sábado, 7 de julio de 2012

MARETA, LA (TELDE)

Topónimo que se da al lugar donde se ha construido un parque comercial próximo a La Garita, en la Autopista del Sur (GC-001).  La acepción que a este término se le da etimológicamente en Canarias no concuerda con ninguna de las aportadas por la RAE, siendo la primera que incluye el Diccionario Básico de Canarismos (ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA, Sta. Cruz de Tenerife, 2010): «Hondonada grande hecha en el terreno paa recoger el auga de lluvia».

Según algunas fuentes, este término pudiera tener origen francés, origen que también se le adjudica al topónimo próximo de La Garita, si bien este particular no induce a ninguna conjetura, pues existen iguales topónimos en la isla localizados en Agaete y Santa María de Guía, otros más en Telde, donde además del estanque de La Mareta en los Picachos, existe una calle en Los Llanos de Telde que recibió tal nombre de una antigua mareta desaparecida antes de la primera mitad del siglo XIX.

Estanque entre Marpequeña y La Mareta (Fedac)
Más probable pueda ser por la presencia normanda en las islas de Fuerteventura y Lanzarote, donde abundan las maretas, esos depósitos de agua acondicionados o excavados junto a una montaña para recoger el agua que corre por ella. Cabe mencionar la Finca de La Mareta situada en Costa Teguise, propiedad de Patrimonio del Estado, donada al Estado por el Rey Juan Carlos I de España (a quien se la había regalado el Rey Hussein de Jordania) que recibe su nombre por una antigua mareta en el lugar.


También se ha dicho que la palabra mareta está presente en Portugal, lengua que ha proporcionado muchos términos al vocablo canario como margullar, burgado, fechillo, etcétera y por ello no se puede descartar la influencia lusa, máximo cuando también próximos a Telde tuvieron los portugueses una larga estancia en la Torre de Gando.

El agua siempre ha sido un bien escaso en determinadas zonas de la isla, y para el mejor aprovechamiento de las aguas de lluvia que por los barrancos iban al mar, desde los primeros momentos de la Conquista e incluso en la prehistoria canaria, se fabricaron maretas, estanques de masapés y albercones para su almacenaje, así como las piletas para abrevaderos de animales. 
Pozo (Fedac)

La diferencia entre los dos primeros y el último de almacenaje, es que los primeros son de mucha mayor capacidad y se construían aprovechando huecos entre montañas o al pie de las mismas, mientras que los albercones, más reducidos, se construían con argamasa y eran normalmente cubiertos.

La diferencia que más distingue a las maretas es su capacidad, pues se construían con una capacidad entre 3.000 y14.000 metros cúbicos, mientras que en los estanques su capacidad es inferior, si bien los más primitivos guardaban cierta similitud con las maretas al ser construidas sus paredes por acumulación de «barro masapés», que dada su composición con el paso del tiempo se iba haciendo más impermeable mientras estuviera húmedo, emulando las técnicas del mundo antiguo en Mesopotamia, lo que facilitaba no fuera necesario el arrimo a una depresión natural, salvo en el caso de los pequeños estanques-cuevas que lo eran así para acumular el filtrado del terreno.

La mareta, más evolucionada que el estanque, era por lo general una construcción mixta, donde parte del perímetro de embalse era de argamasa y parte era elaprovechamiento natural en algún hueco entre montañas o en la falda de una montaña, en muchas ocasiones aprovechando las escorrentías. Podría decirse que las maretas fueron los antepasados de las actuales presas que existen en la isla en cuanto a la construcción de su vaso, no en cuanto a su capacidad, pues las presas de finales del siglo XIX y en adelante, tienen mucha más capacidad. 
  Ortofoto del territorio de La Mareta (IDEE Instituto Geográfico Nacional)
Próximo a este lugar Telde existió una mareta de gran capacidad que posiblemente acumulara aguas procedentes de la  cuenca del barranco de La Rocha o de Juan Antón dado que es difícil argumentar la construcción de una Mareta en los siglos XVI o XVII para su alimentación con acequias.

En palabras de Telesforo Bravo, esta cuenca «Es pequeña y estrecha y sus colectores de cabecera nacen entre Montaña de Santidad y Montaña Rosiana con los barranquillos de Juradina y rosiana que, junto con otos cauces, forman el Barrnco de La Rocha o Juan Antón. Pasada la carretera de Telde o Ingenio -hace referencia el autor en 1964 a la actual carretera de Telde a Ingenio (GC-100)-, se le une el barranquillo de Piedra del Molino y juntos forman el Barranco de Las Bachilleras. Después de un recorrido por suelos llanos desagua por la playa del Pozuelo con el nombre de Barranco Calero».

