viernes, 18 de noviembre de 2016

CODESO, MOTAÑA (VALSEQUILLO Y V. DE SAN MATEO)

Topónimo que localizamos en un lugar equidistante entre Tenteniguada, a su naciente, y Cueva Grande, a su poniente, adoptado por una de las elevaciones del territorio que alcanza en su vértice alcanzando los 1.545,8 msnm. de altitud, que señala el deslinde jurisdiccional entre los municipios de Valsequillo y la Vega de San Mateo.
 
Vista de la montaña (caminosdecanarias.blogspot-com)

De fácil identificación por ser su sustrato de picón volcánico rojizo o crema, por lo que figuraba en la Cartoteca hasta 1977 con la denominación de Montaña de las Arenas, topónimo que tan sólo se mantiene para la Degollada de las Arenas situada en su vertiente sur. 

No conocemos si tal cambio en el topónimo se debió a la abundante presencia de codeso de monte (Adenocarpus foliolosus) en esta montaña, endemismo que no es de reciente presencia, muy al contrario, de muchos siglos pues es sabido que el codesal comparte su hábitat natural con los pinares en todas las islas, y así ya había sido acreditado por Webb y Berthelot en 1842, hábitat también reconocido siglos atrás en los repartimientos, como lo fue en el solicitado por Gonçalo de Quintana el 19 de diciembre de 1543, cuando dice «y el espygon arriba asta los codeço del Pynal. » (RONQUILLO RUBIO et AZNAR VALLEJO, 1998, p. 158).
 
Cartoteca 1962 (IDE Gran Canaria)
Pudiera ser que el cambio de topónimo se debiera a esa tendencia academicista para enmendar de alguna manera el término de ‘arenas’ para denominar  al lapilli o pequeñas piedras de materiales piroclásticos (de ‘piro’ = fundido, quemado, etc. y ‘clastos’ = fragmentado)  expulsados por el volcán durante las consideradas recientes erupciones volcánicas en la isla (posteriores al Pleistoceno medio), conocidas en los últimos siglos como ‘picón’, y ello para no confundir con las cenizas y arenas volcánicas, elementos muy finos, inferiores a 2 mm. de diámetro, poco abundantes en las erupciones canarias.
 
Cartoteca 1977 (IDE Gran Canaria)
Desde esta hipótesis, pudo considerarse oportuno inventariarla como Montaña Codeso por ser la especie dominante del escobonal-codesal, y sin que ello advere de su existencia masiva. Aun así, muchos lugareños y senderistas, e incluso estudios técnicos oficiales, siguen conociéndola como Montaña de las Arenas, encontrándose dentro de la delimitación protegida del Paisaje de la Cumbre.

Hasta muy avanzado el siglo XIX, cuando desde Las Palmas se quería llegar a las Tirajanas, se realizaba un trayecto en coches de tracción animal por el camino Real hasta San Mateo, y a partir de aquí se iniciaba el trayecto caballar o mular por el sendero que discurría por el Lomo de las Pitas, la actual carretera San Mateo-Telde (GC-041) y se continuaba hacia Cueva Grande, Los Manantiales, Montaña de las Arenas para enlazar con el camino Real que viene de la Cruz de Saucillo para atravesando la Cumbre, llegar por el Paso de La Plata a la Degollada de la Cruz Grande.
 
Degollada de las Arenas (caminosdecanarias.blogspot-com)
En la actualidad los senderistas atajan utilizando la carretera de Acceso a La Lechucilla (GC-414) y continuar por viejos caminos de pastores junto al cauce del Barranco de la Lechucilla y así llegar a la montaña, en un entorno de abundancia de retamas, codesos y escobones, que constituyen el paisaje de la ganadería tradicional de pastoreo y viejos corrales.

De esta ruta que fue realizada a finales del siglo XIX por Agustín Millares Torres, acompañado de su hijo Agustín Millares Cubas, nos dejó una semblanza escrita del territorio y los usos encontrados en su entorno.

Panorámica desde la Cañada de Siete Fuentes de Roque de La Retama y Montaña Codeso (Mario Rodríguez B.)
« A nuestra izquierda el Saucillo alzaba orgulloso sus 1830 metros sobre el nivel del mar, como la aguja de una colosal pirámide cuya base fuera el basáltico asiento de la isla. Despues de un alto de diez minutos, empleado en beber una agua helada y cristalina, y deleitarnos con tan variado panorama, abandonamos el caserío de Cuevas-Grandes, y despidiéndonos de los castaños y nogales para encontrar tan sólo desde allí helechos y retamas, dimos principio á la ascension de la montaña de las Arenas, donde tiene su nacimiento el Giniguada, montaña compuesta de una aglomeracion de volcánicos despojos, y cruzada de infinitas sendas, que tan pronto se dibujan como se borran sobre su inmovedizo suelo.

Detalle del sustrato (caminosdecanarias.blogspot-com)
En una de las mil revueltas que dá el camino para hacer menos penoso su declive, nos cruzarnos con los carboneros y sus bestias, raquíticos asnos alimentados con los cardos que encuentran al paso, habiendo advertido, que al vernos aquellos fieros enemigos del pinar, (hablo de los carboneros, no de los burros) procuraban ocultar la cara, si cara puede llamarse una negra figura, mezcla de tierra y carbon, creyendo tal vez que fuéramos a delatar su fraudulenta mercancía.

Estos carboneros, y otros que no lo son, constituyen hoy la filoxera del pinar, terrible plaga que concluirá por dejarnos sin un árbol de tan rara especie. Despues que la récua se alejó, prosiguió nuestra cabalgata prolongándose á la fila indiana por la senda en espiral de la montañeta, avanzando las pobres bestias casi en linea vertical, mientras nosotros buscábamos un nuevo punto de apoyo en las guedejas de sus inclinados cuellos.

