sábado, 7 de julio de 2012

MARCIEGAS, LAS (ALDEA DE SAN NICOLÁS)

Topónimo con el que se conoce un espacio rural al sur del barranco de La Aldea, y a muy poca distancia de la costa, entre El Roque y El Cruce, donde en la actualidad se asienta un pequeño caserío.

Su origen hay que buscarlo en la antigua fisonomía del territorio hasta mediados del siglo XVIII, donde se trazaba un camino que llegaba hasta la playa, después de bajar de Los Majanos y Los Manantiales, por donde discurrían las bestias cargadas con el azúcar de los ingenios, la madera, brea o carbón de los pinares, o los cereales y otros productos obtenidos en el valle, para ser embarcados en el Puerto del Perchel con destino a Tenerife donde residía el dueño y señor de todas las tierras y aguas el Marqués de Villanueva del Prado.
Pozo con molino hidráulico (Fedac)
 Y al sur de ese camino, las aguas de un gran charco probablemente de las superficiales que corrían barranco abajo y hasta allí llegaban para formar una gran laguna o humedal sin salida al mar, que los lugareños llamaban «mar ciega» por estár rodeada de tierras, ocupando todas las tierras al sur del barranco que allí depositaba sus aguas.
Panorámica (CEIP Cuermeja)
El paisaje era en esta zona de fácil imaginación: El Perchel y la Montaña de Los Caserones, en su falda el camino orillando el barranco cuyas aguas se remansaban hacia el mediodía hasta Las Tabladas y Las Gambuesillas, lugar que por la contracción de las palabras la memoria colectiva creó el topónimo de La Marciega.
Pajar y alpendres (Fedac)
Con el paso de los siglos los aportes sobrantes de aguas superficiales fueron escaseando por las canalizaciones de los aprovechamientos para los cultivo en el valle de La Aldea, y cómo no, por la propia disminución de las lluvias y acuíferos por las talas indiscriminadas en La Cumbre

Las aguas de la Marciega iban bajando su nivel, y su consecuencia, ya no era una sóla laguna, eran muchos charcos, empezaban a ser Las Marciegas.
Aeromotor (Fedac)
Progresivamente los colonos fueron ocupando las tierras sin agua de la ladera en el primer cuarto del siglo XVIII, construyen las cadenas para dedicarlas al cultivo y también  las acequias para llevar hasta allí las las aguas del Albercón.

A medida que desciende el nivel de las aguas de Las Marciegas, van ocupando más tierras y como las aguas para riego son las mismas, comienzan a alternar los cultivos, y así incorporan el sistema de riegos por «hojas». Cuando un año la «hoja» de la Marciega Baja más próxima a la costa cultivaba el millo, la «hoja» de la Marciega Alta que llegaba hasta El Albercón, se sembraba de cereales, cebada o trigo.
Horno de pan (Fedac)
Ya en los finales del siglo XIX, las aguas Las Marciegas habían desaparecido en la superficie, ahora estaban en el subsuelo, y como la precisaban para los cultivos abrieron algún pozo en la tierra para elevarla con un rudimentario molino de viento.
Maqueta motor Ruston (mariajesus)
Ya en el siglo XX, resuelto el Pleito de La Aldea contra el Marquesado, se ponen en cultivo muchas más tierras que necesitan más agua, iniciándose la perforación de muchos pozos en el lugar y aparecen cinco norias entre El Roque y Las Marciegas, después cincuenta molinos para el bombeo de agua, de marcas valencianas y americanas según dicen las crónicas, para más tarde motorizarlos con los célebres Ruston que vendió a crédito el inglés afincado en Gáldar llamado Mister Leacock.

Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)

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