Actualización: 2013/08/20
Tiene su origen en la antigua existencia de una ermita bajo la advocación de dicho santo, cuya construcción se debe al capitán Lorenzo Manrique Trujillo, y está documentado en la constitución de su capellanía que cuando impuso que las misas deberían decirse en:
«… una hermita de la adbocazion del Señor San Lorenzo que estamos fabricando en el pago de la costa de la Airaga, onde tenemos nuestra hacienda principal, jurisdision del lugar de Moya…» , quien añade después «...que tenemos fenecida y acavada la rreferida hermita según y de la forma y perfecsión y demás açeo que se rrequiere para poder obtener la licencia para visitarla y vendecirla y selebrarse en ella ...» (SUÁREZ GRIMÓN, V. Y QUINTANA ANDRÉS, P.C.: Historia de la Villa de Moya. Siglos XV-XIX, Las Palmas de GC, 2008).
Topónimo con el que se conocen unas piscinas naturales o charcos inter-mareales
entre rocas en la Costa de Lairaga,
situadas entre El Roque y San Felipe, la mayor tiene setenta y
cinco metros de largo y un ancho medio de cuarenta y cinco metros, llegándose al lugar según se inicia la carretera de Pagador - San Felipe ( GC-751), con la que se enlaza desde la Autovía del Norte (GC-002).
Tiene su origen en la antigua existencia de una ermita bajo la advocación de dicho santo, cuya construcción se debe al capitán Lorenzo Manrique Trujillo, y está documentado en la constitución de su capellanía que cuando impuso que las misas deberían decirse en:
«… una hermita de la adbocazion del Señor San Lorenzo que estamos fabricando en el pago de la costa de la Airaga, onde tenemos nuestra hacienda principal, jurisdision del lugar de Moya…» , quien añade después «...que tenemos fenecida y acavada la rreferida hermita según y de la forma y perfecsión y demás açeo que se rrequiere para poder obtener la licencia para visitarla y vendecirla y selebrarse en ella ...» (SUÁREZ GRIMÓN, V. Y QUINTANA ANDRÉS, P.C.: Historia de la Villa de Moya. Siglos XV-XIX, Las Palmas de GC, 2008).
Los charcos (rosagrancan-blogspot) |
En el
inserto a la escritura de 15 de mayo de 1711 manifiesta el obispo Juan Ruiz
Simón los argumentos para su erección, así como los condicionantes que se
impusieron por el Cabildo Catedralicio:
«Por quanto el capitán don Lorenzo Manrique Truxillo de Bergara, vecino de esta Ciudad de Canaria, presentó ante nos un pedimento en que nos hizo relación de que estaba de acuerdo en fabricar una hermita a la advocación de San Lorenzo en su hazienda que tiene en la costa de la Iraga, jurisdición del lugar de Moya, en que se haría servicio a dios por tener en dicha hazienda muchos medianeros con familia y por estar distantes los lugares y hermitas a donde se pueda oir el santo sacrificio de la missa causa porque se quedan muchos sin oirla en muchos dias de fiesta y hallarse doña Jacinta Amoreto, su muger, con achaques habituales para no poder ir a oirla a parte distante en los tiempos y ocasiones que viven en dicha hazienda, que es la mayor parte del año (...) y ser camino muy pasajero en que podran tambien oirla los caminantes (...) y con tal que tenga la puerta principal a la vía pública y no correspondiente a la casas que tengan en dicha hazienda los susodichos» (IBÍDEM).
Se infiere de lo acordado por el Obispo que la ermita de san Lorenzo se construyó junto a la ribera del mar por donde discurría el Camino Real de Gáldar, probablemente bajo la actual carretera costera Pagador-San Felipe (GC-751), camino que ascendía por la Cuesta de Silva junto al barranco, tramo recientemente desaparecido tras la obra de duplicación de la Autovía del Norte con las escombreras junto a los viejos túneles de Silva. La proximidad al mar y sus cíclicas grandes mareas que "inundaban" la franja costera debieron condicionar la integridad de la ermita, que se agravaría con la extinción de la capellanía en la segunda mitad del siglo XIX por las leyes de Desamortización.