A partir de la cuenca del barranco Real de Telde, la primera cuenca que se encuentra en dirección sur es la de este barranco de La Rocha o Calero, la que cruza la Autopista del Sur a la altura de la Marpequeña, y haciendo meandros desagua por la acual Hoya Pozuelo, donde estuvo una calera que le dió nombre al barranco.

Dado que la siguiente cuenca hacia el sur es una pequeña cuenca que desagua en Salinetas, parece lógico pensar que fuera este barranco de La Rocha (línea blanca en la ortofoto) el que alimentara la desaparecida Mareta que pudo estar construida aproximadamente en el ensanche y depresión que se produce antes de desaguar, donde hoy está la Estación Depuradora de Aguas Residuales, donde estaría próxima a la primigenia finca de La Mareta (líniea amarilla en la ortofoto) a la que de dió su nombre, que con la pérdida del caudal del barranco fuera sustituida por estanques para el riego de los cultivos de la zona.


Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)

MARENTE, CASERÍO Y MONTAÑA DE (SANTA MARÍA DE GUÍA)

Topónimo con el que se conoce el caserío situado en la montaña homónima y junto al camino vecinal (GC-221) que sube por el Lomo de El Pino hasta Lomo del Palo, frente a Monte Pavón que queda al sudeste, con dedicación pastoril desde épocas remotas.
Cuevas alpendre y pajar (Fedac)
Se trata de un antro-topónimo del apellido Marentes, topónimo localizado también en el Lomo Guillén del casco de Guía, lugar donde creción el casco urbano en la Finca de Marente. La primera referencia del apellido en Guía es de Leonor Marente, mujer de Bernardo de Riverol, tercer hijo del primer alcalde de Guía Fernando Alonso de la Guardia, que fue nombrado en 1526 por el gobernador Martín Fernández Cerón, y que se casó a principios del siglo XVI con Francisca de Riverol, hija del genovés Juan Bautista de Riverol y de Francisca de Quixada poseedores de los repartimientos obtenidos por sus antepasados en el Ingenio Blanco junto al barranco de Las Garzas.
Estanque cueva (Fedac)
El diseminado caserío de Marente se encuentra enclavado en un lugar rural dominado por su montaña, abriéndose al norte de la misma una degollada que también recibe su nombre, que dan acceso a los Llano del Junco, en un entorno pastoril con buenos aprovechamientos queseros.

La desaparecida Finca o Cercado de Marente, que ha devengado en un topónimo urbano, en su historia queda que cambió sucesivamente de propietarios y a principios del siglo XVIII pertenecía a Agustín de Torres Zabala, quien lo vendió a la Compañía de Jesús. Los jesuitas la vendieron al licenciado Salvador Fernando Alfonso, si bien con posterioridad figura entre los bienes del Convento de santa Clara hasta su remate por desamortización.

Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)

MARCIEGAS, LAS (ALDEA DE SAN NICOLÁS)

Topónimo con el que se conoce un espacio rural al sur del barranco de La Aldea, y a muy poca distancia de la costa, entre El Roque y El Cruce, donde en la actualidad se asienta un pequeño caserío.

Su origen hay que buscarlo en la antigua fisonomía del territorio hasta mediados del siglo XVIII, donde se trazaba un camino que llegaba hasta la playa, después de bajar de Los Majanos y Los Manantiales, por donde discurrían las bestias cargadas con el azúcar de los ingenios, la madera, brea o carbón de los pinares, o los cereales y otros productos obtenidos en el valle, para ser embarcados en el Puerto del Perchel con destino a Tenerife donde residía el dueño y señor de todas las tierras y aguas el Marqués de Villanueva del Prado.
Pozo con molino hidráulico (Fedac)
 Y al sur de ese camino, las aguas de un gran charco probablemente de las superficiales que corrían barranco abajo y hasta allí llegaban para formar una gran laguna o humedal sin salida al mar, que los lugareños llamaban «mar ciega» por estár rodeada de tierras, ocupando todas las tierras al sur del barranco que allí depositaba sus aguas.
Panorámica (CEIP Cuermeja)
El paisaje era en esta zona de fácil imaginación: El Perchel y la Montaña de Los Caserones, en su falda el camino orillando el barranco cuyas aguas se remansaban hacia el mediodía hasta Las Tabladas y Las Gambuesillas, lugar que por la contracción de las palabras la memoria colectiva creó el topónimo de La Marciega.
Pajar y alpendres (Fedac)
Con el paso de los siglos los aportes sobrantes de aguas superficiales fueron escaseando por las canalizaciones de los aprovechamientos para los cultivo en el valle de La Aldea, y cómo no, por la propia disminución de las lluvias y acuíferos por las talas indiscriminadas en La Cumbre

