viernes, 16 de septiembre de 2016

MEDIALUNA, LA (ALDEA DE SAN NICOLÁS, AGAETE, SAN BARTOLOMÉ DE TIRAJANA Y SANTA BRÍGIDA)

La riqueza toponímica de Gran Canaria nos permite encontrar en ella algunos geotopónimos que dicen de los accidentes geológicos del relieve que reciben su nombre y se describen por las voces de nuestro léxico.


Vista de La Media Luna de La Aldea (José M. Quesada Medina - Infonortedigital-com)
Y entre los geotopónimos, aquellos que llamamos morfológicos porque nos describen la forma caprichosa que la naturaleza ha dado a elevaciones o depresiones, como es el caso que aquí tratamos de La Medialuna y que encontramos en cuatro municipios, creados por los lugareños emulando de manera poética aquello que cantaron Federico García Lorca y Miguel de Unamuno, en ambos casos para el mundo infantil, pues es en ese de mundo de niñas y niñas donde somos capaces de imaginar y soñar con las formas del territorio.
 
Comentamos con más detenimiento el lugar de la Aldea de San Nicolás, pues lo encontramos en el territorio virgen de Guguy o Guyguy, aunque se conozca con la "i" latina y diéresis Güigüi, con el que cada cual guste elegir como ya hemos contado en su entrada particular a este blog Macizo y Playas de Gugui o Güigüi, porque en este entorno donde lo localizamos en su estado puro, pues el temido impacto antrópico, de los humanos, ha sido el mínimo y lo encontramos además acompañado de otros muchos topónimos que nos permiten hablar de la toponimia, del nombres de los lugares, en su máximo esplendor.

Ortofoto (Google Earth)
Es conocido de Güigüi, utilizando la expresión más castellanizada, por la gran dificultad de su relieve se ha preservado prácticamente en su estado primario, siendo en sí mismo un relicto de especies exclusivas de nuestra diversidad, propiciado también por encontrarse situado en donde los conquistadores castellanos llamaban “la parte de atrás de la isla”, por los fuertes escarpes y las escasas tierras para el aprovechamiento en cultivos, además de corresponder siglos después de la conquista de la isla a las tierras que como a modo de dehesas comunales fueron aprovechadas por los aborígenes para el pastoreo, aquellos pocos que tardaron en perder obligatoriamente sus señas de identidad etnográficas.

« … durante siglos, algunos cultivaban cereales y frutos en lo que, según cuentan las crónicas, era un vergel con distintos nacientes de agua y caminos serpenteantes que comunicaban unas playas con las otras […] en los valles de Güi-Güi Chico y Güi-Güi Grande, en 1785 se contabilizan uno y cuatro vecinos respectivamente, en viviendas dispersas, aunque en el verano, con la recogida de las sementeras y las frutas, entraban unas ocho familias de La Aldea. El censo parroquial de 1820 recoge un total de ocho familias con 25 miembros» (SUÁREZ MORENO, 1990).

Vista (José M. M Quesada Medina - Infonorte)
Sólo a partir de la desamortización de las tierras de realengo, ya a finales del siglo XIX, algunos se sintieron atraídos por su adquisición, pero desde los primeros años en que se tomó conciencia del gran valor del medio natural que el territorio representaba, se fueron sucediendo las iniciativas de registro de los bienes Propios del ayuntamiento de La Aldea, y la subasta por parte del Estado, con deslindes no practicados, y expedientes de dominio iniciados por particulares que colisionaban con los bienes Propios del municipio, todo parecía indicar que volvía a iniciarse un pleito histórico por la posesión de estas tierras.

Cuando se presuponía por la opinión pública que en buena parte de ellas ─dos tercios de los treinta millones de metros cuadrados─, podrían realizarse iniciativas que hicieran peligrar su preservación, desencadenó la expropiación forzosa de estas tierras y derechos, aprobada por el Consejo del Gobierno de Canarias el 19 de diciembre de 1989, que el 10 de enero del siguiente año pasaba a información pública. Había sido declarado Parque Natural en 1987 y Reserva Natural Especial en 1994. Se cerraba así toda posibilidad de litigiar entre particulares y el ayuntamiento.

Vista (Turcón)
Es precisamente este acto el que nos dice de sus últimos poseedores, entre los que habría que recoger al inversor suizo Helmut Rahms (Pellerine Ltd.) que en 1988 por 240.000 euros adquirió esa buena porción del territorio a la sociedad filial de la Caja Insular de Ahorros, Promociones Turísticas Canarias que antes vendería parte a su matriz, que habían sido o colindaban con otros muchos propietarios herederos como Juan Armas, Francisco Bethencourt Armas, Nicolasa Díaz, Manuel León, Antonio Marrero, María Medina León, Asunción Medina Rodríguez, Juan Francisco Medina Saavedra, Cristóbal Quintana, María del Pino Quintana Suárez, Juan Quintana, Teodora Quintana Suárez, José Ramos Navarro, etc.

Como decíamos al principio, nuestro mayor interés es conocer de la toponimia, de esa toponimia virgen nacida de la percepción o aprovechamiento de los pocos lugareños que transitaban este paraje singular.

De La Medialuna, la descripción dada por el registro dice «Desde ese trozo de erial, en su mayor parte de riscos, con una pequeñísima parte de labradío, una cueva y algunos nacientes de agua, en Güygüy Grande, donde llaman Medialuna, con cabida total de ciento veintitrés hectáreas y ochenta cuatro áreas, que lindan al sur con terrenos [de particulares]; al naciente, aguas vertientes que separan terrenos del Estado; poniente con el mar; y norte, aguas vertientes del Lomo de la Degollada del Espigón, tomando el Lomo recto al mar».

Vista de las disyunciones (Adrián Negrín)
Más paradisíaca es la descripción del paisaje dada por un experto senderista en su ruta: «Una vez cogida la bifurcación solo nos queda para llegar a la Degollada del Espigón, abandonar el andén a los dos kilómetros aproximadamente de la bifurcación para superar el último barranco, ya que por desprendimientos es bastante complicado seguir por el andén, de todas maneras, no hay perdida, se ve claramente.

