Actualización:
18-mar-2016
Topónimo
aborigen. Con este nombre se conocen dos caseríos, uno con el epíteto de "Seca" y otro con el de "Verde". La
diferenciación entre Acusa
Seca y Acusa Verde viene marcada por que el primero está
situado en la vertiente sureste y el segundo en la vertiente noroeste, e
históricamente por la dedicación de sus habitantes, pues en Acusa Seca se dedicaban al pastoreo y cultivo de
trigo y cebada en la vega, mientras que los de Acusa Verde se dedicaban al cultivo de
hortalizas y ordinarios por su micro-clima de costa.
Taller de escobas (Patrinet) |
La
fortaleza natural de Acusa es una mesa de brechas y coladas
volcánicas, de paredes verticales, ubicada en la vertiente noroeste de la
cuenca de Tejeda. La mesa está bordeada, por el lado norte y oeste, por el barranco
del Merino y, por el lado sureste, por el barranco Grande.
Este hecho le confiere una posición estratégica por el gran dominio visual de
casi toda la cuenca de Tejeda y por ser paso natural hacia la costa a través
del citado barranco. La Vega de Acusa, así llamada en la
antigüedad, si bien constituyó parte importante y vital para los antiguos
pobladores, hoy en día no conserva yacimientos arqueológicos destacables.
El
gran poblado aborigen de Acusa se extiende por diferentes
zonas, de norte a sur y de este a oeste, entre las que destaca Los
Corrales. Está formado por nueve cuevas distribuidas en dos niveles y
localizadas bajo un gran solapón natural al este de la meseta. La mayor parte
de ellas son artificiales. En el primer nivel se pueden apreciar restos de
muros más recientes para guardar el ganado en lo que probablemente fueron
cuevas-vivienda. De todo el conjunto destacan dos cuevas por contener
manifestaciones rupestres consistentes en pinturas. Los colores blanco y rojo
conforman la decoración de las citadas estancias.
Los Corrales (Patrinet) |
En la zona de Hoya del Álamo y Acusa Seca, el poblado troglodita aborigen ha sido reutilizado hasta hace unos años. Varias de las momias encontradas allí están en el Museo Canario: cuatro varones, dos hembras y un niño, todos ellos envueltos en esteras de junco y sacos de pieles de cabra. Otra se la llevó el Dr. Verneau a un museo de París. Entre todas las construcciones de Acusa Seca cabe destacar la Cueva-Ermita, fácil de distinguir del resto por presentar un hueco sobre la puerta a modo de claraboya, en donde, según cuenta la tradición, había instalada una campana. Es probable que esta cueva-ermita tenga su origen en la entrada de los franciscanos que a mediados del s. XIV se establecieron en el lugar. Al parecer, primero fue advocación de San Juan y luego de la Virgen de La Candelaria hasta 1675, año en el que se decide construir una nueva ermita.
Mesa de Acusa (Rafael Peñate Navarro) |
La
primera referencia documentada del topónimo la encontramos en data
solicitada por Garçía de la Coruña el 1º de marzo de 1531 cuando pide «...
me fagan merçed de un pedaço de tyerra de sequero que es en Artevirgua termino
de Galdar a qual dycha tierra es en el barranco que vyene para las tierras de
Ximon Gyl del camino de Alcusa para baxo fasta la punta de los
barrancos a los Roques aguas vertyentes de las laderas de Tamadaba al barranco
de Artevirgua...» (RONQUILLO, M. Y AZNAR VALLEJO, E.: Repartimientos
de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1998).
Años
después se conoce del primer repartimiento de tierras en el lugar cuando el 29
de agosto de 1543, solicita una data Gaspar Hernandez y pide «... un
pedaço de tierra montuosa de sequero que esta en el termino de Acusa que
tienen por linderos de la parte de abaxo el barranco de Aytata e de la otra
parte la cordillera del Risco de Guadamesteme que va a dar al barranco de las
Eneas e toda la cumbre hasta la Montaña de Azaenegue e por la otra parte el
barranquillo que dizen de las Vinagresas que entra en el barranco de Aytate en
las cuales podra aver quarenta hanegadas y estan en dos pedaços ...» (IBIDEM).
La verde Acusa (Google earth) |
Dos
siglos después, Luisa Antonia Trujillo Figueroa, viuda del Sargento Mayor
Alonso Olivares del Castillo, en escritura de 29 de abril de 1705, dice ser
propietaria de 97 fanegas de un «Cortijo de tierras labradías con
cuevas en la Vega y Montaña de Acusa», que heredaría Pedro A. del
Castillo Vergara. Y María Tello, en escritura de 25 de junio de 1717, decía
tener 3 fanegas de un «Cercado de tierra labradía denominado la Hoya de
Juan Benítez en la Vega de Acusa».
En
el momento de la división de los bienes vinculados a Luisa Antonia Trujillo
Figueroa, el 23 de junio de 1876, la extensión del cortijo antes citado aparece
más especificada y se mencionan muchos topónimos del lugar: 24 fanegas y 5
celemines de «Trozada de tierra labradía denominada La
Fuentecilla»; 2 fanegas y 8 celemines de una «Trozada de tierra
denominada Lomo del Calvario»; 9 fanegas y 8 celemines de otra «Trozada
de tierra denominada Barreras»; 36 fanegas y 9 celemines de otra
«Trozada de tierra en el Cortijo de Los Llanos de Acusa»; 3 fanegas y 9
celemines de otra «Trozada de tierra en la Montaña de Acusa»;
y 19 fanegas y 3 celemines de otra «Trozada de tierra labradía y en su
mayor parte de “arrifes” con 4 manantiales que nacen en ella, denominada
La Huerta y La Cárcel», que fueron heredados por el Condado de la Vega
Grande, padre e hijo.
También,
con motivo de la desamortización de bienes eclesiásticos, el 23 de octubre de
1805 se sacan a remate, vendiéndose el 21 de diciembre del mismo año, «Dos
suertes de tierra de “secano” denominadas “La Quebrada” y “El Corralillo
Viejo”, en Acusa», que pertenecían a la Cofradía de San Blas en la ermita
de Candelaria de Acusa, por donación testamentaria de Claudina Santos, y que
fueron adquiridas por el vecino José Hernández por el precio de 2.400 reales de
vellón.
Igualmente,
se sacaron a subasta el 7 de enero de 1842 cuatro trozos del Convento de Santa
Clara, conocidos por «Tierras Las Portuguesas», en los lugares de «Tinajas,
Tordenos, Lomos-Carcel y Lomitos de Acusa», y que posiblemente
pertenecieron a los portugueses asentados en Artenara, Juan y Antonio Báez, que
fueron vendidos a Francisco Perera González el 30 de noviembre de 1844 (SUÁREZ
GRIMÓN, V. J., La propiedad pública, vinculada y eclesiástica en Gran
Canaria, en la crisis del antiguo régimen, Las Palmas de G. C., 1987).
En
1866 se sacan a remate los bienes de la fábrica parroquial de Artenara, muchos
de los cuales figuraban en este lugar, y cuyos topónimos resultan también de
interés: La Longuera, El Pañuelo, los Tonillares, Cercado Colorado, Los
Llanotes y Casa de Portillo.
Localización (IDEE Instituto Geográfico Nacional) |
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