Distintos son los buenos y
académicos estudios que se han realizado sobre la toponimia de Gran Canaria
desde el enfoque del léxico en su vertiente filológica y etimológica,
destacando alguno de ellos «bajo el
prisma de la teoría de los campos semánticos, de la misma manera que se hace
con el léxico común», prevaleciendo lo perteneciente o relativo a la
significación de las palabras, eminentemente lingüísticos.
Se reconoce incluso que «...muy poco sabemos acerca de qué reglas operan en la formación toponomástica, y, menos, cuáles son las relaciones que se establecen entre un topónimo cualquiera y los demás elementos del sistema del que forman parte.
Desconocemos en el mundo de la filología hispánica la existencia de investigaciones que nos indiquen cuáles son esas reglas o cuáles los procedimientos mediante los que se constituye la toponimia de un territorio» (SANTANA MARTEL, E.: La toponimia de Gran Canaria. Estudio morfosintáctico y estadístico, Las Palmas de GC, 1998).
Decía el eminente y recurrido filólogo Joan Coromines (1905-1997): "¿Puede pensarse que el hombre, que desde que tiene uso de razón se pregunta el porqué de todas las cosas que ve y que siente, no se preguntaría sobre el porqué de estos nombres que todo el mundo tiene continuamente en los labios”.
Se reconoce incluso que «...muy poco sabemos acerca de qué reglas operan en la formación toponomástica, y, menos, cuáles son las relaciones que se establecen entre un topónimo cualquiera y los demás elementos del sistema del que forman parte.
Desconocemos en el mundo de la filología hispánica la existencia de investigaciones que nos indiquen cuáles son esas reglas o cuáles los procedimientos mediante los que se constituye la toponimia de un territorio» (SANTANA MARTEL, E.: La toponimia de Gran Canaria. Estudio morfosintáctico y estadístico, Las Palmas de GC, 1998).
Decía el eminente y recurrido filólogo Joan Coromines (1905-1997): "¿Puede pensarse que el hombre, que desde que tiene uso de razón se pregunta el porqué de todas las cosas que ve y que siente, no se preguntaría sobre el porqué de estos nombres que todo el mundo tiene continuamente en los labios”.
"Misceláneas
Canarias", Historia Natural de las Islas Canarias
P.
Barker-Webb y Sabino Berthelot (París, 1839)
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Con ese pensamiento crítico del profesor Coromines que dedicó toda una vida al estudio de la etimología de las palabras, buscando el origen de las mismas, resulta obligado profundizar en los topónimos con una perspectiva transversal, abarcando todas las materias para entender su significado.
Es conocido que los topónimos, como nombres propios de lugares, en los momentos de su génesis y consolidación en el tiempo obedecieron a la voluntad de la memoria colectiva de sus lugareños, quienes con su creación, de forma casual y causal, pretendieron detectar las señas de identidad del lugar para que pudiera ser localizado e identificado tanto por los vecinos, como por terceras personas, y así incorporar estas señas a los libros acreditativos de la propiedad. Es tarea distinta por tanto clasificar y analizar los topónimos en función de lo que significaba en el contexto de su génesis y con la intención de la significación perseguida. Buscar por tanto la relación del lugar con la palabra.
Respetando la cronología desde la llegada de los primeros conquistadores que colonizaron la isla, para entender mejor esa causa o razón de ser de los topónimos grancanarios, he realizado una clasificación que se aparta parcialmente de las conocidas, observando su génesis y el significado particular que tenía para los lugareños, y a modo de ensayo definir alguna de las reglas que se siguieron en su formación, como las características geográficas y orográficas, el habitat animal y vegetal, la titularidad de los bienes, las actividades, relaciones y costumbres de sus pobladores, respetando las distintas etapas: prehistoria, protohistoria e historia.
Es conocido que los topónimos, como nombres propios de lugares, en los momentos de su génesis y consolidación en el tiempo obedecieron a la voluntad de la memoria colectiva de sus lugareños, quienes con su creación, de forma casual y causal, pretendieron detectar las señas de identidad del lugar para que pudiera ser localizado e identificado tanto por los vecinos, como por terceras personas, y así incorporar estas señas a los libros acreditativos de la propiedad. Es tarea distinta por tanto clasificar y analizar los topónimos en función de lo que significaba en el contexto de su génesis y con la intención de la significación perseguida. Buscar por tanto la relación del lugar con la palabra.
Respetando la cronología desde la llegada de los primeros conquistadores que colonizaron la isla, para entender mejor esa causa o razón de ser de los topónimos grancanarios, he realizado una clasificación que se aparta parcialmente de las conocidas, observando su génesis y el significado particular que tenía para los lugareños, y a modo de ensayo definir alguna de las reglas que se siguieron en su formación, como las características geográficas y orográficas, el habitat animal y vegetal, la titularidad de los bienes, las actividades, relaciones y costumbres de sus pobladores, respetando las distintas etapas: prehistoria, protohistoria e historia.