Las disyunciones columnares nos acompañan por casi todo el andén, la naturaleza nos deleita con unas esculturas fascinantes sin parangón. Las disyunciones columnares se producen debido al proceso de enfriamiento de las coladas, a menudo las coladas de lava masivas de cierta potencia se fracturan en columnas verticales de sección subhexagonal al enfriarse lentamente.

Detalle de las disyunciones (José M. Quesada Medina - Infonortedigital)

Tras pasar la Degollada del Espigón, Güigüi Chico deja de verse definitivamente, a cambio observamos prácticamente al completo el Barranco de Güigüi Grande, así como la senda muy bien marcada que nos baja hasta las fincas de La Medialuna. Como finalización del tramo marcaremos justo cuando llegamos, una vez pasada las casas, al fondo de barranco de la Cañada de las Vacas. Desde la Degollada del Espigón, la aridez de zona y lo abrupto del territorio consiguen que el palmeral de La Medialuna se manifiesta como un esplendoroso oasis.

Al llegar al barranco continuamos, siguiendo lo pisado, a nuestra derecha para llegar a los bancales, los vamos bajando fijándonos en la ladera derecha del barranco para localizar nuevamente el sendero, que sin bajar al fondo del barranco (donde se aprecia un frondoso cañaveral) va a media ladera para llegar a la bifurcación donde cogeremos el sendero de la ruta corta a los 1.130 metros aproximadamente de dejar las casas de La Medialuna» (QUESADA MEDINA, 2011).

Vista (Adrián Negrín)
También encontramos una descripción paisajística de gran calidad con imágenes fijas en el canal YouTube, donde su autor Adrián Negrín nos deleita con la belleza singular La Medialuna en Güigüi.

El topónimo lo crearon los lugareños por ese capricho erosivo de posibles efluvios volcánicos más antiguos en forma de media luna. Pero muy cerca de este topónimo, encontramos en los registros de la propiedad otros topónimos muy sugestivos como Agujerada, Andén del Tanque Viejo, Barranco Orilla del Tabaibal, Barranquillo de La Sabina, Caidero Carrizo, Cañada de Juan Jorge, Cañada de las Vacas, Cerro de Arriba, Cueva Agujereada, Cueva del Tostador, Degollada del Espigón, Degolladita de los Riquillos, Estanque del Arenal, Estanque del Llano, Estanque de la Aljulaguilla, Estanque de la Huerta, Estanque de Los Mastrantos, Hera La Montañeta, Hoya de Agua de Sabina, Llano de la Mar, Lomito Hurtado, Lomo de la Corcovada, Lomo de la Degollada de la Cruz, Lomo de Los Juncos, Los Canalizos Chicos, Los Juncos, Montaña de Canizo, Montaña Guagarzal [actual Horgazales], Morrete del Abanico, Morrete de Las Laderas, Morrete de Las Lajillas, Peñón Bermejo, Tanque de Los Juncos, Valle Hermosa, Veril de la Alandarilla, Zamora, y un sinfín de topónimos en estado puro, que han llegado hasta nuestros días en su propia virginidad, tal como es el territorio. Destaca la escasez de antro-topónimos. Es precisamente esta escasa presencia de topónimos referidos a personas la que también avala el mínimo impacto ambiental.
 
La toponimia en su estado puro (IDE Gran Canaria)
Al margen de riqueza de la flora y fauna del lugar, algunas secuencias de la vida de sus moradores nos cuentan de la abundancia de los pequeños cultivos que disponían vivir, de buena agua y de sus fatigas o anécdotas.

«Nono Moreno del Pino:  … hay una casa en un lomito… que llaman el lomo de la “corcová”,… es un lomo ancho y en el bajo hicieron una casa y hay tuneras alrededor de la casa y al medio de las tuneras, el olor de los duraznos…  “sin regarse”, al medio de las tuneras,… que cosa rica… el olor del durazno en el duraznero.

En la Medialuna, en la finca de Miguel, tenían de toda fruta… Cogía ajos, cogía papas, cogía cebollas… la comida de la casa la tenía garantizada, y después vendía mucho de la cosecha… lo sacaba con las bestias para La Aldea.

En los años que yo estuve allí siempre tenía una yunta de vacas, y todos los años vendía una yunta de novillos (… lo que nos cuenta sucede entre 1962 y 1974)» (MELIÁN QUINTANA et alli, 2015, p. 130).

Cuartos de aperos (Adrián Negrín)
«Francisco Ramírez Almeida: Tenía 9 años cuando fuimos a la cueva de la Medialuna, con unas cabras de media. Y estuve allí cerca de 4 años. A mi madre la dio fiebre y tuvimos que traerla para abajo… (La Aldea) …y nos vinimos para acá.

[…] Desde la Medialuna subíamos a la Degollada de Piletas… al lado de la Montaña de los Hogarzos. Algunas veces desde por la tarde me venía (para La Aldea)… me sentaba allí pero no bajaba hasta que empezaba a oscurecer,… si no mi padre me templaba.

Para bajar eran unas “vereas”… pero uno bricaba como un cabrito… había un paso malísimo… pero lo demás era… y … con los regatones se veían los “gujeros” en el risco… (…) …tirando el garrote en el mismo sitio… eso… ahí siempre había gente… hoy no hay a donde pasar.

[…] Estábamos allí en el lomito, donde se juntaban “tos”, se juntaban alli por la noche y el viejo mío se le antojó que fuera “soltáo” allá arriba al Leñabuenal al cordero… y yo le dije que tenía miedo, que aquella hora no “diba”. Y me hizo ir.

Pero cuando yo llego allá arriba, allí había una vieja donde estaba la Medialuna, había una vieja que se llamaba Juana Carmen, dice que había muerto. Y entonces allí había unas cadenillas y unas palmeras y donde están unos tunos acabándose,… unos tunos amarillos… y donde yo estaba… pasó un cosa… un sombraje, sería una rata, un erizo, y después yo me puse allí, me dio un “mieo”, me tiró “pal” suelo, me puse en el lomitillo y me eché una piedra encima y digo” “que salga lo que vaya a salir coño que no le tengo “mieo””, y a mi… si no es el “mieo” que tenía… salió una cosa con un pañuelo blanco allí… y yo partí a correr por el chorrito “pa’riba”, me destrocé las patas… bajé por ahí… el llano de Zacarías “pa bajo”… sofocando… y cuando llegue abajo… mi padre… y dice Antonio… “el chiquillo se asustó”… la sangre se te levanta… Como el miedo es libre cogíamos todo lo que queríamos. (Francisco estuvo en Guguy en la década de los 40 del pasado siglo XX)» (IBÍDEM, p. 137).    

