: un paseo
por la costa norte de Gran Canaria, ULPGC, 2012).
Antes de la erupción, toda la costa
de esta parte de la isla estaba conformada por Lavas fonolíticas Miocenas (más de 8 millones de años): «Forman el sustrato más antiguo en la costa
norte de la isla y afloran en casi toda su longitud, desde El Rincón, al oeste
de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, hasta Guía. Presentan un color
verde oscuro a gris y una característica disyunción laminar que en esta parada
es muy visible».
La
lava que se desplazó en dirección al mar procedente de la erupción del volcán
de la Montaña de Arucas, cubrió el anterior
sustrato en esta franja costera: «Este
volcán, cuya erupción tuvo lugar hace unos 152.000 años, emitió numerosas
lenguas de lava que fluyeron hacia la costa norte, alcanzando el mar en
diferentes zonas. En esta parada se presenta amoldándose a la plataforma
fonolítica, con colores grisáceos-azulados y disyunción laminar. Se clasifica
como una tefrita fonolítica y presenta tres tipos de minerales: olivinos
(verdes), piroxenos (negros) y haüynas (azules). Estos últimos minerales son
muy raros y confieren a estas lavas del Volcán de Arucas un carácter
diferenciador fácilmente identificable».
En el extremo occidental de la franja
se encuentra la Punta de La Taca, como
ya se ha dicho, topónimo que probablemente no sea muy antiguo y que parece
tener su origen en el propio significado dado por el DRAE en su primera
acepción «taca 1. (Del germ. *taikna, señal). 1. f. mancha (parte de alguna
cosa con distinto color del general)», que describiría por tanto la
mancha de distinto color que comporta la capa de lava sobre el resto del
territorio.
En relación con el posible origen
del topónimo de El Sombrero, hay que
descartar que guarde relación con otros iguales topónimos de las islas, todos
ellos alejados de la costa, que tanto en masculino como en femenino obedecen a
lugares en los que se proyecta la sombra solar, por encontrarse resguardados
por algún accidente del relieve, al igual como ocurre con el topónimo de "Umbría". En la franja costera
encontramos sólo en Teguise (Lanzarote) dos topónimos
El Sombrero Grande y El Sombrero Chico, en un territorio de lavas
del Volcán de La Corona, junto a un viejo
jable de arenas.
Detalle cartografía de Antonio de Riviere de 1742 (J. Tous) |
En esa línea interpretativa del
efecto visual que comportaba la contemplación de la capa de lava, no resultaría
desventurado apuntar que para los pobladores más antiguos, y más concretamente
en la derrota marinera, se diera el calificativo de "sombrero" a esa superposición, dado que es bastante
llamativa su apariencia por el distinto cromatismo. Prescindiendo de la conocida
prenda de vestir, debe tenerse en cuenta entre los significados que para "sombrero" aporta el DRAE , que
su cuarta acepción dice: «4. m. Capa
formada por hollejos y escobajos en la superficie del mosto en fermentación»,
presumiblemente de donde su interpretación para con la capa de lava del lugar.
Detalle de cartografía de Tomás López de 1780 (J. Tous) |
Hay que considerar igualmente que
el topónimo de la Punta del Sombrero
aparece en la cartografía de Antonio Riviere de 1742 y en la de Tomás López de
1780, que se incorporarían después al conocido como Mapa para las Escuelas de Manuel Pérez y Rodríguez de 1896, detalles
que ilustran esta entrada al Blog.