FONO-TOPÓNIMOS
Desde el primer momento que los
conquistadores arribaron a la isla e iniciaron su conquista, observaron que
muchos lugares eran ya reconocidos por los propios habitantes aborígenes
grancanarios, y aún cuando eran mencionados en su propia lengua, no escrita,
desconocida para ellos, resultaba más apropiado recordar por su fonética, es
decir, por el conjunto de sonidos que pudieron percibir por sus oídos, sin
reparar para nada en su posible significado, percepción que pudo ser distinta
tanto como distintos oyentes hubieron, y que intentaron trasladar a la
escritura en la lengua castellana.
Es así como surge un elevado número de topónimos de la prehistoria aborigen, que han podido llegar a nuestros días en distintas versiones escritas, incluso por su continua modificación desde la primigenia grafía documentada, esencialmente por su incomprensión en la lengua castellana al no conocer su etimología. Han habido muchos inventarios y catálogos de los considerados como topónimos "aborígenes", ardua tarea pues para a un mismo lugar pudieron haber tantos como el número de cronistas que erraron en la transcripción del oral al escrito, e inclusive el recurso de una fuente oral correspondiente a una generación aborigen no coetánea a la conquista. Entre muchos, los siguientes:
Es así como surge un elevado número de topónimos de la prehistoria aborigen, que han podido llegar a nuestros días en distintas versiones escritas, incluso por su continua modificación desde la primigenia grafía documentada, esencialmente por su incomprensión en la lengua castellana al no conocer su etimología. Han habido muchos inventarios y catálogos de los considerados como topónimos "aborígenes", ardua tarea pues para a un mismo lugar pudieron haber tantos como el número de cronistas que erraron en la transcripción del oral al escrito, e inclusive el recurso de una fuente oral correspondiente a una generación aborigen no coetánea a la conquista. Entre muchos, los siguientes:
Arucas, Mogán, Acusa, Adeje, Agaete, Agazaga, Agualatunte, Aguatona, Agüimes, Almogarén, Amurga, Anzofé, Arguineguín, Arinaga, Arteara, Artejévez, Artenara, Ayacata, Ayagaures, Cendro, Chira, Fagagesto, Faneroquito, Farailaga, Farragú, Fataga, Firgas, Fortamaga, Furnia, Fusnios, Gáldar, Garguja, Gargujo, Gitagana, Gofio, Gomestén, Guanarteme, Guardaya, Guayedra, Guayeira, Güígüí, Guiniguada, Gumanillo, Gurugú, Inagua, Itara, Jinámar, Malfú, Maninidra, Marzagán, Satautejo, Tafira, Taidía, Taigúy, Taliarte, Tamaraceite, Tara, Tasarte, Tasartico, Tauro, Tecén, Tegueste, Tejeda, Telde, Temisas, Tenoya, Tenteniguada, Teror, Tifaracás, Tirior, Tirma, Tirnagada, Tocodomán, Utiaca, Veneguera, Vigaroy, etc.
De lo expuesto, mi atrevimiento por llamarlos Fono-Topónimos, pues lo único que conocemos de ellos, aparte de su cercana localización, es una aproximación al conjunto de sonidos que emitían los aborígenes cuando lo pronunciaban, sin que conozcamos con certeza su significado a pesar de los numerosos esfuerzos que los investigadores han realizado, por la propia dificultad de la expresiones escritas en el castellano y el paso de los siglos, más aún cuando puede ser un dialecto de una lengua matriz por el "aislamiento cultural" desde su arribada a la isla.
Dentro de los mismos hemos de incluir aquellos que obedecen a bienes y costumbres canarias de todo tipo cuya denominación oral en la lengua aborigen se ha mantenido en el tiempo, y se convirtieron en topónimo, es decir en el nombre de algún lugar concreto.
"Misceláneas
Canarias", Historia Natural de las Islas Canarias
P.