Vista (Adrián Negrín)
Como ya se ha dicho al principio, de formación distinta a la depresión con el que se conoce en La Aldea, pues son todas elevaciones del territorio, encontramos también el topónimo en Agaete, al naciente de Tirma y formando parte del Andén de los Alemanes; en San Bartolomé de Tirajana, al norte de San Fernando, formando parte del Morro del Cañizo, entre el Barranco de Fataga a poniente y el Barranquillo del Cañizo al naciente; y en Santa Brígida, al naciente del Caserío La Humbría, en La Angostura, formando parte de los escarpes de naciente del cauce del Barranco Guiniguada, después de la unión de los Barrancos de Santa Brígida y Barranco de Alonso, al poniente del camino de Los Silos y antes de la junta con el Barranco del Colegio.

Sin duda, el topónimo aldeano es quizás el más representativo de las formas, y posiblemente el lugar más apropiado para los momentos oníricos, apartado del mundanal ruido, en un oasis de palmeras de la tierra, entre acebuches, almácigos, bejeques, brezos, cabezones, canutillos, cardones, cardonescas, cerrajas y cerrajones, cornicales, corazoncillos, escobones, juagarzos, leña santa, magarzas, pajoneras, peralillos, rosalillos, sabinas, salvias, siemprevivas, tabaibas, tajinastes, toldas y verodes,  entre aromas de inciensos, cedros y pinos; unos a ras del suelo otros más esbeltos, todos componen la flora más auténtica de la isla.

Vista (Adrían Negrín)
Ante una orquesta sinfónica, por el trinar de los canarios del monte, o las no menos melodiosas alpispas, bisbitas o herrerillos. Y el arrullo de las tórtolas. Donde lagartos gigantes, lisas y perenquenes están atentos a cernícalos, cuervos y halcones berberiscos para no verse sorprendidos mientras calientan su sangre o repiten la misma atención sobre su menú de escarabajos, saltamontes y grillos. Allí donde las migratorias pardelas, petreles, chorlitejos, vencejos y zarapitos danzan sobre las olas o bailan en la orilla. Allí donde el mirlo nos canta avisándonos que el sol se va o viene, o cuando en la noche los búhos velan nuestro sueño para que los roedores no nos inquieten.

Sueños de ilusión e imaginación. Como declamaba Miguel Unamuno: «La media luna es una cuna, va a luna nueva; y al niño de la media luna, ¿quién me lo lleva?». Lugar para soñar y para encontrar respuestas a la vida que está por fuera de esta maravillosa “cuna” natural.

Localización en La Aldea de San Nicolás (IDE Gran Canaria)
Localización en Agaete (IDE Gran Canaria)
Localización en San Bartolomé de Tirajana (IDE Gran Canaria)
Localización en Santa Brìgida (IDE Gran Canaria)

viernes, 9 de septiembre de 2016

LUIS VERDE (VALSEQUILLO)

En la actualidad es conocido como Luis Verde el asentamiento poblacional nacido a partir de la segunda mitad del pasado siglo XX en ambas márgenes de la Carretera Telde-Valsequillo (GC-041), en el tramo comprendido entre el acceso a La Cantera, antiguo camino Real de Luis Verde, el acceso a Las Casas, recibiendo también la carretera el homónimo titular.
 
Panorámica (Ayuntamiento de Valsequillo)
Se tienen referencias históricas que el antiguo lugar reconocido por el nombre de su primigenio propietario Luis Verde, ocupaba las tierras al poniente del Barranco de Rosiana que discurre junto a Las Casas, y se extendía del lugar de Las Escubinas hasta los escarpes del Barranco de San Miguel, incluyendo el lugar conocido como Finca de la Cruz, tierras que a principios del siglo XX quedaron divididas por la construcción de la actual carretera que sustituía en partes el antiguo Camino Viejo, y las nuevas construcciones surgidas a partir del crecimiento poblacional de los años setenta del pasado siglo.

En 1860 cuando Valsequillo tenía 2.212 habitantes, el lugar de Luis Verde contaba con 4 habitantes, siendo parte de lo que era conocido como Llanos de Valsequillo donde de cada cien fanegas, en sesenta se cultivaba cebada, en treinta y ocho trigo, y sólo dos destinadas al millo. Hemos de tener en cuenta que Valsequillo en aquellos tiempos concentraba su actividad ganadera en la lanar que alcanzaba la 2.450 cabezas, que pastaban desplazándose por su jurisdicción respetando las tierras de cultivo (SÚAREZ MARTEL, 1996, p. 36).
 
Cartoteca de 1960 (IDE Gran Canaria)
En 1865 adquiría la condición de camino Real de Segundo Orden el camino conocido como de De Luis Verde, que partiendo desde aquí «Pasa por Perulete, Cantera y Valle de San Roque en cuya ermita enlaza con el que sale de la Carretera de la Ciudad» (BOC 03-mar-1865).

Todas las tesis históricas relacionan el antrotopónimo Luis Verde con un testigo mencionado en los repartimientos de tierras y aguas realizados al inicio de la segunda mitad del siglo XVI, en concreto cuando se pregonaba por segunda vez la solicitud de data de tierras solicitadas por Pedro Dopaso en el Barranco de Silva:

«En lunes dia de la Transfiguracçion de Nuestro Señor e Redentor Ihesu Christo seis días del mes de Agosto de mil e quinientos e çinquenta e quatro estando a la puerta de la iglesia de señor Sant Juan desta çibdad de Telde fue pregonada esta petiçion desde otra parte contenida al tiempo que salian de la misa mayor estando mucha gente presente por boz de Jorge Afonso pregonero desta çibdad e no ovo contradiçion. Testigos Pedro Lorenço e Luys Verde Coronado e Luys de Adae e otros muchos vecinos desta isla. Alonso de Medina escribano de sus majestades» (RONQUILLO RUBIO et AZNAR VALLEJO, 1998, p. 578).
 