Las aguas de la Marciega iban bajando su nivel, y su consecuencia, ya no era una sóla laguna, eran muchos charcos, empezaban a ser Las Marciegas.
Aeromotor (Fedac)
Progresivamente los colonos fueron ocupando las tierras sin agua de la ladera en el primer cuarto del siglo XVIII, construyen las cadenas para dedicarlas al cultivo y también  las acequias para llevar hasta allí las las aguas del Albercón.

A medida que desciende el nivel de las aguas de Las Marciegas, van ocupando más tierras y como las aguas para riego son las mismas, comienzan a alternar los cultivos, y así incorporan el sistema de riegos por «hojas». Cuando un año la «hoja» de la Marciega Baja más próxima a la costa cultivaba el millo, la «hoja» de la Marciega Alta que llegaba hasta El Albercón, se sembraba de cereales, cebada o trigo.
Horno de pan (Fedac)
Ya en los finales del siglo XIX, las aguas Las Marciegas habían desaparecido en la superficie, ahora estaban en el subsuelo, y como la precisaban para los cultivos abrieron algún pozo en la tierra para elevarla con un rudimentario molino de viento.
Maqueta motor Ruston (mariajesus)
Ya en el siglo XX, resuelto el Pleito de La Aldea contra el Marquesado, se ponen en cultivo muchas más tierras que necesitan más agua, iniciándose la perforación de muchos pozos en el lugar y aparecen cinco norias entre El Roque y Las Marciegas, después cincuenta molinos para el bombeo de agua, de marcas valencianas y americanas según dicen las crónicas, para más tarde motorizarlos con los célebres Ruston que vendió a crédito el inglés afincado en Gáldar llamado Mister Leacock.

Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)

viernes, 6 de julio de 2012

MANCO, LOMO DEL (AGAETE)

Actualización: 2013/01/10
Los llamados antro-topónimos no sólo incluyen aquellos relacionados con el antropónimo o apellido de una persona, el cargo que ocupa o su condición social o profesional.

También incluyen los antro-topónimos como éste aquellos creados por la memoria colectiva de los pueblos recordando el defecto físico de una persona vinculada al mismo, que pudo haber sido su propietario, poseedor o usufructuario de este lomo del que se tienen referencias documentales desde los primeros tiempos de la conquista, allá en el siglo XVII.
Horno de cal (Fedac)
Aunque un supuesto propietario o colono "manco" pudiera ser el origen del topónimo, que lo puede avalar el mencionarse en documentos del siglo XVIII con el nexo del artículo contracto "del", si no lo tuviera quedaría más claro que el topónimo sería "Lomo manco" calificativo que «Se aplica a un trozo o porción de terreno donde no nace lo plantado o sembrado» (ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA: Diccionario Básico de Canarismos, Sta. Cruz de Tenerife, 2010), que tendría su argumento en la presencia de un sustrato calizo en su suelo.


Con este topónimo se conoce el primer lomo que está junto a la carretera general de Agaete a La Aldea (GC-200), a partir del cruce del ramal de acceso al Puerto de Las Nieves (GC-172), lomo que geográficamente separa Agaete de las pequeñas lomadas de Guayedra. En la antigüedad, el topónimo de Lomo de El Manco posiblemente abarcaba la actual Área de la Naturaleza de La Palmita, que ha quedado de morfológicamente segmentada tras la construcción de la carretera a La Aldea por un pequeño Lomo de Los Pinos

Estas tierras de difícil acceso, sorprendentemente ya eran apetecidas en la antigüedad en que se supone eran más ricas en vegetación, como prueba la data del Cabildo del 11 de marzo de 1686 concediendo al aldeano Francisco Alonso unas cien fanegas de tierra en Agaete, donde dicen el Lomo del Manco, al precio de 100 reales perpetuos, concesión de «venta a tributo» que tuvo sus litigios con posterioridad por una mayor ocupación de tierras por parte del titular.
El lomo (Rabrigar)
Junto al barranquillo de los Moros, tributario del barranco de Agaete, se encuentran un horno de cal y una era, lugares etnográficos conocidos con el mismo nombre del Lomo. En la actualidad no hay ningún poblamiento.