Su mención está documentada en otra
fuente bibliográfica de notable importancia (MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M.: "Un
articulo "vital" para la economía canaria: producción y precios de la
sal. 1500-1836", Anuario de Estudios
Canarios, Núm. 35, 1989) que nos aporta más información sobre la antigüedad
de las salinas, el número y ubicación de ellas, sus características y que eran
aprovechamientos de vecinos, de escaso volumen en comparación con las del Castillo del Romeral, razón por lo que
trataban de eludir el pago de los Diezmos:
«En todo caso, en esta isla se localizan también
cocederos naturales de sal, como en el resto de las áreas litorales del
Archipiélago, punto de partida de la industria salinera, emplazada
originariamente en aquéllos al objeto de optimizar sus condiciones naturales. Y
es muy probable que los primeros intentos de despegue de esta industria se
localizaran en el litoral de Bañaderos, aprovechando sus condiciones naturales;
hacia 1721 se recoge sal en los lugares de esta costa denominados "Bufadero", "Charco
Redondo", "Sombrero·, "Tijera" y "Portechuelo",
propiedad de varios vecinos del lugar y cuyo diezmo arroja clara noticia de la
reducida importancia de su producción».
De las arriba mencionadas se
conservan restauradas las de Bufadero. De las otras hay huellas semiperdidas de
los cocederos en la lava, y creemos que el aludido "Charco Redondo" pudiera ser el actual Charco de Las Palomas, y "Portechuelo" pudiera ser lo
que hoy se conoce como La Salina al
sur de la Punta de los Marrajos, pues
estarían en el entorno de determinados aprovechamientos y caminos prehistóricos
aborígenes. Véase estas conjeturas en nuestra entrada PORTICHUELO
Y PORTICHUELOS, EL Y LOS (VARIOS MUNICIPIOS).
En el cuadro que aporta el autor
confeccionado a partir del Libro de Diezmos del Cabildo Catedralicio, de estas
salinas de Arucas se pagaron por primera vez en 1721 diezmos por 14 fanegadas,
18 en los años siguientes, con cantidades inferiores hasta el años 1731,
destacando por abajo 1726 que sólo fueron 7,75 fanegadas. Desde 1732 hasta 1741
se pagan entre 20 y 24 fanegadas, no pagándose nada en los años siguientes. En
1744 vuelven a pagarse 21 fanegadas que descenderá hasta 13 en 1756, destacando
en este período las 26 del año 1749. Entre 1757 y 1765, las cantidades
recaudadas están entre 8,16 y 5,00 fanegadas.
Se aprecia un comportamiento
errático en la contribución, probablemente por el poco tamaño que comportaban
en relación con la contribución de las grandes salinas del Castillo del
Romeral, en una media anual estimada de 350 fanegadas, y las de Amoreto
(después Conde de la Vega Grande), en el entorno de las 1.000 fanegadas. Aún
así, el Cabildo Catedralicio las inspeccionó como cuenta el citado autor en su
ponencia:
«Tal es la conclusión que presenta además el procurador
del Cabildo Catedralicio en 1788, enviado a inspeccionar estas salinas con
objeto de cerciorarse de su producción y del por qué no abonan su
correspondiente diezmo, informe que además ilustra claramente todos sus
pormenores. Las salinas se reducen a "unas
pozetas o charquillos en los Arrifes o Mariscos, con cercas de tierra muy
ligera, y vi algunos tanques, que llaman cozederos, hechos a pico en la mayor
parte sobre los mismos Mariscos.
Estas
salinas pertenecen a varios sujetos, comprándose y vendiéndose sus respectivos
derechos unos a otros, y de ellas se paga cenzo perpetuo a los Propios de la
Ciudad, que parece que concedió aquel fundo u orilla del mar para este efecto
de salinas, con acción y facultad de tomar la tierra de la inmediata y que hoy
pertenece al Conde de Vega Grande, sobre que se dice haver executoria de la
Audiencia, la qual tierra es para hacer las cercas referidas.
El
principal interesado es Don Eugenio de Aguilar, vecino de Guia, quien tiene
propia o alquilada una casa muy cerca de dichas salinas que le serbe como
almasén, en donde recoge la porción de fanegas que le corresponden, dándoles
salida para los pueblos de Arucas, Gáldar y Guía.