Cartoteca de 1970 (IDE Gran Canaria)
Poca luz se tiene de la identidad de Luys Verde Coronado, dado que hasta la fecha no se tiene documentada información que aporte sus vínculos de sangre. Si consideráramos la remota posibilidad de que sus apellidos correspondan a sus ancestros, reglas que siempre están puestas en duda por las antiguas costumbres de la libre elección de los mismos, al tratarse de dos apellidos singulares y de escasa presencia, podríamos apuntar a descendientes y parientes de Maciot de Bethencourt, poseedor cierto del Señorío de las dominadas islas de Lanzarote, Fuerteventura y el Hierro, y posiblemente La Gomera (ROSA OLIVERA, 1956, p. 111) por el conquistador normando Juan de Béthencourt (Jean IV) quien ya había regresado a Francia tras la fundación de Betancuria.

Y tomamos como origen a Maciot de Bethencourt, por las dudas que se mantienen sobre el grado de parentesco con el conquistador normando, pues por la historia documentada, la endogamia practicada, los muchos homónimos de mujeres y hombres y los desmentidos expedientes de pureza de sangre que se dan en los ancestros, más aun cuando unos se establecieron en Canarias y otros en Madeira y América, no parece haber una total coincidencia entre los investigadores. Sí parece acreditado que el conquistador por ser su deudo, le encargó el gobierno de Canarias a Maciot de Bethencourt y así organizó este último junto con Gadifer de la Salle la expedición a Canarias en 1402, sosteniendo algunas fuentes que es hijo de Jean d'Argies, señor de Béthencourt sur Somme, y de Marie de Braquemont, sobrina del famoso almirante Rubin de Braquemon.

Dado que nuestra pretensión es alcanzar alguna aproximación al personaje que nos ocupa en este topónimo por su apellido Verde, es oportuno incluir el supuesto árbol de los “Floridas”, término que nuestra fuente entiende que «"Floridas” que se daba, según nos informa el doctor Cioranescu, en la Francia medieval a hijos naturales» (IBÍDEM, p. 118), pues ya aparece en este árbol genealógico y reaparecerá en las descendencias por los matrimonio endogámicos que se dieron (Árbol 1).
 
"Floridas" (ROSA OLIVERA, 1956)
La hija legítima de Maciot de Bethencourt fue Maria de Bethencourt, casada con Rui Gonçalvez de Cámara, desconociéndose el nombre de su madre. Pero aquí nos importa la descendencia tenida con su amante, la aborigen conocida por Teguise, hija del último rey de Lanzarote Luis Guadarfia. Antes de seguir avanzando, ya tenemos una primera pista en cuanto al nombre propio Luis que coincide con el de nuestro topónimo, en el hábito tradicional de tomar los nombres de sus antepasados.

Maciót de Bethencourt con Teguise tuvo una única hija bautizada Inés Margarita de Bethencourt, quien se casó con Arriete (Enrique) Perdomo, que dejaron nuevo hijos, de los cuales nos llama inicialmente la atención su octava hija Margarita de Bethencourt o de Perdomo casada con Juan Pérez de Munguía. Tuvieron cinco hijos, y entre ellos a Maria de Bethencourt que se casó con Juan Verde de Sanabria, hijo de Sebastián Rodríguez de Sanabria y Bárbola Verde. Nos encontramos aquí con otra línea del apellido Verde, además del ya visto en el árbol de los “Floridas”, que no erraríamos si los consideráramos deudos entre ellos.

Pero reparamos en esta por la notoriedad y estancia en la isla del nombrado Juan Verde de Sanabria:

«Pasó a la conquista de la Gran Canaria siendo designado pregonero del Real de Las Palmas, donde se había avecindado. Criado de Pedro de Vera, después de 1490 volvió a vivir en Lanzarote» (LADERO QUESADA, 1966, p. 471).

Los hijos habidos en este último matrimonio y sus matrimonios lo vemos en el siguiente (Árbol 2):
 
Descendencia del pregonero (ROSA OLIVERA, 1956)
De estos, se conoce y está documentado que algunos establecieron su estancia en Santa Cruz de Tenerife, desde los primeros años de su conquista.

«De Lanzarote vinieron a buscar asiento en Tenerife numerosos mahoreros: casi todos se concentraron en Taganana. De la misma isla procedía Marcos Verde, cuyo nombre aparece con relativa frecuencia en los antiguos anales de Santa Cruz. Sabemos que había recibido en data un solar en Santa Cruz, en fecha desconocida: lo menciona en 1568 su hija, Bárbola Verde, al otorgar escritura de venta del mismo» (CIORANESCU, 1975, p. 80), corroborando su identidad el nombre de su hija que lleva el mismo nombre que su abuela.

La misma fuente nos dice también de la estancia del otro hermano Verde en esos primeros tiempos de la conquista de aquella:

«Luis de Mayorga parece proceder de Gran Canaria; por la edad que declara, debió de nacer en 1482. Era estante en Tenerife en 1507 y vecino en 1520, cuando le dieron en data una fanega de tierra “a las espaldas de las casas de la morada de Melchor Verde que es una rehoya que linda con el camino real que va desta villa a Sant Cristóbal a la dicha villa de Santa Cruz, que es el camino que dicen de Las Carretas, e por bajo la mar, e por el otro cabo las canteras”» (IBÍDEM, p. 82).

En el Real de Las Palmas está acreditada la estancia de Juan Verde y Lorenzo Verde (LOBO CABRERA et RIVERO SUÁREZ, 1991, p. 124), pudiendo ser el primero el antes referido pregronero Juan Verde de Sanabria y no teniéndose noticias del segundo de los nombrados.