Barker-Webb y Sabino Berthelot (París, 1839)
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ARQUEO-TOPÓNIMOS
En la etapa de transición de
la prehistoria a la historia, lo que conocemos por protohistoria donde convivieron dos
distintas culturas, se crearon por los conquistadores una seria de topónimos ya
expresados en la lengua castellana que obedecía a una regla no escrita por la
cual crearon determinados topónimos que serían impropios zoo-topónimos, por su
relación con el reino animal, cuando en mi opinión obedecían a la expresión de
la apariencia que para ellos tenían las distintas estructuras constructivas de
los aborígenes canarios, creando así un lenguaje toponímico que obedece a unas
claras reglas morfológicas, o a la utilización de sufijos cronológicos. Enumero
a continuación los más significativos:
Caserones:
Este topónimo está asociado a yacimientos arqueológicos (La Aldea de San Nicolás, San Bartolomé de Tirajana, Telde…), nombre con el que denominaban un poblado aborigen de casas de piedra seca, de planta circular al exterior y de tendencia cuadrangular o cruciforme al interior, con una perfecta adaptación a las condiciones orográficas, acomodando los muros a las irregularidades del terreno y recurriendo a la excavación parcial del suelo, posibilitando el encajonamiento horizontal en la ladera. Son recogidos en la documentación histórica de los siglos XVI a XVIII para referirse a las construcciones prehispánicas que aún en esos siglos continuaban siendo utilizadas. Son la única excepción genérica al uso troglodita de las cuevas al margen de Los Cofritos (Artenara) y El Telar (Santa Brígida), que parecen tener una factura constructiva distinta. Circunstancialmente aparece también como "casarones" que puede ser una corrupción.
Este topónimo está asociado a yacimientos arqueológicos (La Aldea de San Nicolás, San Bartolomé de Tirajana, Telde…), nombre con el que denominaban un poblado aborigen de casas de piedra seca, de planta circular al exterior y de tendencia cuadrangular o cruciforme al interior, con una perfecta adaptación a las condiciones orográficas, acomodando los muros a las irregularidades del terreno y recurriendo a la excavación parcial del suelo, posibilitando el encajonamiento horizontal en la ladera. Son recogidos en la documentación histórica de los siglos XVI a XVIII para referirse a las construcciones prehispánicas que aún en esos siglos continuaban siendo utilizadas. Son la única excepción genérica al uso troglodita de las cuevas al margen de Los Cofritos (Artenara) y El Telar (Santa Brígida), que parecen tener una factura constructiva distinta. Circunstancialmente aparece también como "casarones" que puede ser una corrupción.
Palomar, palomares, de palomas:
Posiblemente el sistema más primitivo de la cultura troglodita, utilizando cuevas naturales que en contadas ocasiones labraban, y cuando lo hacían era para horadar el risco para diferenciar aposentos, o dar forma de ménsulas, hendiduras, goznes, pernios, etc. para encajar las piedras lajas de cerramiento u hornacinas. Tenían diferentes aprovechamientos como habitacionales, silos y otros. La semejanza con los habituales nidos de palomas en las rocas, en lugares bastante inaccesibles, dieron lugar al topónimo.
Posiblemente el sistema más primitivo de la cultura troglodita, utilizando cuevas naturales que en contadas ocasiones labraban, y cuando lo hacían era para horadar el risco para diferenciar aposentos, o dar forma de ménsulas, hendiduras, goznes, pernios, etc. para encajar las piedras lajas de cerramiento u hornacinas. Tenían diferentes aprovechamientos como habitacionales, silos y otros. La semejanza con los habituales nidos de palomas en las rocas, en lugares bastante inaccesibles, dieron lugar al topónimo.
Hormigueros:
Llamaban así a un conjunto de cuevas naturales que se encontraban a ras del suelo o a baja altura. Los arqueólogos han determinado por los vestigios encontrados que normalmente su uso no era habitacional, pues los aborígenes canarios les daban un destino funerario. Los más conocidos se encuentran en Santa Maria de Guía y en Firgas. Habitualmente no se adjudican usos habitacionales o de silos de carácter prehistórico, si bien lo pudieron tener ya con posterioridad. La semejanza con el habitat donde las hormigas realizan su vida colectiva propició el topónimo.
Hornillos:
Llamaban así a un conjunto de cuevas naturales que se encontraban a ras del suelo o a baja altura. Los arqueólogos han determinado por los vestigios encontrados que normalmente su uso no era habitacional, pues los aborígenes canarios les daban un destino funerario. Los más conocidos se encuentran en Santa Maria de Guía y en Firgas. Habitualmente no se adjudican usos habitacionales o de silos de carácter prehistórico, si bien lo pudieron tener ya con posterioridad. La semejanza con el habitat donde las hormigas realizan su vida colectiva propició el topónimo.
Hornillos:
El origen del
topónimo puede ser tan distinto, como distinto son los lugares en que lo
encontramos. Desde los primeros cronistas ya se trasmitía el parecido de los
"caserones canarios" de los aborígenes con "hornillos"; por ejemplo, Tomás Arias Marín de Cubas
(Historia de las siete Islas de Canaria, Madrid, 1986) recoge textualmente la
expresión «...y paredones a modo de hornillos...», a partir de la cual no se
llega a concluir si eran hornos o sus construcciones habitacionales tenían tal
parecido.
"Misceláneas
Canarias", Historia Natural de las Islas Canarias
P.
