Actualización 11-sep-2016
Topónimo aborigen con el que se conoce un amplio territorio situado entre
el septentrional Vallehermoso y el meridional Tazartico en
la costa más al poniente de la isla.
En cuanto a su grafía dice el cronista Francisco Suárez Moreno que cuando
se pretende transcribir el primitivo Guguy, en el siglo XVIII, se
pone la diéresis sobre las letras "u", y, en la relectura
del pretendido Guguy, surge el Güigüi, que es un
término canario relacionado con precipicios como Taguy, que se
encuentra en el barranco de Siberio, en Los Galgares; o
los dos barrancos de Guguy y Guguillo, en El
Risco de Agaete; o el Guro que se halla en la
cabecera de Furel.
El cabezón es una planta arbustiva
perenne que llega a alcanzar el metro de altura. Tallo erecto, subleñoso y
cilíndrico cuya corteza de color marrón posee cicatrices escamosas y
prominentes en su parte inferior; las ramas jóvenes tienen un color
verde-violáceo.
Las hojas, de dos a cinco centímetros de ancho y de
nueve a quince de largo, son pecioladas enteras y con abundantes glándulas.
Inflorescencias con dos a siete capítulos de trece a dieciocho milímetros de
diámetro y color purpúreo. Florece de junio a julio y fructifica en agosto.
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El acceso por el mar (Santi Blanco) |
Todo el macizo del Suroeste fue desde el principio de
realengo. Los valles fueron ocupados poco a poco por familias que cultivaban
cereales y frutos en lo que, según cuentan las crónicas, era un vergel con
distintos nacientes de agua y caminos serpenteantes que comunicaban unas playas
con las otras.
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Un paisaje singular (Alejandro Melián) |
Es en
este contexto en el que nace el Registro de la Propiedad de Guía. Gran parte
del macizo del suroeste, desamortizado o no, aparece desde el 24 de enero de
1867 como Propios del Ayuntamiento, hecho en el que la
corporación basa su defensa en el litigio que mantiene con un particular sobre
la propiedad. Estas tierras realengas fueron desamortizadas y vendidas, una
parte a distintos propietarios, y otras, traspasadas al Ayuntamiento, que las
consideró públicas por ser de realengo.
El cronista de La Aldea, Francisco Suárez
Moreno, quien ha investigado y estudiado en profundidad los acontecimientos
habidos con la propiedad del territorio, nos ha hecho una buena síntesis de
lo que recoge en sus libros Pleito de la Aldea. 300 Años de Lucha
Por la Propiedad de la Tierra [(1990) Las Palmas de Gran Canaria:
Ed. Cabildo de Gran Canaria, pp. 137-139, 156-157 y 260-261] y La
historia de La Aldea de San Nicolás [(1999) Las Palmas de Gran Canaria): Ed. Centro
de la Cultura Popular Canaria, pp. 96-101 y
104], que nos acerca a los conflictos habidos con el dominio de la propiedad:
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Playas intermareales al pie de los cantiles |
«1.-
Casi todo el macizo del Suroestes desde Amurgar-Peñón Bermejo a Guguy Grande,
4.480 fanegadas, se inscribe el 24 de enero de 1867 como bienes de propios, en
el Registro de La Propiedad, por el Ayuntamiento
de La Aldea, inscripción que se hace definitiva en 1871 (libro I San
Nicolás Registro Propiedad de Guia), fincas 1, 2 y 3. En 1974 el Ayuntamiento
de La Aldea reconoce y se reafirma con posteriores acciones registrales sobre
las fincas citadas 1, 2 y 3, ahora 4.100 fanegadas.
2.-
En 1872 el Estado desamortiza esta
zona producto de lo cual en subasta pública, adquiere el 18 de agosto de
1873 Antonio de Armas los cortijos de
Peñón Bermejo, Guguy Chico y Guguy Grande
(Libro III, finca 77 a 82), cortijos que pertenecían a las inscripciones de
bienes de propios registradas en 1867-1871, que no son inscritas estas tierras
desamortizadas como segregaciones como hubiera sido lo lógico.
3.-
Dichos cortijos de Peñón Bermejo, Guguy
Chico y Guguy Grande, se van
vendiendo hacia 1900 por los herederos de
Armas, los Bethencourt Armas y Bethencourt Reina a los pastores que
tenía arrendados y a otros.
Es
así como esa propiedad fragmentada en cortijos pasa a las familias del lugar
entre otras María Dolores León Espino (Tasartico-Guguy), Umpierrez y otros como
Cristóbal Quintana natural de Taguy en Tejeda».
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El poniente de la isla (foros-vogue-es) |
A partir de los inicios de los años 80 del pasado
siglo, de alguna manera se especula la posibilidad de su aprovechamiento turístico
con la adquisición de cortijo por parte de la sociedad filial de la Caja Insular de Ahorros, Promociones
Turísticas Canarias, participada que tras la paralización de un expediente
de dominio por la oposición del Ayuntamiento
de La Aldea haciendo prevalecer su antiguo registro, vende las tierras
afectadas a la sociedad matriz.
Este acontecimiento motiva que Ayuntamiento y Cabildo promuevan
y obtengan la calificación de Parque
Natural en 1987. Al siguiente año aparece un nuevo comprador, el inversor
suizo Helmut Rahms, en representación
de la sociedad Pellerine Ltd., que por
240.000 euros adquirió esa buena porción del territorio. El punto final a las
pretensiones sobre la propiedad privada de la tierra termina cuando el Consejo del Gobierno de Canarias del 19
de diciembre de 1989, acordaba el expediente de expropiación forzosa, que el
día 10 de enero del siguiente año pasaba a información pública. En 1994 fue declarada
la Reserva Natural Especial.