Volvamos de nuevo a los otros hijos del matrimonio de Inés Margarita de Bethencourt y Arriete Perdomo, y para descartar otra línea de sus descendientes, mencionemos la de su tercer hijo Maciot II de Bethencourt que se casó con Luisa Guanarteme, hija de Armide Yacocon, nieta del guanarteme Artemi Semidan y prima de Catalina Guarnarteme, Masequera antes de ser bautizada, hija del último guanarteme de Gáldar Egoniga Semidan, quien casó con Hernando de Guzmán. Esta es la línea donde un hijo e hija, casaron en Gáldar con la hija de un conquistador y un conquistador, otro se fue a Francia y el último casó con la hija de un rico mercader de Agaete y volver a Lanzarote, según vemos en el siguiente (Árbol 3):
 
Descendientes de Maciot II (ROSA OLIVERA, 1956)
Para finalizar y agotar las posibilidades, veamos los descendientes del sexto hijo de Inés Margarita de Bethencourt y Arriete Perdomo; nos referimos a Miguel Martín Perdomo, casado con Susana de Aday, y del que hemos de comentar despacio pues muchos de sus descendientes se establecen en Telde, jurisdición a la que pertenecía Valsequillo en el siglo XVI (Árbol 4): 

Los Aday  (ROSA OLIVERA, 1956)
El primero de sus hijos es Juan de Aday, casado con Francisca de Coronado, que ya coincide con el segundo apellido de nuestro antro-topónimo Luis Verde Coronado. Además este matrimonio tiene un hijo llamado Luis de Aday, casado con María de Reina.

Si retomamos el repartimiento al principio reproducido en el que aparece citado Luis Verde, observamos que los que al salir de la iglesia son «Testigos Pedro Lorenço e Luys Verde Coronado e Luys de Adae e otros muchos vecinos desta isla».
 
Vista urbana (Google Earth)
Vayamos despejando algunas identidades. La mujer de Luys de Aday, Maria de Reina es hija de Diego de Reina e Ynes de Osorno, también estantes en Telde. Su padre ya era fallecido el 24 de enero de 1554 cuando su viuda pidió legalizaran a su nombre unas tierras que también tenía su difunto  en el Barranco de Diego de Silva, el mismo lugar del repartimiento pedido, actuando en su representación su yerno Luys de Adae o Aday (RONQUILLO RUBIO et AZNAR VALLEJO, 1998, p. 595).

Es el mismo lugar de la petición de Pedro Dopaso en la que compareció como testigo y por la que supimos de Luis Verde Coronado, también con Luis de Aday.

También es conocido que cuando Diego de Reyna pidió esa tierra en el Barranco de Silva, el 27 de septiembre de 1536, que al ser colindantes con otros y se manda que quede como dehesa, dice el 27 de octubre del mismo año «que lo que pide a de ser que entre en Vega con Juan de Aday e sus consortes e con las condiciones que se les dieron» (IBÍDEM, p. 145).

Si consideramos además que Francisca Martin de Aday, hermana de Juan de Aday, se casó con Diego Mayor, de cuyo matrimonio nació María de Aday que se casó con Gonzalo de Jaraquemada, estamos descubriendo un influyente grupo de poder en Telde, paralelo al que los descendientes de los Bethencourt construyeron en Gáldar con sus casamientos.

Vista del Drago de Luis Verde (91clipper)
Tampoco hemos de perder de vista que en el penúltimo de los hijos del pregonero Juan Verde de Sanabria (Árbol 2), encontramos a Leonor Verde que se casó con el conquistador Gonzalo de Aguilar de Gáldar, y su tercer hijo Juan de Aguilar, casó con Inés de Coronado (CEBRIÁN LATASA, 2003, p. 36), que lleva el mismo apellido que la mujer de Juan de Aday, Francisca de Coronado, pudiendo ser ambas hermanas de Alonso Coronado, casado con Catalina Becerril también en Gáldar (IBÍDEM, p. 105).

También entendemos que son hermanas de Francisco de Coronado, nacido en Gáldar que fue regidor de Tenerife, casado con Teresa de Prado, viuda de Luis Melián, casados en sus segunda nupcias, hijo este último de Juan Melián y Elvira de Betancor, y de esta última su madre es hija de Jean de Bethencourt Doncel (IBÍDEM, p. 336). Francisco de Coronado fue testigo ante el Santo Oficio a favor de los ancestros de Mateo Cairasco (CIORANESCU, 1957, p. 283), completando la alianza con los pobladores y financieros de origen genovés Cerezo y Cairasco. Los hermanos Coronados son descendientes de Alonso Coronado (Cornado), «Vecino de Lanzarote desde aproximadamente el año 1462 y, luego, de la Gran Canaria. Fue criado de los Herrera-Peraza» (CEBRIÁN LATASA, p. 174).

Detalle de la rama del drago (91clipper)
A partir de todo este entramado de intereses, de donde las alianzas matrimoniales se amparan en la endogamia y en el dominio de los territorios donde puedan ejercer su influencia, podríamos considerar que Luis Verde Coronado que dio lugar al topónimo es hijo de Juan de Aguilar e Inés de Coronado, tomando el apellido de su abuela paterna Leonor Verde acompañado del de su madre, y además el familiar nombre de Luis, recurrente en multitud de líneas de descendencia, y con capacidad económica y de influencias para hacerse con estas tierras de Valsequillo, en un entorno que le era muy familiar.

En este largo recorrido que hemos tenido tocando algunos de los árboles genealógicos de los descendientes de Juan de Bethencourt, hemos podido llegar a percibir un entramado tal cuya mejor representación natural, en sentido metafórico, la encontramos en nuestro endémico y particular Drago, del que por las coincidencias de la historia encontramos en este lugar un ejemplar de belleza e importancia indiscutible con una calculada vida de algo más de dos siglos.
 
Belleza de dos siglos (91clipper)
«Drago de Luis Verde, Valsequillo. Se localiza en la antigua Finca de Luis Verde, en el barrio del mismo nombre cercano al pueblo de Valsequillo. Presenta una copa aparasolada muy ascendente, con las ramas primarias erguidas casi verticalmente. Su estado de conservación es bueno, presentando un total de 14 ramificaciones. No hay datos sobre su fecha de plantación, pero tomando un intervalo medio de 14 años para cada periodo floral, idéntico al hallado en otros dragos que se incluyen en este trabajo y que crecen en condiciones muy parecidas, estimamos en 196 años el tiempo transcurrido desde su primera floración y su edad máxima en unos 220 años» (ALMEIDA PÉREZ, 2003, p. 25).