La otra variante del sustrato (caminosdecanarias.blogspot-com)
Cada cuarto de hora preguntaba yo, participando del cansancio de mi yegua, si estábamos cerca de la meseta central; á lo que contestaba mi arriero invariablemente: ¡Aquí encimita, señor! » (MILLARES TORRES, 1882, p. 298).

Nos deleita el historiador con el relato de su viaje y de su pensamiento conservacionista ya en aquellos tiempos, identificando a los carboneros como “fieros enemigos del pinar” por la práctica ilegal de la quema ilegal; también nos dice del sustrato volcánico de la Montaña y de los pequeños senderos debidos al tránsito de las ovejas.
 
Codeso (atlasruraldegrancanaria.com)
El codeso (Adenocarpus foliolosus) «es un endemismo canario del cual se diferencian dos variedades: variedad foliolosus, en todas las islas citadas y la variedad villosus Webb et Berth en Gran Canaria y La Palma. Se diferencia de las otras especies del género porque las flores poseen un cáliz sin glándulas y el pétalo estandarte es seríceo. Los foliolos son lanceolados u obovados, con un corto peciolo de 1-3 mm, y las legumbres son escasamente glandulares. Se conoce como "codeso de monte"» (floradecanarias.com).

La flor "mariposada" de Viera y Clavijo
(floradecanarias-com)
El Jardín Botánico Viera y Clavijo recoge que la «Descripción se diferencia de la variedad tipo en que las hojuelas son estrechas y villosísimas por todos lados. Folíolos involutos, villosos. Fruto liso. (DO). Remite sus datos a la primera publicación de Webb y Berthelot, p. 33, [20 enero 1842-antes 10 octubre 1850] [livr.62]». 

Nos describe nuestro más ilustre investigador de siglos atrás con singular belleza poética sus percepciones del codeso:

«Estas ramas están todas vestidas espesamente de hojas muy menuditas, que van alternando de tres en tres, y tienen la figura de hierro de lanza, un poco doblada de alto abajo, de color de un verde oscuro velloso. Las flores amarillas, mariposadas, se presentan en el remate de las varas, formando vistosos ramilletes, y consta cada una de un cáliz de los labios velludos, el superior de dos dientes, y el inferior de tres; una corola de cuatro pétalos, de los cuales el llamado estandarte, es oval, erguido y plegado por los lados; las dos alas obtusas, y la barqueta con punta levantada, donde se hallan diez estambres reunidos; y un ovario peloso, cuyo fruto es una vaina comprimida, llena de las simientes. Florece en mayo» (VIERA Y CLAVIJO, 1866, Tomo I, p. 218).

Las referencias de la localización histórica de la variedad son las siguientes:
  
Localización histórica (Jardín Botánico Viera y Clavijo)
Ortofoto de Montaña Codeso (Google Earth)
Relacionando al codeso con la información oral sobre el aprovechamiento que del mismo se hacía, en el entorno geográfico insular, tenemos documentada la siguiente que nos aportan de distintos lugares de la isla muchos datos de interés etnográfico (GIL GONZÁLEZ, 2011, p. 227):

«[…] se plantaban muchas orillas de escobones, escobesos, pa’ las vacas - las ramas - y las cabras…» (San Mateo-1);

«[…] los escobesos también pa’ las vacas, pa’ las vacas, pa’ las ovejas no […] se cogen ahora a principios de invierno, cuando ellos revientan es cuando ellos se cogen…» (Caideros-4);

«[…] hay otra clase de rama que es rama escobeso, ésa es pa’ vacas…»  (Bascamao-3);

Codeso y pinar (atlasruraldegrancanaria-com)
«[...] pa’ las vacas sí es una rama muy buena» (Fontanales-2);

«Los escobones no [los plantabamos], pero los escobesos sí, era comía... buena comía pa’ las vacas...»  (Fontanales-3);

«Sí, eso también salía en la tierra, pero también se arranca y se planta en otro sitio… el cobeso  también es buena comía pa’ las vacas. Bueno, y las uvejas también se lo comía y las cabras» (Valsendero-1);

«Sí se plantaron, escobesos...» (Teror-1);

«Mi padre plantaba escobones, escobesos, le gustaba mucho [...] los traía chicos de arriba y los plantaba aquí... pa’ tenerlo ahí en un ribanzo [ribazo] [...] La rama escobeso es lo mejor que hay pa’ los animales, pa’ vacas y pa’ too» (La Umbría-1). 

También tenías otras utilidades para la cestería, y así se recoge en nuestra recurrida Historia Natural «Sus varas son excelentes para canastillas y cestos (VIERA Y CLAVIJO, 1866, Tomo I, p. 218). Nos concreta este aprovechamiento debido a su fortaleza y resistencia un autor mucho más moderno (MORENO MEDINA, 1997, p. 148):

Detalle del sustrato volcánico de Montaña Codeso (caminosdecanarias.blogspot-com)
«Cestón: gran cesta que se hacía con varas de mimbres o madera de codeso, de figura cuadrangular, de constitución muy fuerte, y que si destinaba a contener tierras y cascajo para ser arrastrado por yuntas sobre una corsa.
 
Serones: eran de dos clases: unos de palma, destinados a llevar frutos, tierra, abonos, etcétera, sobre caballerías; otros de palo, que se fabricaban con tablillas delgadas de madera de codeso, a la manera de una cesta. Eran muy fuertes y de larga duración. Se utilizaban para transportar sobre una bestia frutos de todas clases y objetos frágiles». 
 
Localización (IDE Gran Canaria)

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