Estos hornos se empleaban  para quemar el carbonato cálcico o "caliche", de donde se obtenía la cal, siendo eeta empleada como elemento básico en la construcción. Servía para albear y, mezclada con barro era el antiguo cemento. Además se utilizaba en los cementerios: se espolvoreaba la cal en la tumba para evitar posibles enfermedades derivadas de la descomposición. 

Según parece, este horno fue construido a principios del siglo XX para realizar el canal próximo al mismo. Las eras se utilizaban para trillar los cereales, trigo, avena, cebada o centeno. Se sitúan sobre terrenos por lo general altos y bien ventilados para aprovechar el efecto del aire y facilitar el aventado del producto resultante de la trilla. Son casi siempre de forma circular y su suelo está realizado con piedra con una de sus caras plana, perfectamente colocadas como si de un mosaico se tratara. El suelo queda áspero y firme, muy adecuado para extender la mies y proceder al trillado.
Era (Fedac)
En el testamento del presbítero de Guía Fernando Alonso Olivares Castillo de 13 de febrero de 1700, al declarar sus propiedades en el lugar las menciona junto a otras que se encuentran en las inmediaciones cuando dice «El cercado de la Torre junto con el agua de las Fuentes, nueve días, el cercado del Manco y la Candelaria, un cercado con medio día de agua de las Canales».

El "cercado de la Torre" puede hacer referencia a las tierras junto a la Casa Fuerte entre el Puerto de Las Nieves y Agaete, regadas con las aguas de la Fuente Santa ubicada en la desembocadura del barranco.




Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)

MALTESES, CALLE DE LOS (LAS PALMAS DE GC)

Topónimo urbano con el que se conoce la calle cuyo antiguo nombre aún se mantiene; es la que comunica la Alameda de Colón con la calle Mayor de Triana.

Con anterioridad se denominó calle del Agua; después, de Gotardo y a partir del siglo XVIII, los Malteses, que en palabras de Domingo J. Navarro era debido a que allí existían «… las únicas tiendas del modestísimo comercio de toda la isla, representado por tres avecindados malteses…», haciendo referencia a los naturales de la isla de Malta que emigraron a Gran Canaria y abrieron tiendas.
La calle en 1864 (Fedac)
En la antigüedad, algunas de las calles de la Ciudad, consideradas como «lugares urbanos» se constituían en topónimos al recibir su nombre por el origen de sus moradores, la ermita o el convento próximo, la actividad que en las mismas concurría, etcétera.
La calle desde La Alameda en 1890 (Ojeda Pérez - Fedac)
Así surgieron nombres como de Los Portugueses, de los Herreros, de los Camelleros, de los Moriscos, de la Mancebía, etc., si bien solo algunos de estos nombres han perdurado como es el caso de la calle de los Malteses.

La calle no sólo ha conservado su nombre, es además una de las pocas calles a este lado del Guiniguada, en el barrio de Triana, que sus viejas casonas ven pasar los siglos conservando su antigua estampa.
Patio interior de una casa de Los Malteses
El flujo migratorio desde la isla de Malta hacia Canarias tuvo varias causas. Una de ellas sería la decadencia de la Soberana Orden, que provocó un período de inquietud social y de revueltas que trajo consigo la crisis del comercio maltés y, de modo especial, de la actividad pesquera. Esas circunstancias adversas motivaron el éxodo de algunos comerciantes y armadores hacia nuestro archipiélago.

La colonia maltesa la formaron, entre otras, las siguientes familias de apellidos como Sortino, Inglott, Parlar, Portelli, Magrid, Bonello, Grek, Azopardo, Olleño, Ferrugia, Ostia, Espiretti y otros.

La mayoría abrió sus tiendas en La Peregrina y en esta calle que entonces era llamada de Gotardo, pero por su notiriedad comenzó a ser conocida por Los Malteses, al igual que pasara en Sta. Cruz de Tenerife.
La manifestación divisionista de 1911 (Fedac)
Al tratarse de una importante calle que comunicaba la calle Mayor de Triana con la Alameda de Colón para acceder desde aquí a la Plaza de Santa Ana que acogía la Catedral y el Ayuntamiento, además de otras importantes sedes como el Obispado y la Casa Regental, discurrían por ella los grandes actos populistas que a partir de la segunda mitad del siglo XIX se organizaban para reivindicar la división provincial, objetivo al que aspiraron los correligionarios de Fernando León y Castillo, y después sus sucesores, Leopoldo Matos y José Mesa y López.

Localización (Google maps)