Propuesta y escudo de Valsequillo
La presencia de este bello ejemplar en el suelo de Valsequillo, fue orgullo suficiente para que el municipio propusiera en 1972 para su escudo la representación del drago de Luis Verde, como símbolo del pasado aborigen, y las abejeras símbolo del trabajo que en sus campos se hacía, si bien contenía un lema biblico típico de los tiempos de la propuesta.

El escudo municipal de Valsequillo fue aprobado mediante Decreto 3224/1973, de fecha 7 de diciembre (publicado en el BOE de 1 de enero de 1974), con la sustitución de las colmenas, la agregación de la representación de los aborígenes Tecén y Niguada, y la polivalente leyenda  que dice: “Con justicia y con honor” que pudiera alinearse con los "patriotismos" de finales del primer cuarto del pasado siglo.

Localización (IDE Gran Canaria)


viernes, 2 de septiembre de 2016

PINEDA (GÁLDAR)

Topónimo con el que es conocido el lugar situado en la Vega de Abajo que encontramos en los altos del Andén Largo y de Los Desriscaderos de los escarpes septentrionales del Barranco Hondo, a al sur del Barranquillo y Hoya de las Monjas, y entre el Lomo del Pico a su naciente y El Tajisnaltal a su poniente, inmerso en un territorio rural en el que se cultivaban en siglos pasados los cereales.

Vista (Nacho Moxica)
Tiene su origen en los sucesores de una de las capellanías fundadas por el presbítero y beneficiado de la Parroquia de la Concepción de Agaete Andrés Felipe Ramos y Arias, tal como más adelante veremos, que si bien no tiene otros encantos que el paisaje del lugar y como anfiteatro natural del Valle de Agaete, nos permite conocer los orígenes de la toponimia en su entorno, y profundizar en los hábitos y estilos de la vida que se daban en la cultura del Antiguo Régimen de la Propiedad a través de la figura de un párroco que cultivó y cuidó las prácticas endogámicas de la sociedad de Gáldar y Guía en los siglos XVII y XVIII.

La más antigua referencia biográfica que tenemos de Andrés Felipe Ramos, de quien todo parece indicar que “Felipe” es apellido, la encuentra nuestra fuente bibliográfica en el Archivo de la Parroquia de Guía, Libro de bautismos, IV, 1670-1690, ff. 169 r. referida al asiento del correspondiente a la niña bautizada como Luisa, que lo fue el 12 de julio de 1689 con licencia por don Feliz Espino Peloz, actuando de padrino el Clérigo subdiácono don Andrés Felipe. Firmó la partida el presbítero.

Luisa es hija del matrimonio formado por el Capitán del Regimiento de Infantería de Guía Francisco Melián Hernández con su segunda mujer Andrea Hernández Rodríguez. En primeras nupcias estuvo casado con Luisa Felipe que falleció el 12 de junio de 1687 (CRUZ Y SAAVEDRA A.J., 2008, p. 53). Deducimos del nombre de su primera mujer, que pudiera tener parentesco de sangre con Andrés Felipe Ramos, y de aquí que supongamos adverar el apellido “Felipe”. En este capitán concurre también que será Síndico del franciscano Convento de San Antonio de Padua de la villa de Gáldar.

Ortofoto (Google Earth)
Entendamos el poder mediático que la misma fuente bibliográfica otorga al cargo de Síndico del Convento para entender de la importancia y notoriedad social que el mismo representaba, convento al que estará muy vinculado el pb. Andrés Felipe Ramos.

«La figura del síndico en los conventos franciscanos era primordial. Su nombramiento corría por cuenta de los Padres Guardianes, bastando con su linaje, su posición social y el respaldo de su fortuna. El cargo tenía carácter laico o eclesiástico y ajeno por completo a la Orden, aunque sujeto al rango y a la ocupación que desempeñaba en sus localidades respectivas. Fue un puesto habitualmente apetecido y los más solícitos en ostentar dicho honor fueron los vecinos de la villa de Guía y en especial los mandos del Regimiento de Infantería y Granaderos, ya que aseguraban su prestigio social y espiritual, además de una ventana abierta hacia la eternidad. En su nombre administraban los recursos de la congregación, librándolos de esta manera de tan pesada carga, ocupando así su tiempo al estudio y al trabajo manual, a su huerta y a las obligaciones evangélicas y pastorales, conservando en la práctica la pobreza.

[…] El primer síndico fue el vecino de Gáldar don Jerónimo de Pineda, a la sazón también de los monasterios de la Orden Franciscana en Canarias y Regidor de Gran Canaria. Casó con doña María de Betancurt, hija legítima de Maciot de Bethencourt y Bracamonte y de doña Luisa Guanarteme de Bethencourt, antes del bautismo Infanta Tenesoya Vidina» (CRUZ Y SAAVEDRA A.J., 2008, p. 40).

El último párrafo nos aproxima a la sociedad que nuestro presbítero elige como referentes, donde los apellidos Melián, Bethencourt, León, Hernández o Fernández, Pineda, Quintana, Verde, Aguilar, Carvajal, Guzmán y Guanarteme, Grimón, Roxas, Rodríguez Orihuela, etc., componen la élite de los arribados, los primeros procedentes de Lanzarote y los restantes de los reinos de Castilla y Aragón, unos como conquistadores y otros como colonos pobladores, eligiendo de consortes a las descendientes de la gran nobleza aborigen, formando así una sociedad endogámica. Unos fijando su estancia en Guía y alcanzando la independencia jurisdiccional de Gáldar, aunque algunos habían ostentado el cargo de Alcalde “de sueldo” de Gáldar, y otros estantes en esta última; y de los primeros, aquellos que son mandos del Regimiento de Guía, opositarán por su prestigio y respaldo económico para ser Síndicos del convento franciscano, con asiento de preferencia en la ermita del convento.