Barker-Webb y Sabino Berthelot (París, 1839)
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Si queda claro que
cerca de algunos topónimos de la isla existen yacimientos arqueológicos, como
es el caso del Barranco del Hornillo
(San Bartolomé de Tirajana) donde en sus proximidades se localizan cistas y
enterramientos colectivos, y, el litoral de El
Hornillo en el puntón del Pasito
Blanco (Aldea de San Nicolás) asociado al conjunto arqueológico de la
desembocadura del barranco de la Aldea (MARTÍN DE GUZMÁN, C.: Las culturas prehistóricas de Gran Canaria,
Madrid, 1984), y como no el lugar del yacimiento aborigen de Artenara también
llamado Cruz de la Esquina.
Por su localización sea posiblemente esta teoría la más próxima a la realidad de su origen. Normalmente son cuevas de habitación en altura, comunicadas por andenes, donde la mayor diferencia con el llamado Palomar es que estas además de considerarse cuevas artificiales, labradas por el hombre, se remataban de algunos cerramientos en la fachada y separaciones interiores construidas con adobe. Se desprende por tanto que son una evolución posiblemente influenciada por las costumbres de los conquistadores ya en la proto-historia, e inclusive adentrados en la historia.
Pueden ser por consiguiente los llamados Palomares mejorados tras la conquista con los cerramientos de adobe. Es poco frecuente encontrar en los Palomares el adobe característico de los Hornillos, y sus usos son variados: de habitación, silos, religiosos y en contadas ocasiones funerarios.
El topónimo Hornillo de la cultura troglodítica fue adoptado por su apariencia con las colmenas castellanas así llamadas que se fabricaban con ladrillos de adobe.
Por su localización sea posiblemente esta teoría la más próxima a la realidad de su origen. Normalmente son cuevas de habitación en altura, comunicadas por andenes, donde la mayor diferencia con el llamado Palomar es que estas además de considerarse cuevas artificiales, labradas por el hombre, se remataban de algunos cerramientos en la fachada y separaciones interiores construidas con adobe. Se desprende por tanto que son una evolución posiblemente influenciada por las costumbres de los conquistadores ya en la proto-historia, e inclusive adentrados en la historia.
Pueden ser por consiguiente los llamados Palomares mejorados tras la conquista con los cerramientos de adobe. Es poco frecuente encontrar en los Palomares el adobe característico de los Hornillos, y sus usos son variados: de habitación, silos, religiosos y en contadas ocasiones funerarios.
El topónimo Hornillo de la cultura troglodítica fue adoptado por su apariencia con las colmenas castellanas así llamadas que se fabricaban con ladrillos de adobe.
Audiencia:
Topónimo que se da a algunos lugares donde existe un Tagoror, como es el caso de Temisas, por su similitud en cuanto al oficio que desempeñaba dentro de la cultura aborigen.
Topónimo que se da a algunos lugares donde existe un Tagoror, como es el caso de Temisas, por su similitud en cuanto al oficio que desempeñaba dentro de la cultura aborigen.
Lugarejo, castillejo, corralejo,
etc.:
Los conquistadores añadieron el sufijo "_ejo", en singular y en plural, a distintos topónimos como los relacionados en el epígrafe para identificar de esta forma los que eran "del tiempo de los Canarios" o "del tiempo de la Gran Canaria", y otras expresiones usadas en los distintos documentos donde son mencionados cuyo topónimo ha llegado a nuestros días como es el caso de Lugarejo (Santa Brígida) y Lugarejos (Artenara), Castillejos (Arucas, Las Palmas de GC, Sta. Lucía de T., Santa Mª de Guía, Tejeda, Vega de San Mateo, y otros), así como los ya desaparecidos de Lugarejo (San Lorenzo y Sta. Lucía de T.) y Corralejo (Tejeda).
Los conquistadores añadieron el sufijo "_ejo", en singular y en plural, a distintos topónimos como los relacionados en el epígrafe para identificar de esta forma los que eran "del tiempo de los Canarios" o "del tiempo de la Gran Canaria", y otras expresiones usadas en los distintos documentos donde son mencionados cuyo topónimo ha llegado a nuestros días como es el caso de Lugarejo (Santa Brígida) y Lugarejos (Artenara), Castillejos (Arucas, Las Palmas de GC, Sta. Lucía de T., Santa Mª de Guía, Tejeda, Vega de San Mateo, y otros), así como los ya desaparecidos de Lugarejo (San Lorenzo y Sta. Lucía de T.) y Corralejo (Tejeda).
