domingo, 1 de abril de 2012

ALCARAVANERAS, PLAYA DE (LAS PALMAS DE GC)

Hasta la primera mitad del s. XX se daba dicha denominación solamente a la amplia franja de terreno pedregal y arenoso no edificado de la Ciudad comprendida entre Ciudad Jardín, o barrio de los ingleses, y las dunas de arena entonces existentes en lo que hoy es Paseo de Chil y Avenida Mesa y López. La actual playa es parte de la antigua Caleta de Santa Catalina, que se extendía desde el barrio de Arenales hasta el Castillo de Santa Catalina y muelle de Santa Catalina (también llamado Punta de la Matanza), que desaparecería después con la construcción del muelle frutero Nuestra Señora del Pino, actual Base Naval de Canarias.


Arenales de Santa Catalina (Ojeda Pérez, L -1870 Fedac)
Su antiguo nombre tiene relación con la ermita que allí existía. Cuentan las crónicas que en 1360 partieron de Mallorca con dirección a Canarias unos expedicionarios entre los que se encontraban franciscanos, que tras atracar en Gando fueron hechos prisioneros, y para captarse la simpatía de los canarios les enseñaron a mejorar la fabricación de las casas de piedra, labrar madera y construir cuevas más amplias. Los franciscanos enseñaron los principios de su religión y construyeron dos ermitas, una en los arenales del puerto de Las Isletas, próxima a esta caleta, bajo la advocación de Santa Catalina, pues rogaron los mallorquines a esta santa que les ayudara en esta difícil situación; y otra en La Aldea, bajo la advocación de San Nicolás.

En la desamortización de las tierras de baldíos y realengos que mantenían esa condición desde la Conquista, las 113 fanegas y 10 celemines del «Trozo de tierra de arenal en los arenales de Sta. Catalina» salieron a remate el 10 de octubre de 1860 y fueron vendidas el 28 de febrero de 1861 a Nicolás Apolinario Rodríguez, piloto, por el precio de 1400 reales de vellón, que a su vez se las vendió a su madre, Ana Andrea Rodríguez Nuez, el 28 de febrero de 1865.

Vista antigua  de la playa (FB  - Fedac)
En la segunda mitad del s. XX, tras la construcción del segundo tramo de la Avenida Marítima, el comprendido entre el muelle de Las Palmas y el muelle de Santa Catalina, desaparece gran parte de la antigua playa de Santa Catalina y el resto de playa, la actual, pasa a denominarse «de Alcaravaneras».

Sacando el "chinchorrollo" (Fot. Campaña y Puig Ferran 1950. Fuente: FEDAC)
El nombre del lugar guarda relación con el Alcaraván, que antiguamente tenía su hábitat natural en esta zona donde anidaba. Se han identificado dos subespecies en Canarias: la nominal distinctus (Lanzarote) e insularum (resto de Canarias). El Alcaraván Común (Burhinus oedicnemus) también tiene otras acepciones de su nombre en diversos puntos de la península, zonas de la vertiente mediterránea y del sur, a menudo con un claro carácter onomatopéyico. Es un ave caradriforme, de cabeza redondeada, patas largas y amarillas, pico relativamente corto y grandes ojos amarillos. De costumbres crepusculares o nocturnas, habita en terrenos descubiertos, pedregosos o arenosos.


Alcaraván insularum  (Fotonatura-org)
No obstante lo dicho, según cuenta Viera y Clavijo –anecdóticamente por su hondo sentimiento patriótico–, también llamaban Alcaraván en las islas al «Engañamuchachos» (Avis curricula), «… ave muy agraciada de nuestras islas, del tamaño de un perdigón...» que es llamado de otras formas en Lanzarote y Fuerteventura, y «… en Canaria, con igual error, bajo los (nombres) de alcaraván y gallinuela del mar...». El nombre vulgar, según su versión, se debe a que «… Quien no tiene conocimiento de esta avecita puede pensar que siempre corre y nunca vuela; pero sucede que cuando ella ve que ya la alcanzan, sabe muy bien levantar el vuelo y dejar burlado al que la persigue, razón por la que parece se le ha dado el nombre de engañamuchachos...».

Existe otro topónimo similar en la isla relativo a los alcaravanes, ya mencionado en el s. XVI, referido a una mina de agua en el Barranco Real de Telde. En el testamento de Cristóbal García del Castillo, Conquistador y Regidor Perpetuo, otorgado el día 22 de abril de 1539, se la menciona en la descripción de una de sus fincas cuando dice «Hacienda denominada “San Antonio”, con casas, una cuarta de agua del Heredamiento de la Vega Mayor y 10 medias suertes de la Mina del Alcarabanal».

La perspectiva actual es muy distinta a la de mediados del pasado siglo como puede apreciarse en la imagen aérea de Google; es ya una reliquia aprisionada entre los muelles deportivos y la Avenida Marítima, donde "el chinchorro" ha dado paso a una corchera para evitar que los vertidos y pérdidas de los barcos alcancen la playa.

Ortofoto (Google earth)



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