El anfiteatro del Valle de Agaete (Nacho Moxica)
Representan así en esta moneda social, el reverso de la cara del voto de pobreza de los franciscanos, la opulencia económica y privilegiada, por la que también optó nuestro presbítero Andrés Felipe Ramos y Arias, de quien desconocemos sus ancestros. Si conocemos de su ejercicio de beneficiado de la parroquia de la Concepción en Agaete.

«A.P.V.A., LIBRO DE INVENTARIOS Y CUENTAS DE FÁBRICA, II, 1680-1755, f. 86 r y ss. Dn Andrés Felipe Ramos era cura y maymo de ésta parroquia. En este cargo fue elegido el 20 de agosto de 1695 por el Ldo Dn Marcos de Orellana. Además, fue benefactor del convento franciscano de Sn Antonio Padua de la Villa de Gáldar. Allí reformó la capilla de la advocación de Sn Miguel y se mandó sepultar. El inventario fue levantado por el sacristán Dn Francisco de Armas» (CRUZ Y SAAVEDRA A. J., 1997, p. 215).

Durante este tiempo en Agaete, no se olvidó de los suyos y de sus orígenes, y los tiene presentes para favorecerlos con algún trabajo:

«En la capilla mayor se cita un “cuadro grande de Ntra. Sra. de la Concepción y los Desposorios”. La orfebrería muy bien pudo encargarse en el taller de Guía. El primer oficial de platero del que tenemos noticias, un tal Juan Felipe, lo conocemos por los encargos que hizo le Dn Andrés Felipe Ramos» (CRUZ Y SAAVEDRA A. J., 1997, p. 214 n. 30).

Lomo del Pico (Google Earth)
También se preocupó en este tiempo por acrecentar su patrimonio, que suponemos lo hacía con su peculio por sus beneficios eclesiásticos al frente de la parroquia:

«Lugar de la Gaete, 1687, mayo, 16. Tributos y propiedades que a tenido y tiene la fabrica de la yglesia Parroquial de Nra Señora de la Concepon de la Gaete. […] No 12. Tiene esta Parrochial en la Culata de Arriba un Barranquillo llamado de Juan Gomes —este estaua plantado de higueras y constaua tambien de tierra calma y vease el folio 90 de este libro.

Tambien si en algun tiempo se mobiere por el capellan de la capellania grande que fundo Don Andres Phelipe ramos algun (ilegible) o pretension— pretendiendo algun derecho sea de la informacion q de orden del Sr Visitador Probisor y bicario general Dr Stanislao de Lugo y Viña se mando (ilegible) para probarla con prisa su si es ante de la capellania en donde se hallaua todo Vinculado y con los linderos q deuan ser por los testigos q fueron llamados —Año 1763— Notario Dn Ignacio Joseph Sardo» (CRUZ Y SAAVEDRA A. J., 1997, p. 212).

Esta sociedad si en algo se caracterizó fue por aprovechar los fueros de entonces y vincular jurídicamente sus patrimonios o bienes, para hacer culto a la endogamia, constituyendo capellanías y nombrando sucesores a sus descendientes preferidos, en ocasiones para proteger su vanidad a cambio del pago de unas misas en su memoria necrológica. Y en el caso del presbítero Andrés Felipe Ramos, la mayor investigación sobre el Antiguo Régimen lo identifica como un caso particular, en el que se cumplió su conclusión "Entre los motivos o causas que llevan a esta proliferación de vínculos o mayorazgos sin licencia real tenemos la falta de hijos o de sucesión directa", a partir de las siguientes premisas:

«La tendencia a fundar vínculos suele comprender a varios miembros de una misma familia, hecho éste que facilita la acumulación por extinción biológica de los linajes. Si repasamos la relación de fundaciones podemos comprobar cómo la familia Bravo de Laguna funda 5 vínculos, los Cabrejas 7, los Castillo 6, los Trujillo Osorio 4, los Manrique 3, los Falcón 3, etc.

A esto hemos de añadir que un mismo fundador puede instituir varios vínculos (4 don José Álvarez Castro, 3 don Andrés Felipe Ramos, 2 don José Antonio Cabrejas) y que otros miembros de la familia también pueden optar por la fundación de patronatos» (SUÁREZ GRIMÓN, 1987, p. 908).

Panorámica  de la Hoya de Abajo (Nacho Moxica)
El presbítero Andrés Felipe Ramos vincula bienes con una extensión de 161 fanegadas, con una tasación 324.150 reales de vellón, cuyo detalle nos ofrece la misma fuente (SUÁREZ GRIMÓN, 1987, Apéndice dctal p. 101):

En escritura 29 de noviembre de 1712 vincula distintos bienes en Gáldar: 3 fgs. 2cls. del Cercado de tierra denominada "La Encarnación" con 4 piezas de agua del Hto. de la Vega de Gáldar; 154 fgs. 4 cls. de un Cortijo de tierras labradías y "arrifes" con agua, en los Andenes de Justa Hernández; y una casa. Y en Guía: 3 fgs. y 10 cls. de una Suerte de tierra labradía y erial con 2 piezas de agua del Hto. del Palmital, en el LLano de las Parras. Nombra sucesor a Diego Grimón Rojas, sobrino y su descendencia con preferencia del mayor al menor y del varón a la hembra. Otros llamamientos y si se extinguiesen se fundaría una capellanía.

En la primera escritura de 5 de junio de 1730, vincula los siguientes bienes en Gáldar: 26  fgs. y 3 cls. de un Cortijo de tierras de "secano" en el Pico; y en Agaete: 3  fgs. y 3 cls. de Tierras en la Madre del Agua del Valle de Agaete con 1 día y medio de agua del Hto. de la Madre del Agua; y 9  fgs. y 6 cls. de Tierras labradías en el Cortijo del Sauz, nombrando sucesores a la familia Pineda, que da origen al topónimo del que hablamos. Es el Cortijo en el Pico, el que nos identifica el Lomo del Pico, al naciente del actual lugar del topónimo de Pineda, la misma familia del vínculo de Hoya de Pineda.

Y en la segunda escritura del mismo día 5 de junio de 1730, vincula su casa en Guía y 15  fgs. de una Suerte de tierra labradía en los LLanos de Agaete, nombrando sucesoras a sus sobrinas Josefa, Gabriela, Teresa y Antonia Grimón Rojas.