Hallé allí
dos salineros, llamados el uno Antonio Morejón y el otro Andrés Cabrera,
quienes me dieron las noticias antecedentes de cenzo que se paga a los Propios;
executoria para tomar tierra para formar las Pozetas o Tajos y dueño
principal... . Que cada uno de ellos dos (salineros) pagaba 24 fanegas de sal
de renta anual por los pedazos que tenían y 25 reales en contado para la
satisfacción del cenzo, porque los dueños de dichas salinas lo tenían cargado y
repartido entre los arrendatarios. Que a ellos dos se les seguían otros que
pagaban lo propio, dando principio a todos Antonio de Medina, con un pedacillo
de que pagaba dose fanegas y 9 reales para el cenzo.
Que los que
pagaban a 24 fanegas v 25 reales eran cuatro en dichas salinas primeras; siendo
regular coger cada uno 60 fanegas, pues de otra forma no les tenía cuenta el
arrendamiento, y que de las otras salinas llamadas del Bufadero, que se siguen
a éstas, arrendadas a distintas personas, se pagaban 72 fanegas, pero que no
sabían la distribución de ellas entre los Medianeros, ni si contribuían algo
para pagar cenzo."»
En relación con la consideración
de estas salinas como "los más antiguos aprovechamientos salineros",
está documentado que así lo es por la forma de construcción en las del BUFADERO,
SALINAS DEL (ARUCAS) inventariadas como Bien de Interés
Cultural con categoría de Sitio Etnológico:
«Se encuentran en la costa norte de Gran Canaria, en la
zona de Bañaderos, Municipio de Arucas. Son probablemente del siglo XVII y se
construyeron siguiendo el modelo de salina primitiva sobre roca, siendo el único “ejemplar” que subsiste de un
conjunto de seis salinas tipológicamente similares, con hondas resonancias
prehispánicas, que florecieron en dicha costa. Del resto sólo perduran algunos
elementos muy degradados. Son además el único ejemplo de este tipo primitivo de
salina que se conserva en Canarias.
Las salinas primitivas sobre roca constituyen un
auténtico endemismo etnográfico, por su tecnología y modelo de asentamiento.
Tales merecimientos provocaron su incoación como BIC (Bien de Interés Cultural)
en la categoría de Sitio Etnológico. A los valores de singularidad etnográfica
ha de añadirse el trazado orgánico de los tajos blancos que se adapta a la
plataforma de lavas grisáceas en contraste con el negro del cantil y el azul
del mar. Su contenido cultural, la riqueza cromática y sus formas, hacen de
estas salinas un paisaje cultural extraordinariamente valioso y frágil» (GOBIERNO DE CANARIAS: Informe Salinas Canarias, 2008).
Concretándose después aún más los
atributos etnográficos de la "salina primitiva sobre roca":
«Generada como evolución de los charcos de cantiles
costeros al aplicarles el principio del doble recipiente. Son propias de
cantiles basálticos y es un modelo que sólo existe en Gran Canaria en la costa
norte. Se ha referenciado hasta diez salinas en la costa de Bañaderos en
Arucas, en una estrecha franja litoral de dos kilómetros, de las que únicamente
se mantiene las del Bufadero.
Constan de dos elementos diferenciados: Los cocederos
son charcos de gran tamaño que captan el agua por rebosadero y disponen de obra
mural de mampostería de piedra y mortero de cal para aumentar la superficie y
el volumen del charco. Los tajos que reciben el nombre de maretas, son de forma
circular y de pequeño tamaño, están construidos sobre la superficie plana de la
roca, bordeadas por una paredita de piedras cogidas y rejuntadas con un cordón
de barro.
Carece de sistema de riego que se realizaba
tradicionalmente de forma manual con la ayuda de cacharros. Al igual que en
toda salina el proceso de producción está ligado al ciclo solar anual,
recogiéndose entre abril y octubre unas 8 ó 10 cosechas. El resto del año se
realizan las labores de reparación y mantenimiento» (GOBIERNO DE CANARIAS: Pasado, presente y futuro de las salinas canarias, 2010).
No hay comentarios:
Publicar un comentario