Menos frecuentes en nuestra geografía son también otros como Guirreras (Las Palmas de GC) y Nidocuervo (Gáldar) que responden al formato de los mencionados Palomar y Hormiguero respectivamente, como lo son a este último aprovechamiento funerario, los numerosos referidos a Huesas y Huesos, que podríamos considerar atemporales pues pudieron tener su génesis en la época histórica, como ocurre con el impropio conventual del Cenobio, topónimo al que hubiera correspondido uno de los tantos conocidos Silos, de los cuales solo uno de ellos es mencionado tempranamente (Santa Brígida). Salvo las referencias documentales a Paredones y Paredillas de la cultura aborigen que aparecen tempranas, todos los mencionados en este párrafo, incluyendo en el Guanchía, puede considerarse nacieron en la época histórica.
"Misceláneas
Canarias", Historia Natural de las Islas Canarias
P.
Barker-Webb y Sabino Berthelot (París, 1839)
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GEO-TOPÓNIMOS
Aparecen un
interminable número de topónimos que obedecen a la geología del territorio,
cuyos accidentes orográficos reciben singulares "canarismos" que
identifican elevaciones, depresiones o neutrales llanos en todas sus variantes, además de cavidades de
todo tipo.
altillo, alto, altos, altozano, atalaya, cadena, cadenillas, cerrillaletes, cerrillar, cerrillo, cerro, cordillera, cuchillón, cuchillones, cuchillos, cumbrecilla, espigón, loma, lomillo, lomitillo, lomito, lomitones, lomo, mesa, meseta, mesetilla, mesilla, mesita, montaña, montañeta, montañetilla, montañilla, montañón, monte, montecillo, morrete, morretillos, morretón, morrillo, morro, repecho, reventón, talayitas, talayón, etc.
bajada, bajo, bajón, caldera, caldereta, calderetilla, calderilla, calderina, caldero, cantil, cantillo, cañón, cuesta, despeñaperros, desriscaderos, ensillada, filo, frontón, hoya, hoyanco, hoyas, hoyeta, hoyete, hoyetilla, hoyetillas, hoyetón, hoyilla, hoyillo, hoyillos, hoyo, ladera, ladereta, laderetas, laderilla, laderón, rehoyas, rehoyete, etc.
degollada, degolladilla, degolladita, entremontañas, llanete, llanillo, llanitos, llano, valle, vega, vegueta, veguetilla, etc.
covachones, cuasquías, cueva, cuevagacha, cuevecillas, cuevita, cuevón, cuevoncillos, cuevones, grieta, sima, solapón, solaponcillo, etc.
bajada, bajo, bajón, caldera, caldereta, calderetilla, calderilla, calderina, caldero, cantil, cantillo, cañón, cuesta, despeñaperros, desriscaderos, ensillada, filo, frontón, hoya, hoyanco, hoyas, hoyeta, hoyete, hoyetilla, hoyetillas, hoyetón, hoyilla, hoyillo, hoyillos, hoyo, ladera, ladereta, laderetas, laderilla, laderón, rehoyas, rehoyete, etc.
degollada, degolladilla, degolladita, entremontañas, llanete, llanillo, llanitos, llano, valle, vega, vegueta, veguetilla, etc.
covachones, cuasquías, cueva, cuevagacha, cuevecillas, cuevita, cuevón, cuevoncillos, cuevones, grieta, sima, solapón, solaponcillo, etc.
Le acompañan a
éstos descriptivos de la orografía del territorio, otros que obedecen también a
sus características:
climáticas: seco, sequillo,
verde y seca, verdiseca, etc.
costeras: acantilado,
ancón, bahía, baja, bajamar, bajeta,
bajilla, boca, bocabarranco, bolas, bufadero, caladero, caleta, caletón,
cantil, charcón, charquillo, chupadero, ensenada, entallada, espolón, farallón,
isleta, marfea, puntilla, restinga, etc.
cromáticas: blanco, colorado, bermejal, etc.
edafológicas: almagrera,
arenal, arenas, callao, cascajal, cascarrial, galgar, laja, lajiales, maypez,
malpaís, masapés, tosca, toscón, etc.
hidrográficas: barranco,
barranquillo, barranquera, cabuco, culata, charcas, charquetas, desaguaderos,
embocada, médano, ribanzo, etc.
morfológicas: agujerada,
agujeradilla, agujero, angostillo, angosto, angostura, arco, arquillo, asomada,
asomadilla, atalaya, balandra, balcón, breña, cabecillo, cabeza, cabezada,
cabezo, camaretas, candelilla, cazuela, cunita, descojonado, desriscaperros,
escaleritas, fondillo, goleta, gordo, herradura, hondura, hoya, longuera,
medialuna, vallehermoso, etc.
orientativas: umbría y solana, trasmontaña, etc.
orientativas: umbría y solana, trasmontaña, etc.