«Por quanto el capitán don Lorenzo Manrique Truxillo de Bergara, vecino de esta Ciudad de Canaria, presentó ante nos un pedimento en que nos hizo relación de que estaba de acuerdo en fabricar una hermita a la advocación de San Lorenzo en su hazienda que tiene en la costa de la Iraga, jurisdición del lugar de Moya, en que se haría servicio a dios por tener en dicha hazienda muchos medianeros con familia y por estar distantes los lugares y hermitas a donde se pueda oir el santo sacrificio de la missa causa porque se quedan muchos sin oirla en muchos dias de fiesta y hallarse doña Jacinta Amoreto, su muger, con achaques habituales para no poder ir a oirla a parte distante en los tiempos y ocasiones que viven en dicha hazienda, que es la mayor parte del año (...) y ser camino muy pasajero en que podran tambien oirla los caminantes (...) y con tal que tenga la puerta principal a la vía pública y no correspondiente a la casas que tengan en dicha hazienda los susodichos» (IBÍDEM).
Se infiere de lo acordado por el Obispo que la ermita de san Lorenzo se construyó junto a la ribera del mar por donde discurría el Camino Real de Gáldar, probablemente bajo la actual carretera costera Pagador-San Felipe (GC-751), camino que ascendía por la Cuesta de Silva junto al barranco, tramo recientemente desaparecido tras la obra de duplicación de la Autovía del Norte con las escombreras junto a los viejos túneles de Silva. La proximidad al mar y sus cíclicas grandes mareas que "inundaban" la franja costera debieron condicionar la integridad de la ermita, que se agravaría con la extinción de la capellanía en la segunda mitad del siglo XIX por las leyes de Desamortización.
Con posterioridad Viera y Clavijo decía que el poseedor de los bienes vinculados y la ermita era Francisco Manrique Amoreto, que la tenía en su hacienda. Entre los bienes vinculados inventariados al fundar su patronato el 31 de marzo de 1748, se incluyen doscientas cincuenta y seis fanegas y siete celemines de una «Hacienda de tierras labradías y “arrifes” con casas para vivienda de los colonos, establos, una ermita dedicada a la advocación de San Lorenzo y un estanque, denominada “Hacienda de la Costa” en la costa de Lairaga; setenta y una horas de agua, seis días y dos noches delHeredamiento de las Madres de Moya y de los Propios; La mitad de todas las aguas que discurren continuamente por el Barranco de Moya hacia la costa; Toda el agua que nace y discurre por el Barranquillo del Salado».
Antigua hacienda |
En la declaración, quizás interesada, que hace el día 30 de junio de
1856 el vecino de San Andrés Bernardino González Castellano, en calidad de
primer testigo ante el Presbítero Exclaustrado Pedro Regalado Hernández,
párroco de la Villa de Arucas, comisionado episcopal en el expediente de
posible creación de una nueva parroquia en la Costa de Lairaga, describe la proximidad que tiene la ermita con
respecto a a costa cuando dice:
«… que la Parroquia debía ponerse más
bien en San Andrés que en San Lorenzo, porque en aquel pago no hay sitio que el
mar no domine casi todo cada vez se embravece; y, además que todo el pago de
San Lorenzo es propiedad del Sr. Conde de la Vega Grande, cuando en este de San
Andrés hay muchos propietarios y sitios donde fabricar; que es verdad existen dos
barrancos de consideración, en el tránsito de San Andrés a San Felipe, pero que
en diez años que hace se haya avecindado en este pago, no ha visto haya un día
que dejen de pasar las gentes de una a otra parte…».
Defendiéndose del mar (Google earth) |
Los barrancos de consideración a
que hace referencia son de Azuaje y de Moya, no mencionándo por tanto los pequeños barrancos de El Pagador y de El Salado que desaguan a ambos lados de El Roque, llegándose a la conclusión que la ermita debió en el límite costero septentrional de la hacienda, dado incluso que las viviendas de los medianeros de la tierra tuvieron que construirlas en El Roque para salvaguardarse de las subidas de las mareas.
De acuerdo con los informes recibidos de todos los testigos, párrocos y alcalde, el comisionado emite su informe al Prelado acosejando se desestime la petición y redactándolo en los siguientes términos:
De acuerdo con los informes recibidos de todos los testigos, párrocos y alcalde, el comisionado emite su informe al Prelado acosejando se desestime la petición y redactándolo en los siguientes términos:
«… pero construirla donde está la ermita de San Lorenzo sería poner una
Iglesia para que estuviera siempre aislada, pues uno y otro lados de la Ermita se ven
con frecuencia inundados por el mar; y, además, los dos barrancos denominados de Azuaje uno y
otro de Moya, traen muchas aguas en el invierno…».
Al final de esta pequeña historia, la nueva parroquia no se creó y con el paso de los años la
ermita de san Lorenzo desaparecería por el efecto de las altas mareas y el abandono de sus patronos como ya se ha dicho.
Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)
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