Y de las obligaciones impuestas a sus sucesores en tales bienes vinculados, su imposición fue:

«Por su parte, el cura beneficiado del lugar de Lagaete Andrés Felipe Ramos y Arias, fundaba el 5 de junio de 1730, una capellanía a de una misa rezada a decir perpetuamente todos los lunes de cada semana por las Ánimas más solas del Purgatorio» (CRUZ Y SAAVEDRA A. , 2013, p. 8).

Y como muchos entonces, quería ser enterrado en lugar digno, allí donde estaban los de la clase privilegiada a la que tanto cuidaba y admiraba, aunque ello le supusiera un elevado coste económico para su pecunio, pero si ello venía impuesto por un respetable capitán y síndico Fernando Verde de Aguilar y Guanarteme no cabía regatear el precio.

«La capilla del Arcángel San Miguel ocupó lugar en la parte del evangelio, en los aledaños del púlpito y la puerta que conducía al claustro, la llamada del Aire. Lo cierto es que no fue construida por expreso deseo del beneficiado y mayordomo de la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción de Agaete, el Licenciado Andrés Felipe Ramos y Arias, como así pudiera desprenderse de su testamento de 5 de junio de 1730» (CRUZ Y SAAVEDRA A. , 2013, p. 11).

Este desmentido lo hace basado en el cumplimiento del compromiso adquirido cuando se le dio en patronato, que documenta la fuente añadiendo en su nota a pie de página nº 39:

«AHPLP. Sección conventos, legajo 42, expediente 1, ff. 15-17. Escribano: Pedro Alonso de Medina. El beneficiado Andrés Felipe Ramos y Arias se comprometió con el síndico a pagar 900 reales, firmando la dotación de la capilla el 28 de enero de 1728, las patentes el día 31, la fiesta el 1 de febrero y el pago de las patentes el 10 de agosto».
 
Y no debe ponerse en duda, que incluso pensó en una fórmula más adecuada en lo económico, pero no era lo mismo yacer sólo en una ermita sin renombre, que hacerlo en un lugar significado como el Convento rodeado de tanto apellido ilustre:

«Andrés Felipe Ramos y Arias había comprado una casa en la plaza de Guía, frente a la capilla de San José, con el fin de fabricar allí una ermita al Señor San Miguel» (IBÍDEM, p. 12).

Vista (Nacho Moxica)
Conozcamos la nómina de los restos que yacían con él en la capilla del Arcángel San Miguel:

«En esta capilla se inhumó Juan de León el conquistador, el Beneficiado del Lugar de Agaete Andrés Felipe Ramos y Arias, Antonio Mendoza, Miguel Grimón y Roxas, Catalina López de Orduña y Cabrexas, Cristóbal Rodríguez de Orihuela, María Ruiz Perdomo, Fernando Sánchez, Isabel González y Beatriz Cordera (IBÍDEM, p.13).

La capilla al Arcángel de San Miguel, fundada y mandada a levantar por el conquistador Juan de León el 3 de septiembre de 1523, casado con Luisa Sánchez de Morales, como en otros muchos casos, precisó ser restaurada

«por su deterioro y dejación de sus herederos, fue cedida en patronazgo al Licenciado y Venerable Beneficiado de la Villa de Agaete Don Andrés Felipe Ramos y Arias a quién, reunida la congregación franciscana al tañer de las campanas, se le entregaron las patentes el 28 de enero de 1728. Fue también capellán su sobrino Don Miguel Grimón y Roxas que, como su tío, fue enterrado en ella el 31 de diciembre de 1742. Con el tiempo pasó a denominarse de Ánimas, sin duda porque los descendientes dejaron de cumplir con las patentes dadas en su momento en el recinto conventual» (CRUZ Y SAAVEDRA A.J., 2000, p. 25).

Tiempo después, los bienes vinculados del presbítero Andrés Felipe Ramos y Arias, por los sucesivos sucesores se acumularon al Mayorazgo de la Casa de Pineda, al igual que los de Luis León Afonso, Bernardino Quintana y Maria Pineda, cuyo último sucesor fue Agustín Pineda Valdés.

Y los bienes dejados a sus sobrinas se acumularon en la Casa de Moreo del Castillo Muxica y Benitez Rojas, al igual que los vínculos de Blanca Moreo Castillo, Juan Bautista Espino, Amador Espino Acedo y José Rodríguez Castrillo, cuyos últimos poseedores y sucesores fueron Germán Muxica Aguilar vecino de Arucas y Andrés Bethencourt Muxica vecino de Lanzarote.

Entre los sucesores, también sobrinos, se conoce de dos eclesiásticos, capellanes y presbíteros respectivamente: Antonio Grimón y Roxas y Nicolás Grimón y Roxas.
 
Taginaste blanco (floradecanarias-com)
Refiriéndonos a los topónimos próximos del lugar, los antes mencionados Barranquillo y Hoya de las Monjas, creemos que tienen su origen en las tierras que pertenecieron por donación a las monjas Bernardas, del Convento de San Bernardo de Las Palmas: Terrenos en Faracas 8f. 6cls. rematados el 10 de octubre de 1842, escriturados el 18 de julio de 1843, tasados en 6.487 y vendidos por 31.100 reales de vellón al capitán de Guía Felipe Valdés, que puede guardar relación con el antes mencionado Agustín Pineda Valdés. Debiera entenderse que están en Facarcas o Facaracas, topónimo aborigen con el que era conocido en tiempos de la conquista todo el territorio entre el barranco homónimo, en la actualidad Barranco Hondo, hasta algo más allá de las Rehoyas de Fagagesto.

Otros topónimos son más descriptivos. Así tenemos El Tajinastal haciendo referencia a la antigua presencia de taginaste blanco (Echium decaisnei), endemismo canario que se encuentra representado en la isla de Gran Canaria. El mencionado Andén Largo, que pudiera ser el mencionado en la primera capellanía como Andenes de Justa Hernández; y Los Desriscaderos describen la peligrosidad de los escarpes y cuevas volcánicas del Barranco Hondo.

Localización (IDE Gran Canaria)