FITO-TOPÓNIMOS
Reconocidas las señas de
identidad del territorio, atraen la atención de los lugareños la gran
biodiversidad floral que se asienta, observando que en determinados lugares
abundan más de una especie que de otras, y a partir de esta conclusión
establece señas de identidad de distintos lugares para crear topónimos que se
caracterizan por la flora del lugar. Unos son llamados como cada una de las
especies, otros por las grandes colonias de una misma especie, y así se
documenta una muy amplia toponimia:
De especies: acebuche, adelfa, alamillo, álamo, alcaucil, algodones, almácigo, almendros, alsándara, aneas, aromeros, arvejas, balillos, balo, batata, berrazas, berros, calabaceras, cañas, cañillas, cardillo, cardillos, cardocristo, cardón, cardoncillos, carrizo, castañero, castaño, cebolla, cebolleta, ciruelo, clavellinas, codeso, chumberas, drago, draguillo, escaramujo, escobones, espinos, gamonas, gamonita, grama, granadillos, guindo, guinea, hayas, helechas, helechillos, hiedra, hiedrecilla, higuera, higuerilla, incienso, jaramagos, juagarzos, juncos, laurel, laurelillo, lechuga, lentejilla, leñabuena, majuelo, matorral, melosa, melosillas, mimbre, mocán, naranjero, nogal, ñameras, ñamerillas, ñameritas, olivo, orovales, ortigas, ortigones, ortiguilla, pajonales, palma, palmilla, palmita, palmito, palo, retama, retamilla, sabina, sabinilla, salvia, sandarita, sangradera, sao, sauces, saucillo, tabaiba, tajinastes, tarajal, tarajales, tarajalillo, tartaguera, tartaguillo, tedera, tilos, trigo, tunera, verdejo, vinagrera, viñátigo, yedra, zarcilla, zarzagorda, zarzas, etc.
De sus colonias: acebuchal, altabacal,
altabacales, altabaqueras, arvejales, aulagar, berrazales, brezal, cañavera, cañaveras,
cardosa, cardoso, cardones, carriceras, carrizal, chajunco, dragonal, escobonal,
espinales, gamonal, gamonales, gramales, granillar, guinderos, helechal, helechales,
helecheras, higueral, hinojal, hinojera, inciensal, inciensales, hogarzal, juncal,
juncalete, juncalillo, junquera, junquillo, junquillos, laurelar, madroñal, mimbreras,
mocanal, palmar, palmarejo, palmarete, palmaretes, palmeral, palmital, sabinal,
salvial, salvialillo, salviar, sebadal, tarajalera, tajinastal, bardo, bosque, leñas,
maleza, malezas, zarzal, zarzalera, zarzales, zarzuela, zumacal, retamar, retamares,
tabaibal, tabaibales, tomillar, tomillares, trigueral, etc.
ZOO-TOPÓNIMOS
Identificado
con la vegetación, detienen su observación en el reino animal que se encuentran
en el lugar, en sus habitat e inclusive en sus huellas biológicas, lo que
generará una toponimia específica:
Aves: avecilla, cernícalo, cuervo, gaviota, gavioto, guincho, guirre, guirres, lechuza, lechucilla, pájaro, paloma, pardilla, alcaravanal, alcaravaneras, cernicalera, cernicaleras, cuervera, guinchete, guinchón, guirrerilla, pajarero, pajareros, cuclillo, etc.
Insectos: abejera,
abejerilla, babosillas, hormiga, hormiguillas, gusano, etc.
Mamíferos: ballenas,
burras, burrera, burrillas, cabrito, camello, cochinos, gatos, toros, burreras,
burrerillo, burrero, garañones, conejeras, madrigueras, cagarrutal, etc.
Moluscos: burgadito, cangrejo, caracol, etc.
Peces: calderones, etc.
"Misceláneas
Canarias", Historia Natural de las Islas Canarias
P.
Barker-Webb y Sabino Berthelot (París, 1839)
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ANTRO-TOPÓNIMOS
Según se va estableciendo en
los lugares, estos serán conocidos por el antropónimo de su propietario, por su
raza, género, gentilicio, mote, oficio u origen de procedencia:
Antropónimo: ábalos,
agustinas, albiturria, anchieta, andújar, aragómez, arbelos, argüello, ariñez,
arnao, bachicao, barahona, barbosa, barrial, bartolo, bascamao, becerril,
berlanga, bernardino, betancora, biliandra, bracamonte, buenaventura, calva,
camacho, cambalud, caraballas, caraballos, carnedagua, carreñas, carrión,
castillos, catela, catelas, catrillo, cerpa, clemente, coruña, corvo, chirino,
domínguez, doñana, doramas, galeote, galindo, garcía, giles, góngora, gonzalo,
guriete, herrera, jacomar, jerez, josé, leones, lópez, lorenzo, lucena, luis,
macarios, madrid, maldonadas, marente, marmolejo, marreras, marteles, martín,
martínez, mateos, matías, matos, mederas, megía, melchora, menas, merina,
merino, millares, miller, mirabal, mirabala, mirele, mirón, monagas, monroy,
montemayor, montesdeoca, monteverde, monzones, morales, morón, moya, mujica,
navarros, negrin, nicolases, ojeda, pacheca, padilla, padillas, padrón,
padrones, paulino, pavón, pavonas, pineda, pinedas, ponce, quintanas,
quintanilla, ramírez, riquiánez, rivero, riveros, rornán, rosadas, rosales,
rosiana, ruanas, rugallo, salvago, sanabria, sánchez, sardina, sardo, schamann,
siberia, siberio, silva, solís, soria, tarifa, tenorio, trompeta, troya,
troyanas, trujillas, trujillo, valerón, vargas, velázquez, vélez, vergara,
vicentes, vicentillos, villarona, visvique, zambrano, zamora, zárate, zurbarán, etc.
Etnia: berbería, fula,
meleguinas, morena, morenitos, moreno, morenos, moriscas, morisco, moriscos,
negra, etc.
Género: dama, damas, mujeres,
niñas, etc.
Gentilicio: canario, castellana,
castellano, castellanos, catalán, filipina, gallego, gomera, gomerito, gomero,
lombarda, vizcaína, etc.
Mote: babilones,
cano, corcova, corcovada, corcovado, manco, tanasio, tuertos, etc.
Oficio: albarderos,
alfaques, alguacilejo, amadores, bachiileras, boticaria, canónigo, capellán,
capitán, cardenal, carnicero, carpinteras, cazadores, cerera, clero, coronel,
cura, curato, deán, doctoral, espartero, fraile, frailes, frailillos, herrero,
molinera, molineras, monjas, pagador, vaquero, zapatero, etc.
Origen: canarias,
inglés, majoreras, mondragón, portuguesas, portugueses, sevilla, vasco, etc.
HAGIO - TOPÓNIMOS
No descuida su prestigio, y
como son tiempos de persecución, alardea de su fe construyendo capillas o
patentizando su fe cristiana, en unos casos para que se conozca que es converso
y no un hereje, reconociendo también en el culto y los bienes que construye
para ello:
Advocación: agustín, andrés, antón, antonio, bartolomé, belén, bernardo, brigida, candelaria, carmen, catalina, cayetano, clara, concepción, cristina, cristo, cristóbal, diego, dolores, domingo, elena, felipe, fernando, flora, francisco, gregorio, inés, isabel, isidro, juan, juana, lucía, maría, milagrosa, sebastián, etc.
Culto: agonías,
animas, avemaría, campanario, capilla, ermita, etc.
SOCIO-TOPÓNIMOS
Pero hombres y mujeres no son
seres solitarios, precisan vivir en colectividad, en sociedad. Instituyen
sistemas de propiedad de la tierra y del agua que constituirán lo que hoy
conocemos como el Antiguo Régimen, tendrán que organizarse civilmente,
agruparse en un lugar para allí ser estantes construyendo sus moradas, y
tendrán que comunicarse unos lugares con otros para comerciar o intercambiar
sus productos.
Antiguo Régimen: capellanía, data, dehesa, dehesilla, ejido, mayorazgo, mayordomía, santísimo, tribunal, vinculación, vínculo, etc.
Organización: cabildo,
cuarteles, escuela, fielato, garita, garito, etc.
Poblamiento: aldea,
barriada, barrio, campamento, camping, caserío, ciudad, chocetas, chocillas,
choza, chozas, poblado, vecindad, vecindario, etc.
Vías de comunicación: andén,
andencillos, andenes, atajo, avenida, calzada, calle, callejón, callejones,
caminitos, camino, caminos, cañada, cañadas, cañadilla, cañadillas, cañaditas,
cañadón, cañadones, carretera, carril, cruce, cruces, cruz, cuesta,
cuestecilla, cuestilla, valsendero, vereda, veredas, veril, veriles, verilillo, etc.
PRO-TOPÓNIMOS
Una vez establecido precisa
garantizar su sustento y se inicia en el aprovechamiento de la tierra, de los
animales, en la extracción de los recursos existentes, lo que generará multitud
de topónimos que dicen de la actividad que en un lugar se desarrolla, de sus
construcciones, de sus útiles, para que sus vecinos sepan unos de otros.
Agricultura: mediasuerte, bocado, bordo, cercadillo, cercadillos, cercadito, cercado, cercados, finca, huerta, huertas, huertecilla, huertecillas, huertilla, huertillas, huertillo, huertillos, huerto, viña, vivero, cerca, cerco, empalizada, campillo, campito, campo, cangas, cuarta, cuartas, cuartería, cuarterías, cuartillos, cuartos, era, eras, erilla, erita, fanegada, fanegadas, hectáreas, horcones, horqueta, majalete, majaletes, majano, majanos, mancha, manchón, manchoncillo, manchones, mediafanega, remudas, riego, sequera, sequerillo, sequero, sequeros, seto, setos, etc.
Apicultura: colmena,
colmenar, colmenas, colmenillas, corchos, melero, etc.
Avicultura: gallinero,
granja, etc.
Comercio: mesón,
carnicería, etc.
Elaboración: bodega,
bodeguilla, carraca, ingenio, lagares, lagarillo, malvasía, máquina, máquinas,
maquíla, matula, molinete, molinillos, molino, molinos, tejar, trapiche, trapichillo, etc.
Extracción: barreto,
barriales, barrillo, barro, barros, calera, calero, cantera, canteras,
cantería, acarradero, acarraderos, arrastraderos, arrastre, aserradero,
aserraderos, aserrador, atracadero, bocarones, carbonera, carboneras, carretería,
cortadores, lance, mariscalete, nieves, salinas, salinetas, etc.
Ganadería: cochineras,
gallanía, gambuesa, gambuesas, gambuesilla, gambuesillas, gañania, gañanías,
bebederos, candil, cardadal, cardanera, chiqueras, chiquerillos, chiquero,
chiqueros, majada, majadal, majadales, majadas, majadilla, majadillas,
ovejeros, pajar, pajarcillo, pajarcillos, toril, tenerias, etc.
Instalaciones: asientillo,
agarraderos, barrera, barreras, barrerillas, cortijo, finca, fincas, finquilla,
taro, etc.
"Misceláneas
Canarias", Historia Natural de las Islas Canarias
P.
Barker-Webb y Sabino Berthelot (París, 1839)
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HIDRO-TOPÓNIMOS
Y para desarrollar todo tipo
de actividad productiva necesita del bien más necesario de la naturaleza, el
agua, y tendrá que obtenerla y llevarla a su destino, dejando toda esta
estructura hidráulica su huella toponímica.
Atributos: aguadulce, aguanueva, aguasalobre, etc.
Captación: alcantarilla,
caiderete, caideretes, caideretillo, caideretillos, caiderillo, caiderillos,
caiderito, caidero, caideros, campana, canalizo, cantarilla, chorrillo,
chorrito, chorro, chorros, fuente, fuentecilla, fuentecillas, fuentes, galería,
goteras, goterilla, goterillas, laguna, lagunas, lagunetas, lagunilla,
madrecilla, madrelagua, madres, malacate, manantial, manantiales, marcuajada,
mina, minas, ojero, ojito, ojo, ojos, remanientes, tabuco, tabucos,
tabuquillos, etc.
Distribución: acequia,
acequias, albercón, alberconcillo, albercones, almatriche, canal, canalejas,
canales, canalilla, canalita, canalizos, cañerías, cisterna, chorrera,
chorreras, estanque, estanques, gavia, goteo, heredad, machoborrón, machosidro,
marciega, marciegas, mareta, nateros, quebraderos, secuestro, tabladas, tanque,
tanques, tanquillo, tanquillos, etc.
ETNO-TOPÓNIMOS
Y para acabar, dejaron la
huella toponímica por una enorme y variada cantidad de bienes materiales e
inmateriales de interés etnográfico que jalonan toda la geografía insular:
Costumbrismo: brujas, bucio, bucios, calvario, camposanto, camposón, caracol, cementerio, cofres, descansaderos, difuntos, etc.
Residenciales: albergue,
asilo, cabañas, casa, casablanca, casas, casasanta, casilla, casillas, casita,
casitas, etc.
Usos
varios: almacén,
almacenes, alpendre, banco, banquillos, barca, barco, barra, carabela,
carretas, castillo, hacienda, haciendas, haciendillas, etc.
Útiles: amarradilla, calabozo, etc.
CONCLUSIÓN:
Después de esta larga e
incompleta enumeración, ordenada y clasificada en razón de los fundamentos de la
génesis de los topónimos de la isla, se puede apreciar que constituyen en su
conjunto el patrimonio inmaterial más importante que nos han dejado las
anteriores generaciones.
Nos describen con el nombre de sus lugares aquello que trasmitieron oralmente los antiguos pobladores, quiénes llegaron aquí para compartir el espacio, las actividades y costumbres que tuvieron, y sobre todo la riqueza natural que en esta isla encontraron de cuya gran biodiversidad poco nos queda, y que ahora estamos obligados a preservar para las nuevas generaciones, por responsabilidad intergeneracional.
Nos describen con el nombre de sus lugares aquello que trasmitieron oralmente los antiguos pobladores, quiénes llegaron aquí para compartir el espacio, las actividades y costumbres que tuvieron, y sobre todo la riqueza natural que en esta isla encontraron de cuya gran biodiversidad poco nos queda, y que ahora estamos obligados a preservar para las nuevas generaciones, por responsabilidad intergeneracional.
Muy buen trabajo,
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